Intimidad

Soy un estúpido, troglodita. Ahora estoy poniendo en riesgo a mi compañero, por mi estupidez. Lo perderé si sigo en esta actitud machista.

Yo no deseo eso, eres libre de alimentarte de mí cuando lo necesites. Desde que estamos en esta situación, he llegado a quererte. Mis sentimientos son muy fuertes, el día que llegaste herido aquí, pensé que moriría. Cuando no reaccionabas aun con la sangre de Kenia, comencé a sentir que te irías. Entonces mi corazón se rompió, al saberte perdido. Yo ya te quiero como a un hermano. Eres tan importante para mí como Kenia. Sin embargo, físicamente no me atraes. Y la sola idea de tener, que tener intimidad contigo me enferma. Lo siento− dije apenado.

No lo sientas− dijo satisfecho con mi aclaratoria− yo tampoco me vería teniendo intimidad contigo, por dos razones. En una relación homo, yo soy el alfa y no creo que estés dispuesto a dejarme ese lugar a mí y dos porque solo tengo ojos para mi hermosa chica− dije mientras ella se volteaba a verme, con esos ojos verdes tan limpios, que parecían piedras preciosas.

Entonces ¿seguimos como antes?− pregunté inseguro.

Bueno no como antes, ahora compartimos sangre y al parecer compartimos sentimientos y emociones−dijo recordando nuestra conexión− creo que podemos intentar hablar mentalmente, porque según recuerdo algunos enlaces lo permiten.

Yo ya puedo sentir sus emociones−dije− quizás deberíamos probardije en mi mente, Kenia me miro asombrada.

Te escuche− dijo ella en susurro.

Yo también− dijo Bruce, pero esta vez en nuestra conexión.

Debemos mantener esto en secreto, es para nuestra proteccióndije preocupado por toda la situación que nuestra relación estaba generando.

Está biendijeron ambos, a través de nuestra conexión.

Nos sentíamos nerviosos, nuestra vida y la de dos pueblos estaba en nuestra manos. Bruce estaba cerca de Kenia, su contacto le tranquilizaba. Aunque teníamos que tomar una decisión, yo solo pensaba en tomar a mi mate. Bruce me miro, al sentir mis emociones.

Creo que es hora de tener a nuestra mate− le dije enigmático, mientras tomaba a Kenia de la mano y la guiaba a nuestra habitación.

Mientras subía las escaleras, la ansiedad por poseer a Kenia me carcomía. Impulsivamente la monté sobre mis hombros, para ir más deprisa. Ella soltó un grito de sorpresa, escuché a mis espaldas como Bruce reía, ante mi acción. Al llegar a la habitación no resistí el probar los labios de la mujer que me quitó la tranquilidad y al mismo tiempo me dio paz. La baje despacio, mientras mis manos recorrían sus muslos y trasero. Ella se removía cual lombriz mientras mi tacto le hacía cosquillas.

Le comencé a besar, como si no hubiese un mañana, con hambre y necesidad. Cuando nuestras bocas se encontraban en una batalla, fui despojado de ella. Bruce la tomó entre sus brazos. Ella gimió de necesidad, mientras Bruce se adentraba en su cavidad bucal, yo le iba despojando de su ropa. Ella estaba embebida en su placer. Yo estaba muy excitado ante la imagen de mis compañeros en plena faena. Me desvestí lo más rápido, necesitaba tenerla pronto.

Kenia

Ha sido un día muy intenso, mis dos amores deben tomar decisiones muy complicadas. Deben decidir entre amarme o amar a su pueblo. No creo poder vivir con el sentimiento de culpa, sí dejasen aquellos que les fueron dados para proteger. Durante toda la reunión, estuve silente, pensando en que quizás nunca debieron conocerme. Desde que nos conocimos mi vida está en un constante vaivén de emociones. He sido secuestrada, violada y me intentaron asesinar, todo para que esta unión no se diera.

Todo a nuestro alrededor se ha confabulado para que no estemos juntos. El solo pensar en ello, me hace sentir una opresión en el pecho. Yo desde pequeña soñé con tener un hombre en mi vida tan especial, como mi padre. Mi padre, el pensar en él me hace querer correr a casa y pedirle perdón, no deseo perderle. Sin embargo amo a mis hombres. Mi padre dice que me he entregado al demonio, yo no lo veo así, creo que Dios me ha dado un regalo muy especial que debo cuidar y proteger. Aun no sé qué desean Ryan y Bruce, para mí la única opción es unir los pueblos, Dios no le gusta la división, tal vez esto sucedió para dar cabida a unir a dos especies que no saben cómo vivir en paz entre ellos. Estoy clara que esta decisión no será llena de flores y música. Doy por sentado que seremos atacados y vilipendiados; pero al final Dios vencerá y podremos vivir juntos.

Mis pensamientos se pierden al sentir el tacto de Ryan sobre mí, llevamos tan poco juntos. Sin embargo, siempre mi cuerpo responde a sus necesidades. Estoy poseída por la necesidad de sentir su tacto. Cuando intimamos compruebo con certeza que fui creada para ser parte de esta extraña unión. Hasta hace poco estaba preocupada por Ryan. La noticia de que era también compañero de Bruce, le había descolocado y alejado de Bruce. De pronto temí por nuestra relación, volví a los primeros días de nuestra relación. Donde los tenía que ver por separado. Sí Ryan no llegaba aceptar esta realidad, creo que hubiera sido el cote final, para dar por finalizada esta unión. Jamás hubiera podido vivir como un juguete o un niño al cual turnan para usar.

Gracias a Dios, Ryan ha bajado su muro. El escucharlos hablar fue difícil para mí, en un inicio pensé ser mediadora. Luego caí en cuenta que ellos debían resolverlo solos sin mí. Cada palabra dicha entre ellos, calentó mi corazón. Ambos se aman, y se preocupan. Me dio calma y paz, ahora ya nada nos impide ser solo nosotros, entregarnos de lleno.

Estoy en nuestra habitación, desnuda y a merced de mis dos hombres. Ansiosa por sentirlos, ellos por primera vez estarán conmigo no como entes separados, sino como uno solo. Les miro como hablan por su conexión mental, mientras planean que hacerme. Amo verlos con esa complicidad, aun cuando sea para controlarme, darme placer o sobreprotegerme.

Bruce me mira como un cazador a su presa. Esa mirada me hace tragar grueso, y estremecer. Se acerca a mí sigilosamente, con su lengua recorre mi brazo hasta el hombro, su toque me produce pequeñas descargas de electricidad. Mi piel se eriza, mi centro de placer palpita suplicando atención.

Ryan se sienta del lado contrario a Bruce, con su pulgar recorre mi seno. La suave caricia, me excita y desespera. Ambos sonríen al ver mi reacción de niña malcriada. Ryan se inclina, besa mi mejilla, mi cuello, lame detrás de mí oído. Mientras Bruce saca sus colmillos, sé con certeza lo que se acerca, esto será una tortura sensual para mí. Muerde mi pezón, pequeñas gotas de sangre empiezan a fluir de él. Duele y al mismo tiempo me hace sentir frenética, quiero más. Ryan hace lo suyo en el otro pezón, no muerde pero succiona. Mi cuerpo se encorva, necesitada de más. Sus manos bajan por mi vientre, hasta mis labios vaginales, donde se turnan para masajear mi hinchado núcleo. Desesperada me abro cual meretriz, dándoles mayor entrada y apertura de acción. Ambos se turnan en besarme, mientras aceleran sus movimientos con los dedos. Me pierdo en las sensaciones. Soy sorprendida con un orgasmo con fuegos artificiales. Mis oídos pitan, mi cuerpo se convulsiona. Me siento dichosa, feliz de tenerlos por una eternidad para mí.

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