CAPITULO 10
Aquella salida que me habían propuesto, había sido una de las mejores decisiones que podría haber tomado desde hace mucho tiempo. Me lo estaba pasando en grande y parecía como si cualquier problema en el mundo ya ni existiera.
Sin embargo, cómo cualquier cosa buena, al poco tiempo acabaría. Era una ley que ya tenía casi grabada a tinta sobre mi piel. Porque ya lo tenía casi comprobado al 100%.
— Estás muy callado.
Miré hacia la persona que me hablaba animadamente y quién sostenía con su mano derecha una copa.
— No es nada. — Le sonreí levemente a Zoro, quien me miró nada convencido hacia mi contestación.
— Sé que te cuesta hablar conmigo muchas veces... Pero deberías saber que estoy aquí para lo que necesites. — Me propuso mientras se sentaba a mí lado, en la mesa que habíamos juntado para 10 personas.
— Lo sé, perfectamente. Pero no sé que me pasó, la verdad. — Comencé a explicarle mientras me giraba hacia él. — Era como si mi mente no viera nada más que lo que me pasaba. Estaba nublada completamente con lo de Ace, que no me dejaba ver más allá. — Suspiré mientras dejaba de mirarlo y observé hacia los demás quienes hablaban animadamente entre risas.
— Pues espero que ésta vez no se te olvide más. — Me medio regaño mientras procedía a beber de la copa.
Solté una pequeña risa al escucharlo decir aquello.
La verdad es que no estaba acostumbrado a qué vinieran de él esos reclamos y me pareció bastante gracioso verlo en aquel estado.
— Bueno, ¿Me dejas ya sentarme en mi sitio? — Aquella voz se escuchó detrás nuestra.
Miré hacia la persona que había dicho aquello y sólo pude ver a Torao quien llevaba unas bebidas en la mano y esperaba a qué Zoro se quitará de su sitio.
Zoro lo miró mal y se levantó nada convencido de que Torao se volviera a sentar a mi lado mientras el se volvía a sentar al lado de Chopper y Robin.
— Traje esto para ti. — Me dijo al momento Torao y dejó sobre la mesa un batido de chocolate mientras traía consigo para él un café.
— Gracias. — Sonreí al momento. — ¡Que aproveche! — Solté y rápidamente procedí a beberme aquel delicioso batido.
Mientras me tomaba aquel batido, noté como Torao pasó por detrás de mi espalda su brazo y me atrajo levemente hacia él. Aquello me hizo desviar la mirada del batido hacia él y mirarlo de manera desconcertada.
— Hola. — Aquel simple hola hizo que se me secarán los labios y mirará hacia la persona que provenía aquel saludo.
Todos dejaron en aquel momento de hablar y se extendió un extenso silencio por la mesa.
— ¿Que haces aquí Portgas-ya? — Pronunció casi con asco Torao mientras me apretaba más hacia él.
— Hubo un problema en nuestro vuelo y no vamos a poder hacer ese viaje que queríamos. — Soltó despacio analizando la situación.
— Eso no fue lo que te pregunté. Te pregunté ¿que qué haces aquí? — Volvió a decir ya al borde del enfado.
—Vine a buscar a Luffy. — Concluyó mirándome fijamente a mi y poco después hacia él brazo de Torao que estaba cogiéndome.
— No. — Fue casi un grito ahogado lo que solté por mis labios en cuento escuché aquello.
— No es que te puedas negar. — Soltó Ace, escudriñandonos a todos. — Papa a vuelto. Tienes que venir a casa, ahora.
Aquello fue como un balde de agua fría.
<Cómo había dicho en un principio toda la felicidad poco a poco se iría.>
— ¿Pa-Papa? ¿Que hace aquí? — Tartamudeé al escucharlo. Porque la verdad es que no quería ni verlo después de todo lo ocurrido.
Se ve que todos notaron lo tenso que me puse al escuchar aquello porque no tardaron en levantarse casi todos de manera rápida.
— No te lo vas a llevar a ningún lado. — Esa fue la voz de Zoro de manera retadora. — Si te ha dicho que no, es que no. Y me da igual quien sea. — Dijo de manera enfadada.
— No quiero hacer una escena aquí delante. — Contestó Ace muy serio y cortante. — Así que basta de tonterías. Tenemos que irnos. Ahora. — Los escaneó a todos de mala gana mientras fruncía el ceño.
En aquel momento se escuchó un fuerte golpe en la mesa, que hizo retumbar todos los vasos hasta tal punto de que algunos se cayeron, provocando un sonido estremecedor. Aquello hizo que todo el bar se quedará en un silencio sepulcral e hizo que todos los paredes de ojos estuvieran mirandonos bien atentos.
Tras aquello se levantó Torao y rodeo la mesa hasta quedarse enfrente de Ace y dándome la espalda a la mesa y a mi. Se cruzó de brazos y le echo una mirada tan aterradora que con solo verla parecía que pudiera cortarte en dos.
— ¿No querías una escena? Pues la vas a tener. Así que Portgas-ya, si has venido a molestar, tienes exactamente 3 segundos para salir por esa maldita puerta o te juro que te parto esa cara que llevas. — Dijo mientras lo miraba fijamente.
— No he venido a joder como tú dices. Simplemente vine a llevarme a mi hermano. — Lo miró de la misma manera mientras se cruzaba de brazos. — Así que apártate o... ¿No querrás que acabe igual que aquella vez? — Aquello lo soltó de manera mordaz pero al mismo momento con burla.
Y aquello fue la bomba que desató todo el maldito caos.
Torao le propinó un fuerte puñetazo en la cara que no le dio ni tiempo a defenderse, por lo que hizo caer a Ace hacia atrás en solo segundos. Tras aquello, se puso encima de Ace (quien se encontraba en el suelo) y comenzó a darle golpes de manera rápida. Pero obviamente no se quedó atrás Ace, porque se recuperó rápidamente y comenzó a esquivar los golpes hasta que le cogió de ambos brazos mientras ponía sus pies en el estómago a Torao y lo lanzaba dando una voltereta que hizo que se levantará rápido Ace y se pusiera encima de Torao para comenzar a propinarle golpes como si no hubiera un mañana.
Me quedé paralizado por lo que estaba pasando porque simplemente mi mente había dejado de pensar y no recordaba ni de cómo andar, ni de hablar ni de nada, estaba completamente en shock mientras veía como aquellos dos se mataban a golpes, sangrando por la boca y por otras partes de su cuerpo donde le llegaban los golpes.
Y cómo un héroe de nuevo apareció aquel chico de cabellos rubios para parar aquella locura en donde habían comenzado a estrellarse con diferentes mobiliarios de aquel bar.
— ¡Basta! — Empujó a Ace que se encontraba encima de Torao dándole golpes.
Aquello hizo que se detuvieran porqué Ace cayó de espaldas al suelo y Torao a duras penas se levantó para seguir la revancha pero está vez fue Zoro quien agarró a Torao para que parara.
— ¡Sueltamente! ¡Voy a pegarle todo lo que no lo hice aquella vez y ahora! — Soltó Torao intentado soltarse de entre los brazos de Zoro.
En ese momento se agachó Sabo y agarró a Ace para levantarlo. Quién se levantó de mala gana y se apoyó en el rubio para poder estar de pie.
— Nos vamos. Aquí no hay nada más que ver. — Soltó Sabo mirando a toda aquella gente que no paraban de mirar hacia aquella pelea.
—Sueltame... Ten-Tengo que... — Comenzó a decir Ace hasta que le cortaron.
— No tienes que hacer nada. — Soltó Sabo cortando a Ace mientras lo comenzaba a arrastrar de allí.
En aquel momento mi cerebro funcionó de nuevo <sin saber si quiera de donde saqué esa fuerza.> y me levanté rápidamente.
— ¡Espera Sabo! — Solté al momento.
Aquello hizo que el chico se parara y me mirara mientras sujetaba a mi hermano con fuerza para que no se cayera.
— ¿Dormirá contigo, verdad? — Propuse al momento. — No puede volver a casa... Ninguno está noche debemos volver... — Me mordí mi labio inferior al comprender todo.
— Si. — Fue un si corto y seco.
No dijo nada más porque salió a toda prisa de allí mientras llevaba a Ace sangrando y medio inconsciente.
— Luffy-ya... — Aquella voz hizo que me girara y mirará hacia el pelinegro que había dejado de ser apresado por Zoro.
— Law... Te lo agradezco pero... — Me mordí mi labio inferior.
No dije más porque no me salían las palabras, había dicho su nombre bien y eso ya había sido demasiado. Simplemente miré hacia el suelo, impotente por lo que acababa de pasar.
Hasta que vi como dos zapatos de color negro se acercaban lentamente y se quedaban delante mia.
Noté cómo al momento, aquella persona me agarró del mentón hasta levantarlo.
No pude ni hacer ningún gesto ni nada porque noté como unos labios habían chocado contra los míos de manera veloz y sólo pude abrir mis ojos como platos al darme cuenta que era Law quien me estaba besando de aquella manera tan desesperada.
Un beso que sabía a metal (por la sangre) y a café. Una mezcla extraña pero que por el momento ni me moleste, es más cerré los ojos y le correspondí a aquel beso.
-------------------------
Buenoooo, lo prometido es deuda y aquí tenéis el nuevo capítulo.
Espero que os haya gustado y ¡hasta muy pronto!
Nyu-Adela.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top