capitulo 7
TYLER
La vieja tradición de encendernos un cigarro a las afueras de un sitio, vuelve a presentarse cuando Asher me encuentra en la acera del club nocturno, apartado a un lado de la entrada y descansando la espalda contra la pared.
Él acostumbra a llevar un paquete de cigarros a donde sea que vaya, yo dejé aquella manía con el tiempo, comprendí que me hacían daño, aunque en particular, el recuerdo de Killian fue el factor decisivo que me incentivó a dejarlo. La casa siempre olía a humo de cigarrillo y no quiero cargar ese pequeño detalle conmigo.
Aunque con Asher presente, es diferente. Se trata de la travesura que hacíamos ciertas tardes en el orfanato, cuando bajaba el sol y podíamos ocultarnos en un rincón del patio, mientras observábamos a la gente pasar por la calle.
Falta Jax, que estuvo dentro con nosotros un largo rato, pero luego desapareció.
—¿Pasó algo? —pregunta Asher, luego de dar una calada a su cigarrillo y largar el humo. Niego con la cabeza—. Estabas con una sonrisa hasta que viste a Maddie con el chico —insiste, tratando de calar más hondo.
Mi amigo nombra a la pelirroja y el estómago me da vueltas de una manera extraña. Supongo que me sabe mal el hecho de que se haya apartado junto a Riley.
—Ese chico es su ex y se portó bastante mal con ella —expreso honesto, porque aquello está presionándome la garganta como si fuera una cadena de espinas.
No parecía un mal tipo cuando lo conocí y aunque no teníamos demasiado en común, podíamos hablar cordialmente. Ahora eso cambió, ni siquiera puedo verlo, porque su rostro me traslada hacia la amarga noche en la que recogí a Maddie llorando de su fiesta de graduación.
Trato de mitigar la ansiedad llevándome a la boca el cigarrillo y al mismo tiempo, aprovecho aquel momento de calma para analizar lo que estoy sintiendo. No desconozco la emoción por completo: cuando Maddie comenzó a salir con Riley, nuestro tiempo juntos disminuyó. Eso no se sintió bien, pero ella estaba feliz y aunque no nos veíamos tanto, la amistad continuó intacta. Ahora es como si hubiéramos encontrado el tiempo perdido. Antes de venir, procuramos que pasaríamos una noche divertida, pero entonces Riley cambió los planes, una vez más.
—¿Solo es eso? —indaga, a lo que asiento y me doy cuenta de que acabo de mentirle a mi amigo.
No se trata solo de eso. Mientras caminaba hacia la salida, los vi. Se encontraban en un rincón del club, besándose. Maddie y Riley. Repito la escena en mi cabeza y vuelvo a sentir el disgusto que me apretó el pecho minutos atrás. Algo que no me había pasado nunca –hasta ahora, y que no debería pasarme. Por eso evito exteriorizarlo, supongo que estoy confundido y en unos días el lío en mi cabeza se habrá acabado.
—Por cierto, ¿tienes idea de lo que pasa con Jax? —doy paso a otro tema, a pesar de que Asher desvía la atención hacia su celular que acaba de sonar.
Jax me preocupa. Nunca lo había visto beber tanto como hoy.
—Nada. ¿Qué le va a pasar? Está estresado por el trabajo, supongo —resta importancia, mientras sonríe a la pantalla como un bobo—. Sabes... Voy a tener que dejarlos esta noche —mueve los dedos, tecleando el celular, luego pulsa enviar y se lo guarda en el bolsillo—. Ellie está esperando.
Al nombrarla los ojos se le encienden y, por primera vez en mucho tiempo, lo veo poner una sonrisa que nace con sinceridad.
—¿Ellie? —murmuro a la espera de una explicación, ambos lo han tenido muy bien guardado. No hablo muy seguido con la rubia, pero Asher es uno de mis mejores amigos y, aun así, mantuvo el secreto.
—Desde el principio tenemos buena química. Sabes de lo que hablo —da por sentado y sí, puedo comprender, pero agradezco que omita los detalles. No necesito imaginarlo—. En ese sentido las cosas siempre fueron bien. Digamos que... El fuego nunca se apagó —bromea.
—Suficiente —advierto en un tono divertido. Asher se despide manteniendo aires de victoria, asumiendo ser el único que lo está pasando realmente en grande, y se marcha en el vehículo que adquirió hace poco tiempo.
Lo saludo por última vez a la distancia, levantando la mano.
—Tyler —de inmediato, veo hacia el sitio donde proviene la voz femenina, reconozco a Maddie asomada por la puerta de ingreso—. Tienes que venir. Ya. Es urgente —su mirada causa desesperación y no lo dudo, despego la espalda de la pared y me encamino a seguirla puerta adentro.
MADELEINE
Horas antes.
El corazón me latía a un ritmo desmedido después de aceptar la invitación de Tyler, que implicaba salir por la noche con él y sus amigos. Luego sentí una pequeña porción de tristeza, quería compartir mi alegría con alguien y no tenía con quién.
Pensé en las tonterías que hablaríamos con Cassidy. Ella fue la primera en saber sobre lo flechada que quedé con el chico desde que lo vi. Pasábamos largas horas conversando, Cassi decía que estaba enamorada del capitán del equipo de futbol americano –a quién jamás le habló, mientras yo le contaba de los pequeños pasos que iba dando para acercarme a Tyler. Primero una sonrisa, luego un simple hola, hasta que me atreví a compartir sobre la música que me gustaba, el día que papá y Damon nos dejaron a solas, pretendiendo que forjemos algún tipo de amistad. Y algo de razón tenían, porque al final lo hicimos.
Ojalá pudiera llamarla ahora. Incluso podría invitarla a salir con nosotros, porque ya cumplimos los dieciocho y podemos ir a cualquier club nocturno. A mí la idea no me provocaba tanto entusiasmo, es decir, me daba igual, pero Cassidy esperaba ansiosa el momento para salir a descubrir el mundo.
Incluso considero enviar un mensaje, pero no lo hago. Aunque en el fondo, sumerjo en la esperanza de oír sus disculpas y una explicación de lo que pasó. Si ella se acercara, probablemente la perdonaría. Tengo la certeza de que lo haría.
Al final, debo conformarme con papá que se detiene a mirarme desde el umbral de la puerta y pregunta por qué sonrío con tanto entusiasmo.
—Solo es algo en el celular que me hizo gracia —digo, no admitiré el motivo de mi verdadera felicidad. Al menos no ante él.
☽♡☽♡☽♡☽
Cubría mis labios con una fina capa de brillo, cuando el timbre sonó. Terminé rápido lo que estaba haciendo y desde el pasillo, alcancé a ver la entrada. Admiré la forma en que Tyler le estrechaba la mano a mi padre, quien debería estar durmiendo, pero se ha quedado embobado mirando un viejo, pero épico partido de baloncesto.
Es la primera vez que Tyler y yo saldremos juntos a una discoteca y estoy nerviosa. Por la tarde estuve en casa de mamá, que me ayudó a elegir ropa, porque mi indecisión me habría llevado a pasar un día entero intentando decidir qué usar.
El color negro de la falda pegada a mi cuerpo, resalta sobre mi blanquecino color de piel junto brote de pecas diminutas que se expanden a lo largo de mi cuerpo. Además, llevo un top plagado de destellos plateados, que me hacen sentir como si estuviera brillando, como si fuera la estrella que se destaca en medio de la oscuridad.
Me pregunto si brillaré lo suficiente como para qué él pueda verme.
Continúo nerviosa, pero Tyler sonríe con una confianza que desborda, mientras se inclina para saludarme con un beso en la mejilla. En aquel simple acto, noto que está recién afeitado, percibo su piel suave y lisa, su perfume característico me envuelve y de inmediato, siento que comenzaré a temblar por las sensaciones acumuladas en medio de mi estómago.
Pensé haber calmado aquél cumulo de emociones a punto de estallar, hasta que, mientras ingresamos a la discoteca, Tyler coloca la palma de su mano sobre mi hombro desnudo. Un inconsciente toque, pero tan poderoso, que consigue estremecer mi piel como si fuera una caricia.
—Por cierto, no te asustes si se ponen a bailar en medio de la pista. Son un par de idiotas cuando se emborrachan —Tyler susurra cerca de mi oído haciéndome reír, al mismo tiempo que observamos a sus mejores amigos beber la primera tanda de chupitos.
Empiezo a creer que hemos venido hasta aquí para pasar el rato apartados del resto, riéndonos de tonterías que solo a nosotros dos nos causan gracia.
Sin embargo, el rumbo de la noche cambia tras salir del baño de mujeres. Riley hace acto de aparición y aquello me deja helada, porque no esperaba encontrarlo ahí, en absoluto. Y aunque los chicos están esperándome a un lado de la pista, me detengo a conversar con él.
Luce apenado, su camiseta está magullada y distingo una de sus mejillas enrojecidas. Todo está mal entre nosotros, pero alguna vez lo quise y algo de ese cariño vive aún en mi interior. Por eso, soy incapaz de ignorarlo.
—Hablemos —pide—. Por favor, Maddie.
—¿Qué te pasó? —pregunto, su aspecto es desalentador.
—¿No te das cuenta? —responde, a lo que niego, frunciendo apenas el ceño—. Que me he dado cuenta que te perdí. Eso pasó —agrega y nuevamente, siento estar viviendo una realidad alternativa. ¿Él volviendo por mí? Todo este tiempo pensé que yo era la que sufría—. Te extraño. Hasta mi madre te extraña, maldición —revela, seguido de una sonrisa desesperanzada—. Y sé que es una mierda que te lo diga acá, pero no atiendes mis llamados, me bloqueaste en todas partes, y de verdad, Maddie... Estoy arrepentido —su confesión me deja sin palabras. Así que él retoma el habla—. Admito que soy un imbécil. Dejé que mis amigos me llenaran la cabeza y les hice caso. ¿Sirve de algo si te digo que todo este tiempo he pensado en lo bien que se sentiría volver a intentarlo? Lo hagamos. Una vez más —suplica.
Al mencionar a sus amigos, el dolor que pensé estar aliviando, se intensifica y me una última sacudida. Por alguna razón que desconozco, yo caía mal a sus amigos y él eligió seguir sus consejos, en lugar de hacer oídos sordos y valorarme en el momento indicado.
Miro hacia el piso, después, pongo la vista en él y niego.
—Lo siento. Creo... Creo que nuestro momento ya pasó, Riley —digo con sinceridad, aunque no sé muy bien que decir, toda esta situación me tomó completamente desprevenida y no tuve tiempo suficiente para prepararme.
Él pone una mueca de decepción.
—Puedo... ¿Puedo besarte una última vez? Si sientes algo... Sabrás que hacer. Y si no sientes nada, entonces... No volveré a molestarte.
Durante algunos minutos, me muestro indecisa. Finalmente, comprendo que aquel gesto también me serviría. Y lo hace. Porque luego de que asiento, Riley se aproxima, me toma del rostro con suavidad y me besa, e incluso el ritmo se intensifica, pero acabo por despegarme al descubrir que no siento nada. Absolutamente nada. Y el dolor empieza a escurrirse con más rapidez.
Riley, ya no dueles.
☽♡☽♡☽♡☽
—¡Jax! ¿Has visto a Tyler? ¿Jax? —indago, tras encontrarlo sentado en una banca dentro de un patio de la discoteca, utilizado como el sector de fumadores.
Diviso que el chico niega, a pesar de tener la cabeza entre sus manos, como si no pudiera mantenerse de todo consciente. Permanecemos en silencio unos minutos, él parece decidido a no decir nada y yo, no sé qué hacer. Atino a ponerme de pie para marcharme, pero mi intuición obliga a intentarlo una vez más.
—¿Estás bien?
Esta vez, se quita las manos de la cara, yergue el torso y deja verse. Sus ojos están inyectados de sangre y vuelve a negar. De pronto mi pregunta suena estúpida porque, al verlo, es obvio que no está bien.
—Ya no sé lo que siento —responde, tajante—. Mira, Maddie. Tienes pinta de que puedo decirte un secreto y que no se lo dirás a nadie —inicia a expresar y a pesar de que arrastra algunas silabas al pronunciar, logro entender. Asiento, permitiendo que de rienda suelta. Percibo fácilmente que está cargando mucho peso en su interior y necesita sacarlo. —Me gustan los chicos y también las chicas. Soy bisexual —expone. De repente, siento un alivio enorme ya que, por un instante, creí que estaba por confesar algo como "maté a alguien" y ahí si estaríamos envueltos en un verdadero drama—. Wow. Que bien se siente decirlo en voz alta. ¿No vas a decir nada?
Me encojo de hombros.
—Es que no tengo nada que decir. Bueno, sí —me detengo, cambiando el rumbo de la oración. —Deberías estar ahí fuera viviendo tu vida, no sufriendo aquí solo.
Jax no parece convencido.
—No, porque no puedo decírselo a mis amigos. ¿Y si de pronto creen que los veo de otra forma? Me refiero a que me verán como si quisiera acostarme con ellos. Se alejarán de mí.
Sonrío, dándome cuenta lo mucho que se aprecian entre ellos. Realmente es como si fueran tres hermanos que no quieren mantenerse lejos.
—No lo creo. No conozco a Asher, pero hablo por Tyler y puedo asegurarte que no va a cambiar nada. Te adora —aseguro, recordando la cantidad de historias divertidas que oí sobre ellos y la manera en que Tyler se preocupa, incluso estando lejos.
Jax se ha liberado, no obstante, la borrachera sigue con él y se inclina hacia un costado para vomitar. Trata de estabilizarse, pero no lo consigue y queda arrojado a un extremo de la banca. Busco acomodarlo, pero su contextura física es superior a la mía y seré incapaz de llevarlo mucho más allá.
Acabo decidiendo que necesitaré ayuda y voy en busca de Tyler. Estoy a punto de llamarlo, cuando me asomo hacia el exterior y lo veo ahí, apoyado sobre una pared fumando un cigarrillo.
—Tyler. Tienes que venir. Ya. Es urgente.
De inmediato, apaga el cigarrillo y se vuelve hacia dentro, siguiendo mis pasos.
☽♡☽♡☽♡☽
TYLER
La noche caduca antes de lo previsto, acomodamos a Jax en la parte trasera del auto, Maddie se coloca en el asiento de co-piloto y yo me posiciono para conducir. No sé qué diablos le ocurre a Jax, pero ahora mismo está muy borracho y será mejor que deje la conversación para otro día en el que se encuentre lucido.
Conduzco en medio de una carretera solitaria y silenciosa, ni siquiera encendemos el estéreo, y detengo la marcha en algunas ocasiones, cuando la luz roja lo solicita. Veo de reojos a Maddie, que está observando la calle a través de la ventanilla y durante unos segundos, me encuentro siguiendo el camino de pecas que inicia en su cuello y desemboca en el comienzo de sus pechos, justo donde inicia el top que lleva puesto.
<<Luz roja para Tyler>>, pienso.
De pronto esas pequeñas manchas me resultan atractivas y debo zambullirme en un balde de agua fría imaginario, rememorando que mis ojos deben permanecer en la carretera. Al frente.
—¿Arreglaron las cosas con Riley? —rompo el silencio y acabo poniéndome nervioso a causa de mi propia torpeza—. No tienes que responder —hago saber, considerando que quizá la incomodé—. Es que los vi, justo cuando... Bueno, ya sabes —me relamo el labio inferior y giro el volante hacia la izquierda, doblando.
—No —contesta—. No arreglamos nada. Quiero decir, sí hablamos y luego... Sí, nos besamos —reafirma, pero no la escucho entusiasmada, tampoco dolida. Lo dice de un modo más bien melancólico—. Pero yo... En realidad, solo lo besé porque quería aclararme a mí misma algunas cosas.
—¿Funcionó?
—Sí. Ahora entendí... Entendí que no me pasa nada con Riley. Los sentimientos que tengo no son por él.
—¿Por quién, entonces? —vuelvo a mirarla. Ya no tiene la vista puesta en la ventana, ahora sus ojos se encuentran con los míos y me siento conectado con ella, del modo que podría seguir conduciendo mil kilómetros más mientras conversamos de lo que sea.
—Quiero vomitar —la voz de Jax inunda el vehículo, encendiendo todas las alertas. En ese mismísimo instante, me detengo a un costado de la carretera y luego bajo, para ayudarlo a descender, porque mi hermano me asesinará si le devuelvo el auto con los asientos repletos de vomito.
Mientras tanto, Maddie no llega a pronunciar palabra, la respuesta se hace añicos en medio de su garganta y siendo franco, nunca imaginé que quedarme con la duda me movilizaría tanto.
Me inquieta de tal forma que, al hundirme en la cama, ya somnoliento y con los ojos cerrados a punto de dormir, un último pensamiento se consolida y es una pregunta:
¿A quién se dirigen los sentimientos de Maddie?
☽♡☽♡☽♡☽
Si te gusta la historia y la estás disfrutando, me ayudaría muchísimo que me dieras estrellitas, comentarios y la recomendaras a otras personas. No se imaginan lo mucho que necesito de ustedes y su apoyo.
Recuerda añadir la historia a tu biblioteca y seguirme en mi perfil, así no te perderás de ninguna novedad u aviso importante.
También podes seguirme en mis redes donde encontrarás más contenido de mis historias.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top