Ansiedad


Ryan

La observo dormir, han sido unos días muy difíciles para ella. Adoro ver como su cuerpo se amolda al mío, es tan pequeña y delicada. A veces temo que no podrá seguirnos el ritmo a Bruce y a mí. Sus padres al fin se marcharon, en malos términos. Él ha decidido que Kenia es una vergüenza para la familia. Cuando hablamos de nuestra condición, cuando supo que éramos lobo y vampiro, todo empeoro. El hombre dijo que su hija ahora pertenecía al demonio. La vio con asco, Kenia quedo devastada. Ha pasado una semana de ello, llora cuando no estamos cerca intentado ocultar su dolor, no sabe que tanto Bruce como yo podemos sentirla.

Casi no come, entonces Bruce no se está alimentando por temor a dañarla. Ella en su depresión no lo ha notado. Francamente no sé cómo solucionar esta situación. Para Kenia sus padres son muy importantes, aunque no ha dicho sus dudas sobre esta relación cada día la veo más lejana de mí. Se acerca la ceremonia de Luna llena, donde ella será presentada como Luna de la manada.

Decido salir de la cama, para iniciar mis actividades. Bruce está de viaje, se fue temprano. Me preocupa tenerlo lejos, en los pocos días que hemos estado juntos y el compartir a Kenia a generados lazos de hermandad en nosotros, que jamás creí que sucedería. Si no fuese por el problema de los padres de Kenia, creo que seriamos muy felices.

Salgo de la habitación en silencio, no deseo perturbar el sueño de mi pequeña, últimamente le ha costado mucho descansar. Camino pensando en todos los preparativos para la ceremonia. Y en cómo le explicare a Kenia, lo que va suceder en ella. Me topo con mi hermano, camino de mi oficina.

- Alfa, buen día – Me mira con preocupación- ¿Cómo sigue, nuestra luna?

- Igual, casi no habla. Llora la mayoría del tiempo y no come. Sin contar que tengo a nuestro compañero sin alimentarse por esa situación. Y ahora que ha salido de viaje, me preocupa que puedan aprovecharse de eso –Suelto sin respirar, descargando mis pensamientos.

- Sabía que eso te preocupaba, por ello mande un grupo de deltas, para protegerlo –dice con picardía – y sin que él lo supiera

- ¿lo hiciste? –suspiro, mientras él asiente. Los deltas le cuidaran bien. Ellos son el grupo táctico de la manada, nacen para proteger. Como los militares, se dedican a la seguridad de su manada. Al menos espero que sea otra cosa menos en la cual pensar –Gracias. ¿Cómo van las confirmaciones de las invitaciones a la ceremonia?

- Están casi todas confirmadas. La mayoría vendrá para matar la curiosidad de quien será la nueva Luna –dice mientras entramos a mi oficina.

- Con eso me conformo –digo en susurro - ¿lograron ubicar a Lauren? –me mira con culpa.

- No

- No quiero que intente nada en la ceremonia

- Sería una locura

- ¿y no es locura lo que le hizo a Kenia? – nos quedamos en silencio sopesando lo que sería que Lauren apareciera en la ceremonia. Luego de un momento, comenzamos a finiquitar los detalles de seguridad del evento. Para más tarde quedar solo, planificando la mejor manera de informarle a Kenia, lo que deberá pasar en la ceremonia.



Kenia

Abro los ojos, la luz en el cuarto me pega en las retinas. Tengo irritados los ojos de tanto llorar. Mi cuerpo está agotado, estos días has sido extenuantes emocionalmente. Toco la cama buscando su presencia. Para encontrarme sola en ella. Cada día desde lo de mis padres, me tratan como si fuese cristal, me duele su distancia. Sin embargo, no sé cómo actuar ante esta situación, los amo, quiero estar con ello; pero ¿a costa de mi familia?

Observo la habitación buscando algún rastro de Ryan o Bruce. El desaliento se apodera de mí, necesito sentir su amor. Necesito saber que no me equivoco al estar con ellos. Desde hace días las dudas se han apoderado de mí. En algunos momentos deseo salir corriendo con mis padres, decirles que no seguiré este camino, que me amen de nuevo. Por otros, imágenes de mi secuestro llenan mi mente, haciéndome sentir asqueada. Ayer estaba sola en la habitación, tuve la imagen de varios hombres sobre mí, tocándome, usándome. Salí corriendo al baño, vomite lo poco que comí. Una gran tristeza me embargo, caí en cama a llorar, porque desde que estoy con ellos, muchos han sido los cambios. La mayoría han sido negativos, para colmo se acerca la bendita ceremonia. No creo que su manada me acepte. Seguro encontrare más enemigos, a la manada no le va a gustar que me compartan, entre su alfa y otro hombre. Puedo oler los problemas que eso va traer a nuestras vidas. Mi vida segura seguirá en peligro, ¿hasta cuándo será esta situación?

Decido levantarme, debo buscarlos, les necesito. Entro al baño, cuando comienzo a pasar el jabón por mi cuerpo, comienzo a sentir calor en mis partes íntimas. ¡Dios! ¿Cuánto tiempo ha pasado? Caigo en cuenta que ha sido casi una semana, donde ellos no me han tocado. Mi cuerpo tiembla por la necesidad. Apuro mi baño, salgo rápido y me visto. Solucionare mi necesidad.

Llego casi corriendo a su oficina, mientras me acerco a su puerta mi excitación va en aumento. No me molesto en tocar, con los días he aprendido que ambos me pueden oler desde lejos. Abro, allí esta él mirándome con intensidad; pero a la vez me mira esperando que yo dé el siguiente paso.

Hola− digo con nerviosismo. Mientras mis ojos miran directamente los suyos. Veo exactamente el momento que cambian de color. Algo se dispara en mí, camino desesperada a sus brazos.

Me recibe, entre sus piernas, me monto cual niña pequeña que busca cobijo; mientras me besa con desesperación. Nuestras lenguas han iniciado una guerra en donde ninguno quiere retirarse. Soy levantada mientras enrosco mis piernas alrededor de su cintura. Me posa sobre su sofá, desprende sus labios de mí. Me siento desnuda sin ellos, me mira con deseo. Mientras se va desvistiendo. Yo hago lo mismo, en segundos ambos estamos desnudos en mitad de su oficina. Mirándonos, esperando una simple señal que dé inicio a esta nueva batalla.

Le indico con mi dedo que se acerque a mí, con una sonrisa de satisfacción por haber ganado esta ronda, se acerca sigiloso. Mientras sus manos se posan sobre mis senos, donde inicia un suave masaje sobre las aureolas. Mis manos se enredan entre su cabello largo, deseo controlar sus movimientos; es una ilusión vana, sé que no podré.

Me toma de la cintura, vuelve a colocarme suavemente en el mueble. Abra mis piernas, dejando a plana vista mis partes íntimas. Se separa de mí, observando esa parte tan sensible. Con su dedo, masajea mi clítoris. Levanta el dedo a mi rostro, para mostrarme lo húmeda que estoy, luego lo saborea. Debería darme asco, por el contrario es muy erótico.

Veo su miembro, en los días que hemos intimado nunca lo he probado. De pronto me siento hambrienta, me muevo con rapidez. Me coloco de rodillas ante él. Sus ojos se tiñen de un rojo intenso, al reconocer lo que deseo hacer. No se mueve, como aprobándolo.

Me acerco con temor, nunca he dado sexo oral. Primero porque me daba asco y segundo porque mis padres me inculcaron que eso no era de mujeres decentes. Lamo su cabeza, mientras veo como tiembla ante mi contacto. Esto me llena de valor, así que lo introduzco en mi boca, intento meterlo todo dentro de mí. La realidad es que no puedo. Sin embargo, este fracaso no me baja la intensión de hacerlo gozar.

Cambio mi táctica, con mis manos masajeo sus testículos, mientras que mi boca succiona, lame y hasta chupa su miembro. Escucho sus gemidos y suplicas de placer. Amo tener tal poder, hasta el momento ellos han sido quienes me han hecho suplicar y pedir.

Pequeña, estoy muy cerca de correrme y quiero hacerlo dentro de ti− dice entrecortado.

Me levanto, lo empujo al mueble, el valor maneja mis acciones. Su mirada es de asombro, me monto sobre él. Mientras voy introduciendo su miembro en mí. ¡Dios que rico! Ambos gemimos cuando termino de introducirlo. Le veo con malicia, quiero ser una chica traviesa, así que comienzo un baile sobre él.

Ryan toma mis caderas para dar soporte, pues me está dando liberta de acción. Algo que no planeo desaprovechar. Voy cambiando el ritmo a según mi necesidad, pronto aumento mis arremetidas, sé que está cerca, sus manos me aprietan las caderas. Seguro me dejará marcas. De pronto se desespera. Comienza a moverse debajo de mí, ambos estamos en una danza erótica, a los pocos minutos comienzo a ver puntos rojos, puedo sentir la presión en mi bajo vientre, le beso mientras mi orgasmo explota. Él me toma con más fuerza, sus movimientos me producen dolor y al mismo tiempo un dulce placer. Entonces sus colmillos penetran la marca en mi cuello, veo estrellas, mis oídos pitan. Un nuevo orgasmo, más placentero que el anterior se apodera de mí.




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