Hay una foto tuya justo al lado de mi corazón pegada a lágrimas de sal.

Tenía, tengo y tendré miles de recuerdos felices que por alguna razón hacen que todos mis escritos sean melancólicos.

Con una pregunta que nunca contestarás, dos besos que no te daré jamás y una despedida, que no me merezco, pero aun así la quiero.

Aunque sé que tendré insomnios matutinos, utopías falsas, sonrisas quebradas, y esa profunda decepción de saber que ni siquiera sospechas cuanto te amé.

Por eso, el día de hoy, es igual al mañana, solo que con más ganas de quitarme esta tristeza y seguir el camino. Al igual que tú.