Imperium Totalis

Turno de nuestro amado geldris. Sip, decidido, es religión 7u7 Estaimagen estuvo a punto de convertirse en la portada para mi otro especial de Halloween, Las Monjas, y aunque al final ganó el melizabeth, esta ardiente pareja no le pide nada a aquella. Parece que la vampíra está lista para devorarlo, ¿no? ¡Esperen! Mejor me ato la lengua antes de soplarles más picardías XD y pasamos al capítulo que toca.


***

Gelda ya estaba harta de esa fiesta. Prácticamente todos se habían ido, y ahora solo quedaban unos pocos tontorrones que no dejaban de coquetearle. El peor de todos era Estarossa.

—Vamos nena, ¿no puedes fingir que te equivocaste de Demon y darme un beso? —Así había sido toda la noche hasta que, fastidiada, le estampó su bolso en la cara.

—¿Sabes qué? Olvídalo. Me largo de aquí. —La rubia tomó sus cosas y salió a la entrada de la casa, donde el aire frío y la neblina la refrescó.

—¡Elizabeth! —Ella se giró al oír el grito y vio horrorizada como una chica se dejaba caer desde una ventana. Esperaba en cualquier momento escuchar el golpe contra el piso... pero no. Justo antes de llegar, la joven alzó el vuelo con unas alas como de murciélago y su silueta cubrió la luna. Luego el chico que la llamaba hizo lo mismo.

Comenzó a perseguirla por el cielo de forma implacable y se notaba que ella estaba cada vez más angustiada. No supo exactamente por qué, pero Gelda sintió demasiado coraje al ver que otra chica era acosada por un Demon. Sin ser consciente de lo que hacía, ella también se elevó en el aire y chocó contra Meliodas para cerrarle el paso.

—¡A un lado Edimburgh! ¿No ves que estoy ocupado?

—Creo que lo que esa chica dijo fue "no", amigo.

—Qué graciosa. No te metas en donde no te llaman. ¿Por qué no mejor vas a ver si Zeldris necesita tetero? —Eso la puso aún más furiosa de lo que estaba. A pesar de su apariencia extremadamente joven, ella en realidad tenía veinticinco años. Había sido niñera de Zeldris cuando él tenía diez y ella diecinueve. Habían sido solo unos pocos meses, pero en ese tiempo ella se había enamorado profundamente de él. Pero no era correcto. Era pecaminoso, ¡era ilegal! Además, con toda seguridad su niño había cambiado en ese tiempo. Probablemente sería tan patán como sus hermanos mayores en ese momento. Aún así, le avergonzaba que el rubio se burlara así, sobre todo porque años atrás él se dio cuenta de todo y había prometido guardar el secreto.

—No sabes respetar el corazón de una dama. No sabes que los sentimientos de una mujer... ¡Arden como el fuego! —No supo cómo, solo vio que había rodeado a Meliodas con llamas rojas que salían de sus manos y lo había derribado a tierra. Milagrosamente, no murió. En cuanto se levantó del piso, una materia oscura rodeó su cuerpo y las apagó.

—¡Suficiente! Gelda, por última vez, ¡no te metas! —Ella había bajado para enfrentarlo, pero lo que vio la sorprendió tanto que hasta sus alas desaparecieron: el orgulloso e iracundo Meliodas tenía lágrimas en los ojos—. ¡Por favor! Tengo que encontrarla... ¡tengo que entender qué es lo que sentimos por el otro! —Luego se fue corriendo de regreso a la casa, dejando a la rubia boquiabierta, pero feliz. Al menos el zoquete había madurado un poco en los seis años sin verse.

*

Elizabeth entendió muy rápido que no iba a poder irse de ahí hasta que resolviera lo suyo con Meliodas. Ahora no solo no podía salir de la casa, sino que era como si todas las puertas se les estuvieran cerrando para acorralarla. Parecía que la mansión hubiera cobrado vida y quisiera que se estuviera quieta el tiempo suficiente para que él la alcanzara. Cansada, se sentó en un sillón de la sala a esperar lo inevitable. Una silueta se apareció en el marco de la puerta y ella cerró los ojos esperando las siguientes palabras.

—Hola linda —Esa no era su voz. Alzó la mirada y vio que frente a ella estaba el hermano, Estarossa Demon—. ¿Qué hace una belleza como tú tan sola en esta sala?

—N...no estoy sola. Estoy esperando a...

—Vamos, no hay necesidad de mentir. No puedes estar buscando a tus hermanas. Las vi hace un rato, y créeme cuando te digo que están ocupadas. Una incluso dejó parte de su ropa aquí —Elizabeth volteó y, horrorizada, corroboró que la parte de arriba del vestido de Verónica estaba en otro sillón—. Además, ¡mírate! Te ves deliciosa esta noche —Elizabeth echó un vistazo a su llamativo traje y corrió a ponerse el que había dejado su hermana. Apenas había terminado de cubrirse cuando sintió el aliento alcohólico del peliplateado en su cuello—. Llevo toda la noche buscando una compañera de baile, ¿no te apetece hacerlo conmigo?

—Suéltame... no... ¡No! —Él la había tomado fuerte por la cintura y ahora estampaba salvajemente sus labios contra los de ella. En cuanto paró para tomar aire, Elizabeth gritó con toda la fuerza que podía—. ¡Ayuda! —Él la cayó tapándole la boca y luego la arrojó al sillón.

—¡Qué escandalosa! Nadie vendrá, muñeca. Ahora, ¿qué tal si usas tus labios para algo más útil? —El enorme hombre la acorraló de nuevo, la sujetó de los brazos y comenzó a besarla otra vez, ahora con la lengua.

No... yo no quiero esto... ayúdame por favor... ¡Meliodas!

—¡Quítale las manos de encima a mi mujer! —En cuanto escuchó estas palabras furiosas, el cuerpo de Estarossa salió volando para estamparse en la otra pared. El rubio solo había tenido que usar una mano y ahora el peliplateado estaba noqueado e inconsciente. La furia lo había dominado por completo, y Elizabeth se encogió un poco de miedo al ver las siniestras marcas negras que cubrían su rostro; luego, estas comenzaron a desaparecer, y cuando se giró para verla, sus ojos volvían a ser los de siempre—. Elizabeth, ¿te encuentras bien? —Ella solo corrió a sus brazos y comenzó a llorar descontroladamente.

*

Gelda no estaba segura de por qué, pero había decidido regresar a la casa para tratar de encontrar a Zeldris una vez más. Quería verlo, deseaba verlo desesperadamente, y tal vez... hablarle de sus sentimientos. Puede que él hubiera cambiado pero, ¿y si no? Tenía que averiguarlo ella misma. Cuando lo encontró, casi vomitó de la rabia que le dio. El tonto estaba haciendo un baile extraño frente a Melascula y algunas de sus amigas que aún no se habían evaporado.

—¡Muy bien, Zel! Ahora da un giro doble y termina en una reverencia —Él obedeció de inmediato, pero cuando estaba a media pirueta, la chica de trenza vio algo que le heló la sangre en las venas. Parecía como si...

—¡Melascula! ¡¿Qué demonios le has hecho a Zeldris?! —La vampiro se acercó para sujetarle el rostro al pelinegro y vio con horror cómo sus ojos estaban por completo vacíos y ausentes. En ese momento las dos amigas de la demonio se "puffearon", dejándolos solos a los tres en un silencio incómodo y escalofriante.

—Se llama ruleta rusa, querida. Escondí un poco de mi poción controladora de mentes en unos vasos al azar, y al parecer tu precioso niño fue el de la mala suerte. Ahora me divertirá toda la noche. Zeldris, ven para acá —El joven se zafó de las manos de la rubia y caminó hacia la otra con pasos lentos—. Muy bien querido. Ahora, algo más interesante: desvístete para nosotras —Gelda se quedó pasmada mientras veía como el chico la obedecía. Sí que había cambiado con los años. Antes tenía la redondez suave de los niños, ahora tenía unos pectorales firmes y un abdomen de dios griego. Su piel blanca brillaba como mármol, tenía espaldas anchas y cintura estrecha. Gelda pensó que era perfecto— ¿Te gusta lo que ves, linda? Me temo que a mí no me interesa mucho, pero si quieres puedo dártelo... a cambio de que me traigas un compañero para jugar.

—¿A qué te refieres?

—A esto. —La dama serpiente dislocó su mandíbula para sacar su larga lengua, y lamió la cara de su víctima con obvias insinuaciones libidinosas.

—¡Para! Está bien, entiendo. Creo que tengo en mente al compañero perfecto para ti.

—¿En serio? Pues tráemelo rápido, antes de que me aburra y se me ocurra pedirle a Zel algo más... entretenido.

—Enseguida lo tendrás. —La rubia no tuvo que buscarlo mucho. Encontró al idiota peliplateado e una sala, sobándose la cabeza y con cara de confundido.

—¡Hola preciosa! ¿Qué tal, cambiaste de opinión? —Gelda sonrió con crueldad, nada arrepentida de lo que iba a hacer, y le ofreció una mano al hombre para que se levantara.

—Claro bombón. Ven conmigo, quiero presentarte a una amiga.

*

—No me arrepiento de nada —Tras hacerlo, la dama serpiente se levantó elegantemente y salió de la habitación para encarar a la pareja—. ¡Fue adorable amiga mía, muchas gracias! —Melascula sacó el frasco con poción amarilla del escote y se lo dio a Gelda mientras sus dedos se iban convirtiendo en humo—. Yo cumplo mis promesas, es lo que mi exnovio Galand me enseñó.

—¿Cómo deshago el hechizo que le lanzaste a Zeldris?

—Querida, el efecto se irá solo. Durará hasta que salga el sol, y después, todo volverá a la normalidad.

—¿De verdad? ¿Entonces solo debemos esperar hasta que amanezca?

—Fufufu, yo nunca miento —Melascula ya había desaparecido hasta la cintura, pero con una sonrisa coqueta, le dijo a la vampira unas últimas palabras antes de desaparecer—. Yo que tú, aprovecharía la oportunidad para hacer algo con él mientras llegan las seis. Cuando el hechizo termine, ninguno de los dos recordará lo que ha pasado esta noche.

—¡¿Qué?! —Lo último en borrarse de la bruja fue sus labios riendo, y ahora Gelda se encontraba frente a una gran tentación, ¡tenía a Zeldris para ella sola! Giro para mirarlo y se entretuvo en analizar cada una de las facciones de su rostro para compararlas con sus recuerdos. Aún era un poco corto de estatura pero... decidió que era un hombre muy guapo. Decidió que aún estaba enamorada de él. No pudo resistirse más. Pasó la mano por detrás de su nuca y se fue acercando lentamente para darle un beso. 

Guardó silencio, disfrutando de los rescoldos de pasión y el tranquilizador sonido de los latidos de su corazón. Sentía la boca seca, como si la naturaleza de vampiro que le dio aquel hechizo de Halloween la incitara a beber sangre. Pero al mismo tiempo, su yo verdadero la mantuvo tranquila y feliz. No necesitaba nada, siempre y cuando siguiera a lado de Zeldris.

***

Estos dos son pura vida >u< Y ahora, un secreto sobre este capitulo: En realidad, sería sobre toda la historia. Por lo general me toma una semana entera escribir y editar algo con buena calidad pero, ¿sabían que para este especial tuve tal arranque de inspiración que lo escribí completo de jalón en tres días? Fue cuando me mude a una casa de estudiantes cerca de la universidad, por lo que pude usar ese tiempo para mí sin que nadie me dijera nada. No fui a casa de mis padres ese fin de semana debido a eso XD Apenas paraba para comer o dormir, y soñaba pensando en ello... fue de las mejores experiencias de mi vida *u* ¡Estaba como poseída! ¡Buajajajaja! *0* [mejor avancemos antes de que a Coco le de un ataque]. 

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