5.
Justo como había dicho su padrino, llamo a sus padres tan pronto como le encontraron en el bosque tosiendo incontrolablemente, aunque a decir verdad, no era por que su cuerpo lo exigiera, sino que él lo provocaba, curioso sobre si otro de estos pétalos aún estaría obstruyendo su garganta, aunque claro, cuando comenzó le fue imposible parar.
Draco ahora mismo se encontrada en el estudio de Severus esperando a la llegada de sus padres, que conociéndolos, sabia que llegarían probablemente después de unas horas de que les notifiquen, o incluso ni siquiera fueran, él había notado que últimamente estaban más ocupados que de costumbre, organizando negocios o algo así había explicado su padre una vez durante la cena familiar.
- Tus padres vendrán en unas horas - comunico Severus una vez termino la llamada por red flu, mirando acompasado a Draco no sabiendo exactamente que más hacer. - ¿El dolor aún continua?
- No, ya estoy bien. ¿Puedo retirarme a mi habitación? - preguntó cabizbajo pensando en el extraño pétalo que había surgido de su cuerpo, cosa que no había mencionado ni por asomo a su padrino.
Severus observo a su ahijado decaído, sabia por que razón Lucius estaba tan ausente de su familia, el ser seguidor del Lord oscuro no era tarea fácil, menos si tenias una familia a la cual proteger.
- Bien, pero no olvides llamarme por cualquier irregularidad que sientas. - recordó, sin poder hacer realmente algo más como llevarlo a san mungo, aún que fuera su padrino debía seguir ciertas normas y esas eran sacar a los alumnos solo con algún pariente de sangre.
Draco asintió levemente, tomando los frascos llenos de pócimas que estaban sobre el escritorio y retirándose después de eso, sin dirigir la mirada a su padrino puesto que sabia, éste intuía que le ocultaba algo y en cuanto hicieran contacto visual buscaría en su mente a pesar de todas las barreras que le pusiera por delante.
- Eh, Draco. ¿Aun te sientes mareado? - cuestionó Blaise en cuanto puso un pie en la sala común, teniendo detrás a todos sus demás amigos de confianza y algunos otros alumnos que seguían con vehemencia a su príncipe. - ¿Quieres que golpe a Goyle para que te sientas mejor?
Draco soltó una risa cansada al oír la queja de Goyle, divertido por las ocurrencias de su amigo para hacerlo sentir mejor - No, Blaise. No estoy mareado y no es necesario noquear a nadie. - respondió arrastrando las palabras tan propio de él mientras caminaba hacia los dormitorios - Sin embargó, si agradecería que por hoy me dejaran dormir - pidió, siendo consiente de que tan pronto como estuvieran solo con Pansy y Blaise, estos lo llenarían de preguntas sobre sus síntomas y demás cosas, no estando satisfechos con las indicaciones que les había dado Snape.
Sin esperar respuesta camino lo más rápido que podía hacía su cuarto, sintiendo unas enormes ganas de acostarse cuanto antes y descansar un poco del día tan movido que tuvo con sus amigos en Hogsmade.
Una vez que estuvo dentro de su cuarto, abandonó la idea de acostarse inmediatamente y lo pospuso para darse una ducha rápida, por nada del mundo iba a dormir con todo el sudor que tenia en su cuerpo, producto del intenso dolor que se extendió por su pecho.
Se dirigió hacía el baño que venia incluido en los cuartos de todos los Slytherin, beneficio de ser la casa menos ansiada, pero para ellos era mucho mejor de esa forma, había mucho mas espacio que derrochar. Comenzó a desnudarse lentamente, pues sentía como el cansancio se extendía por todas sus articulaciones, una vez hubo quitado su camisa escolar, reparo en unas extrañas venas que sobresalían de su pecho, estas se centraban en su corazón y se dirigían extrañamente a sus pulmones, eran apenas perceptibles a simple vista puesto que no eran de algún color en especifico, tan solo sobresalían finamente de su piel, que siendo trazadas con sus dedos era mas fácil saber que estaban ahí.
Decidió no preocuparse por eso ahora, ya tendría tiempo para hacerlo como es debido después. Su plan era tan solo ducharse e irse inmediatamente a dormir.
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Estaba callendo, sentía el aire frío calar en sus huesos como nunca antes, incluso podía ver el vapor que salia de su boca al estar gritando. Solo que su voz no salia en lo absoluto.
Sus oídos retumbaban con un pitido ensordecedor, intentaba sujetarse de entre los lazos que colgaban de tan extraño lugar sin fondo, fallando en su intento.
Tomo uno fuertemente, dándose cuenta que se trataban de raíces, logro estabilizarse un poco, aferrado con todas sus fuerzas tan extraña raíz.
Observo a su alrededor, todo estaba cubierto de raíces, raíces llenas de vida y que refugian de brillo cada que, extrañamente, él respiraba.
Un ruido tronador sonó arriba de él, se dio cuenta que la raíz se había roto una vez que comenzó a caer nuevamente.
Caer, caer y caer.
En esa oscuridad tan aterradora.
Sintió un agarre alrededor de su garganta, tan apretujado que le era difícil respirara cada vez más.
Tanteo rápidamente su cuello, las raíces se habían enredado en este, haciendo presión, más, más y más presión.
El ruido brusco que hizo Draco al despertar exaltado no fue suficiente como para despertar a Blaise que dormía en la cama continúa, pero las bocanadas de aire que daba Draco tan desesperadamente y los constantes sonidos de la tos agresiva que estaba experimentando, si que lo hicieron.
Blaise prácticamente brinco en su sitio y llego tan pronto como pudo a ayudar a su amigo que al parecer, se estaba ahogando. Solo atinó a golpear en los puntos exactos detrás de su espalda y a enderezar su cuerpo que se encontraba torcido por los espasmos.
Sin embargo, tan pronto como Draco se hubo calmado un poco aun respirando ruidosamente, y al conjurar un lumus tanto Draco como Blaise se vieron sorprendidos a la cara, pues lo que supuso el primero que seria algo asqueroso producto de la comida pre-digerida no era otra cosa que montones de pétalos purpuras pequeños, que al mover las sabanas por su cuerpo temblante, brillaron tenuemente por unos instantes e inmediatamente segundos después desaparecieron convirtiéndose en un puñado de motas de polvo plata brillante.
Narcissa caminaba por los pasillos de Hogwards que conducían a la enfermería tan rapido como su disciplina aristocracia le permitía. Por más preocupada que este por su hijo las costumbres que estaban tan arraigadas a su persona, simplemente no desaparecían.
Su vestido color rojo granate con bordados color negro en la falda y terminados de rosas con el mismo color, ondeaba elegantemente cada que daba un paso. Tan pronto como recibió la llamada por red flu de Severus esa misma tarde quiso viajar a través de la chimenea para ver a su pequeño, sin embargo Lucius se había negado, "Dejalo, ya sabes que exagera por cualquier cosa." había alegado éste con el simple objetivo de cumplir su misión. Ella debía acompañarle, puesto que era de suma importancia y de alto secreto, ni siquiera Severus, su mejor amigo y compañero en esa travesía tan peligrosa sabia de ella, cuestión de ser el seguidor más confiable del lord oscuro.
Atravesó las puertas de madera que desde hace unos metros destilaban un olor a pócimas y demás sustancias de enfermería. Ahí acostado, Draco permanecía dormido. Junto a él se encontraban sus inseparables amigos, que estaban sentados a su lado en unas sillas que se antojaban demasiado incomodas, sonrió con nostalgia al verlos aún juntos a pesar de los años, recordando los buenos tiempos donde estos iban a jugar con su pequeño y su única preocupación era que los niños estuvieran cómodos con sus juegos y sus comidas. No como ahora, que la pasaba preocupada por las misiones cada vez mas riesgosas que le encomendaban a su esposo.
Se acerco hasta la camilla, notando que Draco respiraba de manera un poco forzosa, pero aún así dormía pacíficamente, al igual que sus acompañantes a los cuales les adornaban unas pequeñas ojeras debajo de sus ojos. Sin hacer ruido para no alarmarlos y así despertarlos, se inclino lo suficiente para besar la coronilla de Draco, posando ligeramente los labios para no molestarlo en su sueño.
- Narcissa, al fin llegas. - dijo Severus detrás de ella, su voz demasiado dura y seca, clara señal de que se encontraba molesto. - supongo que tenias cosas mucho mas importantes que tu hijo, ¿no?
Hablo despectivamente alzando una ceja al ver de frente a Narcissa, quien se había dado la vuelta para encararlo, luciendo culpable por que sabia que él tenia el derecho de enojarse y aun más por tratarse de su ahijado.
- Estuve ayudando en algo a Lucius, Severus. - respondió aún así firmemente, no era del todo su culpa después de todo - Gracias por cuidar de Draco, pero dime, ¿que le sucede exactamente?
Severus la miro por unos instantes inquisitivamente, esperando una explicación mas detallada que claramente, no obtuvo. Suspiro tallandose el puente de la naris - Vayamos a mi estudio, apenas hace unas horas que logramos Draco durmiera. - susurro mirando a los tres revoltosos de su casa, que siempre hacían bromas y lograban que nadie se enterara de sus travesuras, todos excepto él.
°•°
- Te lo diré de una vez. No tengo la menor idea de que tenga Draco. - exclamo apenas hubo llegado a su estudio, sentadose en el sillon negro que se encontraba a un lado de su chimenea junto a la mesita ratonera donde residía una tetera qué humeo en cuanto levanto su varita, invitando a Narcissa a hacer lo mismo y tendiéndole algo de té. - Draco ha tenido dolores en el pecho aparentemente desde hace una semana, pero al parecer se han estado intensificando en dolor y otros síntomas han estado apareciendo con el pasar de los días. Apenas ayer en la noche me entere de esto y solo pude administrarle algunas pócimas para el dolor. Zabini llego hace unas horas a mi dormitorio alterado junto con Draco que respiraba ruidosamente, pero de la misma forma, solo pude darle algo para el dolor y una pócima sin sueños. - guardo silencio unos segundos, esperando que Narcissa sopesara la información y él se preparaba para lo que diría a continuación - ...me temo que lo mas probable es que tenga un problema en el corazón, puesto que es lo que más le aqueja. Creo que deberías llevarlo cuanto antes a San mungo.
El rostro de Narcissa mostraban una mueca de total preocupación y consternación, estaba haciendo tantas cosas para el futuro de su hijo que nunca plateó una enfermedad del corazón. Recordo las veces en que su marido le explico asustado de los antecedentes de la familia Malfoy, donde hace décadas hubo una linea familiar que murió por problemas en el corazón, y Lucius preocupado de que su pequeño sufriera de eso hizo incontables estudios a este cuando niño, descartando toda enfermadad. Ahora suponia, que dicha enfermedad se desarrollaba con el tiempo.
Severus obsevo en silencio como Narcissa se alteraba, pasandose las finas manos por su sedoso cabello, estropeando su sencillo pero hermoso tocado, no sabia con exactitud que decir, el también se encontraba de la misma manera. Draco era como el hijo que nunca pudo tener, más que nada por el simple hecho de que nadie más llamo tanto su atención y gano su corazón como su difunta amiga.
Sacudió la cabeza alejando esos pensamientos pesimistas - debes llevar cuanto antes a Draco a san mungo, tal ves la enfermedad no este tan avanzada y puedan hacer algo a tiempo. - sugirió pasandole un pañuelo.
- Sí, tienes razón. Ire por Lucius para que en cuanto despierte Draco llevarlo a San Mungo. - afirmo levantándose rápidamente, quieriendo llegar cuanto antes y obtener algo de consuelo en los brazos de su marido.
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