I
Dicen que el primer día de clases es como comenzar una nueva vida.
Pero la mía se resumía en un completo y total fiasco, todo me salía mal y mi carácter no lo hacía una experiencia más satisfactoria.
Todo empeoró aún mas cuándo entre a la universidad.
Peculiarmente, mi apariencia física es una copia exacta de mi difunta madre.
Varias veces me llegaron a confundir con ella, aunque el parecido no es tanto, desde mi punto de vista.
Mi madre tenía su piel pálida como la misma nieve, sus ojos azules como el cielo y sus cabellos aquamarina, siempre largo y cepillado. Ahora, ya te puedes hacer una idea de mi físico.
Todo eso constantemente me hizo un blanco fácil para que se burlen de mi, pero tenía a mi favor mis conocimientos en artes marciales.
"Elsa" "Princesa helada" "Cubito de hielo"
Omitiendo eso, me concentré en leer el libro que tenía frente a mis ojos para que mi memoria retenga por lo menos el título de la primera páginas. El silencio era relajante pero nada es para siempre, algo interrumpió mi lectura.
- Vaya, vaya. Desde cuándo las princesas leen libros de biología? - Con solo escuchar la arrogante voz de Angelo me retumba la cabeza.
- ¿No tienes alguien más a quien puedas molestar? - le dije mandándole una las peores miradas que tenía.
- Ay, que delicada. Yo venía en son de paz a darte un mensaje. - Eso aumentó un poco mi interés por lo que cerré el libro y levanté la cabeza para mirarlo.
- ¿Que clase de mensaje? - Pregunté, tratando de disimular mi curiosidad.
- Ves la mesa que esta justo detrás de mi? - yo asentí con desinterés - Ubicas a Milo Antares? -
- No - La verdad no tengo ni puta idea.
Una mueca de disgusto se formó en su rostro - Es aquel moreno de cabello azul. - Según esa descripción traté de ubicarlo, aunque en esa mesa había 3 de cabello azulado y no podía distinguir nada más, así que solo fingí.
- Ajá y, ¿qué pasa con él? - tomé mi mochila y guardé el libro, rezando internamente por una buena nota en mi lección de biología.
- Quiere verte el viernes cuándo terminen las clases, en la cancha de fútbol - eso alborotó todos mis sentidos, haciendo que mis ojos se abran en sorpresa pero luego volví a mi expresión normal.
- Dudo que vaya. - Me di la vuelta y emprendí mi camino rumbo a mi clase, pensando si era una buena idea ir o no. Ganas tenía y a veces decían que la vida es muy corta como para quedarse con las ganas.
Solté un suspiro que no sabía que estaba conteniendo, Angelo me dijo algunas cosas a mis espaldas pero no estaba prestando la suficiente atención como para escucharlo.
¿Quién es ese tal Milo?
Los días habían pasado ridículamente rápido, ya era viernes. El día en que supuestamente me vería con Milo. Mi sexto sentido o quizás mis pocas ganas de socializar me decían que no era una buena idea ir.
Estaba tan sumido en mis pensamientos que no me di cuenta que mis dos amigos me habían estado hablando.
- Tierra llamando a Camus. - mi pequeño amigo Mü movía su mano frente a mi, volviéndome a mi realidad.
- Su alma ya cruzó el Rio Aqueronte. - alardeó esta vez Shaka, la cizaña en su voz, como siempre.
- Cállate, solo estoy inquieto. - pude haber dicho 'nervioso', pero era mi estilo. Guardé silencio unos momentos más, atreviendome a preguntar.
- ¿Ustedes conocen a Milo Antares? -, dije, soltando la bomba.
Ambos miraron hacia la izquierda, tratando de recordar quién era, ellos eran un poco más sociables que yo.
- Milo Antares... me suena - Mü chasqueaba sus dedos, forzandose a hacer memoria para recordar quién era.
- ¿Antares? ¿No es el vicecapitán del equipo de fútbol? - terminó por completar Shaka y Mü asintió, dandole la razón y aún con esa información yo seguía sin ubicarlo.
- Va en tercer año, es un moreno alto y de cabello azul. Al que le dicen 'alacrán' - Yo solo miré a Mü en silencio, él me miró con decepción y sacó su celular buscando algo.
- Búscalo en Facebook, a ver si así lo reconoce. - Shaka miraba el celular de Mü mientras él buscaba el perfil de Milo. Me mostraron una foto de un chico de piel bronceada, cabello azul y ojos del mismo color. Era bastante atractivo.
- No voy a ir. - Dije, cerrando la puerta del casillero con fuerza y caminando en dirección opuesta casi como un robot. ¿Que haría yo con él? ¿Para qué ir? Además, nunca le dí mi palabra.
Mis amigos me seguían detrás, cada uno tomó uno de mis brazos y me forzaban a regresar pese a mis incontables quejas y manotazos al aire.
"No piedes nada" "¿Qué es lo peor que puede pasar?"
(....🌻....)
Ahora me encontraba sentado en las bancas de la cancha de fútbol, llevaba esperando varios minutos y mi paciencia comenzaba a agotarse al mismo tiempo que me cuestionaba el porqué estaba ahi.
Si no fuera por Mü y Shaka...
Me levanté de la banca ya de muy mal humor, tomé mi mochila y coloqué uno de los tirantes sobre mi hombro. Cuando estaba cerca de salir, un chico de cabellos azules me detuvo.
Estaba sudoroso, sus mejillas rojas y jadeaba un poco tratando de recuperar el aliento, se notaba que había venido corriendo. Además, tenía el uniforme del equipo de fútbol de la universidad, se hacían llamar Soul of gold.
- Disculpa la tardanza, se me hizo bastante tarde. - Él me dio una sonrisa, eso lo hacía más atractivo y parecía que su rostro brillaba cuándo lo hacía. - Me llamo Milo Antares, un gusto. Tú debes ser Camus, ¿no? - me extendió una de sus manos, yo tardé unos segundos en tomarla y dar un ligero apretón, era un saludo demasiado formal para mí.
- Si. - dije, dándome cuenta que era una respuesta bastante cortante. - Camus Aquarius, un gusto. - asentí con la cabeza, cortando el apretón de manos luego de unos segundos. - ¿Querias verme, no? Ya estoy aquí. -
Él pareció titubear, no esperaba que fuera tan directo, qué se le va hacer. Se aclaró la garganta y sus mejillas se tiñeron un poco de un tono rojizo, ya no por el calor, quizás por la vergüenza.
- Yo... - hizo una pausa, una bastante larga, como si tuviera algo que decir pero no se atrevía a decirlo. - Quería invitarte a salir el fin de semana, si quieres, claro - se llevó una mano detrás de su nuca mientras desviaba la mirada.
Lo pensé unos momentos, la indecisión tomando protagonismo dentro de mi cabeza. Luego, sin pensarlo demasiado acepté, luego me pidió mi número de celular para cuadrar el día y la hora, a lo que acepté nuevamente. Era alguien bastante agradable, me trataba como si me conociera de años aunque mis respuestas no cambiaban del "Si", "No", "Jaja".
Nuestra plática se vió interrumpida por el sonido de su celular, era una llamada. Él se disculpó y contestó, no pude escuchar bien que era lo que decía pero pude entender que llegaba tarde a algun lugar.
Oh, por cierto... ellos tenían un partido.
Ahora todo tenía sentido, se supone que deberían estar jugando ya, y el capitán del equipo todavía seguía en la universidad. Me reí para mis adentros, seguramente lo matarían entre todos los miembros del equipo.
- Discúlpame, tengo que irme. - me dijo, mirándome a los ojos mientras guardaba su celular y jugaba con sus manos, señal de que estaba algo apresurado.
- No importa, nos vemos luego. - le di una pequeña sonrisa, quería que se sienta confiado y no presionado, debe ser feo ese sentimiento de llegar tarde, ¿no?
- Hasta pronto, dulce niña - me dijo moviendo suavemente su mano a los lados antes de salir corriendo a toda velocidad.
"Dulce niña", mis ojos se abrieron en sorpresa y me quedé en donde estaba, tratando de procesar lo que había escuchado. Mi cabeza dió vueltas, y un suspiro me ayudó a recuperar la compostura.
Oh, no. Él piensa que soy una chica.
Ahora, ¿como le diré que soy un hombre?
(... 🌻 ...)
Notitas de autor:
Pintó, pq si. Disfruten. :)
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