Capítulo 38. «Un vuelo en las alturas»

—Que estemos trabajando juntas no quiere decir que me agrades —susurra Vivian una vez que nos hemos juntado, dispuestas enfrentar a Zukira.

Ruedo los ojos, no le respondo porque estoy tratando de concentrarme. Tal vez Zukira parece una gran perra, pero tiene razón acerca de que debemos entrenar para saber defendernos.

El ejercicio está más o menos así: Somos cincuenta chicos en el escuadrón. Todos estarán formados por filas y con los ojos cerrados indicando que nadie está dominando su mente y acciones, por lo tanto, cuando sus ojos se abran y comiencen a caminar hacia nosotros significará que Zukira los ha dominado. Nuestro trabajo es sacarla de la mente de aquellos chicos, defenderlos.

—Muy bien... —Zukira nos advierte, a punto de empezar—. ¡Ahora!

Justo cuando todo comienza una idea magnífica viene a mi mente. Me inclino hacia Vivian y le susurro:

—Tú defiende a los chicos y yo voy por Zukira, así terminaremos más rápido.

— ¿Qué? No tomes la mejor parte. Yo voy por esa maldita —me incita. No tengo porque comenzar a luchar, por lo que al final solo respondo:

—Bien, pero hay que ganar, ella parece ser muy fuerte mentalmente.

—No tanto como yo —alardea, justo en el momento en que los dos primeros ojos se abren. Mientras Vivian parece estar concentrándose, yo me esfuerzo por detener a Zukira.

El primer chico es alto y desgarbado, sus ojos están blanqueados, camina tal como un zombie lo haría. Entro en su mente rápidamente y saco a Zukira de ella. Otros dos chicos abren los ojos, aproximándose rápidamente hacia mí. Los ojos del chico vuelven a abrirse debido a que por mi distracción lo he dejado libre.

Tengo que mantener el control a pesar de todo. Estiro mi mano, sintiendo toda la energía salir de mí. Empiezo a reconocer la energía salir de la mente de Zukira, empiezo a reconocer a donde se dirige.

«Lo tienes» dice Razor en mí mente, incitándome a actuar.

Entonces lo hago. Me adelanto a Zurika. Puedo ver su energía salir como si se tratara de una especie de luz morada tan rápida que apenas puedo alcanzar.

Con todo el esfuerzo del mundo resguardo la mente de uno, dos, tres, cuatro, diez, veinte, casi cada uno de los chicos de aquí. Zukira sonríe, orgullosa. Se voltea hacia nosotras y se percata de que la única que la está bloqueando soy yo. Esto la sorprende. Entrecierra los ojos y centra su mirada en Vivian, molesta porque no ha hecho nada.

Pero si lo ha hecho. Justo en el momento en que Zukira baja la guardia Vivian deja salir su propia energía, dominando su propia mente. Sonríe, orgullosa, los ojos de Zukira están cerrados permanentemente por obra suya.

— ¡Idiotas! —grita ella, enfurecida—, ¿Cómo se atreven?

Vivian está luchando por defenderse de Zukira. Ambas son extremadamente poderosas, por lo que esto es una lucha por ver quien es más fuerte. Ambas gruñen y patalean, veo que la cantidad de energía que se lanzan entre ellas es magnífica.

Al final, Zukira es más fuerte que Vivian. La veo gruñir y dejarla libre, parece ya no tener fuerzas.

—Por algo me nombraron su general —se regodea Zukira, una vez puede volver a abrir los ojos. Pasa frente a nosotros de forma autoritaria, mirando a cada uno a los ojos cuando pasa frente a él—. Soy más fuerte que todos ustedes, soy la que tiene más experiencia luchando contra Tenebris. No crean que la lucha acaba de comenzar, ya son años de que estemos luchando contra ellos, pero su poder crece, como podrán notar. Hay rebeldes humanos que se les unen, ¡Traidores! ¡Seres viles que abandonan a su país y a la madre esfera! —cierra los ojos, tratando de controlarse, segundos después nos devuelve la mirada, usando una falsa y agria sonrisa—. Comportarse de la forma en que se comportaron fue un gran atrevimiento. Tenían un buen puesto, soldados, y ahora han sido degradadas hasta el fondo de la cloaca. Hoy están fuera, no quiero lidiar más con ustedes. ¡¿Qué no me oyeron?! —exclama— ¡Afuera!

Vivian y yo comenzamos a caminar lejos de la explanada sin sentirnos ni un poco mal por nuestras acciones. Incluso chocamos las manos, algo poco común entre nosotras. Segundos después se nos unen Ritkar y Razor, argumentando que Zukira los corrió debido a que tenemos una «estrecha conexión mental» y todo lo que ellos aprendieran también lo aprenderíamos nosotras sin mover siquiera un dedo.

—Entonces, ¿A dónde nos dirigimos ahora? —pregunta Ritkar, pareciendo demasiado aburrido. Vivian lleva una de sus manos a sus cienes, usando sus poderes telepáticos para buscar algo. ¿Qué? Ni idea. Sólo sé que después de unos segundos parece haber encontrado lo que buscaba debido a que una sonrisa triunfante surca su rostro.

—Sé a donde quiero ir —se regodea—. Síganme.

Antes de que Razar avance, lo detengo de la muñeca.

— ¿Crees que sea seguro seguirla? —le cuestiono, él alza las cejas y frunce los labios, indicando que no lo sabe.

— ¿Qué crees que debamos hacer tú? —arremete, dejándome aun más confundida.

—No lo sé. Vivian es peligrosa y tú eres un sabio dragón dorado al que estoy pidiendo consejo.

—Diane, no sé que decirte. Necesitamos entrenar, entrenar en exceso. Estábamos aprendiendo un poco ahí, sino hubiera sido por las acciones de...

—Vivian —interrumpo. Él asiente.

—Sí, Vivian. Por otro lado, este ejercicio las ha hecho unirse por primera vez, lo que ha beneficiado su relación y si la ignoras ahora...

— ¿Vienen o no? —pregunta Vivian, sacándonos de nuestra conversación. A regañadientes, contesto:

—Sí, vamos.

—Perfecto —contesta Vivian con una ancha y satisfecha sonrisa. Toma a Ritkar del brazo, tal como una gran dama de sociedad, luego ambos comienzan a caminar hacia el norte del castillo. Pasamos varias explanadas, todas con Albas impresionantes.

En una todos tienen habilidades con el agua, la mueven, luchan entre ellos, hacen algún tipo de entrenamiento que no parece muy organizado. Veo a Tifón y a su compañero, ¿Compañeros?

Lo único que sé es que cuando llegó era un dragón de dos cabezas y ahora, como humano, tiene la forma de siameses. ¿Qué tenga dos cabezas quiere decir que son dos personas? Esferas, da lo mismo.

La siguiente explanada tiene a puras personas con el poder de la tierra. Es colorida, hay flores por todos lados. Son aun más que los que tienen el poder del agua, digamos unos sesenta. La siguiente estación tiene personas con el poder del fuego, (son bastante aterradores) entonces seguimos avanzando y llegamos a una que no parece tener personas con un poder determinado. Veo a una chica que se multiplica, a un chico que vuela, otra chica que parece poder mover cosas con la mente y muchos más.

Entonces veo a Thor y a Hyla. Hay varias personas rodeándolos debido a lo impresionantes que son. Están entrenando a forma de lucha.
Cada uno de sus golpes es preciso y perfecto, los trajes se ajustan perfecto al cuerpo de ambos y parece que no se les despeina ningún cabello.

Hyla lanza un puñetazo, Erick lo bloquea. Hyla sonríe, confiada, estira su mano, invocando su poder, llamando a una esfera de electricidad. Thor salta evadiéndola y llama su propia arma, un látigo de electricidad. Lo mueve de un lado al otro, sin impactarla. Hyla avanza hasta quedar frente a él como si de una danza se tratara y, de improviso, lo derriba.

Ella está sobre él y ambos se miran fijamente de una forma que no me entusiasma mucho.

—Parecen muy unidos —susurra Vivian en mi mente—, así son los compañeros. El uno para el otro.

— ¡Cállate! —grito, furiosa. Alcanzo a, incluso, llamar la atención de Erick. Antes de que venga hacia acá, le digo a Vivian—: Creí que eras más que una perra engreída.

Sin más, me marcho. Estoy furiosa.

Y no tanto con Erick, porque no somos nada y claramente era un entrenamiento, sino con Vivian por ser tan molesta.

— ¡Diane! —grita Razor, que segundos después ya está frente a mí, deteniéndome—. ¿Vas a dejar que ella se salga con la suya?

— ¡No! —grito, molesta—. Bueno, ¡Sí! No me importa ya nada que tenga que ver con ella. Sólo... —carraspeo, nerviosa—. ¿Podemos irnos? Hay que entrenar y preferiría que fuera en casa que en este nido de zánganos.

—Diane, cuida como te expresas...

— ¿Eres mi padre? —pregunto, él niega—, entonces déjame en paz. ¿Nos vamos?

—Bien —contesta Razor, sin muchos ánimos—, pero hay que irnos a mi manera. Hay una colina a varios metros que puede ser bastante útil.

— ¿Colina? ¿Cómo lo sabes? —pregunto. Él se inclina, poniendo su mano en el suelo e incitándome a que lo haga también.

— ¿Puedes sentirlo? —pregunta, una vez que he tocado el suelo.

— ¿Qué? —pregunto, entrecerrando los ojos.

—El suelo. Todo lo que hay debajo. La arena no es sólo eso, hay mucho más detrás de ello. Si te concentras podrás sentir todo lo que hay a tú alrededor, familiarizarte con la tierra y no sólo con las plantas, como lo hacen todos aquellos chicos de ojos verdes.

—Lo intentaré, entonces —prometo. Cierro los ojos, suspiro y trato de mentalizarme—. Creo que lo tengo —afirmo varios segundos después—. Bueno, en realidad no.

—Enfocáte en sentir más allá de lo que tus sentidos quieren decirte —me impulsa Razor. Pone una de sus manos sobre la mía y, al abrir los ojos, puedo ver como energía sale de ella—. Siéntelo.

Intento sentirlo, sentir todo debajo de mí, pero no puedo. Gruño, enfadada.

—No todo se te dará tan fácil —afirma—. Sólo tienes que practicar.

— ¿Cómo es que sabes tanto? — pregunto, Razor está a punto de explicarme cuando me levanto y digo—: No, no tienes que explicarme. O sí, pero mejor cuando estemos lejos de aquí.

Comienzo a caminar hacia el lugar que Razor señaló, el silencio reinado entre nosotros. Razor me rebasa, así que ahora lo sigo. Varios metros después llegamos a una de las fronteras del palacio. La gran muralla está frente a nosotros, paralizante. Razor se gira hacia mí y, de improviso, vuelve a ser un dragón dorado. Ahora entiendo a que se refiere con su «modo», la conexión entre nosotros es mucho más fuerte cuando se transforma en dragón.

Eso no quiere decir que no esté nerviosa. Por el amor de las Esferas, es, este será nuestro primer vuelo.

Me acerco a él, que baja su enorme e imponente cabeza instándome a subir, y lo hago. Aun ni siquiera estamos volando y ya siento lo abrumador de la situación. Me aferro a una de las enormes escamas de la cresta de Razor, mi corazón late demasiado, como loco. 

— ¿Lista? —pregunta, su voz es diferente como dragón, es más rasposa, aunque más o menos tiene el mismo tono. Exhalo fuerte, tratando de sentirme más tranquila.

—Lista —contesto. Razor estira sus alas, gesto que lo hace saltar, literalmente, casi haciéndome caer. Formo un asiento de arena para sostenerme, entonces, de improviso alza en vuelo.

Agradezco que mi cabello se encuentre agarrado en una coleta porque, de lo contrario, estaría volando por todos lados de una forma molesta.

Pero esferas, ¿Eso que importa? La vista es magnífica. El palacio,  grande, majestuoso, se eleva debajo de nosotros. Por suerte nadie puede vernos debido a lo alto que vamos.

Razor se infiltra en mi mente, de nuevo, pero sin hablar. Siento lo que viene, un giro. Él sube más, y más, hasta que vamos sobre las blancas y esponjosas nubes.

Es mejor que en las películas, es muchísimo más maravilloso. Es relajante, me hace olvidarme de todo, de todos. Las cosas parecen prometedoras, incluso. ¿Por qué no ganaríamos si tenemos un poder cómo este?

«¿Lista para la verdadera velocidad?» dice, de nuevo. Asiento, un asentimiento mental. El golpeteo de las alas de Razor se multiplica, lo que nos hace ir mucho más rápido. Minutos después Razor baja la velocidad y altitud de nuevo debido a que estamos por llegar a la iglesia. Veo a Ferrates, que es significativamente más grande desde las alturas, pero que también va disminuyendo de tamaño conforme voy bajando.

Todos nosotros somos insignificantes frente a esta enorme manifestación, la naturaleza.

Razor aterriza en la misma colina en la que apareció cuando lo invoqué. Bajo de él sintiéndome un tanto mareada. Estar en el aire es bueno, pero estar en tierra firme es aun mejor. Creo que ahora puedo entender aquella cosa de que puedo sentir más allá, en el suelo. Es como si fuera una parte de mí.

Una vez Razar toma su forma normal, (Sí, viene con ropa incluida, lo que es bastante genial) vamos dentro de la iglesia. Un montón de niños que ya conozco bien me reciben, incluida Sofía.

— ¿Cómo estuvo todo? —pregunta, curiosa—. ¿Y Gabriel? —duda, luego lo completa—. Digo, ¿Y los demás?

Esa pregunta hace volar mi imaginación de formas imaginables. Puedo leer un poco de vergüenza en los sentimientos de Sofía, es como si a ella le gustara Gabriel.

—Están allá. Tuvimos cierto contratiempo —explico. Los niños parecen decepcionados. Al parecer no soy todo lo que ella esperaban. Aun así hacen preguntas, muchas preguntas.

— ¡A un lado! ¡A un lado! —una voz interrumpe a los niños. Se bien que es de Cinthya, ese tono agudo y relajante a la vez es muy reconocible—. ¡Oh! ¡Diane! Vamos.

—Bien —digo, Razor viene detrás de nosotros, sentimientos raros lo embargan, algo efusivos.

No puedo creerlo. Estoy a punto de dar media vuelta para intentar hablar de lo que acabo de descubrir, pero sería muy indiscreto.

En especial porque Cinthya es parte de eso.

♠♠♠

N/A. ¡Hola! Aquí yo, de nuevo. No sé si notaron que me desaparecí o no, digo, Dulce Magia Tormentosa no ha tenido mucho apoyo últimamente, pero quiero avisarles que estoy de vuelta y que de ahora en adelante tardaré un poco más o tal vez no tarde en actualizar.  Lo que pasa es que como estoy tan cerca del final, (no el definitivo, porque habrá una segunda entrega de este libro) estoy pensando mucho todo lo que tengo que escribir y además, para el colmo, tengo un mini bloqueo.

Pero no se asusten, seguiré actualizando. No he dejado de escribir y no pienso dejar de hacerlo.

Por cierto, he publicado una nueva novela y me gustaría que se pasaran por ella. Es también de fantasía, aunque más de la épica. Tendrá un poco de todo, hombres lobos, vampiros, (no son los principales) elfos, princesas, hadas, príncipes, y demás. Estoy muy entusiasmada con ella. ❤

Sin más que decir los quiere...

ANGIE. <3

P. D. No he corregido este capítulo así que si ven un error háganmelo saber.

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