Capítulo 45. «Oscuridad al máximo»
— ¿Qué está sucediendo? —pregunto, desconsolada. Caigo en cuenta de que estamos en otro lugar, justo frente a un hospital. Un montón de personas se han arremolinado alrededor de nosotros, curiosos y preocupados.
— ¡Alguien que ayude a bajar a la chica! —grita Razor, su voz es mucho más fuerte que nunca, suena autoritario pero a la vez tiene cierto rasgo de urgencia que me hace notar que está nervioso.
Varios hombres escalan a Razor, que se inclina para dejar que todos vengan por Cinthya, bajándola y llevándola hacia el hospital.
Una vez han hecho esto, él extiende sus alas de nuevo, dispuesto a que nos vayamos.
— ¡Hay que ver si Cinthya estará bien! —digo, deteniéndolo. Razor alza en vuelo, explicando:
—Ya todos debieron haber salido de su letargo ahora mismo, tenemos que enfrentar a Pan y a su sombra oscura, ¿Lo recuerdas?
—Sí —respondo, molesta. Es por un bien mayor, lo sé, pero Cinthya...
Pasan alrededor de tres minutos antes de que lleguemos al frente de batalla. Llegamos justo en el momento en que los gritos de guerra llenan el ambiente y todos corren hacia todos.
— ¡A por ellos! —grita Patrick, justo mandando una gran cantidad de fuego con su rojo y maravillosamente aterrador dragón hacia un montón de luchadores en el frente real que portan mazos y espadas magníficas, además de armas colgando de sus brazos. Hyla y Érick lo interceptan con una gran carga de electricidad, haciendo que el fuego se desvíe de los chicos. Instantáneamente comienzan a lanzarse fuego y electricidad entre ellos, luchando de vida o muerte.
Por su parte, Vivian está deshaciéndose de las catapultas del ejército de los Tenebris, usando la velocidad de Ritkar, (que al ser más pequeño es mucho más ágil), a su favor.
Razor rodea el frente de batalla, de vez en cuando me acerca a algunos chicos para ayudarles en su lucha, por lo que les mando dagas de arena a sus contrincantes para ayudarlos.
Estoy bajando hacia una chica que lucha contra una Tenebris con uñas y dientes cuando, de repente, alguien golpea el costado de Razor haciendo que ambos caigamos al suelo. Varias personas corren despavoridas, tratando de evitar que la enorme complexión de Razor caiga sobre ellos.
Razor cae de pie, yo me mantengo firmemente agarrada de su cresta, especialmente cuando sube la cabeza y a una velocidad impresionante le devuelve el golpe al sombra oscura de Pan.
Pan manda una oscura ráfaga de algún tipo de energía desconocida para desviarlo, mientras que yo me esfuerzo por contenerla con mis habilidades del aire. Muevo mis manos, sintiéndolo y purificándolo.
—Así que has mejorado —dice, divertido—, pues yo también.
Una vez dicho esto, se alza en vuelo. Llega al cielo y, con algún conjuro, comienza a mover las nubes en dirección al frente de guerra. Sus ojos se oscurecen, parece mucho más poderoso de lo que nunca imaginaria.
— ¡Alto ahí! —grita Tifón, sus ojos se han vuelto azules, su cabello pelirrojo ondea con el viento. Alguien trata de atraparnos a Razor y a mí distraídos, la chica que controla las aves. Es pelirroja, alta y tiene, al parecer, bastante manejo sobre la energía Tenebris, pero Aracné nos ayuda antes de que suceda, mandando a un montón de arañas para absorberla.
— ¿Qué tipo de conjuro es ese? —pregunto, mientras que al mismo tiempo formo una barrera para detener las balas que vienen hacia nosotros.
—No es un conjuro, es parte de mi habilidad —responde, Razor extiende sus alas para alejar a la gran multitud de guerreros que viene hacia nosotros, pero es prácticamente imposible. Lanzo dagas de arena para defendernos, pero nos siguen rodeando, incluso cuando el dragón de Aracné aterriza y lanza una ráfaga de fuego hacia nuestros atacantes ellos siguen viniendo hacia nosotros sin bajar las armas.
Nunca creí ver tanta muerte. Por más que mi mente no quiere procesarlo, personas vienen y vienen hacia nosotros, es casi imposible detenerlo.
— ¡Diane! —grita Érick, que se encuentra a varios metros de nosotros, lidiando con Patrick y el contrincante de Tifón, un hombre grande y tenebroso, a duras penas mando tres cuchillas para detenerlo, pero las esquiva. Érick señala un punto en el cielo, es Tifón persiguiendo a Pan. Este último estira su mano, concentrándose. Puedo sentir la forma en que se infiltra en la mente de Tifón, haciéndole caer de su dragón. Rápidamente intento sacarlo, señalándole a Razor que use nuestras habilidades con el aire para detenerlo. Sigue cayendo duramente, pero consciente y sin tanto daño.
—Ve con Érick —digo mientras subo a Razor, él asiente, centrando su vista en el cielo para llamar a su propio dragón. Pan nos observa desde arriba, seguramente queriendo infiltrarse en nuestras mentes, pero le devuelvo la mirada y le doy lo más parecido a una patada mental que puedo hacer.
La segunda tanda de luchadores comienza a avanzar al frente tanto del lado de los malos como el de los nuestros, aunque esta vez con muchos más Tenebris que con luchadores humanos. Todos lanzan energía oscura a sus atacantes, otros ni siquiera luchan.
Grande es su sorpresa cuando sienten que hay alguien protegiendo la mente de la siguiente onda de luchadores, como los hubo defendiendo la primera. Seguro es el clan de Zukira.
— ¡Vamos! —exclamo, con la intención de ir directamente hacia Pan. Él no viene hacia nosotros, sino que huye. Lo veo dar vueltas y vueltas lanzando fuego que trato de detener, pero su sombra oscura es el más grande y rápido entre los de sus aliados y es casi imposible alcanzarlo.
«¡Concéntrate, Diane, necesitamos detenerlo!» me reprime Razor mentalmente, me concentro lo más que puedo, creando más y más cuchillas que él evade, parece estar bastante concentrado en su objetivo.
¿Pero a dónde se dirige? Cuando creo que no puede dar más vueltas ambos pasamos sobre el frente real, yendo más al fondo, directamente hacia el ejército de Zukira.
— ¡Cuidado! —les advierto, pero parece ser demasiado tarde. No puedo reaccionar lo suficientemente rápido como para detener el fuego saliendo de el hocico de aquel sombra oscura, a pesar de que mando la más grande ráfaga de aire que he creado en mi vida.
Veo como el fuego llega a más de la mitad de ellos, haciéndoles sacudirse del dolor. Zukira extiende sus manos, usando algún tipo de habilidad que no sabía que tenía, (o puede ser un conjuro), que la resguarda a ella y a otros dos chicos, incluyendo a su ayudante que, furioso, extiende las manos y crea algún tipo de ilusión que desestabiliza a Pan, haciéndole caer inmediatamente al suelo, aún cuando su dragón va detrás de él.
Pero ver caer a Pan no me hace sentir tranquila. Siento la protección del clan de Zukira quitarse de las personas en el frente de batalla. Los Tenebris lo aprovechan haciendo que se vuelvan contra nosotros, quitando las divisiones en el campo de batalla, haciendo que ahora haya más de ellos que de nosotros.
— ¡Hay que mantenernos juntos! —grita Érick, llamando la atención de todos, que vamos con cuidado hacia él y Tifón—. Tifón, Diane y yo prepararemos una tormenta a nuestro alrededor, ¡Viv! Tú protege a los que luchan, estén o no de nuestro lado, mándalos lejos de aquí. Terri y Aracné, hagan una barrera para impedirles el paso, y Gabriel...
Es difícil mantener el hilo de la conversación mientras intento sacar a los Tenebris de las mentes de los no magos. Hay tantos, todos elegidos al azar...
Saco a los Tenebris de sus mentes, pero también les implanto el pensamiento de que tienen que huir, estén o no estén de nuestro lado.
—Él está muy ocupado —dice Karina, que corre hacia nosotros luciendo lo más descuidada que la he visto jamás. Su cara está llena de sangre, sus manos están llenas de tierra mientras que su cabello está firmemente agarrado en una coleta, contrario a lo habitual—. Él y Slaanesh tienen una batalla épica más allá de los límites de la lucha, Gabriel lo está haciendo muy bien.
— ¿Y tú dragón? —pregunta Aracné, sin dejar de mover sus manos de un lado a otro en más y más conjuros que aísla a todo el que se nos acerca con telarañas.
Antes de que pueda oír la respuesta un agudo dolor se infiltra en mi mente. La oscuridad está aumentando. El control de los Tenebris en otras mentes les da más poder de alguna forma que no puedo comprender.
Trato de concentrarme, pero el candado que he puesto en mi mente comienza a debilitarse, haciendo más difícil que me concentre.
Pierdo el control de todos a los que estaba protegiendo, un montón de rostros girándose al instante en nuestra dirección.
— ¡Están aumentado su fuerza! —grita Vivían, que parece tan perdida como yo.
— ¡Hay que trabajar en equipo! —nos incita Zukira que, aunque parece herida, sigue viéndose igual de decidida—. ¡Ya!
Incluso Razor vuelve a su forma humana, la que le permite dominar con mayor facilidad las mentes de los demás.
—Hay que hacer un conjuro que los ayude —digo, girándome hacia Vivían, Ritkar y Zukira—, un candado permanente.
Dicho esto, les doy una idea de como es, aún cuando las personas se acercan a pasos apresurados.
—No podremos aguantar más —dice Karina, abrumada—. Cada vez vienen más y todos tienen armas.
—Hay que hacerlo, ya —insiste Zukira. Hacemos un círculo, todos centramos nuestra vista en el punto que queremos controlar—, dejen salir su energía.
Todas esas cientos de miradas que vienen hacia nosotros hacen que me sienta intimidada por varios segundos, pero necesito mantenerme tranquila. Érick, que está a mi lado, aprieta mi mano dándome consuelo.
Encuentro la concentración en el lugar menos esperado. Trato de recordar a todas esas personas que trato de ayudar, lo mucho que significará detener la rebelión.
Esto parece ayudar mucho, porque ahora ya no todos vienen hacia nosotros y la pelea parece ser menos complicada debido a que todos están yéndose bajo nuestro control.
Entro en la mente de uno, dos, tres y así sucesivamente, sintiendo como mis habilidades crecen y se fortalecen al hacerlo.
Es diferente a como nunca antes lo he hecho, y parece funcionar.
La lluvia comienza a caer a borbotones. Esto parece ayudarnos aun más, porque Thor vuelve, lanzando rayos a todo aquel grupo de Tenebris que intenta venir hacia nosotros.
Gabriel y su exótico dragón bajan del cielo, llamando mi atención. Les hacemos espacio dentro de nuestra barrera, su dragón toma forma humana, él se acerca a mí y susurra:
—Todos los dragones se están agrupando en donde estaba luchando contra Slaanesh, haciendo algo bastante raro y oscuro. Aún siento la oscuridad que surgía de ellos. Estaban llamando a energía pura, sin inhibiciones, convirtiéndose en algo parecido a un demonio.
—Están invocando energía de la dimensión Keeway, una de las más peligrosas y poderosas del universo —explica Zukira, sin perder el control de sus habilidades—. Hay que acelerar esto y sacar a todos de aquí ya, usen toda su energía.
Tener a dos personas más ayuda a que podamos hacerlo todo más rápidamente, haciendo que sólo quedemos nosotros en el campo de batalla, agregando a todos aquellos Albas que están de nuestro lado. No somos muchos, pero igualamos casi al mismo número de Tenebris en el lugar.
Es como si la batalla fuera a comenzar de nuevo. Los Tenebris notan que han perdido el poder que les daban las mentes a las que dominar, por lo que vienen directamente hacia nosotros. Detengo su intento de entrar en nuestras mentes haciendo un conjuro candado, lo que evita que puedan dominar a los que están con nosotros.
Pero eso no sirve de mucho cuando veo a Pan, Slaanesh, Hydra, Patrick y todos los demás de su equipo venir del cielo. Lucen completamente diferentes. Más grandes, más oscuros. Sus ojos no tienen pupilas, son completamente negros. No se ven como ellos mismos.
Érick aprieta mi mano, elevando los ojos al cielo y preparando sus habilidades. Tifón parece bastante concentrado también, Karina y Terri dejan salir un montón de árboles y plantas de la nada, mientras que Aracné prepara veneno para defendernos.
Por nuestra parte, Razor y yo preparamos un montón de cuchillas y figuras de arena que podrían ayudarnos. Entonces, la segunda parte de la lucha comienza.
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