Ruptura
Kenia
Ya habíamos tomado una decisión, la tercera opción. El consejo había asumido el control de todos los eventos por venir. Entre ellos la ceremonia de la luna. Habían invitado a más personas, estábamos a pocos días de que fuese luna llena. Noche en la que sería la ceremonia. Mis nervios estaban a flor de piel, me costaba hablar. Mi estómago dolía constantemente. Estaba en pánico total. No quería ser la causante de una guerra. Mis padres seguían sin dirigirme la palabra. Había hecho sin éxito, varias llamadas, incluso correos. Quería ir a su casa. Por supuestos mis machos alfas lo habían prohibido.
Mi mente estaba en caos total. Ryan había movido mi empresa a la aldea. Eso me hizo enojar mucho, entendía que tarde o temprano sucedería. Sin embargo, lo que no esperaba era ser ignorada y que tomaran decisiones sobre ella. Llevo dos días, durmiendo lejos de mis mates. Algo que solo ha empeorado mi estado de angustia. Soy una masoquista, los necesito. Pero mi orgullo no me permite ceder. Si lo hago, los dos me convertirán en su marioneta personal. Entonces ya no estaría en una relación igualitaria. Lo peor de estar conectada a ellos, es que puedo sentir su dolor y pesar. Sin contar que pasan todo el día, hablándome por nuestra conexión. Es agobiante y me frustra, quisiera bloquearlos y como cualquier humano, ignorarles.
Estoy intentado prestar atención a todas las directrices que debo seguir en la ceremonia de la Luna, mientras mi corazón se acelera implicando que alguno de mis compañeros se acerca. Al parecer se acabó mi tregua. Observo por la ventana, este lugar cada día me enamora más, su esplendor y belleza; son un oasis.
− Alfa, buen día− Escucho que dicen al unísono las personas que me han estado capacitando. A esta altura ni recuerdo quienes son.
− Buen día, ¿podrían dejarme a solas con la Luna?− su solicitud es acatada, mi cuerpo comienza a estremecerse. No quiero dejar que ellos me manejen. Más no puedo seguir huyendo, debo afrontar esta situación.
− Kenia, debemos hablar− me sorprendo al escuchar a Bruce, volteo para verle. Me encuentro la cara de frustración de mis dos compañeros.
− ¿hablar?... ¿hablaron conmigo para tomar decisiones sobre mi compañía?− les miro a ambos, mientras ellos se miran entre sí. Sin duda, venían con la idea que ya no estaría molesta, o al menos más calmada− ¿Qué se supone que soy? ¿un juguete? ¿la compañera sexual? ¿una idiota que no puede tomar decisiones?
− Nena−dice en tono conciliador, Bruce. Siempre es él quien hace ese trabajo. Ryan es muy orgulloso y soberbio para hacerlo. Sin embargo, esta vez espero que sea él, quien se acerque. Pues sospecho, que fue él quien impuso esta decisión− Sé que debimos conversarlo contigo, es solo que lo hicimos por tu seguridad. La empresa ha estado muy desatendida. Creímos que lo mejor sería que volvieras a ella. Sin embargo, por ser Luna no es una opción que salgas de la manada en este momento.
− Puedes explicar lo que te dé la gana, Bruce. No hay explicación que valgan, para pasar por encima de mis derechos a opinar y decidir. Ya que es mi ¡Maldita empresa!
− No tienes que ser tan grosera− Dice Ryan exasperado.
− ¿ahhh no?, ¿Cómo debo ser? ¿quieres que me incline a tus pies y te diga; "como deseís, mi señor?− esta última pregunta, trae una sonrisa burlona a su rostro− ¿eso es lo que esperas de mí? ¿Qué sea tu esclava?
La simple idea que ellos me invaliden, me entristece y hace que muera una parte de mí. Me dejo llevar por mis sentimientos y lágrimas brotan. Ryan me mira con dolor, aun así no intenta consolarme.
− No me disculpare por protegerte, Kenia− dice todo encumbrado en su trono.
− Entonces yo no continuare en esta relación, donde yo puedo ser desechada y anulada− miro a Bruce− Lo lamento, no hare la ceremonia. Me marchare, no puedo estar aquí.
Y salgo corriendo, necesito respirar. ¿Cómo pude ser tan estúpida? Sabía que ambos eran dominantes; pero jamás creí que me podrían hacer algo así. Solo soy su mate, alguien a quien tener para calentar las sabanas y calmar las ganas. No soy más que eso, un objeto y nada más. Decido ir a la cabaña de Ryan, allí nadie me molestará, y así podré saber que hacer ahora que no tengo compañeros, ni familia, ni empresa. ¡Qué asco de vida!
Camino a través del bosque, me dejo llevar por el sonido arrullador del rio. Sé que estoy protegida mientras me mantenga en las tierras de la manada. ¿En realidad podré dejarlos? Veo la silueta de la cabaña de Ryan, me siento agotada. Desde hace un día, mi cuerpo ha estado débil. Solo deseo acostarme y olvidarme por un tiempo mi vida.
Llego a la cabaña, la cama me llama. Me acerco a ella y me derrumbo, mi cuerpo comienza a desconectarse sin dilación. Mi último pensamiento es que necesito descansar, luego decidiré.
Me despierta el malestar en mi garganta, tengo mucha sed. Mi boca y garganta se sienten como si hubiese comido tierra. Tengo mucho calor, así que como puedo me voy desvistiendo. No logro levantarme de la cama, mi sed tendrá que esperar. Voy perdiéndome en la inconciencia nuevamente.
Bruce
− ¿estas contento?− digo molesto a Ryan, mientras veo como mi mate nos abandona. Jamás me sentí tan desvalido, ellos dos son testarudos y orgullosos.
Yo bien le dije a Ryan, cuando se le ocurrió la idea de mudar su empresa que esto pasaría. Lo único que dijo es que para que decirle, igual esa sería la decisión. Parece que no conoce a nuestra pareja. Si soy honesto, yo también me enojaría si otro pasara por encima de mí.
− No, no lo estoy− dice Ryan, con cara de arrepentimiento− Bruce, estoy tan acostumbrado a llevar la manada, que me olvido que ustedes no están por debajo de mí, sino a mi nivel. ¿Cómo resuelvo esto?
− Disculpate, creo que debemos buscarla y aguantar lo que ella decida hacer con nosotros, puesto que la ignoramos− digo casi en suplica, sin estos dos no se ponen de acuerdo, sufriré yo.
− Dejémosla un rato más, luego la buscaremos− dice Ryan en su postura de Alfa.
− Ryan, no creo que sea buena idea darle más espacio. Yo creo que ella no está bien, cada vez que intento sentirla es como si no estuviese.
− Es solo que nos está ignorando, Bruce− dice Ryan con hastió.
− No, no es eso. Los dos días que nos ha ignorado, he logrado sentir su molestia, la tristeza, todo. Ahora es como si estuviese muerta− digo casi en susurro.
− Exageras− dice, mientras levanta su teléfono y solicita a alguien. A los pocos segundos, entra un tipo, que sin duda es militar. Debe ser parte del equipo Delta.
− Alfa, me llamaba− dice en tono de respeto.
− ¿Dónde está la Luna?− dice autoritario.
− Está en su cabaña, Alfa. – Dice, mientras Ryan me mira como si tuviese retraso.
- Gracias, mantenme informado− asiente mientras se retira de la oficina. Decido dejarlo en su oficina. Está claro, que no voy a ganar nada con él. Ya al menos sé, donde está.Iré yo por mi cuenta a buscar a mi mate...
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