Sumergiendose en el Amor


Lauren

Tenía un caleidoscopio de emociones, mi pecho estaba a rebosar de emociones. Jamás creí que estar con tu mate podría hacerte sentir así. Es como una droga, con razón lo buscan tanto y lo protegen. Estoy sentada en pleno campo, no tuve el valor de seguir cerca de él. Estoy como los enfermos terminales, desahuciada. Observo en silencio este lugar, me transmite paz y armonía, algo que pensé jamás volver a sentir, luego de ser Luna de mi manada. O mejor dicho pretender serlo. ¿Me conformaría solo con vivir a su lado?

Caigo en cuenta que aun haciéndolo, soy buscada por mi alfa. No va a descansar hasta encontrarme y darme muerte. Ahora la sola idea me da escalofríos, dejarlo solo. ¿Podría el vivir sin mí? Mientras no finalice el proceso de unión, sí. El aun no siente mi necesidad de tenerlo cerca. De protegerlo. El aun no es adicto a mí, mientras no lo marque. Descubro que estoy llorando. ¡Que estúpida fui! Jugué con mi vida y la de mi mate, ahora estoy sentenciada a muerte. ¿Para qué ilusionarle? Debo desaparecer, seguir mi último plan. Eso es lo que debo hacer. La solo idea, hace que mis pulmones dejen de trabajar. No puedo lograr respirar, no sé cómo voy hacer capaz de dejarlo.

Aun siento sus labios sobre mi piel, sus brazos darme protección. Aun siento su miembro invadirme, marcarme como suya. ¿Cómo lo permití? ¿Porque fui tan egoísta? Ahora estoy unida irreparablemente a él. ¿Qué opciones tengo? Quedo en silencio, mientras el aroma a tierra húmeda invade mis fosas nasales. Entonces siento mi aroma, distinto almizclado, no tardo en sentir sus brazos a mi alrededor.

Lauren, debes hablarme− dice con tono de angustia− no puede seguir llevando esa cruz sola, quizás pueda ayudarte a pensar.

Nadie puede− digo con desanimo.

Me toma el rostro con su mano, gira mi rostro hasta que sus ojos y los míos están conectados. Este hombre es tan hermoso, su mirada verde esmeralda me trasmite tanta paz. Sin mediar palabras me besa. El primer beso es suave y ligero. Sin embargo, pronto nos embarcamos en una lucha por demostrar quien desea más. Sus manos recorren mi cuerpo y con agilidad quitan cualquier estorbo entre sus manos y mi piel. En pocos minutos estamos nuevamente desnudos, unidos en una batalla. Sus labios me recorren lentamente, mientras nuestras miradas siguen conectadas. Me pierdo en las sensaciones que generan sus labios en mí. Me siento tan dichosa y a la vez tan infeliz. Lagrimas brotan sin restricción. El detiene su recorrido, sus labios se posan en mi mejilla, se alimenta de mi dolor.

Dejame entrar, te protegeré con mi vida. Solo debes de confiar en mi− dice con tanta seguridad, que me aterra. Decido disfrutarlo mientras lo tenga, vivir este día y luego ya se verá. Me entrego sin límites, sin barreras.

Sin palabras, ha entendido el mensaje. Así que continúa su expedición por mi cuerpo. Gimo mientras sus dedos me penetran. Para ser un humano es muy diestro en estas artes. Jamás había estado con un humano. La naturaleza sin duda me está castigando. Me dejo llevar por las sensaciones y emociones que me recorren, mientras mi mirada se centra en el cielo y su azul intenso. Siento sus manos abrir paso a sus labios, me abre las piernas, mientras se posiciona entre ellas. Y se alimenta de mí, no logro mantener mis ojos abiertos, mi cuello se contrae, solo un punto de mi cabeza toca el césped. Mientras mi cuerpo corcovea, llevado por todo lo que su lengua está haciendo sobre mí.

Abro los ojos al sentir como estalla dentro de mí un orgasmo, grito y en algún punto creo que hasta aúllo. Le escucho sonreír. Cuando estoy aun en los estertores del orgasmo, me toma como un papel, me voltea dejándome sobre mis brazos y piernas. Me penetra sin ningún aviso, grito. Comienza a darme fuertes estocadas, solo escucho los golpes de nuestras pieles. Sus manos se anclan sobre mis caderas. Veo pequeños puntos rojos sobre el paisaje, sin duda estoy en un espacio distinto a cualquiera que hubiese conocido.

Eres tan hermosa, cuando te entregas. Mi preciosa loba− su declaración me estremece, luego recuerdo mi aullido.

Mi naturaleza exige que le marque, agradezco que no pueda ver mi rostro mientras mis colmillos salen en busca de su piel. La primera vez me costó mucho ocultarlo. Permito que mis colmillos rompan mis labios, saboreo mi sangre y me dejo llevar. Cuando ambos llegamos, me toma como una joya preciosa y me coloca con sumo cuidado sobre su pecho. Mientras su mano recorre mi cuero cabelludo, me entrego al cansancio que he acumulado durante estos días, decido confiar en él, en su protección y descanso al fin a su lado.



Declan

Despierto, siento su ausencia. Sin mirar puedo saber con certeza que no está a mi lado. Debo aceptar que cuando me deje llevar por la rabia, no pensé que me sentiría así por ella. Jamás había estado con una mujer tan enigmática. Ella es tan grosera y arrogante, se comporta como la reina del hielo. Cuando la tome, cuando la probé, supe que jamás nada se igualaría a su sabor. ¿Cómo es eso posible? ¿Será esto lo que llaman amor?

La busco a mí alrededor, no está en la habitación. ¿Habrá huido de mí? Me coloco un pantalón, necesito saber si me abandono. Cuando llego a la sala, la vislumbro sobre la colina, desde aquí observo sus temblores. ¡Dios está llorando! ¿Le abre hecho daño acaso? Quizás en mi emoción no me di cuenta que ella no deseaba estar conmigo. ¿Tan estúpido he sido? No, no es posible. Ella lo disfruto, yo la escuche gemir y llegar. Respiro intentando calmar mis temores. Su silencio y desconfianza está creando en mí estas dudas.

Decido ir en su busca, necesito expulsar esos demonios que no la dejan vivir. Necesito que confié en mí. Camino despacio, mientras admiro su belleza. Llego a su lado y le abrazo, parece necesitarlo. Tiene la cara hinchada de tanto llorar. Su tristeza y soledad, solo me dan ganas de cobijarla y darle amor. Mi boca tiene aún memoria de su sabor, mi hambre se activa, necesito tenerla nuevamente...


Abrazados sobre el césped, disfruto de este momento postcoital. No se cómo hacerle entender que estoy y estaré a su lado. Nunca la abandonare. Escucho su respiración pausada, por fin esta descansado. Al menos he ganado una batalla. Ya comienza a confiar en mí. Mi gata arisca lograré que me hables. Solo debo ser paciente. Con cuidado me levanto y la llevo en mis brazos a la habitación. La poso con suave en la cama, cubro su cuerpo. Decido preparar algo de comer mientras pienso como bajar sus barreras de protección. No puedo protegerla sino sé, contra qué lucha.


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