Entrega


Kenia

Mi cuerpo se siente extraño, puedo recordar todo por lo que pase; pero no siento nada. Entonces deduzco que he muerto. Siento correr mis lágrimas, no pude disfrutar de mis hombres. Todo acabo tan rápido. Aun cuando no siento nada, mi cuerpo se niega a moverse. Lloro desconsoladamente, no los quiero dejar.

̶ ¿nena? ¿qué sucede?−escucho a Ryan a los lejos−shhhh, calma pequeña. Todo va a estar bien te lo prometo.

Entonces todo se escucha lejos, todo se vuelve blanco y en silencio.

Abro los ojos, la luz me hiere. Estoy en una habitación, a mi lado las cortinas se mueven con fuerza, el viento refresca el ambiente. Respiro profundamente, veo todo a mí alrededor con más detalle, entonces lo encuentro al fondo de la habitación durmiendo desparramado en un pequeño mueble. ¡Dios, le dará torticolis!

Sonrió a verlo cerca de mí, me da tranquilidad que aún está a mi lado. Entonces a mi mente viene todo lo que me sucedió. Quizás solo está aquí por lastima, no creo que me quiera luego de todo lo que me hicieron, soy un despojo de mujer. Fui usada como objeto sexual, no sé cómo superare algo así, sin ellos. Entonces me doy cuenta, ¿Dónde está Bruce?

Intento levantarme, sale de mí un quejido. Mi cuerpo esta desacostumbrado al movimiento. Mi queja ha despertado a Ryan, corre a mi lado. Busco en su mirada lastima o desprecio, solo encuentro amor. Mi corazón se acelera, quizás esto podría seguir.

̶ Nena, ¿Cómo estás?−dice mientras me besa, cariñosamente en las mejillas. Su contacto me abruma.

̶ No... lo sé. Duele mi cuerpo−digo mientras lo toco. Él me mira con preocupación, recuerdo todo lo que me hicieron, lagrimas salen de mí. Tengo un dolor intenso en mi pecho, ¿Cómo se puede hacer tanto daño?−pensé que moriría.

̶ Casi lo haces, nena−toma mis manos con ternura. ¿Qué significa casi? Entonces recuerdo que falta alguien

̶ Y ¿Bruce? ¿dónde está?−su rostro se torna preocupado. Me asusta que me haya dejado, la sola idea hace que quiera huir lejos, no podría estar con solo uno y recordar que existe otro al cual amo y que no me quiere. Volteo mi rostro, no deseo que Ryan vea mi dolor.

̶ ¿Nena?, no huyas de mí, por favor hablame.

̶ Ya no me quiere, ¿verdad?−digo ahogándome en mis palabras.

̶ ¿Bruce? No nena, no es así, esta en cama−eso me preocupa, intento levantarme para buscarle−nena, detente. Te harás daño. Dejame explicarte.

Le veo acomodarse en la cama, se coloca lo más cerca de mí, mirando a los ojos. Comienzo a sentir como se eriza mi piel. Me asusta lo que tenga que decirme.

̶ Cuando te encontramos...−intenta darse valorar−estabas muy grave, pude sentir como te quedaba poco de vida−mientras habla la temperatura de mi piel baja, me asusta todo esto−solo había una opción, nena. Sino hubieses muerto. Quiero que sepas que soy el responsable, Bruce no tiene que ver.

̶ ¡RYAN! Termina de decirme, me estas matando, con la incertidumbre.

̶ Estabas casi muerta, la única opción era que se consumara la unión entre Bruce y tú. Él no quería, decía que no podía pasar por encima de tu opción a decidir. Kenia, no podía esperar a que pudieras elegir. Así que le obligue a que lo hiciera, estas marcada por él, le perteneces−dice mientras siento una gran emoción, le pertenezco. Pero si así es, ¿Por qué no está aquí?

̶ ¿Dónde está?

̶ Como te decía te marco, recuerdas que te dijo ¿qué pasaría cuando te marcara?−indico que no con mi cabeza, ellos me dieron mucha información para que recordara toda−solo se podría alimentar de ti−dice en susurro, siento pánico.

̶ ¿desde cuándo no se alimenta?

̶ Desde hace una semana que estas en cama, ya no tiene fuerzas. Está muy débil, jamás creí que tuviera tan poca resistencia. Lo tenemos en otra habitación, no le molestamos. Nena lo siento, no pensé en lo que le iba afectar esto. Se me olvido que dependería de ti, así que cuando llegaste aquí herida, se negó a tomar sangre de ti, lo necesitabas. Así que se encerró en esa habitación. No ha querido verte por temor a lastimarte.

Necesito levantarme y verle, él me necesita, Intento levantarme, mi cuerpo no colabora. Ryan me mira, me toma entre sus brazos y me lleva fuera de la habitación. Llegamos al fondo de la casa, el silencio es absoluto. No logro escucharle eso me asusta. Con toda la delicadeza Ryan me pone de pie, me cuesta mantenerme en pie. Estoy frente a su puerta, mi corazón parece que quiere huir de mi pecho. Ryan me mira con tanto amor.

̶ Nena, ¿sabes que te amo?−asiento con mi cabeza, mientras una tenue sonrisa aparece en mi rostro− estaré en mi estudio por si me necesitas.

Tiemblo frente a la puerta, sé que no me haría daño. Sin embargo, yo si podría hacerlo. Toco con mis nudillos la puerta, no escucho a nadie. Sin más, entro lentamente. Es una habitación muy amplia, a diferencia de la mía, esta está completamente oscura. En las sombras, logro ver la silueta de su cuerpo, llego a su cama y prendo el interruptor de la lámpara. Allí se encuentra mi hermoso hombre, esta pálido, si no supiera que es inmortal, pensaría que es su cadáver. Pareciera que duerme, sus ojos están cerrados, presto atención y escucho pequeños gemidos.

̶ Por favor sal de aquí−dice con gran esfuerzo−tu olor es exquisito, no creo que pueda contenerme por mucho tiempo, por favor vete−sus palabras me hieren, pero entiendo que solo me protege, ¿estoy preparada para finalizar nuestra unión? Me excita la idea, quiero pertenecerle, recuerdo que ya había tomado la decisión antes de la fatídica tarde de mi secuestro.

̶ ¿Ya no me deseas?−digo con temor a su respuesta.

̶ Nena−y me muestra la sonrisa egocentrista que tanto amo−al contrario, muero por culminar nuestra unión, pero aun estas muy débil, no quiero hacerte daño. Por favor, marchate.

Entonces me armo de valor, me quito mi ropa. Mi piel ya no tiene marcas, parece que nunca hubiese sucedido. Bruce, me mira y sus ojos cambian de color a rojo, me asusta y excita. ¿Cómo puede ser eso posible? Antes de que pueda hacer mi siguiente movida, soy arrojada con fuerza a la cama y sometida por mi vampiro favorito, su rostro se hunde en mi cuello, esta vez puedo sentir sus colmillos raspando mi piel. Se controla, no desea hacerlo. ¡Qué hombre! Tiene hambre pero aun piensa en mí. Sin pensarlo, suelto.

̶ Hazlo.

Toma mis brazos, los coloca sobre mi cabeza, me inmoviliza con uno de los suyos. Entonces la experiencia más fantástica sucede. Clava sus colmillos en mí, duele y grito. El dolor se va convirtiendo en placer, sin darme cuenta mi pelvis busca su miembro. Un hambre voraz acaba de despertar, solo deseo que me haga suya. Logro sentir como mi sangre fluye por mi cuello, escucho como soy usada; sin embargo, suplico por más. Quiero que me posea. Se detiene y levanta su rostro al mío, su boca está llena de mi sangre. Es tan absurdo que esta imagen me excite, en vez de darme asco.

̶ Nena, ya no hay vuelta atrás, si seguimos me pertenecerás. No podrás nunca deshacerte de mi−me mira con deseo.

̶ Pensé que ya te pertenecía−digo casi en susurro, sus pupilas se dilatan, ante mi declaración.




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