Enamorado de un ángel. Pt. 1
Era imposible quitar la vista de él, mis ojos se fijaban en su injusta apariencia que me provocaba querer tocarlo, deslizar mis dedos por su bello rostro y confirmar si era verídico o solo un producto de mi vaga imaginación. Ese hombre era un ángel, etéreo, inalcanzable, pero mágicamente real.
—Te toca el nuevo cliente, Yoon— La repentina voz de Namjoon interrumpió la ensoñación que me habia provocado ese irreal chico, obligándome a volver a mi penosa realidad, dónde era solo un trabajador nervioso y deslumbrado, por la presencia de un chico que nisiquiera se había fijado en mí y al que ahora, debia servir.
No queria acercarme a él, temia que el pánico me impidiera hablar o terminar por hacer el ridículo en su presencia, pero no podía dejarme llevar por mis sentimientos, estaba trabajando y debia mostrar una actitud profesional, además, era la única oportunidad que tenia, para oírlo hablar.
Di pasos temerosos hasta su mesa y con una gran fuerza de voluntad, logre articular mi memorizada oración laboral —Bienvenido ¿Qué va a ordenar?
Dos ojos cafés se posaron en mí, provocando un temblor en mis piernas gracioso de admirar. Tener su presencia tan de cerca, me hizo olvidar cómo respirar y mi corazón trataba cruelmente de estabilizarse por el fuerte palpitar que comenzó a sufrir.
Hubo un largo y acogedor silencio entre nosotros, en el que solo me dediqué a observarlo. De cerca era aún más atractivo, su brillante cabello tocaba sutilmente sus largas pestañas, sus ojos irradiaban una vivaz luz, sus mejillas sutilmente abultadas parecían poseer una suavidad única, pero en definitiva, sus labios eran el gesto que más se robó mi atención. Abultados belfos de color rosado, que pedían ser besados, necesitaba perderme en sus labios, requería besarlo, era una cruel necesidad que debia saciar.
—Pediré dos cafés simples, por favor— solo su tímida y melódica voz nos interrumpió, pero no logró que apartara mis emocionados ojos de su persona —Sí, solo café— murmuró con una suave lentitud, que pude escuchar a la perfección por lo único de su voz.
Me sentí tonto al casi tropezar mientras caminaba, pero, al escuchar su cantarina risa a mis espaldas, por un momento desee recibir el golpe de la caída, si con eso obtenia nuevamente la oportunidad de escucharlo reír.
Ya en la cocina, le pedí a Namjoon apresurarse con el pedido, al punto de regañarlo reiteradas veces para que lo hiciese más rápido. Quería ver a ese chico de nuevo, volver a escuchar su voz, ser observado por él, cualquier cosa, con tal de tenerlo cerca una vez más.
Cuando el pedido por fin estuvo listo, me acerqué a su lugar con mucha impaciencia, casi ignorando el hecho de que ese ángel estaba distraído en su llamativo y rosado celular. Al colocar las tazas con mucho cuidado sobre la mesa, oí cierta molestia en su voz, mientras hacía su ajetreada llamada.
—Está bien, entiendo Jungkookie, pero me debes un café porque ya había pedido el tuyo— cortó la llamada notablemente cansado, y me miró como si le sorprendiera que me hubiera quedado tanto tiempo observándolo. Lo oí murmurar un gracias y decidí alejarme antes de hacer, de nuevo, algo estúpido ante él, pero su suave y reconfortante voz, detuvo mi firme caminar —Disculpa, ¿no quisieras tomar el otro café, conmigo?— lo observé por algunos segundos, detallando su avergonzado y deslumbrante rostro, mientras procesaba su repentina propuesta —Es que un amigo acaba de avisarme que no podría venir, pagaré el café, pero no me gustaría que se desperdiciara asi.
No me importo dejar a Namjoon a cargo de todo, y tampoco me altero su mirada de sorpresa al ver la rapidez con la que me habia sentado al frente suyo, solo para beber el cálido café en su compañía.
Disfrutamos de varios minutos hablando, compartiendo sobre temas banales, y de malas bromas que él contaba. Su presencia solo me causaba felicidad, ver sus lindas sonrisas y admirar su rostro de cerca, era un complemento perfecto a lo cegado que me hacia sentir su envolvente personalidad. Realmente queria alargar el momento, no me preocupaban los posibles gritos de mi jefe, los esperados regaños de Namjoon, o cualquier otro factor, teniendo en claro que podia permanecer asi de feliz todo lo que restaba del día. Incluso cuando terminamos nuestras respectivas tazas de café, no logramos acabar con la amena conversación, que podría haber seguido por horas y horas, de no ser por la llamativa alarma de su dispositivo, esa que nos sacó a ambos, de nuestra cálida ensoñación.
—Ah, es realmente muy tarde— exclamó, viendo lo que creia, era la hora en su celular —Gracias por aceptar mi propuesta, fue divertido hablar contigo...— Su mejillas cambiaron a un suave color carmín, y de inmediato evitó mi confundida mirada —Lo siento, acabo de notar que no nos presentamos, soy Kim Seokjin, y ¿tu eres...?
La ternura que me provocó con esos simples gestos, me devastaron entero, ¿cómo podía una persona ser tan adorable, y además, llevar un nombre tan acorde a lo bello de su rostro?
—No debes disculparte, yo lo siento, Seokjin— mi voz casi tiembla al pronunciar su nombre y lo vi sonreir suave al escucharme —Yo... Soy Yoongi, Min Yoongi.
—Lindo nombre— le oí pronunciar con plena sinceridad, mientras sacaba un bolígrafo de su bolso y tomaba una de las servilletas limpias de la mesa, para anotar algo que no pude ver al momento —Este es mi número, llámame o prometo que volveré aquí y te lo reprocharé— note un claro tono de diversión en su voz, y antes de despedirse, dejo sobre la mesa el dinero por su previo pedido —Adiós, Yoongi, espero saber sobre ti, muy pronto.
No supe en que momento su llamativa presencia había dejado el lugar, porque mi conmoción era mucho mayor a cualquier otra reacción. Habia logrado obtener su número, y sobre todo, él esperaba a que yo lo llamará; lo único que me volvió a mi realidad en ese momento, fueron los fuertes movimientos que Namjoon hacía, al mover mi cuerpo de un lado a otro, intentando despertarme de lo que creía era un sueño insuperable.
—Yoongi, despierta, amigo. ¿Qué te ocurrió? Llevas varios minutos sin moverte ¿debo llamar a una ambulancia?
No podia entender sus palabras, el único pensamiento que rondaban mi mente era Seokjin, su sonrisa maravillosa, su alegre personalidad, sus malos chistes, y los bellos gestos que adornaban su rostro. Era el hombre perfecto, la pareja de mis sueños, mi seguro destinado.
Esa misma noche le escribí, realmente no podia esperar más por saber de él. Hablamos durante horas y horas, tiempo en el que me senti tan emocionado y torpe, pensaba en cada mensaje que iba a enviar, hasta en los más mínimos detalles, temiendo confundirme en alguna letra, emoticono, o responder algo muy impropio.
Pasamos al menos un mes escribiéndonos a diario, entre conversaciones divertidas, a veces profundas, y otras simplemente cortas, pero cada una inolvidable, marcada en mi memoria y apresiada como un recuerdo perdurable, que era acompañada por una gran felicidad, nacida del sentimiento de amor que me provocaba.
Pero, a pesar de nuestra creciente relación, a lo largo de ese tiempo, no tuvimos oportunidad de vernos, ya sea por trabajo, estudios o algún otro contratiempo, el lindo chico se volvía cada vez más imposible de encontrar; llegue a pensar que no deseaba verme por alguna razón o que había hecho una errónea acción para alejarlo, pero toda duda fue borrada, el día que lo vi entrar en la ordinaria cafetería donde yo trabajaba.
—Asi que... ¿Ese chico es tu amorcito? La verdad si es un atractivo omega, Yoongi— Murmuró Namjoon, mientras le señalaba sutilmente a un lindo Seokjin, que se encontraba en una de las mesas más lejanas.
—¿Omega? ¿de verdad él es un omega?
—Puedo sentir hasta aquí su aroma a flores frescas, sin duda es un omega.
Por un segundo logré entender porque mi innegable atracción hacía a él y también lo rápido que nuestra relación fluyó, Seokjin era mi bello destinado, realmente lo era, mi adorado y perfecto omega, estaba seguro de ello.
En ese momento desee como nunca, tener olfato, deseaba percibir el delicioso aroma a flores que Namjoon con facilidad, describía.
Desde que nací me tacharon como un alfa anormal por ello, yo no podia oler. Sin olfato y sin capacidad para distinguir la esencia tan marcada de los omegas, muchas anterior parejas me dejaron, no es nada personal, decían, pero estaba claro que sus necesidades no era saciadas por un alfa que no notaba cuando su preciado celo se acercaba, y asi mismo tampoco estaba bien visto en un omega, anunciar tal situación. Era estúpido, si cualquiera de mi anteriores omegas lo hubiera solo insinuando, yo lo hubiera hecho, sin ningún problema o duda.
Al final, todo acabo sin más, y con sinceridad, admitía que la perdida no me afecto como esperaba, pero Seokjin, no se compara, el sentimiento es tan distinto, tan abrazante, tan cálido. Mi único anhelo era poder sentirlo.
—Namjoon, deja de oler a mi omega, por favor— y como esperaba, solo recibí una gran risa en respuesta, más por mis últimas palabras tímidamente susurradas.
Era molesto. Hubiera deseado más perder mi natural instinto territorial, que mi olfato, tal vez de es forma no odiaría que Namjoon o cualquier otro alfa que pudiera sintir el aroma de mi omega, y mucho menos aborrecería al chico que pocos minutos después, llegó a la cafetería y ocupó la silla justo al frente de Seokjin, cubriendo mi directa vista hacia él y peinando suavemente sus cabellos como saludo.
Noté de inmediato la ausencia de Namjoon en la barra, lo que me dejaba en claro que yo debía atender la mesa donde se encontraba mi lindo amor, y ese desconocido que, con su sola presencia molestaba.
—Hola, bienvenidos, jovenes— El chico que estaba junto a Seokjin se notaba más grande que yo, su rostro infantil contrastaba por completo con su gran estructura corporal y oscura vestimenta, también noté su clara confusión al verme y sus unidas manos con las del chico que adoraba —¿Qué van a pedir?
—¡Yoonie!— Lo sentía como una gran amenaza por su innegable y cercana relación con Seokjin, por lo que intente mantenerme firme ante el desconocido, pero ¿cómo lo haria si ese adorable hombre exclamaba mi nombre, bañado en amor? —Hola, es bueno volver a verte... De nuevo— sus ojos se fijaron en los mios, mientras sonreía, y jugaba con sus manos. Nuestro silencioso ambiente duro pocos segundos, solo compartiendo un mirar que era el reflejo de nuestros borbotonados sentimientos, y que únicamente fue interrumpido por una fingida tos, del indeseable tipo a nuestro lado.
—Pediremos dos cafés simples y un porción de pastel de chocolate, por favor. Creo que eso era todo ¿no, Jinnie?— Sentí una tensión en mi mandíbula al escuchar su firme voz, y la molestia era peor si lo acompañaba el dulce nombre de mi amor. Le mostré una sonrisa, solo a Seokjin, luego de asentir ante la última orden, y me alejé de la mesa, en busca de mi mejor amigo y compañero, Namjoon.
Al llegar a la cocina, sostuve su brazo y lo guíe nuevamente hasta la barra. Nam no me permitió señalarle nada o pedirle que identificará a ese desconocido, porque sus ojos por si solos viajaron a él, hipnotizado de repente, y ensoñado con su presencia.
Rogaba por dentro que pudiera sentir su aroma, ya que si lo hacía, me confirmaba que ese muchacho era un omega más del que no me debia preocupar, de lo contrario, estaría en enfrentamiento con un beta o alfa, en el que daria todo por ganar.
—Ese chico... Su aroma a vainilla... Es maravilloso. Yo necesito saber quién es— Un gran alivio invadió mi cuerpo al oírlo, y sin notarlo suspiré complacido, mientras observaba a Seokjin de lejos, conversar feliz.
Tal vez tuve suerte con que el desconocido fuera un omega, pero, eso no quitaba de ninguna manera lo maravilloso de Seokjin, no podía simplemente bajar la guardia y esperar a que alguno de los dos diera algún paso, debía actuar antes de que cualquier otra persona, cegada por su belleza, se acercara a él.
—¿Una cita? ¿nosotros dos?— Mi manos y piernas no dejaban de temblar a la espera de su respuesta y no supe de donde salieron mis palabras o mi valor, pero al ver sus ojos brillar y una de sus lindas sonrisas aparecer, supe que no debía temer más —Me encantaría, Yoon. ¿Te parece este fin de semana? Aunque podríamos hablar de los detalles luego también... Como tu desees...— Su palabras parecían nerviosas y apresuradas, no supe si era por mi repentina propuesta o porque su amigo lo esperaba afuera de la cafetería, deseando retirarse —Por mi está bien cualquier día, solo escribeme... Y yo responde, claro... ¡Gracias y adios, Yoon! Nos vemos pronto, eso espero...— Lo vi dejar el dinero de sus terminados pedidos sobre la mesa y también note lo tentativo de sus temblorosos dedos, como si dudara de algún acción o situación, pero al abrazarme, supe porque era, y me aferré a él, disfrutando de los pocos segundos de su despedida.
Desde ese día, Seokjin no habia hecho más que alegrar cada segundo de mi vida, se volvió el propietario de todos mis anhelos y mi felicidad a lo largo de varios meses, el dueño de cada uno de mis sueños, el más tentador deseo, una persona de la que era inevitable no enamorarse, y a pesar de que el mundo me jurará que era nuestro destino, yo no podia aceptarlo, porque, aunque no fuera mi predestinado, me hubiera enamorado de igual forma de él.
💐
El especial de El celo de Jungkook, donde ofrezco este spin-off Yoonjin, fue publicado en enero de 2019, hace más de un aÑO, POR FAVOR.
Que lo tenía escrito desde hace meses, pero soy basura y lo deje en el olvido.
En fin, la segunda parte ya está escrita, aunque debo darle una rápida releída para corregir pequeños errores, asi que no creo que tarde mucho en publicarla.
Eso es todo, gracias por leer. ❤
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top