CAPÍTULO 15
El Rey rio como si los truenos estuvieran dentro de él y el fuego le empezó a salir de la nariz. Las vibraciones en el ambiente comenzaron a expandirse por todo el castillo y debajo de la tierra. Las piernas de la rubia flaquearon ante la presencia de Gagoras, pero Alkor se mantenía con su postura altanera y gallarda, protegiendo a su humana. Para Eve, la declaración que Alkor había hecho con respecto a ellos le resultó revelador, estaba por demás impactada. ¿Alkor de verdad estaba pidiendo su mano o algo por el estilo? ¿Esa era una forma de decir a su padre que ahora ella pertenecía a su lado? Por qué esas palabras en otras circunstancias, hubiera creído que lo que estaba haciendo con ella era más que jugar. Se aferró a la capa de Alkor y sus manos formaron puños en la fría piel. Tenía miedo, ese al que Alkor se dirigía sin respeto tenía un aura pesada, pero no tan aplastante como la de su dragón. Algo se estaba cocinando entre estos dos y no entendía por qué tanto misterio en sus palabras. Alkor olía el miedo que producía Eve, pero jamás la tocarían, no mientras él estuviera vivo.
Gagoras por otro lado, no podía dar crédito a lo que sus ojos veían. ¿Qué había de malo con Alkor? Recordaba al príncipe de Draconian de otra manera muy distinta.
— ¡Qué gran estupidez! ¿Qué piensas que yo voy aceptar que una mortal suba a ocupar el trono de Mallae? —Gagoras miraba fijamente a su hijo, estupefacto— ¡Equivocado!
Alkor subió una de sus cejas claramente irritado.
— ¿En qué retorcido sentido, te atreves a pensar qué yo quiero o deseo el trono, Gagoras? — Escupió mientras ambos dragones comenzaban a perder los estribos el uno con el otro —Te la estoy presentando por qué es mi obligación. —Se estaba conteniendo —tu presencia en mis aposentos no es bien recibida, y aunque fue sorpresiva, en dado caso no espero de ti el visto bueno.
A Gagoras se le empezó a convertir su cabello verde en fuego fatuo. La poca paciencia estaba llegando a su límite. Y era algo de lo que Alkor estaba muy consciente. Eve estaba tan sorprendida de la manera en que Alkor la estaba defendiendo que le importaba una mierda la aprobación del padre de su dragón. Eve veía como pronto alguno de ambos dragones se lanzaría encima del otro y arrancar su cuello. Solo esperaba que Alkor fuera lo suficientemente listo para no enfrentarse a él. No temía por Alkor, pero temía por su padre.
—Pero sí que eres ¡Insolente! —criticó Gagoras —Y con los años no se te ha quitado lo malcriado y testarudo que eres, no cabe duda que eres la copia de tu madre —Alkor no hacía más que escuchar a un colérico padre —Guárdame respeto.
—Te guardaré respeto cuándo estés en el cementerio pudriéndote.
Era un acto rebelde por causa del Dragón Negro. Alkor ciertamente era de los que no medían sus palabras, no era como que le importase en realidad, porque estaba claro que Gagoras seguía teniéndole rencor. Aun así, no tenía nada que perder, en Afrobos no es como si Gagoras tuviera alguna autoridad y para ser sinceros, Alkor bien podría adueñarse de un pueblito humano, no sería la primera vez que conquistara un reino. Todavía podía recordar con claridad hace cien años como busco de la ayuda de su Padre y éste, fervientemente le dio la espalda. En cambio, su madre Mallae, dio su vida con tal de que Alkor cortara lazos con los humanos que lo estaban enredando en hilos de maldad. Pero ya se sabe que ocurrió después.
—Alkor, por favor no le hables así —Eve le tomó del brazo. Su voz era fina, dulce y lo tranquilizaba.
Alkor dio una mirada a su compañera, la cual se le veía angustiada. Podía sentir los efectos que su voz hacía en él. Era su calmante, su ancla a la realidad. Alkor le tomó la mano, y respiró profundamente.
—Deberías hacerle caso a ese pedazo de carne. —dijo Gagoras de forma despreciativa.
La ira de Alkor se desató por cada fibra de su cuerpo. Sus ojos se volvieron cual serpiente, la cornamenta le creció al igual que las uñas. De su nariz salió fuego verde y apretó la mandíbula. Una sonrisa retorcida apareció en los labios de Alkor. Su cuerpo comenzó a emanar un calor tan intenso que pronto comenzó a derretir algunos de los candiles que se encontraban en el techo. Grave error había sido despertar la ira del dragón de la era. Eve inmediatamente lo tomó del brazo arrastrándolo hacia ella para evitar que se le echara encima a su padre, pero fue en vano. Alkor gruñó y el estruendo de su voz resonó a kilómetros a la redonda, y se despojó de su capa para lanzarse en contra de Gagoras quién había insultado al ahora, el más grande de todos sus tesoros.
╭══════•>✾<•══════╮
Nyla y Lupus caminaban por el bosque un tanto cansados. La bruja no recordaba que aquel bosque estuviera tan vivo. Las hojas estaban verdes, las ramas frondas, se escuchaban a los pájaros cantar y los animales habían vuelto habitar aquel bosque prohibido. Aun y para estar en octubre todo parecía como si el verano no se hubiera ido. Lupus tenía varios días afuera del castillo y se preguntaba en cómo estarían Eve y Alkor. La noche que salió del castillo había sido toda una aventura. Y ahora, con toda la información que le había recolectado a su amo, no sabía que reacción se podría esperar por parte de él, eso sin mencionar que para Eve, todo esto sería una locura o algún tipo de disparate. Pero confiaba en que la sensatez de la humana le permitiera aceptar las palabras de Nyla y del mismo Lupus.
—Tanto tiempo sin saber del amo Alkor me producen escalofríos —contó Nyla —todavía recuerdo como hace trescientos años ayudó a Gagoras liderando a conquistar uno de los reinos mágicos de Kurum.
Lupus lo recordaba con claridad. Alkor era una máquina asesina, y la realidad ade ahora era tan distinta, pues todo cambió en cuánto Eve pisó el castillo. Él era realmente viejo, pero sus ojos no lo engañaban. Siempre supo que la humana sería lo que Alkor necesitaría con urgencia en su vida. Le sorprendió bastante él que Alkor la dejara vivir en su castillo. Aun no podía explicarse el porqué de perdonarle la vida. Sí hubiera sido otra persona no hubiera dudado en matarla, pero ¿Por qué perdonarle la vida a Eve? Él en un momento de desesperación le comentó que necesitaba ayuda en el castillo en parte era cierto, pero por otra sabía que existían grandes probabilidades de que su amo quisiera comerse a la humana y él no quería que una muchacha tan bonita como ella fuera destrozada por los colmillos y garras del Dragón de la Era. Quizás, Alkor en su interior lo supo aun sin que él mismo se diera cuenta de lo que Eve significaría para él.
—Es implacable —respondió Lupus —Cuidado con hacer cabrear a Alkor. Kurum fue un reino que traicionó la confianza de Gagoras según dicen. El rey siempre utilizó, por así decirlo, a Alkor como su emisario de la muerte. —Nyla escuchaba a Lupus, recordando aquellos días —Jamás se podría medir la fuerza entre Gagoras y Alkor, porqué el Rey de Draconian está muy por debajo del Dragón Negro.
Siguieron caminando por la vereda. Nyla se quedó quieta de pronto y sus ojos se volvieron blancos. Lupus tomó su mano y ésta se quedó como piedra. Estaba teniendo una visión.
Veía un campo de batalla. El cielo era gris y había mucha tormenta, pues los relámpagos dibujaban el cielo, incluso podía sentir como se empapaba de la lluvia. Volteó para todos lados y lo único que podía ver era un ejército con vestimentas de color blanco y a un hechicero que intentaba llegar a un Dragón Negro.
No podía entender qué clase de visión era esa, aunque podía darse una idea.
De hecho, ahora que ella estaba viendo su alrededor notó que era el mismo bosque en el que estaba metida en ese mismo instante antes de esa visión. Siguió avanzando ignorando a las criaturas mágicas y a los humanos pelear y se concentró a lo lejos dos figuras que llamaron su atención y se acercó.
Era Grek y una humana. ¿Una humana?
Él la estaba cargando y ella solo gritaba con dolor. Corrió junto con ellos y fue hasta que se dio cuenta que aquella humana estaba embarazada. De su vientre pudo observar como un color rojizo brillaba, era luz que estaba dentro de ella. Grek parecía hablar, pero no podía escuchar por el estruendo que había en el bosque. La batalla, los gruñidos, las espadas chocando y la tormenta no ayudaban mucho.
Cuándo volvió de su aturdimiento escuchó el gruñido de un Dragón. De pronto se asustó por pensar en que nunca había salido de la visión, pero se recuperó rápidamente y volteo a ver a Lupus fijamente mientras las corrientes de aire comenzaron a formar una tormenta.
—Tenemos que llegar al castillo ¡ahora!
╭══════•>✾<•══════╮
Brandon inquieto se había escondido en la lejanía del pantano esperando a que la bruja saliera de su escondite. Sabía que algo le había ocultado. Aunque estaba más tranquilo por saber que Eve estaba con vida se volvía a preocupar ahora, por su bienestar psicológico ¿Cómo podía estar con esa criatura? Probablemente estaba secuestrada, en contra de su voluntad siendo parte de la servidumbre de aquella bestia infernal. No podía permitir que alguien dañara a la mujer que él amaba.Cuándo hubo amanecido le siguió a la bruja y a una criatura pequeña y de color verde. Parecía un duende, pero esas cosas no existían para él, por lo que en lo que respecta para él, se estaba volviendo loco y veía cosas dónde no las había. Les siguió un buen tramo, incluso adentrándose en el bosque prohibido, tomando su distancia hasta que ambos se detuvieron. Fueron alrededor de media hora cuándo hubo movimiento por parte de aquellos dos.
La bruja Nyla había dicho algo, pero no alcanzó a escuchar. Éstos salieron corriendo a una velocidad impresionante mientras que éste hizo que Jeff los siguiera lo más rápido posible. El clima había empeorado bastante que no supo que sería lo que estaría desencadenando la tormenta.
© J. ZARAGOZA
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top