Capítulo 15 El árbol de glicinias
El lugar era tan lúgubre y bello a la vez, puesto que el árbol de glicinias daba un toque místico a las cavernas, pero te hace preguntar ¿Cómo es que un árbol como ese crecía debajo de la tierra. Mash camino por la orilla del lago admirando su majestuosidad, se sentía extrañamente atraído al árbol, pensando que tal vez alguna vez lo vio, aunque podría ser solo un sueño.
—Mash—Rayne que ya se había puesto sus ropas, se detuvo a su lado, mirando el árbol también—.Es extraño, no había visto un árbol crecer en un lugar como este.
—Si, bueno, nada tiene lógica para mí desde que llegué aquí—le dijo, el dragón voló por las grutas y cuando regresó se posó en la cabeza de Mash—.Pochi dice que no encontró una salida.
«¿En serio puede entenderlo?...» pensó Rayne.
—En ese caso, solo nos queda buscar una o...—miro al techo de la caverna, estiró su mano, tratando de convocar su poder.
Partissan...
Sin embargo, nada salió a lo que se dio cuenta que aunque no corría peligro su vida, no podía usar sus poderes.
«Debe haber una manera, el lugar por donde caímos está ahora bloqueado, al aparecer golpeamos una pared de la gruta y se derrumbó, sin embargo está a tal vez unos 100 metros...» Rayne viendo hacia el punto inicial de impacto que ya no se veía nada «Estoy preocupado por el señor Wahlberg, se lo que sea que nos atacó parecía que estaba esperándonos, y si no vienen por nosotros, solo queda una respuesta, están peleando...»
Tal como pensaba el vampiro, Wahlberg y Meliadoul estaban en una intensa batalla, el vampiro se batía a duelo con el que alguna vez fue considerado un amigo por él, mientras que la dragona intentaba hacer reaccionar a su oponente.
—Con esa nueva apariencia y nombre, no puedo creer que una vez más hicieran un lado su orgullo de dragones para ser subordinados de ese humano, siempre hemos sido la raza más pura y poderosa de todas, creadoras de reyes—escupiendo una llamarada de fuego para bloquear unas agujas que le lanzó Doom.
—No somos subordinados, ahora seremos los reyes, todas las razas caerán a nuestros pies—el gran dragón se abalanzó sobre ella y la atacó en el cuello, Meliadoul no pudo esquivarlo y cayó al suelo, siendo Doom que aplastó su cabeza contra el suelo.
—¡MELIADOUL!—Wahlberg al verla herida, pero no pudo ayudarla dado que Innocent Zero lo atacó con un rayo, dejándolo sin un brazo.
—Amigo mío, no tienes escapatoria—Innocent Zero se acercó a él, estando en el suelo le veía de manera altiva con una media sonrisa—.Descuida, no te matare, quiero que veas el mundo que creare.
—Dime...¡Arg! ¿Por qué haces esto realmente?
—¿Por qué? Los vampiros ya no serán la raza más poderosa, los humanos siempre lo fuimos.
—Tú sabes que en la Tierra los humanos son la raza sobre todas, ¿Por qué no dejar ese balance así?
—¿A eso le llamas balance? Yo no lo creo, tienes razón, la creación de la barrera fue lo mejor para dejar que los humanos prosperaran, pero este mundo tiene recursos aún más valiosos que esa Tierra, ¿sabes lo que harían con la magia de este mundo? Lo único que estorba son los vampiros y los Lycan, por eso me desharé de ellos para luego destruir ese maldita barrera ¡Ja, ja, ja!—su discurso atrayente podría hacer que cualquiera creyera sus palabras, pero no Wahlberg que se levantó, sosteniendo el muñón de su brazo sangrante, balanceándose, si había algo que los vampiros no hacían, era regenerar miembros perdidos.
—Entonces dime una cosa más, amigo—le miró, sufriendo de un terrible dolor—¿Matarías al rey de los vampiros para alcanzar tus objetivos?
Cuando lo menciono se pudo ver un ligero cambio en su semblante, envolviéndose en una oscuridad infinita.
—Mis planes van más allá de lo que crees.
«¿Sabrá lo de Vladia o lo de su...? No lo sé, pero no debería mencionarlo...» Wahlberg recordando lo que la noche anterior el rey habló con él en secreto.
Se reunieron en el centro del laberinto del jardín, nadie se pasaba a esas horas por la noche, cuando Wahlberg arribo pudo observar una fuente rodeada de flores, en especial camelias, y a una bella silueta femenina con un vestido blanco, cabello negro y largo hasta la cintura, ondulado con la más suave brisa, podría quitarle el aliento a cualquiera, Wahlberg se detuvo un instante hasta que ella se dio la vuelta y lo vio, sonriéndole, era brillante y llena de una pureza inmaculada.
—Su alteza—el anciano primero se quedó sin aliento, pero luego se inclinó ante ella, no era otra más que el rey sin todo ese disfraz.
—Por favor, ahora solo soy yo—le dijo, mirando hacia la luna.
—Princesa Vladia, su belleza siempre me deja impresionado—le dijo Wahlberg, ella se sonrojo un poco—.Me mandó llamar por él, ¿cierto?
—Solo tú sabes la verdad sobre él, y de ese humano.
—Descuide, eso jamás saldrá de mis labios.
—Es por lo que te mande llamar, quiero que me prometas que no le dirás a él sobre ese niño, si te lo llegas a topar, solo hazle saber una cosa—la mirada de esa mujer se enfocó en Wahlberg quedando inmóvil—.Que lo estaré esperando siempre, no como Vladia Hellsing, sino como Vladimir Hellsing, el verdadero rey de los vampiros.
—Pero princesa...—él quiso decir algo, pero pudo sentir su impresionante determinación, tal vez lo que pensaba que en ella guardaba para ese hombre ya no era lo mismo de antes, aunque era algo que no le podría juzgar, se había sacrificado tanto para continuar con el legado de los vampiros.
De regreso ante Innocent Zero, ese ser que alguna vez fue humano de lo más bondadoso y lleno de ideales, ahora solo quería dominarlo todo, alzarse sobre todas las razas como un dios, pero ¿Será realmente lo que desea?
—Ahora viejo amigo, te arrebataré tu poder único—Innocent Zero se acercó a Wahlberg, tocando su frente con el dedo índice, el consejero pudo sentir como su poder era drenado.
Cuando Meliadoul despertó pronto se vio rodeada por miles de ghouls, aún mantenía su forma dragonil, pero estaba débil, no sabía cuánto tiempo había pasado y pensaba que moriría.
—¿Dónde está Wahlberg?—pregunto, cuando tres dragones más aparecieron, sobrevolando aterrizaron, los ghouls como marionetas se alejaron.
—Miren a quien tenemos aquí, hermanos—habló Famin, el mismo dragón que destruyó la montaña de los Lycan—.Epidem, Delisaster.
Ella intentó moverse pero vio que en su cuello había un collar encadenado a una estaca en la tierra, por más que lo intentó no podía liberarse.
—Son renacidos como Doom, ¿no? Díganme, le dicen padre a ese sujeto porque los crio como huevos cuando fueron destruidos por su traición.
—Somos más que dragones, nuestro padre nos ha dado más poder que antes, belleza e inmortalidad—dijo un dragón cuyas escamas doradas relucían y en su cabeza había una corona de huesos, sus profundos ojos color ámbar fijaban a su presa.
—¿Inmortalidad?
—Así es—hablo el otro, llamado Epidem, un dragón de color marrón oscuro, tenía una cola cubierta de hierro con varios pinchos, así como garras pronunciadas—.Además, poder jugar con esas pobres criaturas insignificantes.
Ella pudo notar un aroma a muerte viendo de este.
—La peste, lo sabía, eres su reencarnación, el dragón de la peste, los demás te obligaron a vivir en Terra porque tu poder solo traía podredumbre a los que te tocaban.
—Pero ahora puedo ser libre, experimentar con los demás para ver qué veneno puede matarlos más rápido o más lento, me gusta más lento, así puedo verlos sufrir—le dijo, viéndose como un niño jugando.
—Y tú, el dragón de la vanidad.
Si bien los originales eran siete dragones y dominaban sobre su especie, cada uno de ellos tenían una característica particular, de acuerdo como Meliadoul, Famin le gustaba acumular tesoros aunque era un poco egoísta nunca ataco a nadie y solía ser orgulloso de su intelecto, Doom era el dragón del poder, valoraba la fuerza por sobre todo ayudando a guerreros de distintas razas a ser más fuerte, Epidem era la peste, un dragón que odiaba el contacto pero antes de traicionar a los suyos y usando sus conocimientos ayudaba a encontrar cura a enfermedades, un curandero. Delisaster por otro lado, cuya característica primordial era la vanidad, adoraba la belleza y perfección, más jamás sabía verla en los demás.
—Si no me equivoco, ese tal Domina que menciono Mash, es...
El quinto dragón apareció en el cielo, aterrizando sobre una roca, su piel era púrpura y de ojos azules profundos, no parecía tener escamas más bien, su piel era suave, pronto tomó la forma humana y se acercó a Meliadoul.
—Lamento que tengamos que hacer esto, pero comprenderás que nuestro padre se sacrificó mucho por devolvernos a la vida. Aunque no lo creas, la humanidad y hasta los nuestros nos abandonaron, eso es triste, pero ya no los necesitamos, ayudaré a mi padre a ser el dios que desea.
«¿Dijo dios? Qué tontería...» pensó ella.
—Del que menos pensé que nos traicionaría aquella vez, eras tú, eres el dragón del amor, te haces llamar Domina, ¿no? El que recuerdo albergaba una gran compasión—le dijo ella, bajando la mirada—-.Todos ustedes solían ser seres poderosos y llenos de virtudes, incluso sus defectos los hacían fuertes, díganme ¿Por qué lo hicieron?
En ese momento, Doom apareció y finalmente todos tomaron su forma humana, presentándose ante ella.
—Aunque los nuestros dirigieron reinos y ayudábamos a los demás seres, siempre nos vieron como símbolos de poder, ahora todo cambiará. Nuestra sangre ahora está mezclada con la suya, los cinco hicimos un pacto con él para brindarle todo y que nuestros sueños sean realizados, vivir por encima y gobernar—Doom se acercó a ella, luego abrió su armadura y con sus garras removió la piel de su pecho, era una escena perturbadora, huesos y carne se abría hasta mostrárselo.
—¿Eso es...?
Donde debería haber un corazón latiendo y bombeando sangre, ahora había un cristal, Meliadoul entendió que su presentimiento era real, Innocent Zero hizo un pacto con ellos y los forzó a darle su corazón, si un humano comiera un corazón de dragón se volvería inmortal, compartiendo más que su vida, sino también su muerte. El poder desmesurado que albergaba nadie podría igualarlo y él había comido cinco.
Ella se sintió triste, sus casi hermanos dragones al ser uno de los originales también, se dejaron llevar por sus más profundos miedos, luego surgió entre ellos Innocent Zero, todos los dragones se hincaron ante él.
—Meliadoul, lo sabía, Wahlberg evito que te mataran, es demasiado bueno, bueno, lo era—el tiro al alcance de la vista de ella unos anteojos, los mismo que usaba Wahlberg, los ojos de Meliadoul se ensancharon, tomando su forma humana, el collar parecía tomar la forma de su tamaño, los tomó entre sus manos, acogiéndolos en su pecho.
—Wahlberg...—las lágrimas se vinieron a sus bellos ojos.
—Ahora dime, ¿Dónde está él?
—¿De quién estás hablando?
Innocent Zero levantó su mentón con su bastón, sonriéndole.
—Hablo de ese humano que trajeron de la Tierra.
«Del humano, ¿eh? Es curioso, cuando lo conocí sentí algo diferente en Mash...»
Mash junto a Rayne se habían perdido en las profundidades de los terrenos rocosos detrás del castillo, y ni ellos mismos podrían adivinar lo que estaba pasando afuera.
. . .
Avivando la fogata, Mash se abrazó las rodillas pues pese al fuego aun sentía frio, miro al techo y noto que los cristales se fueron apagando.
—¿Será que es de noche?
—¿Qué dijiste?—Rayne regresó de caminar por ahí, buscando una salida.
—No, es que dijo, los cristales ya no vierten luz a la caverna y hemos pasado tal vez horas aquí, puede que sea de noche—le dijo soplando su aliento caliente a las manos.
—Tienes razón, puede ser eso.
«Pero si los cristales pierden su luz con el cambio de horas, es posible que venga de alguna parte...» Rayne que seguía pensando en salir lo más pronto posible, solo que al ver a Mash de nuevo noto que sus dedos estaban azules, asustado por eso, tomó su brazo.
—¿Qué pasa?—Mash tomado por sorpresa.
—Tus dedos, ya veo, hace mucho frío.
—Tu antes tenías frio y ahora te veo bien.
—Recupere un poco mis fuerzas, en sí, los vampiros no tenemos la misma temperatura que otras razas, somos más fríos, el hecho que antes tuviera frío era por la debilidad de las glicinias—Rayne «Esa escama de dragón neutralizó el veneno, aunque no pueda usar magia, mis fuerzas se regeneraron durante el día...» llegando a esa conclusión.
—¿En serio son fríos?—Mash se levantó y colocó las manos en las mejillas de Rayne.
—¡¿Qué demonios haces?!—el vampiro alejándolo de golpe.
—¡Wua! Si que estás frío, podrías ser reconfortante abrazarte en verano—el menor siendo ingenuo—.Claro que, ahora me vendría bien algo de calor—Mash regresando a la fogata, ni siquiera Pochi podía darle más calor—¿Qué haremos?
—Por el momento solo nos queda descansar un poco, mañana intentaremos buscar juntos una manera de salir, ya nos quedamos sin luz—Rayne, cuya única fuente de luz ahora era la fogata y unos insectos tipos luciérnagas que rondaban el lago donde estaba el árbol.
Los dos se quedaron callados un rato cuando se escuchó un rugido, Rayne se puso en guardia de inmediato, pero Mash alzó la mano.
—Ah, fui yo, es que tengo hambre.
—¿Hambre? Es cierto, tú debes comer algo.
—Por cierto, en las películas los vampiros solo beben sangre, pero aquí comen comida como otros.
—¿Películas?—Rayne al escuchar de nuevo ese término—.Si podemos comer comida, eso nutre nuestro cuerpo, pero la sangre es fundamental, es la que nos provee de energía para usar nuestros poderes, como el poder único y la longevidad, además con ella podemos regenerar nuestro cuerpo de heridas, aunque eso no nos hace inmortales.
—¿Significa que pueden morir con una estaca en el corazón?
—¿De dónde sacaste esas ideas? Dime ¿Quién sobrevive de un ataque así—le reclamó Rayne, Mash ladeo la cabeza pensando—.Eres un ingenuo a veces.
—Lo siento, pero me gusta.
—¿Qué cosa?—el otro sorprendido por sus palabras.
—Estar aquí contigo, no sé, me siento seguro, además de que aprendo más de ustedes, sabes, yo en el otro mundo no tenía muchos amigos, supongo que huía de los demás para no lastimarlos, mi fuerza siempre fue un obstáculo, hasta temía que podría lastimar a mis padres—esté bajo la mirada, Rayne lo observaba, si lo pensaba bien tras verlo pelear con esa fuerza sobrehumana cualquiera diría que es uno de ellos, pero tenía moretones por todo el cuerpo, lo que significaba que era un simple humano.
—Como sea, debes comer, ¿no?—Rayne se fue de nuevo regresando unos minutos después—.Toma—le enseñó una lagartija que encontró por ahí, el rostro de Mash se tornó azul y se arrastró hacia atrás asustado.
—¡Aaah!
—¿Qué? Sabe bien.
—¿Q....qué? ¿Cómo sabes?
Rayne se volvió a sentar al fuego y tras pelar, limpiar y empalar a la lagartija, lo cual estaba seguro de que Mash la comería, la puso a cocinar.
—Antes, cuando éramos niños, Finn y yo solíamos comer esto—le revelo, eso dejó perplejo a Mash ¿Por qué tendrían que comer lagartijas?—.Nuestros padres murieron en un ataque licántropo, quedamos solo mi hermano y yo, Finn era casi un bebé y yo, no tenía nada que comer, mi familia no era noble por lo que vivíamos en unas granjas alejadas de Easton, tras enterrar lo que quedó de sus cuerpos, tome a Finn y vine a Easton, solía recorrer las calles con él en brazos.
}—¿No tenían más familia?
—Si, pero ellos no quisieron albergarnos, al ser atacados por los licántropos decían que estábamos malditos.
«¿Por qué le estoy diciendo todo esto?...» pensaba, más continuó hablando.
—Eso debió ser difícil—Mash observando el rostro de Rayne que era iluminado por el fuego.
—Le daba sangre a mi hermano para que sobreviviera, pero solo la comida podía calmar nuestros estómagos, por lo que a veces comíamos lo que encontrábamos—Rayne vio que la lagartija asada parecía estar lista, tomándola para pasársela a Mash.
«¿En serio debo comerla? Bueno, aunque no huele mal...»
Mash tomó un pequeño bocado y curiosamente no sabía mal, bueno al menos si tenían que estar mucho tiempo ahí dentro no morirían de hambre, claro que en cuanto pasó esa idea por la cabeza de Mash tuvo un ligero escalofrío.
—Rayne, ¿puedo preguntarte algo?—le dijo mientras avivaba el fuego con más leños y ramas que Pochi reunió.
—Dime.
—Se que eres duro con Finn porque quieres protegerlo, pero si tuviera un hermano y me dijera esas cosas creo que me sentiría mal, ¿debes ser tan malo con él?—la mirada de Mash no parecía contener malicia al preguntarle algo así, Rayne apretó los labios y sin despegar la vista de la fogata hablo.
—La noche cuando nos atacaron los licántropos yo tuve la culpa—sus palabras sonaron como dagas en su corazón, Mash así lo sintió—.Teníamos una granja de ovejas y vacas, recuerdo esa noche como si fuera ayer, Finn era un bebé, mi padre me dijo que cerrara la puerta del granero y colocara el seguro contra Lycan, es un candado con un símbolo mágico que los elfos hacen para alejar los aromas, así esas bestias no pueden oler el ganado, pero estuve jugando que lo olvide, cuando lo recordé estaba en cama, le levante asustado y como no quería que mi padre me regañara corrí a mitad de la noche para ponerlo, pero cuando llegue al granero vi sangre, el aroma era abrumador, cuando me asome en la puerta cuatro enormes Lycan se comían nuestro ganado, me asuste y trate de huir pero me tropecé con un trozo de madera y me escucharon, corrí lo más rápido que pude, a esa edad no podía usar ningún poder, así que no tenía cómo defenderme, cuando me di cuenta estaba justo afuera de nuestra casa, solo vi la cara de horror de mi padre al verme y recuerdo sus palabras como quemantes llamas en mi corazón.
"Rayne ¿Qué hiciste?..."
—Solo vi como los Lycan se echaron encima de mi padre, entraron a nuestra casa, escuchando los gritos de mi madre, yo me quede afuera, de rodillas, ellos pasaron por sobre mi para llegar a mis padres, luego lo vi, un Lycan con Finn en sus fauces, a punto de devorarlo vivo.
"No, no te lleves a mi hermano, por favor..."
—Le rogué, pensé que moriría sin poder hacer más, vi el cadáver de mi padre y luego a mi hermano, tomé valor y corrí hacia él, justo cuando estaba por darme un zarpazo alguien apareció y nos salvó, alejó a los Lycan.
—¿Alguien?
—No lo recuerdo bien, solo como una gran sombra, cuando desperté Finn estaba en mis brazos, mis padres muertos, los vecinos nos acogieron pero solo por un tiempo ¿Quién quisiera tener a unos niños presos de los perros?—Rayne seguía guardando ese terrible pesar en su corazón y Mash se dio cuenta—.Debía ser fuerte para darle una buena vida a Finn, por eso cuando supe que tenía un poder único lo entrene y logre ingresar al buro, yo un plebeyo, aun así las miradas de los demás por no ser nobles estaban clavadas en mí, fue cuando me di cuenta de algo, si esas miradas solo eran para mí, él podría vivir tranquilo—al decir eso fue como si un leve peso se fuera de su interior, jamás se lo había dicho a alguien antes, al mirar a Mash de nuevo, quedó impactado, viendo una lágrima recorrer su mejilla—¿Mash?
—¿Ah? Yo, lo siento, solo que pensé lo mucho que debes sufrir, lo siento.
—¿Por qué te disculpas, idiota?
—Porque yo traje a Finn a esta pelea, creo que no debí hacerlo—el joven humano se abrazó de sus piernas y dejó reposar su cabeza sobre las rodillas, mirando al fuego—.Solo quería descubrir de dónde vengo realmente, pero de pronto todo esto paso, quería ayudar solo que me doy cuenta de que mi egoísmo hizo que Finn ingresara en todo esto, Rayne, lo siento—le dijo.
Rayne no sabía la razón pero de nuevo ese apretón en su pecho, instintivamente fue hasta él y lo abrazó, Mash alzó la mirada e hizo contacto con los ojos del vampiro.
—Rayne...
—Idiota no te conté esto para reclamarte nada, tienes razón en una cosa, mucho tiempo deje a Finn solo, pensé que era mejor así, alejarlo de los peligros de mi trabajo de la mirada de todos, pero él debe ser fuerte, tú me lo hiciste notar, mi hermano menor, aquel que una vez estuvo en las fauces de un licántropo ahora quiere pelear al lado de uno, yo...—el vampiro comenzó a temblar, Mash pudo sentirlo, pero no podía alejar la mirada de este—.Debo creer en él, como creo en ti Mash Burnedead.
—¿En mí?
—Tienes algo especial, una conexión con este mundo a pesar de ser humano, te ayudare a encontrarla, pero primero debemos detener a ese tal Innocent Zero y los dragones originales—al decirle eso, le obsequio una pequeña sonrisa, Mash tuvo un palpitar fuerte, eso jamás lo había sentido, recordando ese momento en que Rayne lamió su sangre de sus labios, todo su rostro se puso rojo, el vampiro también se dio cuenta y la misma imagen cruzó su mente.
«¿Por qué? ¿Por qué siento esto? Puedo escuchar como su pulso se hizo más rápido, la sangre bombeando por su yugular, quiero tomarla, quiero lamer su piel, yo tengo sed...»
—Mash...—Rayne recortó la distancia entre ellos, el movimiento hizo que cayera de espaldas, sosteniendo sus manos contra el suelo, quien estaba asombrado de lo que pasaba aunque no parecía tener la intención de detenerlo—¿Me darías de tu sangre?
La sola pregunta dejó a Mash impresionado, antes no se lo había pedido, solo la tomó y ya, pero esta vez, el hecho que se la pidiera lo hizo sentir incómodo y al mismo tiempo, emocionado. Noto esa mirada intensa en Rayne, sus ojos brillaban un poco, aquellos colmillos se asomaban un poco por su boca, el chico trago saliva y sin más, asintió. Rayne no podía creerlo, había aceptado el que tomará su sangre, el tabú más grande ya lo había roto antes al beber sin su consentimiento, pero ahora era diferente, tenía el permiso, lentamente se acercó a su cuello, Mash cerró los ojos justo en el momento en que uno de sus colmillos se clavó en su piel, abriendo una herida de la cual comenzó a fluir sangre, Rayne no dudo en tomarla, su lengua rozaba su cuello, Mash se soltó de su agarre y lo abrazó, apretando la ropa de su espalda, bebiendo un poco más Rayne pudo sentir sus latidos como iban cada vez más rápido, se detuvo y alzó su cabeza para mirar el rostro, Mash tenía esas mejillas sonrojadas, sus ojos llorosos, mirándolo con cierta súplica, eso encendió algo más en Rayne.
«Es lo más erótico que he visto en mi vida, ya no solo quiero su sangre yo quiero...»
En ese instante, Rayne toco su mejilla, Mash se estremeció.
«Este humano está emocionado tanto como yo, significa que puedo...»
—Mash, ¿puedo besarte?
—¿Eh?—Mash se sorprendió de su pregunta.
«¿Besarme? Los vampiros solo beben la sangre, es lo que hacen, es lo que hizo antes, puedo sentir que está también como yo ¿Por qué? ¿En serio quiero averiguarlo?...»
—Nunca he besado a nadie antes, lo siento.
—¿Por qué te disculpas? Yo tampoco.
—Pero ¿Por qué quieres besarme ahora? Pensé que solo bebían la sangre, ¿no?
—Idiota, ni siquiera debería beber tu sangre—Rayne frunció el ceño al mismo tiempo que sus mejillas también se encendieron, cubriendo su cara un poco con el dorso de su brazo—.Besar es algo más íntimo, ¿entiendes a lo que me refiero?
—¿Entender? ¿Yo te gusto?—la pregunta de Mash fue como un duro golpe a Rayne, dado que no se había planteado eso, el rayo cayó directo a su cabeza, el vampiro dudó antes de contestar.
—Lo sabré si te beso—le dijo tratando de no verlo a la cara, sentiría que si le dijera que no podría desobedecerlo y hacerlo de todos modos, su cuerpo frío naturalmente ahora estaba caliente, detenerse sería difícil en ese punto.
—Si—confirmo Mash, Rayne se sorprendió, por un segundo dudo de lo que había escuchado, pero luego unió sus labios contra los suyos, estaban tan helados, dándose cuenta de que aún le estaba afectando el frío.
El sonido de su leve jadeo al tratar de saborearlo realmente emociono a Rayne aún más, tras beber de su sangre ahora lo besaba, después vio el rostro de Mash.
«Es lo más bello que he visto en mi vida...» exactamente esas palabras cruzaron por su mente, solo que antes de algo más, escucharon una melodía, Rayne se incorporó al pensar que era un enemigo, Mash también, aunque sentía sus piernas sin fuerzas.
—¿Qué es eso?—cuestiono Mash.
—No lo sé, pero no te apartes de mí.
Mash levanto a Pochi que se había dormido antes que todo eso pasara entre los dos, fue cuando del lago comenzaron a salir más luciérnagas y la melodía en realidad salió del árbol mismo, que comenzó a brillar.
—¿Qué está pasando?—Rayne tenía un mal presentimiento, ese lugar en sí era un enigma y ahora eso, pero sin darse cuenta Mash se encaminó hacia el lago—.Mash...—intentó detenerlo, pero el chico parecía estar en trance, al llegar a la orilla, se hinco y colocó la mano en el agua, Rayne sabía que no debería tocarla pero si por alguna razón Mash saltara al agua debía salvarlo—¿Mash? ¿Me escuchas?
El pequeño dragón no parecía estar alerta, se acercó a Mash y tocó su cabeza de nuevo, fue cuando el humano se alzó y volteó con Rayne.
"Hola, joven vampiro, hacía mucho que no veía a uno..."
—¿Quién eres?
"Este humano, vaya, pensé que jamás vería a uno en Terra desde que creamos la barrera..."
—¿La barrera? ¿De qué estás hablando? Y sal de la mente de Mash—le ordenó Rayne.
"Calma, no lo lastimare, yo soy un prisionero aquí, aunque yo mismo coloqué un fragmento de mi alma en este árbol.
—¿Qué dices?
"Por lo que veo, este humano te importa mucho, eso es bueno, me alegro de que los humanos y los vampiros sean amigos..."
—¡Maldita sea! Dime ¿Quién demonios eres?
"Mi nombre es Nicolas Flamel, el gran alquimista..."
. . .
En un lugar muy lejano, en los bosques oscuros, los sonidos de las flautas, tambores y cuerdas alegraban lo que parecía ser una fiesta. En el escenario algunas elfas con pieles morenas y orejas puntiagudas bailaban, Dot, Lance y Finn estaban sentado en el extremo de una mesa pensando en ¿Cómo demonios había llegado a eso?
En otra mesa, llena de faisanes, cerdos asados y otros alimentos, Orter bebía de un tarro un licor blanco, a su lado, un hombre alto y masculino, cabello gris con ojos azules, además de unas marcas raras en su rostro, aunque lucía un poco de maquillaje, tenía tomado a Orter del hombro riendo y disfrutando de la fiesta.
—Chicos, ¿no creen que deberíamos decirles lo que pasa?—gruñó el pelirrojo de Dot.
—Ese tipo dijo que se haría cargo, no creo prudente hacerlo en estas circunstancias—Lance siendo serio, aunque Dot podía ver como apretaba su puño hasta sangrarse, pensaba en el tiempo que le podía quedar a su hermana.
—Debe haber un momento en que estemos solos, ¿no creen, chicos?—Finn tratando de calmarlos—pero el vampiro vio una sonrisa traviesa de ese sujeto que estaba con Orter, mientras se acercaba a su oído para decirle algo, eso removió algo en su interior.
En la mesa con Orter el gran Lycan, retiró su mano y lo alejó.
—Deja de jugar, te dije que quería hablar contigo, no una maldita fiesta.
—Ah, pero cariño, a diferencia de los malditos elfos de luz, nosotros somos más relajados, vivimos de nuestros impulsos, dejándonos llevar por nuestros deseos, dime Orter, líder de los Lycan ¿Tienes un deseo que quieras? Puedo dártelo, una hembra bien dotada o un macho delicado, ¿te gustan los rudos?—le sonrió.
Orter chasqueo la lengua y lo sujeto de sus ropas.
—Margarette Macaron, no estoy jugando.
—Va, va, en ese caso, solo comamos algo y luego hablamos—le guiño el ojo.
El licántropo volvió a su asiento, mientras que la fiesta continuó, Finn se sintió mal al beber un poco de licor, no estaba acostumbrado a eso, así que decidió caminar un poco para tomar aire.
Todo el lugar estaba sobre árboles, había caminos conectados por puentes, las luces que lo alumbraban con faros, en serio, pese a lo que había escuchado ese lugar era hermoso, ahora tenía la oportunidad de ver lugares que nunca pensó conocer, paseando no muy lejos se detuvo frente a un barandal, mirando al cielo nocturno.
«Mash, Rayne ¿Cómo estarán ellos?...»
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