Mi Salvador


Bruce

Estoy tan eufórico, el verla darle de cachetadas, alegro mi semana, que había comenzado muy mal. Esa chica es tan imponente, tiene un temple que jamás había visto en un humano. Me excita tanto que lo pusiera en su sitio. Pobre lobito, tuvo que irse con el rabo entre las piernas. ! Ja¡ todavía me genera tanta gracia.

Cuando la logre encontrar, el sólo verla en su compañía, me hizo pensar que la había perdido. Vi todo rojo. Quería matarlo, arrancarle su piel Pulgosa. Luego me calme, no podía dejar que la rabia me encegueciera. Esta vez no, la quiero en mi vida. Más bien la necesito.

Desde el sábado que la hallé, paso todas la noches en su cuarto viéndola dormir, escuchándola gemir, por alguien que sé que no soy yo. Pero igual me pone duro. Estoy enfermo, llevó tanto tiempo viviendo y me estoy comportando como un adolescente. Verla tocarse mientras duerme, curvar su espalda y abrir sus piernas mientras sus manos tocan con desesperación su clítoris, suplicando por más. Verla llegar a su orgasmo, sin contar su dulce aroma. Tengo tanta hambre de ella. Podría muy bien trabajar su mente, hacerle creer que me desea y obtenerla. Sin embargo, si ella es mi mate es muy probable que mi control mental no funcione en ella y sólo logre, asustarla y que me odie más.

Llevo toda la semana expiándola, en la casa y oficina. Aún sin idea de cómo hacer para presentarme. Cada día mi hermosa mate esta de peor humor, sin duda por sus sueños y su necesidad de tener un orgasmo. Ella necesita una buena sesión de sexo. Estoy seguro que los besos que le ha dado el pulgoso han alterado su sistema, teniéndola necesitada constantemente. ¿Él lo sabrá?

Hoy está de peor humor, ha gritado a su asistente en varias oportunidades, está tomando mucho café y por último no está comiendo bien. Así que tiene ojeras y está perdiendo peso. Debo resolver esta situación antes que se enferme o haga algo estúpido.

Veo desde mi posición entrar una hermosa mujer, quien supongo es una cliente. Su asistente le informa a mi Mate que ella está aquí, todo en ella cambia, se relaja y sonríe. Veo cómo se abrazan efusivamente. Luego escucho como se tratan de manera familiar. Hanna que así se llama, le dice cuanto la ha extrañado, el amor que se profesan es algo que alguna vez quisiera vivir. Nunca, ni cuando fui humano tuve ese tipo de cariño.

A los pocos minutos de su entrada, salen a comer. Su cambio ha sido radical, sonríe, conversa y hasta está comiendo con ánimo. Le dice sobre lo sola que se ha sentido, su plan de salir de fiesta la noche que la conocí. Veo cómo su hermoso rostro se sonroja cuando le habla de mí. Como se sintió en mis brazos, hasta que abrí la boca. Así que por eso le disgustó.

Luego le comenta con lujo de detalles sobre Ryan, se excita al sólo pensar en él. Eso me pone muy molesto. Él está ganando, debo ser ágil no debo seguir esperando. Ella le dice el incidente al inicio de la semana y como no ha vuelto a saber nada de él, hasta éste momento. Su amiga que le pregunto qué quiere ella, quiere que vuelva, que se disculpe. Entonces ella le comienza a contar sobre sus sueños y como tiene su cuerpo en constante excitación. Hanna le dice lo que yo opino, necesita sexo. Sé emociona y le comenta referente a él tipo que conoció en su boda. Ella cambió su postura relajada a una rígida. No le gusta. Al menos no tengo más competencia.

Llega la noche, la pobre se dejó convencer de tener una cita con este tipo, quien sabe he llegado a tomarle cariño, quizás es lo mejor para ella. Tan pequeña y frágil, un humano. Así que la siga como cada día, ¡Me escucho tan patético! Llega al restaurante, se ve hermosa. Espectacular, mis manos están deseosas de quitarle esa ropa. Desde aquí logro olerla, huele a excitación como siempre desde la conocí; pero también a miedo. Este tipo no le gusta definitivamente. Tendré que estar muy pendiente a ver qué sucede. Pasa una media hora su cara de fastidio no tiene comparación, entre este tipo y yo; seguro saldría corriendo a mis brazos.

De repente su postura cambia, esta ofendida. Se levanta, saliendo de prisa del lugar. Él paga lo más rápido que puede y le alcanza. Tomándola con fuerza de los brazos, ella intenta zafarse. Él la va llevando a rastra hacia lo que parece su carro, al ver que no es lo que ella desea no me queda más, que acudir en su ayuda.

Kenia

¿Por qué me deje convencer? Pienso mientras escucho a este estúpido engreído. Desde que llegue al restaurante no habla más que de él y sus negocios. No he podido hablar solo le importa él y nada más que él. Qué bueno que no le di mi dirección y que decidí venir por mi cuenta así tengo la libertad de irme en cualquier momento.

Perdida en mis pensamientos, no me di cuenta cuando cambio de hablar de él, para hablar de nosotros. Sólo sentí su mano tomando la mia.

-Estoy deseoso de ver ese cuerpo escultural. ¿Por qué no pedimos la cuenta y nos vamos? –Dije con soberbia y descaro.

-¿Disculpa? –Dije esperando haber escuchado mal

-No te hagas la estúpida, bien sabes que desde la boda de tu amiga, te mueres por mí –Me levante de golpe, tome mis cosas y salí del restaurante; sino probablemente lo golpeaba. Y no podía ese estúpido, es amigo de la familia de Hanna.

Que suerte la mía, es que tengo un cartel que dice que soy fácil en la frente. Primero Ryan, aunque él al menos me gusta y ahora este imbécil. Siento entonces como una mano me toma por el brazo, causándome gran dolor.

-¿A dónde crees que vas perra? –me dice mientras me toma el otro brazo, intento zafarme; pero es más fuerte que yo. Me va empujando poco a poco, comienzo a temblar al darme cuenta que no puedo escaparme. Decido gritar, pero cuando voy hablar mi voz no sale. ¡Dios ayudame, por favor!

Dejo de escuchar sus amenazas, mis lágrimas amenazan a salirse. De repente escucho una voz que me eriza la piel.

-Suéltala –Dirijo mi vista a la voz para comprobar que si le conozco, es Bruce. El chico de la fiesta. El imbécil que me acompaña, le dice que no se meta en problemas de novios, el me mira. Sigo sin poder articular palabra; sin embargo niego con la cabeza.

En un instante estoy tirada en el piso, mientras solo escucho los golpes y gritos de algunas personas. En ese instante comienzo a llorar como niña. No se cuanto tiempo pasa, cuando soy alzada en los brazos por Bruce, al principio me tenso, no le conozco. ¿Quién me dice que no puede ser peor? Luego le observo a los ojos, me transmite paz. Así que me recuesto en su pecho, mientras me lleva no sé a dónde.

Me despierto, estoy en un sitio que reconozco no es mi casa. Estoy sobre un sillón. Es una sala, esta bellamente decorada. Toda minimalista, tiene una vista espectacular, donde se ve mi ciudad en pleno.

-Ya has despertado –Le escucho decir a mi salvador- Disculpa que te traje a mi casa, no sabía dónde vivías, si deseas te llevo de inmediato. No quiero nuevamente malos entendidos –dice recordándome el viernes pasado, sonrío sin querer. Le miro, mi centro responde a su belleza, tiene un rostro esculpido por ángeles y unos hermosos ojos azules o grises no sé muy bien.

-Gracias, por salvarme otra vez –le digo con vergüenza- parece que solo nos vemos en malos momentos de mi vida, quizás por eso lo tome contra ti. Disculpa por lo del viernes, aunque tú también me debes una disculpa –le indico mientras recuerdo que él se peleó con Ryan, me mira con curiosidad.

-Ah ¿Si? Y ¿porque? –dice con picardía.

-Lo del viernes –digo intentando parecer molesta, sin embargo fracaso estrepitosamente. Su sonrisa es contagiosa. Mantiene su distancia, piensa en lo que le he dicho.

-Lamento decirte, que por eso no me voy a disculpar. Creí que ese chico te estaba atacando, y tú te fuiste tan rápido, que no supe la versión oficial –Me sonrojo y bajo mi cabeza.

-Ok puedo aceptar esa explicación, creo que mejor me voy a casa –Digo queriendo salir rápidamente de su hechizo, tengo que mantenerme bien lejos de estos dos.

-¿Me permites acompañarte? –al pronunciar su pregunta entro en una disyuntiva, si sabe dónde vivo, podría comenzar a perseguirme. Si le digo que no sería grosera.

-Está bien, gracias.

Vamos en su auto, ya que el mío se quedó en el restaurante. Quiero decirle para ir a buscarlo, de esa forma no debe ir a mi casa. Luego le observo y decido estar un rato más a su lado. Llegamos a mi casa la tensión se palpa en el ambiente. Le miro de soslayo, apenas hemos cruzado palabras. Se ve que esta incomodo, quizás el viernes mal intérprete las señales.

-Gracias por traerme, Bruce –digo en un tono bajo, doy media vuelta y comienzo abrir mi puerta.

-Sé que no es la mejor ocasión; pero te podría invitar a salir –dice sin tomar aliento, volteo y le observo, parece asustado. Decido que se merece una oportunidad

-Claro –le digo sonriéndole

-¿Te parece mañana? –me quedo helada, esperaba que fuera en otro momento aún no salgo de mi impresión.

-Está bien.

-Pasare por ti a la siete –dice mientras se acerca a mí. Mi corazón se acelera, me va a besar. ¿Por qué deseo que me bese? Se inclina hacia mí y deposita un beso en la frente, da la vuelta y se va. Dejándome eclipsada por su presencia y necesitada de más. Esta ha sido una semana muy extraña. Jamás imagine salir con tres hombres en una semana. Mucho menos estar deseosa por dos de ellos. ¿Qué pasa contigo Kenia?

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Holissss

Espero que esten pasando una excelente semana, aqui les dejo otra actualización. Una vez más agradecida con su comentarios y votos.

Esta semana que opinan de nuestro Vampiro Bruce. Esta en la foto de arriba.

Ya saben que hacer si les gusta...

Y si aman el capítulo tambien.

Nos vemos prontos mis amores...

Un beso gigante des mi amada patria Venezuela.


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