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Taehyung, 18 años. Jungkook, 23 años.

Taehyung se encontraba saliendo de su institución. Era ese su último día allí, ya que por fin empezarían las vacaciones de verano.

Taehyung iba riendo mientras caminaba junto a su mejor amigo Minho hacia la salida, y ambos hablaban de los planes que tenían.

—Mi hermano quiere hacer un viaje en auto hasta Gimhae. De verdad no sé si quiero ir. Serán horas en vehículo y estaré solo en esa camioneta mientras él va de amores con Yoongi —dijo, mencionando a su cuñado.

Realmente le tenía un gran cariño a Yoongi, ya que, a pesar de su actitud "arrogante", él se portaba muy bien con Taehyung. Además, consentía y amaba mucho a su querido hermano Jimin, lo cual le alegraba mucho pero a pesar de que estos dos fueran tan amables con él, no quería verlos besándose durante todo el trayecto, era un tanto fastidioso.

—¿Por qué no te vienes conmigo? Mi padre quiere ir a la casa de campo. Podremos ir y ver a Harchie —dijo el moreno, mientras cruzaban los pasillos hasta llegar a la salida, mencionando a su caballo, que estaba en la dichosa casa de campo.

—Le preguntaré a ver qué me dice. Sabes que él es quien me manda —dijo Taehyung, haciendo una mueca, deseando ir y ver a ese lindo caballo.

—¡OPPA! —se oyó un grito a sus espaldas. Un poco desconcertados, voltearon, pero resultó ser el club de admiradoras de Taehyung.

—Oppa, ¿te irías sin despedirte? —habló una chica, parándose al lado de Taehyung.

—Oppa, te compré unos regalos, acéptalos, por favor —dijo otra chica, colocándose a su otro lado.

Las otras seis chicas rodeaban a Taehyung de frente, todas con rosas, peluches, cartas y dulces entre sus brazos, esperando para entregárselos a su Oppa.

Taehyung era un chico encantador, tan hermoso para los ojos de cualquiera que tenía su propio "Fanclub", quienes lo halagaban, ayudaban y le regalaban cosas todos los días. Taehyung las trataba con mucho cariño, ya que le conmovía y emocionaba que tantas chicas fueran sus fans solo por su apariencia y actitud. Taehyung soltó una tierna risa, derritiendo de amor a las chicas.

—Muchas gracias, son muy lindas. Las extrañaré. Por favor, coman bien y cuídense mucho —les dijo a las jóvenes, estas rieron nerviosas y asintieron. Se acercaron una por una para entregarle las cosas.

Taehyung tuvo que guardar diez cartas y unos cuantos peluches en su mochila, que casi no cerraba, además de cargar unos cuantos ramos de rosas, más globos, otros peluches y los dulces en las bolsas de regalos. Antes de que, con mucha dificultad, cargara todo eso, las abrazó una por una, agradeciéndoles su cariño, y luego se fue junto a su amigo Minho, quien veía un poco de gracia en la situación y esperaba que Taehyung se calmara para ayudarlo a llevar algunas cosas.

—Vaya, señor famosito, te dieron muchas cosas.

—Sí, la verdad no sé por qué, pero son tan tiernas, ¿verdad? —Luego de hablar un poco más del tema, cambiaron a otros temas más comunes, sobre las vacaciones, mientras caminaban hacia sus casas.

—Gracias por ayudarme, Minho. Estaremos en contacto para ver si quedamos, ¿sí? —dijo Taehyung al llegar al portón de su conjunto residencial.

—Claro que sí, y no hay problema. ¡Hasta luego, Mr. Famoso! ¡Pásala genial! —le gritó Minho, yéndose y sacudiendo su mano en forma de despedida. Taehyung lo imitó con una sonrisa y luego se adentró.

...

—¡Ya llegué!

—Tae, ¿y todo esto? —dijo Yoongi, saliendo de la cocina para recibirlo, pero se encontró con el joven castaño abarrotado de regalos, e inmediatamente se acercó para ayudarlo.

—¿Llegó Taetae? — habló Jimin, entrando a la sala. —¡Oh! ¿Y todo esto? —preguntó, acercándose también y aliviando un poco a Taehyung del peso.

—Uhm, bueno, fueron las lindas chicas de mi escuela. Son muy atentas —dijo sonriendo, y luego procedió a tomar asiento en el mueble, encantado de haber llegado.

—Vaya... eres popular. —soltó Yoongi, observando el interior de los regalos.

—No me sorprende que seas popular. Eres un chico demasiado hermoso, hermanito, pero ¿un club de fans? Wow —dijo Jimin, sentándose al lado de su hermano, quien se quejó al sentir el peso de su hermano mayor.

—Sí, bueno...

—¿Has estado preparándote para nuestro viaje? Será dentro de una semana, irás sí o sí, sin cambios de planes. — cuestionó Jimin. Debido al rostro de disgusto del lindo castaño, lo obligó a que asistiera.

—Supongo que sí... — murmuró sin muchos ánimos el castaño, su idea de ir con Minho completamente descartada.

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