Consumación
Kenia
Sin poder reaccionar me besa apasionadamente, me cuesta respirar, mis pulmones queman. Bruce jamás había sido tan duro, al tener relaciones. Logro probar mi propia sangre en sus besos, de pronto logro sentir como me muerde el labio. De mi sale un gemido lastimero. Nuestra sangre se une, es algo tan erótico. Mi centro palpita. Necesito que me penetre, quiero conocer su lado animal, creo que de hoy no pasaré.
Deja de besarme los labios, inicia el recorrido por mi cuello, se detiene ahí, donde me vuelve a morder. Esta vez no es doloroso, cada vez que lo hace me da placer. Creo que estoy a punto de un orgasmo sin penetración. Le pido que me dé más, ríe entre sus besos. Se ha convertido en un cazador y yo en su presa.
Baja a mis senos, donde con sus manos los levanta. Me muestra sus colmillos, y sin decirlo sé lo que va hacer. Toma uno de mis pezones, da un pequeño mordisco en la punta de este. Una corriente eléctrica recorre mi cuerpo hasta llegar a mi clítoris, exploto sin más. Me enloquezco. Mientras él hace lo mismo con mi otro seno, veo como pequeñas gotas de sangre aparecen, donde antes estuvieron sus colmillos. Es tan erótico, las sensaciones me hacen alucinar. No puedo creer que otra vez me caliente...
Estoy totalmente expuesta con mis piernas al aire, mientras Bruce se alimenta de mí, la combinación de su lengua con sus mordisco en ese punto tan sensible, me hacen pronto volar en un nuevo orgasmo, donde grito su nombre. En un instante, Bruce me está penetrando, me cambia de posición, así quedo yo encima de él. Esta postura me hace sentir poderosa, lo cabalgo, mientras arqueo mi cuerpo, la punta de mi cabello cae sobre sus muslos. Decido bajar la intensidad, ir más suave. Mientras otro orgasmo se construye en mí. De forma intempestiva, me levanta de la cama para estamparme contra la pared, vuelve a tomar mis manos y las ata sobre mi cabeza, mientras me penetra con fuerza, siento cada estocada en mi espalda, cada vez que la golpeo contra la pared. Estoy exhausta, no sé cuánto resista. Sus uñas me lastiman en las caderas, el dolor y el placer se unen, de pronto estallo, a lo lejos escucho como él se corre.
Intento volver a respirar, el aire no logra entrar en mis sistema, Bruce me sonríe, su rostro vuelve a tener ese hermoso color dorado, sus ojos vuelven hacer un precioso océano de calma.
̶ Nena, solo falta un paso para finalizar nuestra unión−le miro expectante, mientras sus colmillos rasgan su piel, me ofrece su muñeca, debo beber su sangre. Pienso en que debería darme asco, pero de pronto me siento hambrienta. Tomo su muñeca, comienzo a succionar, tiene sabor terroso y al mismo tiempo dulce. Su esencia hace que me llene nuevamente de energía, quiero más. Sin embargo, Bruce me lo quita−Pequeña, eso me ha encendido de nuevo, más adelante probaremos que sea en pleno sexo.
La sola idea me excita. ¿Cómo es posible eso? ¡Dios como he cambiado!
Estamos acostados, yo encima de él, estando así con él, me hace sentir segura, en paz y protegida. Comienzo a sentir un vacío, me hace falta algo. Necesito estar con Ryan, quiero que se sienta así como nos sentimos ambos. Bruce acaricia mi cabello, mientras tiene una amplia sonrisa.
̶ Necesitas ir por él−dice casi en susurro, levanto mi rostro para verle. Sé de qué habla.
̶ ¿Cómo supiste que pensaba en él?−digo sorprendida
̶ Ahora estamos unidos, eso significa que puede sentirte, y saber qué piensas. Ya nada estará oculto entre los dos−le miro asombrada. Continua−tú también tienes la misma capacidad. ¡Dale intentalo!.
Me concentro, al principio solo me escucho. ¿Qué más podría pasar? Comienzo a perder la paciencia, cuando escucho a lo lejos. ¡Te Amo! Le miro y su rostro me hace saber que lo que escuche es real.
̶ Yo también te amo−me monto encima de él para llenarle de besos. Pronto estamos otra vez calientes y volvemos hacerlo.
Ryan
Logro escuchar cada gemido, cada suplica. Son puñaladas para mi corazón. ¿Qué más podía hacer? Era la única forma de que ella viviera. Si debía hacerlo así, pues que así sea. No me arrepiento, la amo mucho como para dejar que muera. Desde que estoy en mi despacho lo único que he hecho es beber, no sé qué más hacer. Me siento como un animal enjaulado, solo quiero salir y correr. No quiero enfrentarme a ella, cuando baje feliz y enamorada. No quiero escuchar cómo se despide de mí. Siento el frio de mis lágrimas. ¿Por qué tenía que conocerla?
¿Cómo viviré sin ella? Los escucho otra vez. ¡Santa Luna! Necesito estar con ella.
̶ Alfa, tengo la información que solicito−dice Michell, mientras entra en mi despacho. En lo que ve en el estado que estoy se detiene− ¿Ryan?
̶ Están consumando su unión−digo entre sollozos como un niño. Él no tarda en acercarse a mí y abrazarme. Su contacto hace que todo sea más real y lloro desconsolado−no sabes si solo le escogió a él. Ryan, no te cierres. Espera a que ella te lo diga
̶ No sé si pueda resistir esa declaración−digo mientras le veo a los ojos, puedo ver su tristeza. Es mi hermano, siempre ha estado junto a mí. Siempre puedo contar con él. Al menos sé que no estaré solo en esta situación.
Pasamos horas hablando, al fin me he calmado he dejado de beber. Si este es el final, yo igual tengo una manada que dirigir. Una zorra la cual encontrar y justicia que repartir. Volvemos a conversar sobre Laurent, estamos sobre sus pasos, luego de rescatar a Kenia, ella huyo. Me preocupa no tenerla presa. Es muy peligrosa y si la conozco bien, buscara la forma de terminar su trabajo. Eso me tiene intranquilo, sobre todo si Kenia, no quiere ser parte de la manada. ¿Qué sentido tendría que siguiera su venganza? Lo peor es que yo la puse en esa posición.
Michell y yo, concordamos un plan para seguir en su busca. Le indico donde vivirán Kenia y Bruce, de no escogerme. Cada vez que lo pienso mi corazón se oprime. Decidimos colocarles guardias, hasta que logre conversar con Bruce sobre la seguridad de Kenia. También debo traer a sus padres, ellos ya están en la ciudad. Han querido verla desde que está en cama, no quise traerles. Les invente que no podía recibir visitas. Hoy debo aclarar, que desea ella. Respiro profundamente, cada vez que me dedico a llevar a mi manada, mi vida pasa a segundo plano. Creo que así llevare, el hecho de que ella no me escoja.
Mi hermano se ha retirado con mis indicaciones. La soledad y el silencio me abruman. Luego me doy cuenta que están en silencio, quizás estén dormidos después de ese maratón. Y contando con el hecho de que ambos han estado en cama sin ninguna actividad en toda una semana. La envidia correo mi alma, como quisiera ser él. Quisiera verla cambiar su rostro ante el placer, escuchar sus suplicas. Sentir su calor acogerme. De pronto descubro que estoy duro con solo imaginarla. ¿Así será mi vida ahora? Estaré como un puto quinceañero haciéndomela para poder bajarme la excitación. Vuelvo a sentir lastima por mí, ¿Por qué debía ser así?
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