Cuando le conocí,

No podía dejar de admirar lo hermosa que era su manera de pensar, y buen corazón. Yo sé que la vuelta de la esquina hay muchas cosas, pero ninguna es como él.

Eso que no lo digo por decirlo, es que, ojalá todos sintieran la vida de esta manera.
Eso hacía que de alguna manera temiera. Porque la felicidad no es más que tres segundos, pero para pagar esa deuda, se llevaban años de tristeza, y soledad.

Así que, cuándo le conocí, supe que si no era él, no iba a ser nadie y es que de eso están hechas las promesas, cosas que no podemos cumplir. 

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