La vida de Palette consistió en ir a clases e ir a casa.

Bueno, no a su casa real, solo una donde odiaba estar, donde se encontraría a Cross.

En total fueron 5 años que estuvo con el desde aquel momento, aun recordaba cuando a sus 10 años creía que no sería tan malo, aparte de perder a sus padres, tendría que soportarlo a él.

A veces le gustaría llegar tarde a casa por las clases, pero la última vez que eso sucedió recibió un regaño de este además de golpes, no podía salir con sus amigos, aunque tampoco es como si tuviese.

Además, ya sabia sobre Cross, y es que solo conocía la parte que sus padres le contaban, más no la versión de Cross. Este guardaba fotos de Dream y cartas como si fuesen lo más preciado.

Aún recordaba que había veces donde le llamaba por el nombre de Dream, era las únicas veces que se mostraba suave. Aunque tan pronto como se pasaba el nombre de "Ink" las cosas cambiaban.

Palette no era tonto, lastimosamente no podía darse ese gusto. Sabía que Cross sintió algo por Dream, y eso solo hacia que sintiera repugnancia.

Él no era el Cross de antes de que sus padres murieran, tampoco era el mismo que Dream le relataba, no, él era diferente, algo se rompió y ahora solo era una bestia.

-DEJA DE ESCONDERTE.-

Aquel grito hizo que Palette reaccionara, cierto, ahora mismo debía ocultarse de Cross.

Después de 5 años tolerando esa vida aprendió a sobrevivir, aguantar, y cuando obedecer o no. Había pensado en denunciarlo, pero estaba bajo amenaza, no sabia de lo que era capaz Cross, de milagro aun no lo mataba.

No, no era milagro.

Era gracias a Dream.

Pero también culpa de Ink.

Solo debía jugar con eso en mente.

Tan solo debía aguantar, sí, solo unos 3 años más y sería considerado mayor de edad y podría abandonar esa casa sin problemas.

Solo...

Debía aguantar.

-Te encontré.-