Sueños

Ryan

Estoy agotado, estos últimos días han sido duros. Tener a mi compañero en la puerta de la muerte. Saber que soy el causante de su debilidad, me aflige. Pensándolo bien, ahora entiendo mi necesidad de protegerlo. Los nervios que me dan cada vez que sale fuera de la manada. Decido tomar una ducha, en mi baño privado de la oficina. Pues mi cuarto esta congestionado de personas entrando y saliendo. Abro la ducha, me decido por tomar una ducha caliente. Necesito reposar mis músculos, necesito relajarme. Lo ideal sería una buena sesión de hidromasaje en mi jacuzzi. Sin embargo, me tocara conformarme con esto.

Una vez que verifico que la temperatura del agua está a mi gusto, entro en la ducha. Me recuesto en la pared, mientras dejo que el agua caiga desde mi cuello y corra libre por toda mi columna. Cierro los ojos, necesito analizar como mi vida ha cambiado tanto, en tan poco tiempo. Me voy relajando, mientras dejo que mis músculos sedan a la temperatura del agua.

Escucho como alguien entra en el baño. En inicio me enojo y me preparo para pelear. Luego huelo el aroma de mi mate, es inconfundible. Sin necesidad de abrir los ojos, dejo que ella continúe lo que sea que ha planeado para mí. La escucho entrar, sonrió pícaro. Ella siendo humana no sabe todo lo que puedo oler y escuchar. En este momento puedo oler su excitación, eso me hace que se me endurezca el miembro rápidamente. Siempre responde por muy agotado que este, a mi mate.

Ella se posiciona delante de mí, mientras aún estoy reclinado en la pared. Esta de rodillas, lo sé; porque siento sus rodillas rozando mis pies .Sus manos recorren mis muslos. Sin demora un pequeño gemido escapa de mí. Ella comienza a trazar un camino desde mi ombligo hacia la gloria con pequeños besos. El poder solo sentir sin ver, es mucho más erótico de lo que jamás imagine. Sin embargo, algo es distinto. No logro ubicar que.

Sin demora, siento sus labios sobre mi pene. Lame lentamente, mientras sus manos juegan con mis testículos. Suplico, quiero más. Ella cambia la táctica, ahora succiona y fricciona su lengua contra mí. Me enloquece todo lo que su mágica boca puede darme al mismo tiempo. Me remonto en una montaña de placer, de donde en poco tiempo seré llevado al cielo. Sus manos aprietan mi culo, como queriendo comerme completo. Mi mate sin duda es una golosa.

Pronto le indico en pocas palabras que estoy por llegar. Ella sigue sin pronunciar palabras, ahora que lo pienso bien, no la escuche gemir ni hacer esas risitas de niña traviesa. Eso me pone en alerta. Cuando decido abrir mis ojos, sucede algo mágico. Comienzo a explotar en un orgasmo demencial. Que me hace olvidar mis dudas. En la cúspide de mi orgasmo, siento una punzada de dolor en mis muslos, que al mismo tiempo se transforma en un placer indescriptible. Vuelvo a correrme algo que jamás me había pasado. Logro sentir como succionan de mí. Luego solo hay silencio, ya no logro sentir, ni escuchar nada. Abro los ojos, entonces observo con horror, como el cabello de Kenia es rubio algo que no es posible. Entonces levanta la vista, me quedo Frio de la Impresión. Bruce es quien me mira, con esa mirada risueña que tiene cada vez que posee a nuestra mate.

Despierto sudando frio, mientras Kenia intenta controlar mis manos. Sin darme cuenta le doy un golpe, ella vuela por los aires. El golpe seco de su caída me trae a la realidad. Corro a buscarla, la encuentro inconsciente. Casi mato a mi mate. ¡Santa Luna! ¿Que ha sido ese sueño?



Kenia

Intento concentrarme, me duelo mucho la cabeza. Sin duda el golpe me ha dejado fuera de base. ¡Dios! Mi corazón está a punto de salirse. Intento rememorar, que fue lo que paso. Desperté escuchando a Ryan gemir, pensé que estaba teniendo un sueño húmedo conmigo. Eso me puso a mil. Luego sin más comenzó a quejarse y gritar, mientras sus manos peleaban con alguien en sus sueños. Mientras intentaba que despertara, su brazo logro tomarme y aventarme fuera de la cama. Grite solo un instante, porque mi espalda y cabeza dieron de lleno con la pared. Ahora siento que mi cabeza va estallar, aun no logro aclarar mi visión.

Todo eso paso en cosa de segundos. Ahora tengo a Ryan como loco, revisándome. Mi grito llamo la atención de los guardias. El cuarto está invadido de todo aquel que logro escucharme. Incluyendo el príncipe, que no ha dejado la manada mientras Bruce está enfermo. Estoy extenuada, cuando no es una cosa es otra. Ya no tengo claro en que consiste mi vida. Desde que Bruce esta inconsciente, pienso que estoy viviendo sin sentido. Él era quien me daba consejos, quien me escuchaba. Mi amigo y apoyo. No es que Ryan no lo sea; pero Bruce está más pendiente de mis pensamientos y sentimientos. Amo eso de él.

Una media hora más tarde, el médico de la manda finaliza mi revisión. Mientras escucho los lamentos y disculpas de Ryan, cada vez que le pido que me explique qué sucedió, se sonroja y me esquiva la mirada. Su comportamiento es muy extraño desde que se enteró que debe compartir su sangre con Bruce. Creo que piensa que ahora la manada pensara que es homosexual. Por aquello que los vampiros se alimentan durante el sexo. Sin embargo eso es errado, Bruce ya me había dicho que desde hace más de un siglo, su alimento y el sexo no iban unido. Generaba muchos problemas, así que quienes venían a diario a darle sangre, eran desconocidos, contratados para ello.

¡Claro! Ryan no sabe eso, él no ha tenido eso intimidad con Bruce, para saberlo. Me levanto de la cama, decido ir a verlo. A veces siento que me falta parte de mi piel, sino lo tengo cerca. Deseo tanto que reaccione. Cuando voy saliendo de la habitación, Ryan pregunta para donde voy. Decido no decirle nada, si él quiere ocultarme cosas, yo también puedo. Salgo sin mirarlo, comienzo a molestarme. Después de todo soy su pareja, no debería ocultarme cosas.

Entro en nuestra habitación, donde Bruce yace solitario. De su brazo sale una intravenosa, ella le da sangre de Ryan. Así lo decidieron ambos médicos hasta que reaccione, lo van alimentar de esa manera. Yo extraño su boca sobre mi piel. Me siento celosa de que ya no seré la única que le provea su alimento. Seguro Dios me castiga por descuidarlo. Llego a la cabecera y le beso, sus labios están fríos e inertes. Algo que me está desesperando porque ya vamos a cinco días sin reaccionar. No sé qué esperar. Como mi otro mate básicamente me lanzo de su cama, me abro un huequito debajo del brazo de Bruce, me arrincono en posición fetal y decido dormir a su lado. Bruce siempre ha sido muy protector conmigo, a su lado nada me pasara, aun en su inconciencia confió en él.



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