CAPÍTULO 6:
Al escuchar aquello por parte de mi hermano me quedé estático. ¿Qué diablos le iba a decir?
Me quedé incrédulo, viendo cómo el rubio también se quedó asombrado por el cambio tan repentino de mi hermano.
Aquello había sonado demasiado frío, como si las palabras las escupidera de manera mordaz mientras escudriñaba con la mirada a Sabo.
– Estoy esperando una respuesta. – Espetó, ya que no escuchaba nada por parte de Sabo, mientras se cruzaba de brazos impaciente ante lo que su pareja le iba a decir.
– Bu-Bueno verás... – Comenzó a explicar Sabo de manera torpe. –Nos conocimos un día cuando a él casi lo fueron atropellar. –Hizo una pequeña pausa al ver el horror en los ojos del moreno con pecas. –Lo salve de ser atropellado y luego lo lleve al hospital al ver que por intentar salvarle le cause una pequeña herida en su ojo izquierdo. – Confesó con lentitud sin apartar los ojos de Ace. – Después de aquello lo llevé a su casa porque estaba preocupado por él. – Se le seco los labios y echó una mirada furtiva hacia mi para después volver a mirar a Ace con rapidez. – Y eso es todo... Simplemente me sorprendió que él fuera tu hermano, no me di cuenta que él lo era por el simple hecho de que todas las casas de esta zona son iguales... – Medio mintió, pasándose su lengua por sus labios.
– Pues fíjate que coincidencia, ¿No? – Escupi con rabia por su media mentira.
Así que tenía razón, sólo fui una simple noche con la que pasar el rato.
¿Pero que esperaba? Todo fue demasiado rápido e inesperado como para estar replicando lo que el rubio decía.
Me sentía realmente idiota.
– El destino es de esa manera ¿No Ace-ya? – La voz de Torao hizo que toda tensión desapareciera por completo, como si la cortaran con un cuchillo.
Noté como Ace soltó lentamente todo el aire que llevaba retenido hacia un buen rato y miró hacia Law.
– No sé que insinúas Trafalgar, pero ten cuidado con lo que estás hablando. – Le espetó mientras se sobaba la sien con impaciencia mirándole con ira.
Su comportamiento había cambiado de manera radical, de estar contándonos alegremente su viaje, al ver como escupía sus palabras con ira. <Como si yo realmente le importará más de lo que su cuerpo y mente enseñaban>.
– No insinúo absolutamente nada, Portgas-ya. – Se echó hacia delante en el sofá mientras entrelazaba sus dedos de ambas manos. – Sólo que, a mi parecer, eres un desgraciado por lo que le estás haciendo a estos dos chicos. – Confesó.
Aquello fue la gota que colmó el vaso y a continuación todo pasó demasiado rápido... Ace se levantó al igual que Torao, se acercó con ambos puños apretados con fuerza hacia el moreno que le había dicho aquellas crueles palabras, pero lo siguiente me sorprendió aún más, Sabo se puso entre ambos de manera rápida, cómo alma que lleva el diablo intentando parar lo que estaba apunto de ocurrir.
– Basta los dos. – Ordenó mientras miraba a ambos de manera sería. – No sé que ha pasado entre ustedes pero la verdad no quiero verles pelear por algo que seguramente pasó hace tiempo, ahora estamos aquí. – Recalcó lo último que dijo, viendo cómo ambos se volvían a sentar en sus respectivos sitios. – Bien, ahora con calma vamos a respirar tranquilos y así tranquilizarnos, porque esto se está tomando demasiada importancia, cuando no la tiene. – Explicó de forma tranquila mientras se sentaba al lado de Ace.
Sólo se escuchó la respiración de los cuatro que estábamos en la habitación. Todo aquello me perturbó...
Aquel cambio en los acontecimientos me dejaron sin habla. Pero poco después comprendi que yo era el único que sería capaz de desenredar todo.
– Me alegro mucho por ustedes dos. – Fue lo primero que se escuchó en la habitación; mi voz de manera lenta. – Por ti Ace, por haber encontrado a alguien... Y a ti... – Le mire a Sabo con algo de dolor en la mirada. Sabía que después de esto todo cambiaría. – Por hacer... Feliz a mi hermano, ya que yo nunca pude darle esa felicidad...
Tras soltar las palabras que resquebrajaban con dolor mi garganta, me fui rápido escaleras arriba hacia mi habitación sin dejar que nadie pudiera contestarme, pero lo que si escuché fue como la respiración de los presentes se paró en seco.
Tras entrar en mi habitación, todo lo demás me importó poco tras mi partida, pero supe que tras decir aquello todo se iba a ir a la mierda. Todo menos una cosa... Mi dignidad; la cual hacía mucho tiempo que se había extinguido hasta hoy.
No tardé en escuchar unos gritos en la parte de a bajo y un portazo que hizo retumbar todos los cimientos de la casa, a continuación escuché como subían las escaleras de dos en dos con tal rapidez que supe que lo que iba a pasar ahora no iba a ser nada agradable, pero me importó tan poco, como ellos haberme creado esa dulce mentira.
La puerta de mi habitación se abrió con furia. Ni le miré, sabía lo que iba a decirme.
– ¡¿Cómo puedes ser tan...?! – Exclamó mordiéndose el labio inferior para no terminar la frase.
– ¿Tan qué? ¿Ace? ¡El único que tiene la maldita culpa de todo lo que a ocurrido aquí, es tuya! – Le solté sin aguantarme nada, <nunca más>. – ¡Tú eres el que me dejó sin una explicación y se buscó al primero que vio por ahí! – Grité desesperado.
– ¿Eso es lo que piensas? – Siseo con rabia mientras apretaba el pomo de la puerta con fuerza. – Todo lo hice por nosotros. – Dijo con una calma que a mí me hizo ponerme de los nervios. – ¿Qué crees que hizo nuestro querido padre cuando se enteró de lo que hacía con su querido hijo menor? – Su voz sonó mordaz y con dolor por recordar aquello. – Exacto, me gritó lo degenerado que era y me obligó a hacer cosas que ahora mismo no estoy preparado ni quiero recordar, Luffy. – Me miró a los ojos de forma triste. – Sé que fue duro como dejé las cosas entre nosotros, pero creeme que todo esto es lo mejor para ambos. – Soltó el pomo y se acercó con lentitud hacia mí. – ¿Porqué crees que he estado tanto trabajando? – Se sentó a mi lado en la cama, viendo cómo estaba yo completamente estupefacto. – Sé que tienes muchas preguntas que hacerme, pero por favor dejémoslo aquí y ahora. Cerremos este final de una vez. No quiero que ambos nos sigamos haciendonos daño. – Me agarró ambas manos y dijo aquello como si fuera una súplica.
No lo era. Es una súplica.
Aquello me dejó helado, no sabía que responder ante lo que me acababa de contar mi hermano.
Algo que nunca pensé que fuera culpa de terceros...
Y como dije en un principio cuando lo escuché abrir aquella puerta, sabía que esto era un final para ambos.
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Muy buenas a todos.
De verdad que siento la demora por estos años, pero ahora de nuevo me siento inspirada para retomar las historias que había dejado a medias y ahora tengo el tiempo que antes no tenía y ya todo está perfectamente.
Así que muchas gracias para los que seguís después de tanto tiempo y a los nuevos.
También deciros que tengo una nueva historia que creo que os va a gustar mucho, aunque no tenga nada que ver con anime, es algo sólo mío, así que por favor echar un vistazo y darle amor. Eso me haría feliz y me da más fuerza para escribir.
Nos vemos muy pronto,
Nyu-Adela.
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