Desolación


Kenia

¿Cómo se puede sentir nostalgia, por algo que aún no tienes? La necesidad de tenerlos cerca me hace sentir vacía. Cada vez que caigo en cuenta de que no podré tenerlos ambos, me inunda la desolación y deseo correr a ellos, y solo por una vez; tenerlos a los dos al mismo tiempo. Saber que se siente ser amada por ellos. Sin tener que escoger, sin sentirme entre la espada y la pared. Puedo sentir el movimiento de la espada de Damocles sobre mi cuello, sabiendo que cualquier decisión que tome, será mi final.

Desde el sábado que Bruce estuvo en casa, vivo en automático. No deseo tomar una decisión, mucho menos pensar. He conocido a dos hombre «bueno hombres como tal no, seres sobrenaturales» maravillosos, justo lo que había deseado desde hace mucho. Que me tratan y me ven como lo más preciado para ellos. Jamás encontrare a otro que me pueda hacer sentir así, viva.

Me cuesta realizar cualquier actividad. Susana ha desistido de darme información o de solicitarme directrices. Esta semana soy un fantasma, solo me quedo centrada en un punto en el espacio y dejo que pase mis días. No logro comer, dormir, nada. El miércoles le dije a Susana que me sentía muy mal, que me iba tomar la semana; podría asegurar que ella casi lo agradeció, que decidiera ir a mi casa a seguir en mi estado vegetativo. Ryan y Bruce, se han dedicado a llamarme, mandarme flores, mandar texto. Su preocupación solo me hace sentir peor. Solo puedo estar con uno, el otro será miserable toda la vida. Suspiro mientras veo cómo transcurre la vida desde mi ventana. ¡Estoy exhausta!

Veo pasar a las personas por debajo de mi ventana, algunos sonriendo, otros tomados de la mano con sus parejas. ¿Por qué mi vida no puede ser así? Siento el frio de una lágrima sobre mi mejilla. Si, además de parecer un fantasma, lo otro que hago es llorar desconsolada. Hay tanto que considerar, tantas cosas que podrían cambiar si decidiera estar con alguno de ellos. Mi vida daría un giro total. ¿Qué pasaría con mi familia? ¿Hanna? ¿Mi empresa? Por donde se vea, pareciera que sería más fácil, solo desistir de estar con alguno; y solo continuar con la vida en soledad.

De lejos escucho el timbre, espero que no sea Ryan o Bruce, no lo podría soportar en este momento. Abro la puerta y me encuentro con la cara de preocupación de mi amiga, Hanna.

̶ Se puede saber, ¿Por qué no contestas el teléfono?−dice entrando como un huracán−Kenia, ¿Qué sucede?

Sin mediar palabras, me lanzo a sus brazos y suelto en lágrimas toda la angustia que llevo por dentro. Ella en silencio me lleva al sofá, allí me mece entre sus brazos, mientras lloro y gimo, intentando explicarle mi dolor; más la lagrimas no permiten que mis palabras fluyan, así que al final desisto, solo dejo brotar mi dolor. Sabiendo que ella tendrá la paciencia de esperar a que esté preparada para decirle lo que me agobia...

Despierto, ya es de noche. Estoy acostada en mi sofá. El aroma a sopa de pollo «mi favorita cuando estoy enferma o triste» es lo que me despertó. Mi estómago ruge, recordándome que no he comido en días. Al parecer la sopa si me provoca, entonces recuerdo que fue lo que paso antes de quedar inconsciente en mi sofá. Mi querida Hanna, ha venido a mi auxilio, como siempre lo hace; aun cuando esté molesta conmigo. Cuando algo malo me sucede, deja todo de lado y viene apoyarme.

Aún recuerdo cuando éramos niñas, nos peleamos en el colegio. Un niño nos gustaba a las dos. Un día decidimos que lo tendría aquella que ganara una contienda entre las dos. La pelea no tuvo vencedora, ambas terminamos heridas y castigadas. Cuando nos separaron dejamos de hablarnos. Esto duro por casi un mes. Entonces me enfermé de sarampión. Hanna se dio cuenta que dejé de ir a clases, así que les pidió a su madre que llamara a la mía, para saber que me pasaba. Cuando se enteró, se apareció en mi casa la tarde siguiente. Con todas mis tareas de colegio, una gran sonrisa y una sopa de pollo, porque su mama decía que era lo mejor para los enfermos.

Desde entonces supe; no importa dónde, que o como, siempre podría contar con mi gran amiga. Gracias a Dios no me equivoque, aquí esta, como siempre para ayudarme y ser mi apoyo. Sin duda alguna, la quiero, no sabría que sería mi vida sin ella. La veo salir de la cocina con una bandeja de comida, me mira, su cara denota angustia.

̶ Qué bueno que despertaste, empezaba a preocuparme−dice mientras me coloca la bandeja en mis piernas−Kenia, estoy preocupada. Nunca antes te había visto tan descontrolada. Tus padres me llamaron, ¿sabes el tiempo que eso no sucedía?

̶ Desde que éramos niñas−digo casi en susurro, pues mi ataque de llanto me ha dejado ronca

̶ Exacto. No contestas sus llamadas, ni correos, ni mensajes. Al enterarse que no estabas asistiendo a la oficina, pensaron que estabas enferma en cama. Me llamaron para ver que te sucedía y si ellos debían venir−me siento culpable, he sido tan inconsciente que olvide que tengo personas que se preocupan por mí, decido llamarles para calmarlos.

̶ No te molestes−dice cuando me levanto a buscar el teléfono− ya los llame. Además casi puedes hablar, no te creerían nada de los que les dijeras−dice con tono de reproche−bueno, come. Es lo que me interesa en este momento, luego hablaremos.

Me siento a comer, sintiendo como el caldo va dándole calor a mi cuerpo. Pienso como puedo decirle a Hanna todo lo que sucede, sin que esta termine gritándome o peor dejándome sola. Me asusta saber que escoja a quien escoja, cuando los que amo se enteren de que son, es probable que me den la espalda. La sola idea me da pánico, siempre he sido muy unida a mis padres, no sabría cómo seguir, aun cuando este con la persona que amo. ¿Cómo podría ser feliz con él, sin el apoyo y amor de mis progenitores?

Mientras estoy sentada en la ventana, respiro y vuelvo a ver hacia la calle, la oscuridad, todo lo embellece o por el contrario asusta, depende del espectador. Siempre he admirado las estrellas y la luna, ellas son tan románticas, al verlas solo deseas estar escuchando poemas de boca del ser que amas; sin embargo esta noche las siento tan frías y distantes, una fantasía inalcanzable. Logro sentir mi soledad a flor de piel y mi necesidad de compañía. ¿Es que acaso la soledad es la que me está llevando amar a estos hombres? ¿Es mi desesperación la que me hace ver un espejismo de amor? Decido usar a mi amiga para que me escuche e intente aconsejarme ante esta extraña situación. Espero aun contar con su amistad cuando se lo diga todo.



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