Capítulo II. «Sorprende al enemigo»

Karina puede no ser una bruja.

O puede serlo.

Puede ser sólo una chica rebelde, que sale todas las noches y tiene un novio rico y una obsesión por la literatura.

Pero, también, puede ser una bruja blanca que no sabe que se está exponiendo.

O, de otro modo, una Tenebris muy mala que está en la universidad para encontrar a Albas obligadas a asistir a la esta ósea, (yo).

Lo único de lo que estoy segura es que no sé nada y que no pararé hasta estar completamente segura de estar cerca de ella. Me he esforzado investigando y haré que el esfuerzo valga la pena.

Si soy completamente honesta conmigo misma, Karina es el tipo de chica normal que puedes encontrarte en cualquier lugar. Es linda, sofisticada y centrada, pero tampoco es como si eso fuera totalmente raro, tal vez es difícil encontrar a personas de su tipo, del tipo serio que apenas si mantiene la conversación, pero soy exactamente igual a ella.

Pero, entonces, la comencé a seguir, averiguando todo los ue pude averiguar de ella. Así fue como noté que, contra todos mis pronósticos, ella no es una chica destacada por sus calificaciones.

¡Pero qué raro! Todo el tiempo está estudiando, nunca deja sus libros, habla de forma tan elegante, parece la estudiante perfecta.

Para el colmo nadie de a los que les pregunté por ella en su facultad parece conocerla. Entiendo que sea antisocial, pero al menos en mi facultad mis compañeros me distinguen por eso, por mi seriedad.

Juro que traté de olvidarlo, de ignorar cada una de las acciones que Karina hacía, pero me fue imposible porque comencé a notar otro montón de irregularidades en su forma de actuar.

Está la cosa del dinero. Karina no viene de una familia rica y con dinero, de hecho viene de un pequeño pueblo al igual que yo. Su familia, al menos sus padres, son por completo sencillos, del tipo promedio que encontrarías en cualquier lugar y que, teniendo en cuenta que conozco a todos en mi propio pueblo, estoy acostumbrada.

Recuerdo perfectamente a sus padres. Su mamá era una mujer tranquila, poco habladora, y atenta. Tenía los mismos ojos oscuros que Karina, pero una mirada más sencilla y carismática. Además, era atenta y del tipo de madre que economiza hasta el último centavo pero es bastante amable y compartida.

¡Hace panecillos en casa! Eran suavecitos, dulces y deliciosos.

Luego estaba su padre, un granjero en todo su esplendor. Hacía chistes que no tenían sentido, era distraído y no dejaba de olvidar las cosas de Karina, olvidar mi nombre, y preguntarle a su esposa a que hora se supondría que comerían.

No tengo idea de donde saca todo ese dinero. Tiene ropa cara, come en lugares caros y va a bailar y disfrutar en lugares caros, también.

Una persona normal no come todos los días en "Arnoldo's" la cafetería más imposible cercana a la escuela. Digo imposible, porque está lo suficientemente lejos como para tener que ir en auto, pero lo suficientemente cerca como para que pagar un pase de autobús sea un desperdicio, porque es un lugar carísimo, y es imposible pagar sólo por un café, porque si yo llegara a ir ahí, todos pensarían que estoy fuera de lugar. No como con el dedo meñique levantado, ni tengo modales impecables, y estoy segura de que mi risa espantaría a media cafetería.

Ella siempre come ahí, mañana, tarde y noche. Con un montón de personas diferentes, excepto ese chico guapo y elegante que siempre la manosea y se sienta a un lado de ella.

Quisiera quedarme con la teoría de que es sólo una chica inocente con un novio rico, pero hay algo que no me cuadra. Los libros.

Esos tontos libros. Me han ayudado un poco, refiriéndose a que hablan sobre el manejo de las habilidades, peligros que una bruja puede causar, historias antiguas sobre ellas y un montón de cosas interesantes.

No es un simple hobby, porque están subrayados, llenos de anotaciones, son demasiados, variados, y muy detallados. Una persona normal no puede estar tan interesada en las brujas.

Sólo imaginar que ella puede ser una horrible bruja negra hace que me estremezca, que mi corazón lata rápidamente, que sienta que mi cabeza va a estallar en cualquier instante y que mis poderes griten por salir de su constante aislamiento.

Desgraciadamente, Cinthya parece notarlo, porque deja de ponerle atención a la maestra, que parlotea algo sobre la historia de la magia, y me mira fijamente, notando mi ceño fruncido, frunciendo el suyo también.

-¿Estás bien? -susurra en mi oído, mientras que sus ojos se mantienen fijos en mí, algo un poco raro considerando lo grandes que son.

-¿Si-hí? -contesto entrecortadamente. No es que Cinthya me intimide, pero tengo que aceptar que estar pensando tanto en Karina ha puesto mis nervios de punta.

-Las preguntas no se responden con más preguntas -me regaña-. Mira, no quiero decirlo ahora, cuando estamos a mitad de la clase, pero lo haré- entrecierro los ojos, confusa, ella sigue-. He notado lo distraída que estás últimamente. Siempre fuera de ti. Y no sólo eso, sino que también has comenzado a salir. A salir para seguir a Karina. Es increíble lo mucho que estás cambiando. Y sólo para exponerte, en todo caso.

Aprieto los labios, mis dedos tamborileando en la mesa.

¿Debo admitir lo que ha sucedido? ¿Es qué soy tan mala espía?

No tengo idea de lo que debo hacer, miles de ideas pasan por mi retorcida mente, pero todas parecen inútiles.

Al final, suelto lo primero que me viene a la mente.

-Creo que Karina está en negocios turbios. -es más o menos la verdad, un poco deformada, pero suena creíble- Siempre está llegando tarde, usando ropa lujosa, y sé, porque yo misma lo vi, que tiene mucho dinero a pesar de que su familia no es especialmente pudiente y ni siquiera trabaja.

-Podría ser... -Cinthya duda, su rostro pálido, sus labios apretados, y podría jurar que en cualquier momento vomitará- ¿La mafia?

-Oh, sí, sí, tal vez sea eso... - respondo, a punto de reír por los nervios y lo ridícula que es esta situación.

No soy buena mintiendo, siempre termino revelando lo que escondo porque no puedo mantenerme tranquila después de hacerlo. De todos modos, Cinthya me cree.

Ella prácticamente puede creerlo todo. Enserio.

-Y por eso la sigues... -es lo que concluye, su rostro contraído por la concentración-, porque quieres protegerla tanto a ella como a tí misma.

-Exactamente eso -miento de nuevo. Me siento mal por no preocuparme antes por Karina- Pero no te preocupes por mí, puedo resolverlo sola.

Tal vez está en una mala situación, la están utilizando o algo por el estilo y aquí estoy yo, preocupándome por mí y siendo totalmente egoísta.

-Ni hablar -dice, decisión brillando en su rostro. Puedo ver como está visualizando ya su plan, una forma oscura de decir que sea lo que sea ya no dejará pasar mi revelación-. Tengo que ayudarte, es necesario. Si alguien es bueno descubriendo engaños y espiando esa soy yo, he evitado muchas malas relaciones gracias a eso. ¿Me dejas ayudarte?

-Yo... -comienzo a responder, indecisa.

¿Debería dejarla?

No lo sé.

¿Será bueno?

Tal vez ella podría ver las cosas desde otro punto de vista, uno menos prejuicioso y paranoico.

Pero las cosas siguen siendo igual de peligrosas, no podría protegerla y protegerme al mismo tiempo, no soy tan poderosa.

Ni siquiera sé si siquiera soy poderosa, en realidad. Puedo solo ser una bruja inútil, no creo que manejar la arena sea una habilidad tan útil.

-Vamos... -sigue insistiendo, cual niña pequeña que quiere que su madre le compre un dulce- No puedes solo ignorar esta posibilidad. Tú vida es tan aburrida generalmente y ahora todo podría cambiar, podríes divertirte por una vez y ser la Diane que siempre he visto debajo de tí.

No voy a dejar que Cinthya me ayude, eso sería una tontería. Mejor solo voy a dejar que crea que me ayude, que resuelva este supuesto misterio a su forma y hacerle creer que solo soy demasiado escéptica.

Sí, eso servirá.

-Pues sí, ayúdame -digo, a regañadientes. Por primera vez en toda mi vida universitaria en este momento desearía que la profesora nos reprendiera por hablar-. ¿Qué tienes en mente?

-Hay que sorprender al enemigo-dice, sonriendo con esa misma cara pícara y maléfica que casi nunca veo salir de ella. Sus ojos brillan, como siempre, pero lo más inusual es notar la forma en que esto le parece tan importante. Al menos he logrado algo bueno en el día, porque Cinthya está rebosante de felicidad porque por una vez le he pedido ayuda, sus sentimientos son cálidos y agradables-. Sígueme la corriente, yo me encargaré de todo.

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