Declan

Desesperación, rabia y mucha decepción inundan mis sentidos. Siempre tuve presente que ella ocultaba algo. Sin embargo, mi mente jamás hubiese esperado tal maldad. ¿Cómo? ¿Porque alguien puede generar tanto daño? Que explicación esperaba escuchar, para poder aceptar que la mujer que amo, es un monstruo, que dañó a una mujer inocente. Ella no me dijo como termino esa pobre chica. ¿Cómo se puede vivir tranquilo luego de hacer algo así?

Salí como alma que lleva el diablo de la casa. No podía seguir cerca de ella, no sin ocasionarle algún daño. Porque eso era lo que deseaba. Estuve durante horas manejando, luego me vi en medio de una carretera donde un anuncio a medio encender, me invitaba a beber. Sin pensarlo demasiado entre en ese antro. Horas más tarde estaba casi inconsciente en el lugar, con los lugareños dándome consejos de amores y mujeres. Cuando me di cuenta ya era de día. Como pude volví a nuestra casa. Estaba asustado de cómo le encontraría, que le iba a decir. Aun no lo tenía claro, solo sabía que la amaba. Y si ella al fin había confiado en mí, es porque siente algo importante por mí. Quizás podíamos resolver lo que ella había hecho. Quizás aún había tiempo para que las cosas pudieran ser normales.

Bajé del auto, con un mal presentimiento. Sintiendo la necesidad de correr a casa y buscarla. Abrí la puerta casi sin aire, el silencio me recibió. Comencé a llamarla a gritos, el silencio nuevamente fue mi respuesta. Busque inseguro por toda la casa, mi mente daba respuesta a cada espacio vacío. Para calmarme pensé que debía estar en uno de sus paseos a campo traviesa. Me senté en la cama, mientras intentaba calmar la ansiedad. Entonces algo llamo mi atención, la puerta del closet estaba entre abierta, me levanté de la cama mientras las piernas flaqueaban. Cuando abrí el closet, sentí un golpe en la boca del estómago. Su ropa ya no estaba, no podio seguir mintiéndome, ella se había marchado.

¿Cómo voy a encontrarla? No sabía nada de ella, salvo su nombre y el acto aberrante que había hecho. Luego de unos minutos de autocompasión decidí llamar al único en el que confiaba para buscarla.

Luego de una larga conversación, dejé en manos capaces su búsqueda. Ahora solo debo pensar cómo hacer para que esta relación funcionara. ¿Estaba dispuesto a disculparla? ¿Quería vivir con una mujer capaz de matar? Decido dejar de lados esos malos pensamientos para centrarme en su búsqueda. Lo mejor es regresar a mi rutina normal del día a día. Necesito distraerme de este dolor que me corroe cada día que ella no está a mi lado.

Dos días después el investigador, quien también es su amigo personal desde hace muchos años, le informo que ya tenía información importante que darle. Con eso en mente le cito en su departamento, ya que el investigador fui muy críptico sobre donde hablar del tema.

Pase todo el día con los nervios a flor de piel, sospecho que lo que me van a decir, dada la naturaleza de la mujer que amo podría disgustarme. Mi mente bullía de emoción, lo cual no me permitió poder concentrarme en el trabajo, a media tarde me rendí y decidí irme a casa a esperar la hora del encuentro.

Johan, es mi amigo más cercano con el cual puedo compartir no solo mis asuntos personales, sino de negocio. Nos criamos juntos, estudiamos juntos y para guinda del pastel estuvimos juntos en servicio. Estos años y experiencias provocaron en nuestra relación una transformación de amigos a hermanos. Pues compartimos no solo buenos momentos sino momentos al borde de la muerte. Al finalizar nuestro servicio, Johan creo su empresa de seguridad para grandes compañías. Por mi parte yo me uní a las empresas de mi familia, donde en poco tiempo incluí a Johan como consultor de seguridad. Confío plenamente en el para cualquier tema. Escucho el timbre de la puerta, mi corazón se acelera, mientras mis manos sudan profusamente. Abro la puerta, su cara me saluda con un gesto de pocos amigos. Confirmando mis sospechas sobre esta reunión.

− Johan, ¿Cómo ha estado todo?− pregunto intentado dar unos minutos para entrar de lleno en el tema. Me mira con recelo, como estudiándome. Un estremecimiento se apodera de mi cuerpo.

− Mejor sentémonos para contarte− dice con parsimonia. Le sigo a la sala donde ya las bebidas nos esperan. Sabía que lo iba a necesitar.

Minutos después...

− ¿Qué? ¿me estas jodiendo verdad?−digo histérico mientras intentaba entender lo que minutos atrás me había comentado. La mujer que amo no es humana, ósea a parte del hecho de que no me lo creo. De ser cierto, ella no es humana

− Declan, lo que te digo no es algo que acabo de descubrir−le miro con curiosidad− sabes que mi empresa trabaja para dar seguridad a otras empresas, ¿verdad?−asiento embobado a la espera de una buena explicación− hace unos años tuve un severo accidente, casi morí−eso me alerto, no podía ser cierto, nunca me lo dijo. De ser cierto él hubiese estado hospitalizado y por ende yo estaría con él. Sin embargo decidí callar, pues necesitaba ver todo en contexto− Pues el hecho es que, cuando desperté estaba en un lugar muy lujoso, no tenía ninguna herida. Al preguntar ¿Cuánto tiempo había estado allí?, me impresiono saber que casi quince días, las personas me explicaron lo sucedido. Sin embargo, al decirme lo grave que fue mi accidente, no lograba entender ¿Por qué no tenía heridas? Entonces se abrió todo un mundo para mí con su explicación. Resulta que ellos no eran humanos−entonces deduje que eran como Lauren−eran vampiros

− ¿Qué? ¿vampiros? pero bueno que te has fumado tu hoy−dije al borde de una crisis.

− Declan, jamás jugaría con esto que te digo. Esta información que te estoy dando viola la confidencialidad de uno de mis clientes, no solo lo podría perder; sino se juzgados bajo las leyes de su mundo− su rostro estaba muy serio. En todos los años que llevábamos conociéndonos, nunca le había visto en este estado. Calme mis pensamientos, Johan era mi amigo, sabía que él no era de las personas que creían en cualquier cosa.

− ¿Por qué lo haces? El hablar sobre tu cliente, digo. ¿Qué tiene que ver Lauren con él?

− Como decía, me contaron sobre su especie. Y me dijeron que hubiese muerto sino me hubiesen suministrado sangre de su especie, que tiene la capacidad de sanar y cerrar heridas.

− Pero ¿eso no te convertiría en vampiro?− dije desde el conocimiento de las películas que había visto sobre el tema. Él se carcajeo− ¿Qué te causa tanta gracia?

− Que yo dije lo mismo, se nota que somos de la misma escuela−y esta vez los dos nos dio un ataque de risa. Deje de reírme cuando mi estómago comenzó a doler y mis ojos a lagrimear. Entonces Johan continuo−Ellos me explicaron que para ser vampiro sucede de dos formas, naces vampiro o como humano naces con un virus que permite que al ser mordido por un vampiro y compartir su sangre inicie el proceso de transformación. Mientras que en mi caso, la sangre solo sirvió como una medicina, al final de la explicación el medico aseguraba que con lo mal que estuve, ya no me quedaría ni un rastro de la sangre. Pues toda el cuerpo la habría diseminado en mis heridas, que según eran muchas.