4.
Draco no podía conciliar el sueño, por más que intentaba dando vueltas en la cama, conjurando hechizos de comodidad tanto a su cama como a su almohada, simplemente no lo lograba.
El dolor ya había desaparecido, tal como había dicho su padrino que pasaría al tomar la poción.
Pero muy en el fondo sabia, que era por el simple hecho de que no estaba frente a Potter. No creía que le hubiesen lanzado un hechizo como aseguraba Blaise, eran estúpidamente honestos como para hacerlo. Si no se equivocaba, una vez fue testigo de como la comadreja entregaba un articulo de broma a uno de Revenclaw con la mirada retadora de la sabelotodo y con la cara de burla de Potter a un lado.
Sí, eran demasiado gryffindorescos. Y temía, que se debiera a otra razón, o más bien a otro sentimiento. Pero por lo que sabia, el querer a alguien, por más que lo odies, no provocaba ese dolor tan agudo que se extendía por su pecho, y últimamente estaba sintiendo picazón en su garganta, casi como si algo se empeñara en querer salir. No eran los típicos síntomas de nauseas, era...diferente.
Cerro los ojos decidido a dormir, pues mañana tendrían la ida a Hogsmeade a primera hora y no quería que su padrino supiera que se había desvelado y lo adjuntara al dolor que sentía y así, llamara a sus padres.
– Draco, apura el paso. Llegaremos retrasados con Snape. – ordeno Pansy malhumorada, quien caminaba a paso rápido junto con Blaise y un adormilado Draco.
Sonriendo de lado Blaise paso los brazos por sobre los hombros de Pansy y Draco – No hay que estar tan apurados, iremos a Hogsmeade seguramente aún no están todos, ya saben la típica tardanza de los gryffindors.
– Sí, pero ahora somos nosotros los que vamos tarde – dijo irónica Pansy, con una mueca de incomodidad por el brazo del moreno.
Draco, algo molesto por la falta de sueño y el actuar de sus amigos. Quito bruscamente el brazo de Blaise recibiendo así, la total atención de estos. – Bien, hagamos esto. El último que llegue donde Snape comprará dulces para los demás. – termino sonriendo divertido y corriendo hacia la salida de inmediato, siendo seguido de cerca por sus amigos.
Corriendo de esa forma los tres, en los pasillos desiertos del castillo, riendo a carcajadas, empujándose y diciéndose algunas bromas referentes a sus familias, Draco se sentía de cierta forma aliviado, olvidando por completo el malestar que le estaba asechando esos últimos días, por que era justo en ese tipo de momentos que pasaba con sus amigos, que solía olvidar por completo sus angustias, la más recurrente era la presión de ser un sangre pura que debía seguir con las tradiciones más absurdas de sus antepasados, siendo frío y temperamental con su actuar para con los que no eran de su circulo de confianza, y sabia que Pansy y Blaise sentían lo mismo. Muy pocos podían entenderlos por completo, tachándolos de insensibles fríos que no sabían de la lealtad para con sus amigos, pero estaba bien para ellos que pensaran eso, de esa forma no habría necesidad de lidiar con los demás.
Llegaron cansados y jadeantes al punto de reunión, juntándose enseguida con sus otros amigos que ya los esperaban, recibiendo algunas miradas indiscretas por parte de los demás alumnos y una mirada cargada de hastío por Snape.
– Ahora que estamos todos. Andando. – dirigiendo una mirada significativa a Draco comenzó a caminar delante de todos, siendo seguido por todos los alumnos que comentaban felices lo que harían en Hogsmeade.
– ¿Por que siempre pierdo? – murmuro desganado Blaise, pues en su carrera había tropezado con un escalón salido, cosa que le costo la derrota.
– Es que tus pies siempre han sido torpes al igual que tu cerebro. – contestó sonriente Pansy, olvidándose de su mal humor por haber llegado tarde, al haber ganado tan infantil apuesta.
Theodore junto con Crabbe y Goyle tan solo rieron, el primero discretamente y los últimos a carcajadas. Draco sonrió un poco al principio, pero al recordar la caída del moreno soltó una carcajada limpia, pues al estar detrás de él miro en primera fila la cara que este puso y el tremendo golpe que se dio.
– Incluso tú te burlas de mi, Dragón. Mi vida ya no tiene sentido. – bromeo dramático Blaise, siendo empujado por Pansy quien estaba a un lado de él.
°•°
Harry miró extasiado al grupo de Slytherin que bromeaban empujándose y riendo, ya que aunque no quería admitirlo por completo, ahora no le parecían tan estirados y calculadores, o en su defecto, que planeasen un complot. Si bien habían chocado desde que se toparon, lo adjuntaba más al hecho de que pertenecía a casas rivales y además desde que supo del mundo mágico le habían dicho que los Slytherin eran la mayoría, magos oscuros. Y sabia en el fondo que aunque habían tenido riñas subidas un poco de tono, algunas de ellas eran desatadas por un cometario inapropiado de Ron o una sugerencia no pedida de Hermione, pero de igual forma ellos le seguían la corriente y terminaban gritando cosas o lanzando hechizos inofensivos pero humillantes a la casa contraria.
Fijo su vista en Malfoy, quien había reído nuevamente como pocas veces Harry había oído hacerlo. Sentía de nueva cuenta ese impulso de querer hablarle, pero no tenia motivo alguno para hacerlo, pues desde hacia más de una semana que no habían tenido ninguna pelea o algo por lo cual pueda hacerlo.
Harry soltó un suspiro cansado y se frotó la cara exasperado y confundido,toda la semana se había estado comiendo la cabeza al no saber el por que de su reacción al ser ignorado por Malfoy. Y apenas esa mañana cayo en cuenta que las peleas con los Slytherin terminaron siendo una constante en su vida hasta ahora, y que eran lo único que le mantenían distraído de todo lo que le rodeaba, lo que sin pedir, debía cumplir algún día, asesinar a Voldemort. Y ahora que era injustamente pasado de largo por el Slytherin peliblanco, estaba más consciente de ello y la presión le asfixiaba.
– Mira, este libro se ve interesante – habló bajo Theodore tendiéndole un libro viejo con tapa negra y gruesa a Draco. – Es de tu estilo, toma.
Y sin más se alejó de él, sentándose en la banca que estaba dentro de la biblioteca, sacando un libro de entre sus ropas y comenzando a leer. Dejando a Draco con el libro titulado "Mis pesares amargos" parado frente al estante de libros de pociones.
Intuyendo que seria una novela absurda por el titulo, decidió echarle una rápida ojeada, sorprendiéndose al hallarlo interesante, pues no era una novela en sí, si no más bien un diario de anotaciones sobre enfermedades extrañas del pasado. Sonriendo y aún sabiendo que la mayoría de esas enfermedades seguramente ya tendrían cura ahora, se dispuso a ir al mostrador a pagarlo sintiendo que no fue una perdida de tiempo ir a echar un vistazo a esa nueva tienda de libros junto con Teo, ahora tendría con que entretenerse por un rato.
– ¡Draco! ¿Verdad que solo debía comprar golosinas para nosotros tres? – preguntó airado Blaise llegando junto a Pansy que venia comiendo grageas y a Crabbe y Goyle con ranas de chocolate – Pansy me ha dicho que era a TODOS y me obligo a comprar más. Pero si tu dices que solo era a los tres, entonces ella me tendrá que pagar lo que gasté.
Y así, se desato una nueva disputa entre ellos en la cual salio vencedora la única chica del grupo.
°•°
Escuchó el carraspeo de alguien a su lado, lo que ocasionó que brincara un poco en su sitio pues estaba distraído leyendo la introducción de libró. Volteo indignado por la interrupción a su lado, encontrando a Potter que lo miraba de reojo, confundido abrió un poco los ojos buscando a Pansy y Blaise y se sorprendió al encontrarlos más adelante aún discutiendo por los dulces.
Volvió a escuchar ahora una tos por demasía falsa y dispuesto a dirigirle unas palabras nada lindas a Potter fijo su vista en su cara, topándose con sus ojos verdes con un tenue brillo, expectantes a lo que dijera. Y abriendo la boca justamente para hacerlo, sintió un pinchazo en su pecho pero ahora las nauseas eran más marcadas.
Se tapó la boca y corrió hacía atrás, perdiéndose en el bosque que estaba cerca a la salida de Hogsmeade, ahí, sabiéndose solo. Se doblo levemente esperando las arcadas para regresar su desayuno, pero lo único que hizo fue toser bruscamente, dándose cuenta que lo que obstruía su garganta tan tercamente se trataba de un curioso pétalo blanco, pequeño, pero que aún así le dejo un ardor leve en la garganta.
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