Aceptación

Los ancianos se voltearon para verse entre sí, cada vez estaba más seguro que tenía algún tipo de conexión mental. Sus largos silencios me lo daban a entender. Luego nos vieron a los tres. Mi corazón estaba a punto de salir de mi pecho, y las emociones compartidas con mis compañeros eran peor, culpa, amor, angustia, decepción. A esta altura Kenia ya dejaba ver sus lágrimas, que corrían libre. Ella es una mujer muy leal, seguro piensa que ella está generando daño a nuestros pueblos.

La temperatura en el lugar había descendido varios grados. Todos estábamos incomodos, sensibles y diría que hasta inseguros de nuestra posición a este altura.

Lo primero sería realizar la ceremonia de la luna−dijo el humano, mientras caminaba por todo el lugar− Allí reconocerían a su pareja públicamente, al mismo tiempo se reconocerían como compañeros. Ella seria Luna y al mismo tiempo seria la consorte del príncipe, ninguno de los dos líderes dejarían de ser lo que son. Y quedaría claro, que ninguno de los dos está por encima del otro.

Los tres nos miramos. Estábamos confusos y dudábamos de todo. Nuestro enlace cada día es más fuerte; mas estamos limitados por las responsabilidades que tenemos para terceros. Sin darme cuenta, la mirada ansiosa de Kenia me atrajo, como una luz incandescente y la bese. Fue sencillo, un roce nada más. Sin embargo, ambos necesitábamos ese toque para darnos valor. Me aleje de ella, sonrió en agradecimiento. Volvimos nuestra atención hacia el grupo de ancianos. Todos nos veían, al parecer no solo venían a dar opciones, sino a observar y valorar nuestra unión. Me sentí sin aliento, sabía que no podían separarnos. Sin embargo, el temor continuaba allí.

Una vez hecha la ceremonia. Haremos un comunicado como consejo, de que apoyamos dicha unión y la protegeremos a riesgo de prisión o destierro a quien se atreva atacarla−entonces esa declaración, me hizo caer en cuenta del riesgo que corríamos. Kenia o Bruce, podían ser atacados. La sola idea me genero pánico, ¿Cómo podría protegerlos? Voltee a ver a Bruce, quien solo me miro con respeto, su brazo se largó por detrás de Kenia, lo poso en mi hombro y me dio un leve apretón, para darme fuerza. Desde anoche que compartimos sangre, no habíamos tenido ningún contacto físico. Su tacto me dio calma y paz.

Ustedes por su cuenta−y esta vez habló, el de la capa. Señalándonos− se dedicaran a comprar y unir las tierras que separan sus pueblos. Deben al final crear un solo pueblo y nada debes separarles. Nosotros les seremos de apoyo, para comenzar a crear reglas y leyes para esta nueva manada. Estás permitirán cohabitar y vivir sin problemas de irrespetos o daños a terceros. Al final, sus pueblos deberán decidir si se unen o se van a otros pueblos. No es obligatorio; pero aquel que se quede deberá regirse por estas nuevas normas.

La tierra que divide las nuestras− Hablo el príncipe− pertenece a humanos, y en su mayoría desconoce nuestra existencia. ¿Cómo haremos?− su apoyo me revitalizó, él estaba con nosotros en este proceso.

Eso no es problema, los humanos son avariciosos, por dinero hacen lo que se les pide. Es su triste condición, son esclavos del dinero−dijo con desdén, el enano.

No todos, son así− habló Kenia enojada−algunos respetamos y solo vivimos en paz sin dañar a nadie.

Me disculpo, si te ofendí, mi lady−el trato preferente, me dio celos. De pronto sentí la necesidad de arrancarle la lengua. Un gruñido me salió de lo más profundo de mí. Me observo−disculpa Alfa, no soy tu competencia. Solo me disculpaba. Volviendo al tema, son muy pocos mi lady; los que como tú la avaricia no los domina.

Continuamos con los detalles de cómo sería esta tercera opción. Tenía muchas complicaciones y riesgos. Para mí era la única opción, aun no hablaba con mis compañeros; sospechaba que para ellos era igual. Finalizadas las explicaciones, los ancianos del consejo, nos dieron un día para decidir, puesto que la ceremonia de la luna era en poco. Nos levantamos y despedimos a todos. Al final solo quedamos los tres en la oficina. Reino el silencio por unos instantes, la tensión entre los tres era palpable.

Debemos hablar de nuestra situación –dijo Bruce, asentí en silencio. No sabía cómo poner en palabras mis temores más profundos− antes de tomar una decisión, tú y yo debemos aclarar esto, nuestro acoplamiento.

Sabía que él no me daría más tiempo, la verdad que tampoco puedo seguir huyendo. Debo saber qué es esto y a donde nos llevará. Kenia nos miraba, expectante y ansiosa. Sin embargo, decidió no interferir. Se sentó, en frente de una ventana, casi como dándonos privacidad.

Yo no sospechaba que eras mi mate, ni se me pasó por la cabeza−dije sintiéndome muy culpable− lamento si la falta de mi sangre te puso en riesgo, jamás lo hubiese hecho a propósito. Eres muy importante para mí− dije casi en susurro, me avergonzaba de mis posibles sentimientos hacia él.

Ryan− y se acercó hacia mí. Me asuste de que pudiera tocarme, él noto mi cambio y se detuvo− no te culpo, ni a ti, ni a Kenia. Esta relación es complicada, los tres estamos luchando para mantenerla y reconocer nuestros sentimientos. Sin embargo, noto que te has alejado de mí. Si tu temor es que yo desee intimidad contigo−la sola idea de poner en voz alta uno de mis más profundos temores, me revolvió el estómago, dándome nauseas−estas equivocado−le vi directamente a sus ojos, quería saber que no me mentía.

Pero, somos mates. Se supone que debemos tener intimidad−dije casi ahogándome en las palabras.

¿Eso es lo que tú quieres?−pregunto distante. No quería herirlo, pero tampoco podía mentirle.

no−dije con la mayor certeza.

¿Ves? Ahí tienes tu respuesta. ¿Crees que la naturaleza te hubiese puesto en esta posición, esperando obligarte a algo que no deseas?− negué con mi cabeza− Ryan, tu eres un hombre, con inclinaciones heterosexuales. Eso no va cambiar por nuestra unión. Seremos mates, pero no como tu entiendes. Seguiremos compartiendo a nuestra compañera, la naturaleza solo se aseguró que lo hiciéramos sin peleas o sin poner en riesgos su vida, con nuestros egos. Somos compañeros de vida, compartimos un enlace que nadie tiene, pero nuestra unión es a través de ella. Ella es quien le da vida a esta unión. Yo en mi largo caminar he estado con hombres y mujeres, no te voy a negar estás de muy buen ver; sin embargo jamás te pondré en una posición incómoda. Así que nuestra unión se basará en Kenia y sí te incomoda aun compartir tú sangre, haré lo posible para no necesitarla, sino cuando la situación lo requiera.

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