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Dos brillantes cabelleras se encontraban corriendo en la misma dirección con el fin de llegar a la casa de uno de ellos.

A Jimin le faltaba el aire en sus pulmones, ya que a sus cortos diez años correr una maratón desde la tienda de helados de la plaza hacia su casa era una tarea un tanto complicada a pesar de ser un niño energético. En cambio, Jungkook seguía corriendo como si nada, pero tuvo que parar al darse cuenta de que su amigo estaba unos metros detrás de él.

—¿Qué sucede? ¡Apresúrate que ya va a comenzar la serie, Jimin! — Le reclamó el de cabellos azabaches al castaño que reposaba sobre sus rodillas inclinadas al igual que su cabeza, tratando de recobrar el aire.

—Y-yo... no puedo... más, vete sin mí... — soltaba de a poco, en bocanadas de aire; el azabache volteó los ojos con fastidio.

—Eso quisiera, pero ¿quién me abrirá la puerta? ¡Muévete de una vez, vamos! ¡No seas llorón, Jimin! — Empezó a reírse de aquel castaño que ahora lo veía con molestia.

—Ha-Ha-ah, qué gracioso eres, dientón. — Ya no era Jungkook el que reía, sino Jimin de la cara que este puso.

—¡Enano siniestro, camina! — le gritó, empezando a correr nuevamente, seguido de Jimin. Estos dos eran amigos, mas no "mejores amigos". Vivían cerca el uno del otro, así que cuando quisieran podrían irse a visitar; además, iban juntos a la escuela, tenían la misma edad y les gustaba casi lo mismo: eran amigos de infancia.

Una vez frente a la puerta de la casa del castaño, este rebuscó en sus bolsillos las llaves. Buscó y buscó, pero no las encontraba.

—¿Qué? ¿Perdiste las llaves? - le preguntó Jungkook, quien estaba cruzado de brazos con una mueca de burla.

—Shh, cállate y ayúdame a buscarlas... mi mamá me va a matar. — dijo mientras rebuscaba y se tocaba en busca de ese pequeño manojo de llaves que consistía en solo tres llaves: la de su habitación, la de la puerta principal y la reja que daba al patio trasero.

—Qué raro ¿tú? ¿Perdiendo algo? — habló con ironía.

—¡Aquí están! Olvidé que las metí en mi suela. — exclamó y empezó a abrir la puerta, aliviado.

"Qué chico más raro, ¿acaso no le dolía el pie?" pensó, pero decidió no preguntar.

Adentrándose al hogar de Jimin, quien se quitó los zapatos y corrió a la cocina.

—¡MUERO DE SED! — gritó desde la cocina, "Dramático" pensó Jungkook, el cual imitó a Jimin pero con mucha más calma y fue a sentarse en los sillones frente al televisor.

—¡Jungkook! ¿Jugo o refresco? —preguntó Jimin, asomando solo su pequeña cabeza desde la cocina.

—¡Refresco! ¿Quién toma jugo? —respondió acomodándose en el sillón, buscando el control remoto.

—Yo quiero jugo de manzana. — Respondió una voz al lado suyo y para Jungkook fue casi imposible no sobresaltarse al no darse cuenta de que el hermanito menor de Jimin (quien era un dolor de cabeza) estaba sentado a su lado.

"¿Cuándo llegó este aquí?" se preguntó a sí mismo con fastidio.

Si bien Jungkook no toleraba a los pequeños mocosos, Taehyung le ganaba a todos.

"Bueno, el pequeño hijo de mi tía es un demonio reencarnado" pensó y bueno, ese niño sí que era un caso perdido, pero volviendo a Taehyung, era un niño imparable, saltarín y hablador (hasta por los codos) y además siempre quería estar presente en todo.

Por ejemplo, cuando querían jugar en el patio de Jimin con sus otros amigos al fútbol, este, aunque no supiera jugar, quería estar ahí y estorbar.

Cuando querían jugar videojuegos, este (aunque no supiera ni qué era lo que jugaban) quería jugar y hacía una completa rabieta si no lo dejaban.

Como ya lo había dicho, un dolor de cabeza.

Con un notable semblante de fastidio y molestia, le arrebató el control remoto de las manos al ver que quería poner Discovery Kids.

—Eh, ¿qué haces? Vete y no fastidies, niño. — dijo e inmediatamente empezó a colocar el canal donde pasarían Dragon Ball.

—¡No! ¡No! ¡Estaban dando Peppa Pig! ¡Ponlo! ¡Ahhhh, Jimin! Ven. — Gritó y empezó a chillar alargando la "e". Jungkook volteó los ojos con evidente molestia.

Jimin llegó a la sala y se encontró con la pequeña escena que armó su hermanito menor.

—No molestes, Tae. Ve a tu cuarto, ahí también tienes una televisión. — le dijo acercándose al pequeño, quien tenía los brazos cruzados en su pecho y un pequeño puchero en sus labios. Taehyung estaba molesto de que su hermano mayor no le consintiera.

Volteando su cara molesto, se paró y se fue hacia las escaleras en camino a su habitación. —¡Le diré a mamá! —gritó con esa finita voz y subió las escaleras corriendo.

Jimin soltó una pequeña risa, él sabía que Taehyung no le diría nada a su madre. Taehyung no era un niño chismoso... cómo le quería.

Por su parte, Taehyung llegó a su habitación cerrando la puerta con cuidado, se acercó a su cama y agarró a su peluche de tigre, quien es su mejor amigo.

Se sentó en su cama y prendió la televisión, la cual ya estaba en su canal favorito. —Pobre Peppa Pig... ellos no quisieron verte, pero yo sí, así que no te preocupes. — murmuró a la televisión donde se reproducía la serie infantil.

Él no quería ser un estorbo para sus mayores, pero sí quería pasar tiempo con ellos... sobre todo con Jungkook Hyung.

El pequeño castaño no sabía por qué, pero le gustaba estar con su hyung, pero al parecer este no le gustaba estar con él y siempre lo repelía como si fuera un insecto.

Su corazoncito latía más rápido de lo normal al estar con su Hyung favorito, aunque gruñón, y esa era la emoción de estar con él y de querer jugar con él, mostrarle sus dibujos y hablarle de las cosas nuevas que aprendía en el kinder

Eso no pasaba nunca, nunca le dejaban estar con ellos. "Eres un niño, vete a hacer cosas de bebés." recordó lo que uno de los amigos de Jimin le dijo.

—Yo no soy un bebé... ¿verdad, señor león? — dijo mientras abrazaba a su peluche y como si este le hubiera respondido a su favor, sonrió.

Se concentró nuevamente en su programa favorito, hasta que el sueño le ganó y se quedó dormido.

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