Capítulo 43. «Escape»

La habitación de Gabriel tiene una vista panorámica hermosa. Sino fuera porque todo está increíblemente mal y apenas puedo sostenerme a mí misma, podría decir que la vista del cielo es impactante, no enfocarme en los oscuros pensamientos de mi mente.

Puedo ver el cielo porque el techo ha sido volado por la energía pura que salió de las manos de mi hermano, energía que voló no sólo el techo, sino también una pared entera. Todo porque, claro, él tuvo que ver la peor escena del mundo.

— ¡Cinthya! —gritó, cuando llegamos para ayudarle—, Pan la tiene. Estaba soñando cuando las habilidades de Sofía me invadieron de nuevo. La ví durmiendo en un... ¿Bosque? Entonces... —carraspeó, su cuerpo temblaba debajo del mío—,  entonces aparecieron varios Tenebris. Alcancé a ver a Patrick, acompañado del chico con el que tengo que luchar y... hay algo raro en lo que dijo.

— ¿Qué dijo? —preguntó Tifón, que estaba agachado sobre la alfombra al lado de la cama de Gabriel intentando curarle las marcas en sus manos por haber usado su poder.

—Dijo que era una gran sorpresa que la mejor amiga de su peor enemiga fuera como ellos.

— ¿Qué? —chillé, incrédula. Gabriel apretó los labios, luego centró su vista en la entrada a su habitación. Ahí estaba Lorina, la chica Tenebris. Sus sentimientos, eran de reconocimiento. En ese momento lo supe y  se lo hice saber a los demás—, ella lo sabía —dije. Lorina asintió.

— ¿Por qué no nos lo dijiste? —pregunté, indignada. Érick me detuvo de lanzarme hacia ella, de otro modo seguro le hubiera dado un puñetazo.

—Porque no creí que fuera de mucha importancia —explicó, apretando sus rojos labios. Lorina tiene un estilo bastante gótico, a pesar de no ser para nada una Tenebris oscura de esas que se transforman y parecen muertos vivientes, tiene levemente la apariencia de una—, hay cierto punto en el que nuestras habilidades se manifiestan, a mí en la adolescencia, pero a Cinthya todavía no le ha llegado el momento. Y, aunque se le manifestaran, nada asegura que será lo suficientemente poderosa como para realmente usarlas. Pero ahora, ahora estamos en un momento más complicado.

—No le harán nada —dijo Érick, seguro—, la tienen como carnada.

—Tal vez. Pero el que sus habilidades no se hayan mostrado hasta ahora hacen que...

—Deja de dudar, ve al grano —dije, exasperada.

—Pocas veces nuestras habilidades tardan tanto en mostrarse. Cuando aún no lo han hecho se puede, por así decirlo, manipular el rumbo que estas pueden tomar. Hay una técnica muy nueva de experimentación que los Tenebris usan para conseguir energía diferente a la oscura, energía que no los absorberá, pero que es tan fuerte que puede matarlos. Hay mayor posibilidad de invocar a es energía cuando nuestras habilidades aún no se manifiestan, es por eso que es posible que...

— ¿Experimenten con ella? —interrumpí, ella asintió. Desde ese momento perdí la noción del tiempo. Todos se marcharon, dejándome para consolar a Gabriel.

«No pasa nadale susurré una y otra vez mentalmente, tratando de tranquilizarlo—, haz hecho bien. Gracias a lo que ahora intentaré salvarla, tenlo por seguro»

No he dejado de repetir esa conversación en mi mente, sintiéndome cada vez más inútil.

Tengo que salvarla, salvarla de alguna forma.

Al final, me decido. Voy hasta mi habitación, buscando el cepillo de Cinthya entre sus cosas. Luego, tomo uno de mis antiguos cuadernos y escribo un conjuro usando los pasos que Santiago me enseñó.

Entonces, me concentro y lo recito.

«Dulce, dulce magia... —carraspeo, esta parte es la más difícil de decir, siento como el corazón se me contrae por lo mismo—, he perdido a una amiga. Sálvala de la oscuridad, dime, dime dónde está»

Nada, no siento nada. Me hecho a llorar, deseando nunca haber dejado que Cinthya se volviera mi amiga. Se fue infiltrando poco a poco en mi corazón, sacándome de mi caparazón.

Y ahora yo le pago con una vida de horrores. Con un secuestro y una posible muerte debido a la experimentación.

Tengo que lograrlo. Suspiro, estiro mis manos y siento la energía a mi alrededor. Estos días he practicado un poco más la cosa del manejo del aire. Ahora ya no es sólo una cosa de la imaginación, lo siento.

Mis habilidades me llevan a lo largo de toda la iglesia. Es como sentir todo de una forma diferente. Siento las respiraciones, la forma en que todos se mueven, su peso en el ambiente.

Me concentro de nuevo y empiezo a recitar:

«Dulce, dulce magia... —inhalo, concentrándome y dejando que las palabras salgan una por una—, muéstrala, llévame a ella»

Una rara sensación de ardor me invade. Es doloroso, no puedo evitar gritar al momento que siento una cantidad insana de poder salir de mis manos e invadirme rápidamente. Elevo la cabeza, tratando de controlarme, pero la magia es tan abrumadora que me parece imposible.

«Diane, concéntrateme digo a mí misma en un intento de tranquilizarme, cosa que no funciona hasta que pienso en lo que necesito. A Cinthya—, eso es»

Es como si pudiera ver todo y nada a la vez. De repente estoy yendo fuera de la ciudad, pasando el campo abierto y llegando al campamento de los Tenebris. Veo incluso a dos enormes dragones sombras oscuras, que vigilan el campo de batalla como sino hubiera mañana. Entonces, voy directo a una ¿Grieta? Debajo de la tierra.

Siento una rara sensación sobrevenirme y, entonces, ya no estoy en casa. Estoy dentro de un calabozo, con Cinthya.

— ¡Estás aquí! —exclama, aunque no suena muy animada debido a lo pálida y cansada que se ve—, espera, ¿Eso es bueno?

—Yo... —miro el lugar, el frío y oscuro, apenas si puedo mantenerme sentada, me siento tan débil que creo que caeré al suelo en pocos segundos, rendida. La energía aún fluye de mi, una rara luz blanca que me rodea, incluso mi piel.

♠♠♠

— ¡Ah! —me despierto gritando, un gran ardor se siente en mis manos, me incorporo, mi cuerpo se siente mucho mejor que antes.

— ¿Diane? —pregunta Cinthya, que está deteniéndome de la espalda con las manos detrás de mí, rodeándome.

— ¿Cuánto ha pasado? —pregunto, ella baja la mirada, sentimientos de culpa embargándole. Debió de haberme despertado antes.

—Acaba de amanecer, todos están alistando todo para la guerra, la mayoría ya está formándose en las filas.

— ¿Cómo lo sabes? —pregunto. Traga fuerte al oírme.

—Ya no soy la misma. Algo está cambiando en mí, lo siento minuto a minuto. Puedo oír muchas cosas, puedo sentir otras más. Me siento tan mal, tan...

—Todo estará bien, estás bien, lo has soportado —la animo, sintiéndome sumamente tranquila por el hecho de que, a pesar de que ellos han experimentado con ella, sobrevivió.

—Ellos hicieron un ritual conmigo. Los sentí enviando esta cosa a mi interior. ¡¿Qué me ha pasado?!

Risas se oyen silenciando nuestra conversación. Miro el pequeño y oscuro cuarto en el que estamos, corriendo a esconderme detrás de una mesa arrumbada en el fondo del cuarto, donde no llega la luz. Los pasos se acercan, más y más, Cinthya baja los hombros y se finge mucho más dolorida y débil de lo que está.

— ¿Lista princesita? —dice una voz rasposa y molesta. Me esfuerzo por contener mi energía, si la dejo salir sabrán que estoy aquí.

— ¿Qué me han hecho? —pregunta Cinthya, su voz entrecortada. Esos dos chicos abren la celda, sonrisas oscuras en sus rostros, para luego ir hacia Cinthya y llevársela a rastras.

Ella no grita, no patalea, sino que deja que se la lleven. Me imagino que piensa que si hace algún atisbo de quejarse la harán sentir mal. ¿Cuánto daño le habrán hecho ya? Y todo es por mi culpa. Tantos intentos de mi parte para llegar aquí y no, no pude hacer nada.

Me gustaría hacer un conjuro para llamar a Razor, pero si lo hago notarán que estoy aquí. Una vez ya no se oyen pasos, me asomo para buscar una forma de salir de aquí.

El pasillo de esta pequeño conjunto de "celdas" es pequeño y lleva a unas escaleras al final de este. No hay nadie más en las celdas aledañas, este lugar parece desierto.

¿Qué se supone que haga?

Suspiro.

Debes concentrarte Diane, sólo piensa en lo que has aprendido estos días.

Recuerdo a Razor, en como dijo que yo podía sentir más allá de lo que creía. Y lo hice, hace sólo unas horas pude sentir todo de una forma distinta. Trataré de usar sólo mis sentidos, sin tener que invocar mis habilidades.

Vuelvo a la celda. Me inclino, para después sentarme y enfocarme en sentir y oír más allá. Primero oigo, luego comienzo a trabajar en el hecho de sentir la arena, la tierra, todo a su alrededor.

Siento el pasillo, y como sigue, (yendo en por el camino de la izquierda) hasta llegar a lo que parece ser una bodega. Suspiro, trato de sentir a personas dentro de ese camino. No hay nadie. Parece que todos están arriba, yendo hacia la guerra. Me centro en el camino de la izquierda, que parece llevar a un gran cuarto que parece ser el centro de reunión de los Tenebris. Personas se mueven aquí y allá, siento sus pasos rápidos.

Busco alguna forma de salir por aquella bodega que sentí al principio, encontrándola al instante. Siento a un montón de personas por ahí arriba, pero mejor salir a la interperie que a un cuarto lleno de Tenebris furiosos. Tal vez incluso pueda intentar escapar con mis poderes del aire y evadirlos. Pero si me encuentro con aquel chico que puede imitar las habilidades de los demás...

No, he llegado demasiado lejos como para ver mi final encerrada aquí. Tengo que intentarlo.

Salgo con todo el ánimo que puedo reunir.

El camino hasta la bodega es mucho más largo de lo que pensé. Mis piernas comienzan a doler debido a que no se encuentran en el mejor estado desde mi sorprendente teletransportación, todos mis músculos se esfuerzan por seguir vivos.

Una vez llego a la entrada de la bodega, me encuentro con que está abierta de par en par. Eso es bueno. Lo malo es lo que hay dentro de ella. Es algún tipo de... arma. Son muy parecidas a las que tiene el ejército real. Aunque parecen más pequeñas y frágiles, además, no son muchas. Parecen haberlas usado todas de una vez.

Esta guerra será mucho más complicada de lo que pensé. No quiero que muera nadie. Es... impensable.

Suspiro. Tomo todas las armas que puedo, calzándome algo parecido a un cinturón sobre mí brazo y que lleva unas diez de estas, entonces subo hasta la escotilla que lleva a la superficie y salgo. La luz del día hace que pierda mi concentración unos segundos. Enfoco mi mirada, viendo a la enorme cantidad de personas delante y detrás de mí. Estoy rodeada, pero afortunadamente nadie parece sorprendido de haberme visto salir de la nada. Están más enfocados en el comienzo de todo.

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