Ceremonia de la Luna

Kenia

Al fin había llegado el día; hoy es la ceremonia de la Luna. Desde temprano no he podido estar con mis compañeros. Estamos en los últimos preparativos, cada uno está en lo que le corresponde. Desperté de madrugada, aun compartía cama con ellos. Mi cuerpo está alerta, como si presintiera que algo va suceder. Ryan y Bruce han estado distantes y con mucho secretismo. Algo que solo me ha hecho estar más nerviosa y angustiada. Algo se traen.

Cuando estaba disfrutando de mis compañeros, preguntándome como seducirlos para obtener un poco de amor matutino. Golpes en la puerta les despertaron. Entonces todo se salió de control. Entraron un grupo de personas que nos dividieron, luego nos separaron. Ya es más del mediodía, no he podido conversar con ellos, ni a través de nuestro enlace. Me han peinado, probado vestuario, he tenido una mujer súper latosa recordándome los pasos de la ceremonia y sobre todo ha insistido que me aprenda palabra a palabra nuestra promesa de amor. La cual por cierto no pude escribir, porque debe ser dicha tal cual como fue escrita para la ceremonia, hace milenios.

Me siento molesta, asustada e incómoda. Algo me ha estado molestando desde que me desperté. Tengo un mal presentimiento, no me gusta. Quiero realizar la ceremonia, para tener de forma apropiada mi puesto de Luna y de consorte para ambos pueblos. Deseo que me respeten, que me conozcan. Sin embargo, Ryan y Bruce me han tenido separada de todos. Lo que no me ha permitido darme a conocer, ya la relación es extraña para todos, para que encima sea tratada como la reina del hielo.

Lo difícil era que unos me veían con una zorra y otros como si fuese una hechicera. Ninguna visión era buena, no había amistad o cariño. A parte de Ryan, Bruce y la familia cercana de ambos, estaba sola. Había perdido a mi mejor amiga, mis padres, mi negocio. Incluso a Susana. ¡Vaya! Comienzo a tener un bajón depresivo, hoy no es el día para eso. Me miro ante el espejo, aun no me han maquillado, sin embargo mi peinado es tan hermoso, una clineja de pescado que iniciaba en mi frente, con flores tejidas. Lo amaba.

Mi vestido había sido otro problema, aquí o te visten totalmente o te quieren casi desnuda. Lo menos que quería era mostrar mis partes a otras personas distintas a mis hombres. Por fin entre todas las opciones había encontrado mi vestido. Era importante para mí, siempre soñé con una boda de ensueño, como eso no va suceder; este evento debe ser lo más parecido. Escoger un vestido de novia, generaba dos problemas. Primero debía ser sencillo, porque este evento no aguantaría un vestido princesa con larga cola, seguro seria recordada como una humana ridícula, así que quería que fuese un vestido de novia; pero que no lo pareciera. Segundo debía estar destapado en el cuello, justo donde estaban mis marcas. Puesto que en vez de recibir un anillo al final, recibirá la mordida de mis mates, por lo cual un cuello de tortuga no era una opción.



El vestido era blanco, sí lo sé un cliché. Ceñido al cuerpo, tejido. La espalda estaba escotada, con una tela trasparente que tenía pequeñas flores. Es sencillamente hermoso. Cuando me di cuenta ya estaba vestida y maquillada. Mis nervios iban en aumento, definitivamente algo estaba mal y no lograba descifrar que. Tengo unos minutos a solas, mis manos sudan profusamente. ¡Dios, como deseo que mi familia estuviera hoy aquí!

Me siento perdida, creo que hoy estoy finalizando mi relación con las personas que he amado toda mi vida. Decidí estar con los hombres que amo, lo malo de ellos es lo caro que esta decisión está saliendo. Amo a mis padres, a mi mejor amiga, hubiese querido que ellos me entendieran y apoyaran en este día. Lagrimas intentan escapar de mis ojos, me miro ante el espejo, no me logro reconocer, me veo como una princesa en un cuento de hadas.

Controlo mis pensamientos tristes y negativos, quiero disfrutar de esta noche. Quiero reconocerme en sus ojos, ver su amor por mí. Saber que esta es la mejor decisión para mí. Quiero estar seguro que no me estoy equivocando. Sin darme cuenta, una lágrima se escapa, me asusto mientras reviso mi maquillaje, sin dudar mi estilista podría asesinarme por arruinar mi rostro. Escucho como tocan la puerta de mi habitación, me preparo para volver al corre, corre. Decido disfrutarlo, el final de este día turbulento es la unión con los hombres que amo.

Adelante− digo muy nerviosa. La puerta se abre descubriendo a una muy hermosa Serenity. Ella ha intentado en el tiempo que llevo aquí, hacerme sentir parte de la manada. Sin duda, podría llegar hacer una muy buena amiga.

¡Santa Luna, estas hermosa! –dice emocionada, mientras su rostro se llena de lágrimas, mi cuerpo reacciona a eso y dejo libre mis lágrimas – ay, no. Por favor no llores. Me matara Bryan, es muy delicado con su trabajo− dice refiriéndose a mi estilista. Me vuelvo al espejo, limpio con cuidado mis lágrimas.

¿mejor?− volteo para certificar que he quedado como si no hubiese llorado. Ella sonríe mientras se acerca.

Sí, mucho mejor. ¿estas nerviosa?− pregunta mientras me recorre con la mirada.

Sí, mucho. Algo no está bien− ella me mira preocupada− no sé muy bien que es. Desde esta mañana no me siento yo misma. Tengo una mala sensación.

Podrían ser los nervios que te están haciendo sentir así. Kenia− se acerca y me abraza. Al principio me confundo, tengo tanto tiempo que no tengo contacto físico con alguien distinto a mis mates, que me he desacostumbrado. En poco tiempo le devuelvo su abrazo, ese simple acto me hace sentir mucho mejor. Necesitaba sentirme querida.

Sé que suena estúpido. Pero estoy en un lugar donde nadie me conoce, no tengo familia ni amigos. Me siento una intrusa, hay días que tengo la sensación de que Ryan o Bruce se darán cuenta que esto no debe ser. Pondrán fin a nuestra relación mandándome lejos. Estoy muy insegura, soy humana, no entiendo muy bien la conexión que tanto me hablan de las parejas. Todos se emocionan al hablar de ello, es como si encontraras un tesoro escondido, que haría de tu vida lo mejor.

Tiene razón, quizás son los nervios−digo en voz alta para darme calma− ¿Cuánto falta para la ceremonia?

Falta menos de una hora, vine a ver si estaba lista y hacerte compañía hasta que te deba llevar al lugar del evento. Lo que será− y levanta su muñeca para ver su reloj− en unos veinte minutos. ¿quieres algo antes de irnos?

Si, un vaso de jugo. Me siento débil− digo recordando que entre toda la corredera, hoy no he comido nada.

¿Comiste hoy?− me mira detenidamente. Mi cara revela la verdad− Kenia, no debes pasar hambre, bien lo sabes.

Lo siento− digo apenada− es que los nervios y todas las actividades del día me hicieron olvidarlo− me mira con preocupación.

Bien, creo que tenemos tiempo de un bocadillo. Hablaré con Bryan, porque de seguro necesitaras un retoque.

La sola mención me hace estremecer de miedo. Sale sin darme tiempo de decirle que lo olvide. Cuando la veo salir mi estómago decide volver a la vida haciendo unos sonidos estridentes, que me hacen reír. ¿Cómo se me pudo olvidar comer?.

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