La Visita


Kenia

Tengo el estómago revuelto, desde que los cité a ambos en mi casa. He conocido cada parte de loza de mi baño, los nervios no me permiten retener la poca comida que consumo. Para colmo se me acabaron los días de gracia, mis padres me han estado bombardeando con llamadas y mensajes. Me temo que no podré seguir dándoles largas. Debo llamarles cuanto antes; sino temo que se aparezcan en mi puerta.

El tiempo ha pasado lentamente, veo mi reloj cada segundo. Deseo poder saber que sucederá esta noche. No soy muy optimista, presiento que al final ambos me dejaran abandonada. ¡Claro! ¿Quién no? Con semejante barbaridad que se me ha metido en la cabeza.

Decido que es vez de mirar el reloj, mejor me entretengo limpiando. Sin más me veo absorta en esa actividad, que me lleva horas, al punto que cuando reacciono es porque alguien toca mi puerta. ¡Mierda! Veo el reloj, paso el tiempo y no me arreglé, ahora parezco un adefesio.

¡Muy bien!, Kenia. Así les dará ganas; pero de abandonarte. Me mira en el espejo que está cerca de mi puerta de entrada. Lo dicho, estoy echa un desastre. El timbre continua sonando. Respiro con resignación y me acerco a mi destino; por supuesto apestosa a cloro y desinfectante. ¡Genial!

Al abrir me encuentro con los ojos azules más perfectos que puedan existir y por supuesto con mi caballero andante. Lo dicho, como puedo elegir alguno; ambos complementan lo que yo necesito en un hombre. Me miran extrañados, Ryan tiene cara de preocupación, me inspecciona de los pies a la cabeza. Se voltea a ver a Bruce; por primera vez lo noto, su mirada de complicidad. Mi corazón se exalta, quizás si sea posible que se entiendan por mí. Bruce lo hace a un lado, me toma entre sus brazos y me carga, haciendo que suelte un pequeño grito.

̶ Nena, estas echa un desastre−me dice mientras me da un beso, que en un inicio no correspondo por respeto a Ryan; pero luego caigo en cuenta que quizás sea mi última vez con ellos, así que mejor lo disfruto− Vamos a darte un baño, Ryan ¿puedes prepararle algo de comer mientras la aseo?

̶ Lo siento−digo con mi cabeza gacha−se me fue el tiempo...

̶ No te preocupes nena, nosotros nos haremos cargo de ti.

Mientras lo dice, ya ha llegado al baño y está desvistiéndome. En un inicio me siento apenada, no quiero que me vea desnuda. Luego caigo en cuenta que él, ya me ha visto desnuda. Al final mis deseos de disfrutar de su presencia y mimos, gana. En unos instantes estoy siendo bañada palmo a palmo, su tacto me enciende. Sin embargo, sé que no es el mejor momento para dejar a mi cuerpo hacer de las suyas. Así que solo dejo de pensar y disfruto de sus caricias.

Mientras me baña, no digo una sola palabra. Eso no impide que Bruce, tenga un monologo. Me habla de lo hermosa que soy, de lo suave de mi piel. Cada tanto me besa. Yo me siento en un sueño erótico. Me saca de mis pensamientos cuando me termina de bañar, me saca cargada, llevándome a la alcoba, en donde me seca y me da masajes mientras me aplica crema. Suspiro mientras siento sus manos. Sonríe al notar mi reacción. De pronto ya estoy vestida en pijama, lista para la cama. Me siento un poco desorientada, ¿no se supone que vamos hablar? Al parecer él logra leer mi incertidumbre.

̶ Tranquila, vamos hablar. Pero quiero que estés cómoda, si por mí fuera, te diese de comer y vigilaría para que te durmieras. Lo necesitas−y me mira con preocupación, mi corazón se exalta a ver lo mucho que me quiere, quizás si pueda tener esperanza de que esta noche todo se va a solventar−bien, estas lista. Vamos a ver que te preparo, Ryan.

Llegamos a la sala, donde un casero Ryan, espera con lo que logro ver como una crema. Su aroma es tan exquisito que mi estómago gruñe. Me sonrojo, ambos ríen. Se ven tan bien, siendo compañeros. Algo ha cambiado en ellos, aun no logro discernir qué; pero en definitiva ellos ya han conversado. Sus movimientos naturales alrededor de mí, sin duda me lo hacen saber.

Ryan, trae la crema, me sienta en sus piernas. Me da un beso que me deja sin aliento. Haciendo que mi piel se caliente, con su contacto. Luego, como si de un bebe se tratara, comienza a darme de comer, en la boca. El gesto me hace sentir afortunada y culpable, estos hombres son perfectos, no merecen mi indecisión.

̶ Que buena chica−dice Ryan, una vez que finaliza de darme de comer− ¿Cómo te sientes nena?

̶ Yo...no sé cómo explicarlo

̶ Ryan y yo−dice Bruce−como te habrás dado cuenta, hemos hablado. Queremos decirte−se sienta a nuestro lado y toma mi mano, mientras Ryan, aun me sostiene entre sus brazos, me mira intensamente−Necesitamos que tengas la mente abierta para lo que vamos a decirte.

Su comentario me hace ruborizar, Ryan al sentir mi incomodidad, me abraza con más fuerza y besa la coronilla de mi cabeza. Esa acción me da calma y seguridad. Bruce continua diciendo...

̶ Sabemos, porque yo he hecho algunas investigaciones. Que para una pareja que tiene dos compañeros, es difícil; sino imposible decidir entre alguno de ellos− me remuevo incomoda, quiero salir de los brazos de Ryan, comienzo a presentir que esto no va a finalizar bien.

̶ Shhhhh... tranquila peque, permite que Bruce termine de decirte lo que hemos hablado, ten calma, llegara tu momento de hablar...



Ryan

Al abrir la puerta, mi corazón se rompe. Cuánto daño esta situación le ha hecho a mi hermosa mate. Bruce y yo nos miramos, ambos tenemos la misma preocupación. Bruce decide darle un baño, mientras yo le hago algo de comer. En un inicio pienso en un sándwich, luego recuerdo que ella no ha estado comiendo bien en días. Podría no caerle bien o peor, no comerlo. Reviso su nevera, encuentro una calabaza, pues será crema pienso. Me dedico a cocinar, mientras escucho como Bruce, parlotea solo. Es claro que Kenia está asustada, no tiene deseos de hablar, podría llegar a pensar que ni de vivir.

Hace solo unas semanas, era una hermosa pastorcilla. ¿Cómo puede uno hacer tanto daño? El sentimiento de culpa me corroe. Entonces, entiendo que la idea de Bruce, más que descabellada, es lo mejor para que mi pequeña vuelva hacer feliz. Respiro profundo, antes al venir había aceptado su opción, a la espera que ella se negara. Al verla tan mal, mi alma ha encontrado paz en nuestra decisión. La amo, su bienestar está por encima del mío. Sonrió y me preparo para una noche larga y muy extraña, sin duda.



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