Aprobación
—Señora, permítame explicarle.
Esme se acercó a la enfermera que aún estaba esperando por mí y le arrebató los papeles que llevaba en la mano.
—Se cancela todo — los rompió a la mitad, arrojándolos a la cara de Dereck—. Yo no te eduqué así. ¿Cómo es posible que ibas a permitir que ella aborte a mi nieto? No me importa oír explicaciones, ya he oído lo suficiente. Vaya cobarde que me saliste. Creo que ni tu padre, que odia tanto a las garrapatas, es capaz de pedirme tal cosa.
—Por eso vine, porque quería evitarlo, mamá.
—Si no hubiera entrado en acción, ahora mismo ella estaría entrando al quirófano. ¿Me ves cara pendeja o qué? Si tu padre estuviera aquí, ya te habría molido a golpes, ¿y sabes qué? Te juro que esta vez no iba a detenerlo. Debe romperte la jeta.
—Señora, esto es lo mejor para todos.
—¿Según quién? Me da lo mismo si fue engendrado por una noche de copas, si no sienten nada el uno por el otro, pero ese bebé no tiene la culpa de que ustedes dos hayan sido unos morones y no se protegieran por dejarse llevar por la calentura y no usar la cabeza con la que se razona, porque a la otra sí que supieron darle uso. Los dos van a asumir esa responsabilidad, y el que esté en contra de lo que he dicho, que arroje la primera piedra, para que vea cómo se la haré tragar.
—¿Cómo le diré esto a Laia?
—¡Joder! Me tienes harta con tanta Laia, Laia y Laia. Apuesto a que ella no se te cruzó por la cabeza cuando estabas follándote a Catalina. ¿Cómo se lo dirás? Pues no le dirás absolutamente nada. No importa cómo haya sido, esto fue una infidelidad, por eso, por el momento, lo mejor es que esa fiera no se entere. No quiero que Cata y mi nieto se vean en peligro por esa mujer. Ahora tú, como hombre y ahora que serás padre, asumirás las consecuencias de tus actos y dejarás de comportarte como un cobarde. ¿Te ha quedado claro?
—Sí, mamá.
[...]
Estando de regreso a casa, Dereck se bajó del auto y se marchó, dejándome a solas con Esme.
No me gusta la idea de que se sienta presionado y contra la espada y la pared por mi culpa, por algo que se pudo evitar si hubiera sido más avispada. No debí haberle dicho nada de esto.
—Estoy dispuesta a recibir sin quejas el castigo que usted crea conveniente.
—No te voy a preguntar por qué no me dijiste, porque sé bien la respuesta. Te conozco como la palma de mi mano. En ti no veo maldad, mucho menos en tus acciones, porque estabas dispuesta hasta de abortar, con tal de no perjudicar a nadie. Solo quiero saber una cosa. ¿Tú estás enamorada de mi hijo? —su mirada fija a través del retrovisor me produjo escalofríos.
—Yo…
—Bueno, pues ve por ello. Tienes mi apoyo y aprobación.
—¿Qué?
—Esta es tu oportunidad de conquistarlo. Después de todo, vas a darle un hijo, por lo que tienes más ventajas que esa muchachita. Además, prefiero que esté con alguien como tú, buena, humilde, madura, confiable, fuerte y leal, que con una niña que algo me dice que será un grano en el trasero para todos. Es muy probable que mi esposo y yo nos veamos en la obligación de darle cuello, por lo que entre menos esté ligada a mi hijo, mucho mejor.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top