21.

Horas antes; casa de Narcissa

[ —No esta en peligro —espetó ante el inevitable sonido de asombro de Severus, continuando la operación sin mayores distracciones y dejando de lado sus pensamientos contradictorios.]

Siendo que el mismo había dicho eso, la verdad era que no sabia con exactitud si la vida del pelirubio estaba pendiendo de un hilo. Al tener una mejor vista de lo que sucedía dentro de este, lograba ver con claridad como las raíces que parecían más secas que antes, se desvanecían lentamente, y aunque eso podría ser objeto de alivio por lo que quizás se trataba de la enfermedad curándose, lo preocupante es que mientras más se desvanecían las raíces, más alarmante se tornaba el ritmo cardíaco de Draco.

La cuestión ahora era si continuar hasta el final con la operación o detenerla y esperar a que la enfermedad siguiera su proceso, la vida de Draco dependía de la decisión que tomará.

Y esa era una decisión que no le correspondía.

—Severus, llama a la señora Narcissa por favor.

Mirando el semblante serio del castaño, Severus dejo los instrumentos en la bandeja saliendo rápidamente para ir por Narcissa. Mientras tanto William untaba un poco de la mezcla de hierbas que reducía la alteración o crecimiento de las raíces, deteniendo moderadamente el desvanecimiento de estas.

Cuando pensó que todo estaba controlado, el pulso de Draco comenzó a decaer en picada.

—¡Mierda!

Sin perder tiempo, William se apresuró a tomar los escalpelos para cortar las partes donde había untado la mezcla, su instinto le decía que eso fue lo que causo la caída del pulso del rubio. Pero a pesar de que sabía que hacer, sus manos temblaban sin control al presenciar justo lo que había temido. Es por eso que prefería tomar distancia de sus pacientes, al final el sentimentalismo se interponía en la mayoría de los asuntos de medimagos.

Tomo un bisturí presionándolo en su pie izquierdo, la sangre brotó manchando la bata larga de medimago, se aseguró de que esta no tocara sus manos para no arriesgarse a una infección en Draco. Estando espabilado con el dolor punzante de su herida, William procedió a eliminar las partes manchadas del líquido verdoso, con ello, las raíces parecían desmoronarse con mucha más rapidez, dejando ver con claridad la rosa que ocultaban recelosas. La rosa estaba tal como esperaba el castaño, pequeña, casi como un retoño, un retoño completamente marchito.

La puerta se abrió estrepitosamente, entrando Narcissa que se apresuró al escuchar el lento sonido de la maquina muggle que utilizaba William, y detrás de ella Severus. La expresión de la ojiazul era indescriptible, frente a ella, inconsciente y con el pecho abierto se encontraba su único hijo perdiendo la vida, y el que William estuviera manchado de sangre gracias al bisturí encajado en su pierna y con sus manos trabajado en el pecho de su hijo no era nada tranquilizador.

Sin haber dejado de hacer su trabajo, William pensó cuidadosamente en lo que le diría a continuación a Narcissa. Realmente preferiría que Severus empleará la pregunta decisiva con su usual carácter estoico, pero entendía que él estuviera inestable emocionalmente.

—...Como ya te diste cuenta Narcissa, esto...

Interrumpiendo las palabras de William, el pitido constante del monitor cardíaco hizo eco en la habitación. Narcissa callo como plomo al suelo después de escuchar el sonido que indicaba la muerte de su amado hijo.

××

Hacia mucho frío, tanto que sus huesos dolían y su piel ardía al punto de sentir que miles de agujas diminutas se incrustaban por esta. Parpadeó un par de veces intentando aclarar su vista, pero se percató de que no era su visión el problema, si no que donde sea que estuviera, estaba completamente oscuro.

Tanteó un poco el suelo, se encontraba recostado en algo que asemejaba una piedra laja, tan pronto se puso de pie algo en su cabeza conectó, sus manos buscaron por todo su pecho, como si con eso pudiera saber si el Hanahaki seguía presente. Paso cuidadosamente sus dedos por lo que antes estaba cubierto de hileras de protuberancias parecidas a las venas, lo que realmente eran las raíces de la rosa extendiéndose por su cuerpo.

Se sorprendió un poco al no encontrar nada, aunque era lo normal cuando se sometía a una cirugía, pero además de eso no tenía nada de dolor o incomodidad como siempre sucedía, ya no se sentía adormecido por los medicamentos que continuamente tomaba por el hanahaki.

Se sentía más como...el, su 'yo' antes de todos esos brebajes y demás cosas que mantenían en continuó letargo a sus emociones, regulando estas como si no tuviera derecho a poseerlas.

Una incertidumbre lo atravesó al imaginar la razón de ello.

Si realmente no tenía el Hanahaki ni ningún medicamento en su cuerpo, entonces solo significaba que habían decidido sacar por completo la rosa, llevándose con ella todos sus sentimientos o lo que quedaba de ellos.

Tan pronto como pensó en todos los escenarios posibles de ahora en adelante su respiración se atoró en su garganta, impidiéndole respirar correctamente, no era nada similar a los ataques de tos que le daban con el Hanahaki, era un ataqué de pánico.

Haciendo uso de su usual templanza en situaciones complicadas, comenzó a caminar en círculos intentando tranquilizarse, respirando pausadamente y analizando la situación, si lo pensaba bien, el hecho de entrar en un ataque de pánico significaba que después de todo no habían hecho lo que más temía, ¿verdad?...

Eran en ese tipo de situaciones donde realmente odiaba el hecho de no saber lidiar con sus emociones, no era secreto que no comprendía del todo estas y que se le dificultaba identificarlas, e ahí el porque de todo el problema en el que se metió con el Hanahaki en primer lugar.

Seguramente Harry sabría un poco más sobre ello, después de todo estas eran el 99% culpables de todas las veces que se lanzaba al peligro sin tener en cuenta su propia seguridad y por alguna divinidad lograba salirse con la suya, algo que realmente agradecía.

Tan solo pensar en Harry el calor reconfortante que lo embargaba desde hace tiempo se hizo presente, y simultáneamente, una abertura se abrió en un extremo del lugar en el que estaba, dejando entrar una cegadora luz blanca.

Al ver que no tenía muchas opciones y ya estando más calmado, avanzó hasta lo que suponía era la "salida".

Una vez afuera se sorprendió al encontrase en al lado de lo que asemejaba ser un lago congelado, las ramas de los pinos cubiertas por la densa nieve blanca traía recuerdos de sucesos recientes para el, lo único que resplandecía en el utópico lugar era la luna a lo alto del cielo nocturno reflejándose cual espejo en el lago,  junto con el millar de estrellas que le hacían compañía, mirando con más atención se percató de que era como ver la galaxia misma, los matices de colores incluso se reflejaban en este, por alguna razón, estar en ese sitió le lleno de un sentimiento familiar.

Pero no importaba que el lugar era por demás hermoso, la inquietud por saber en donde estaba no desaparecía.

—Joven Malfoy, no espere verlo a usted aquí.

Al escuchar esa voz, lo único que Draco atinó a hacer fue cerrar los ojos y masajear el puente de su nariz debatiéndose si en realidad todo eso no se trataba de algún sueño producto de la anestesia, pero desistiendo de ello se dio la vuelta para ver delante de el al ex director de Hogwarts, vistiendo una túnica blanca y luciendo igual de bonachón que antes.

—Genial, ahora resulta que estoy muerto.

Con el murmullo de las palabras de Draco llegando hasta Dumbledore, este sonrió levemente antes de soplar un poco, dejando ver al rubio el vaho que salia de su boca.

—Me parece joven Malfoy, que yo llevo ya un tiempo de este lado. Y desde la primera vez que llegue aquí el frío que me consume por dentro no se ha ido, frío que desde luego no tiene nada que ver con el clima en este lugar, ¿sucede lo mismo con usted? —planteo su pregunta mirando expectante a Draco, incentivando a que hiciera la misma acción que el hizo momentos antes, con la única diferencia de que el vaho no hizo acto de presencia.

Draco, poniendo su pálida mano en su cuello se percato de que efectivamente, de alguna manera el frío que lo perturbaba cuando despertó se había convertido en calor lentamente, y que a pesar de que el sitió parecía estar en su apogeo en la época de invierno, esto no le afectaba en lo más mínimo siendo que solo llevaba unos pantalones delgados y una camisa de seda negra.

Moviendo su mano en un gesto que pretendía restarle importancia al asunto, Dumbledore camino un poco para estar a la par de Draco invitando a este a caminar junto con el, cosa que aún reacio, realizó —Los misterios de estar entre la vida y la muerte son justamente eso, misterios. Sucesos incomprensibles que pueden haber sucedido o no, después de todo es una línea muy delgada la que separa a los vivos de los muertos, línea que puede ser perturbada si se tiene algo que muy pocos han logrado encontrar a lo largo de su vida.

Draco se mantuvo callado confundiéndose aún más al regresar su mirada y observar que en lo que llevaban de trecho el único que dejaba huellas en la inmaculada nieve era el, sin embargo, su pregunta sobre ello quedo en segundo plano cuando comenzaron a oírse campanadas provenientes de ningún lugar en específico, y aunque eso hubiese sido un poco espeluznante por estar en tan solitario lugar, resultó para extrañeza de Draco, acogedor. Como el sonido que anhelas oír y al hacerlo genera en ti un reconfortante sentimiento de alegría y euforia.

—Este lugar es demasiado hermoso, sin duda debe tener un gran valor sentimental para usted joven Malfoy, después de todo al atravesar a este lado se presenta ante nosotros el momento que más atesoramos, ya sea por algo simple o por algo mucho más complejo.

Parpadeando aturdido por lo que acababa de experimentar, Draco no pudo evitar que la confusión se reflejará abiertamente en su rostro. —¿De que habla? Jamás había estado en este lugar en mi vida.

Sin cambiar de expresión, Dumbledore guardó silencio por un momento —Es curioso, ciertamente, muy curioso.

—¿Exactamente, a qué de todo esto se refiere?...—ante su pregunta el otro solo sonrió como de costumbre —...Olvidelo, más importante ¿usted sabe qué hago aquí? Por lo que entendí de su irreal relato este lugar es algo así como ¿el limbo?.

—Se podría decir que es el limbo, eso solo si quieres darle nombre. En cuanto a si sé que haces aquí...no lo se. —Respondió con simpleza, deteniendo su andar para poder ver de frente a Draco —Aunque ahora que me permito observar un detalle, por lo poco que sé, "todo esto" es muy probable que se trate de un conflicto entré tu mente y lo que pide tu parte menos consciente, hasta ahora al menos.

Manteniéndose en silencio, Draco procuro no demostrar el nerviosismo que repentinamente lo asalto al darse cuenta de que se trataba, incluso cuando se encontraba en ese lugar se negaba a decirle sus razones a la persona en la que nunca logro tener confianza.

Intuyendo el porqué del recelo que demostró el ojigris, Dumbledore miro a su alrededor para dar énfasis en su palabras —Yo solo digo joven Malfoy, que según veo no hay nadie más aquí para pedir ayuda.

Pasados unos segundos y con un resoplido fastidiado, Draco se limitó a responder después de un riguroso debate en su propia mente —Para empezar, esta claro que me preocupa el hecho de que mis padres queden devastados después de mi partida, pero ellos ya sabían que eso pasaría pese a que intentaban negárselo, sé que tanto ellos como mi padrino son fuertes y sabrán que tan solo es algo que sucedió por que así debía hacerlo...y Harry, joder realmente lo amo...pero una voz en mi interior no ha dejado de repetirme estos últimos días que la única razón por la que Harry me corresponde es por culpa del hanahaki, que si no fuera por esto el nunca me miraría a mi de otra manera más que un rival caprichoso. Es como si yo le estuviera atando a un destino que no le pertenece, y al no estar yo las cadenas que lo han estado envolviendo le dejarán libre para que sea capaz de tomar su propio camino.

Mientras sus palabras salían de Draco con menos inhibición que antes, sus ojos plateados se cristalizaron, pero obstinadamente este se negaba a llorar frente al otro.

—Yo tan solo deje que sucediera lo inevitable aún cuando deseó permanecer junto a Harry, supongo que por primera vez en mi vida coloqué el futuro de alguien más por delante del mío. —finalizo sonriendo con ironía por lo que jamas pensó que haría en vida, y que termino siendo justamente eso lo que le llevo ahí.

—Sin duda alguna tomaste una difícil decisión. Y no estas equivocado, Harry Potter esta atado a un destino lleno de injusticias que no eligió, uno que no le debería corresponder por mera obligación, uno que tarde o temprano lo llevara al arrepentimiento cuando su vida este llegando a su fin. — Dumbledore observo la expresión de Draco flaquear por lo que aún sabiendo que su gesto no sería bien recibido, sitúo su mano en su hombro apretando un poco para que este le prestara atención —Pero es un destino que tú lograste evitar, tú no lo ataste a tu camino, ambos están reescribiendo el propio con un mutuo sentimiento, porque joven Malfoy el amor es un sentimiento imposible de forzar, ni siquiera la más perfecta pócima de amortentia puede otorgarlo...Y si me es permitido decirlo, me resulta admirable que pensara tanto en el futuro de Harry Potter, pero sin ti ahí, el destino que una vez evitaste continua su curso original.

La mirada de Draco se obscureció al pensar en lo que pasaría con Harry, en lo que este sentiría una vez se enterara de su muerte, no era que no le importará, es solo que decidió no pensar en ello para no arrepentirse, después de todo, era inútil negar que se había rendido consigo mismo.

—Supongo que mis palabras no serán suficientes, no contigo. —retirando su mano, camino por un lado de Draco. —A partir de ahora, lo que decidas sera definitivo. 

De imprevisto, el sitio donde Draco se encontraba comenzó a cambiar mostrando ante sus ojos el lugar que tanto detestaba, no tanto por los animales ponzoñosos o peligrosos, sino por el sentimiento que el bosque prohibido le dejo. Nunca olvidaría esa vez que mostró debilidad delante de Harry cuando eran niños, si bien era natural para un niño, para el, no era suficiente escusa por haber dejado al pequeño niño castaño a su suerte.

Era un sentimiento mezclado con vergüenza y enojo hacía su "yo" de hace años, una sensación muy incómoda para alguien que hasta ahora vivía con sus sentimientos adormecidos.

El lugar en si no mostraba su auténtica apariencia, solo manchones de lo que realmente era, casi como estar en una pintura de oleo. Prestando más atención a los borrones que se hacían cada vez mas reconocibles, se dio cuenta que se trataban de los mortifagos seguidores del Lord oscuro.

Un escalofrío atravesó su cuerpo, nuevamente se sintió disconforme, el miedo era algo que había quedado en el pasado gracias a las medicinas, debía admitir que eso le ayudo en varias ocasiones, pero ciertamente, comprendía que no era nada de lo cual avergonzarse, después de todo estaba muy bien informado de lo que el Lord hacía con sus enemigos, y sabía perfectamente lo que eso representaba para Harry.

—¿Como hará que el muchacho venga hacia usted? ¿No prefiere que lo arrastremos hasta aquí? —la voz de su tía Bellatrix salio un poco distorsionada, como si estuviera siendo amortiguada por algún escudo mágico.

Estando más que confundido, el ojigris le dirigió una mirada interrogante a Dumbledore, este lucía serio pero aún así camino hasta estar a la par de Draco puesto que este inconscientemente se acercó al séquito de Voldemort para oír con más claridad.

—Director, esto...¿todo esto esta sucediendo ahora mismo? —si bien era verdad que la magia podía realizar cosas increíbles, hacer algo como eso, cuando se suponía que estaba prácticamente en el limbo, era difícil de creer.

—Ya le había dicho joven Malfoy, los misterios de estar entre la vida y la muerte son difíciles de comprender, por no decir imposibles. —con mirada sería, hizo un gesto a lo que sucedía delante de ellos, donde Voldemort por fin había abierto los ojos después de haber estado meditando. —Preste suma atención a lo que sucede, quizás de esa forma logre aclarar sus dudas.

Haciendo caso a ello, Draco se mantuvo en silencio observando el intercambio de palabras que se daban las siluetas casi irreconocibles delante de el, agudizando su oído lo más que podía.

—No necesitó que hagan algo tan sencillo. El muchacho vendrá por cuenta propia hasta su muerte, ahora tengo el plan perfecto para ello...mejor dicho, le mostraré a la persona que mas anhela proteger —sonriendo ampliamente, Voldemort poso sus manos en su cabeza, cerrando sus ojos y abriéndolos segundos después, mostrando solo la retina blanca de ellos; pasados unos minutos donde el silencio reino, sus ojos volvieron a la normalidad. —Esta hecho, vendrá si es que sus  repugnantes...sentimientos son genuinos.

Los segundos se convirtieron en minutos, estando más que intranquilo Draco rogaba a Merlín porque fuera lo que fuera que se le mostró a Harry este no cayera en la trampa.

—¿Dónde esta Draco?

Para desconsuelo de Draco, no necesito mirar a la persona que apareció de la nada para saber que se trataba de Harry, su cuerpo se paralizo en su lugar mientras un montón de emociones olvidadas le atravesaban. Volteo en segundos para ver a Harry mostrándose tan valiente como solo él podría serlo. El miedo que le atravesó una vez que diviso a Voldemort no se comparaba al que ahora le consumía, no se suponía que Harry se entregara en bandeja de plata hasta su verdugo.

—¡¿Qué estas haciendo Harry?! ¡Veté de aquí! —Desesperado, Draco corrió hasta colocarse delante de la silueta de Harry, logrando ver con claridad la angustia que reflejaban sus retinas verdes, intento tocarlo pero fallo en el intento cuando sus manos atravesaron la figura. —¡Por Salazar Harry! ¿¡No sabes que te matará!?

—No puede escucharte, y mucho menos verte. Justo ahora tú no eres más que un rastro de conciencia que tiene permitido ver lo que sucede tras tomar su decisión, es algo que la vida misma permite para dar una segunda oportunidad a muy pocos magos, pero para que esa oportunidad sea completada, debe ser por la misma razón por la que se te permitió tenerla en primer lugar. —Dumbledore explico en tono audible, pero Draco, sumido en su propia angustia gritando aún a Harry e intentando tocarlo para que recapacitara, no escuchó del todo, no cuando toda su atención estaba puesta en la persona delante de el.

La esperanza de Draco por que Harry huyera al momento de darse cuenta que era una trampa cayó al ver la desolación y dolor que reflejaban las esmeraldas del castaño. Al principio creyó que fue por lo que el ser detrás de el hablaba, pero al ver como Harry miraba su varita lo comprendió, al final su decisión provocó que la persona que amaba mostrara esa mirada dolida que reflejaba su corazón devastado, mirada que era por su causa.

Posando sus manos superficialmente sobre las mejillas de Harry, Draco intento desesperadamente limpiar las lágrimas que este derramaba, fracasando completamente —¡No, vamos Harry! ¡Yo estoy bien!... estaré bien, así que por merlín vete de este lugar, ¿si?. —soltando su pregunta como un ruego, intento ver nuevamente sus hermosos ojos verdes que ahora eran cubiertos por su rebelde cabello.

Su mirada gris ojeo rápidamente a Voldemort, al detectar la sonrisa de triunfo de este supo lo que vendría, los sentimientos que le atravesaban se desbordaban por sus ojos sin control alguno.

La impotencia se hizo mucho mas presente al observar lo que Harry hacia con su paño, un gesto que demostraba lo que el castaño realmente sentía —Vamos Harry, no te rindas, no hagas lo que yo hice. —las lágrimas salían de ambos, pero solo uno vislumbraba con su corazón apretujado lo que nuevamente su cobardía provocaba. Al escuchar las palabras de Harry, Draco aborreció el momento en que hizo caso a sus pensamientos pesimistas, abrazó con todo su dolor y entrega a la persona que lucia tan pequeña delante de el, no prestó atención al hecho de que esta vez, realmente pudo tocarlo, lo único que pasaba por su mente era protegerlo interponiéndose a la imperdonable, olvidando momentáneamente el hecho de que era imposible —¡¡Harry!!

Draco, temeroso de lo que miraría abrió los ojos sin saber en que momento los había cerrado, y pese a que de alguna manera se lograba transmitir el calor que emanaba el cuerpo con vida de Harry aún no lo creía.

El rápido bombeo de su corazón no le permitió escuchar lo que Harry decía, pero aún así se daba una idea de lo que este pensaba en estos momentos, su cuerpo se estaba tornando pesado, todo a su alrededor comenzó a desvanecerse y convertirse nuevamente en esa obscuridad inmensa que lo recibió antes, sus manos intentaron aferrarse al cuerpo de Harry pero fracasó nuevamente, sin importar qué, no quería separarse de el, no quería ni siquiera pensar en lo que sucedería.

Entre toda esa obscuridad que lo abrazaba, la voz de Dumbledore se escuchó con un gran eco.

—Recuerde joven Malfoy, una vez que se atraviesa hacía este lado no importa que decisión tomes, la única forma de regresar es muriendo, y la única razón por la cual vale la pena hacerlo es amando.
××

El continuó pitar del monitor cardíaco vinculado al pulso de Draco daba cierto alivió a los tres adultos en la habitación. Puesto que el hecho de que oficialmente estuvo muerto por al menos 5 minutos estaba presente en cada uno de ellos, era un milagro que William logro estabilizarlo y controlar su pulso a tiempo.

Aunque William comprendía que no podía relajarse, no al haber visto como el hanahaki desaparecía por completo del cuerpo de Draco, desvaneciéndose en el lapso de tiempo donde le perdieron.

—Ahora estará bien, ¿no? —preguntó por tercera vez Narcissa, luciendo inquieta y angustiada sin apartar la mirada de la maquina muggle y el cuerpo de su hijo. —Hizo todos los chequeos, su magia esta regresando a la normalidad, su corazón esta completamente sano y no sufrió ningún daño, además del hecho de que no hay rastro alguno del Hanahaki disease.

—Los hice, todos y cada unos de ellos. Pero aún así no sabemos con exactitud si el hanahaki regresara o no, es un hecho que no dejamos que siguiera su desarrollo normalmente al realizar las operaciones, no tenemos registros de su reacción después de un episodio médico como este, por ahora Draco esta estable, pero debemos tenerlo en constante vigilancia por si el Hanahaki hace acto de presencia nuevamente. —explico con pesar, apartando la mirada de Narcissa cuando miro sus ojos cristalizarse.

Narcissa cubrió sus ojos con el dorso de su mano tan pronto sintió las gotas saladas resbalando por sus mejillas —¿Es que acaso esta enfermedad nunca lo dejara tranquilo? ¿Jamás sera capaz de tener una vida normal como mago?

—...No lo sabemos Narcissa, por ahora solo nos queda esperar y pedir a Merlin que no sea el caso.

La habitación quedo en total silencio por no más de un par de minutos cuando la monitor comenzó a sonar estrepitosamente, indicando el bombeo anormalmente rápido del corazón de Draco, con apuro, William se acercó hasta la camilla intentando estabilizarlo.

Pero tan pronto como llegó al pie de la cama Draco despertó sobresaltado asustando a todos en el proceso, que más que aliviados estaban preocupados por la expresión de desespero e inquietud que mostraba el rostro del ojigris.

—¡Harry! ¡¿Dónde esta Harry?!

Sin tomarle importancia a la apariencia que estaba mostrando en esos instantes, Draco arranco los extraños cables que tenía conectados en su cuerpo, la verdad era que jamas lo habían utilizado en el mientras estaba consciente, por lo tanto el dolor punzante de su brazo lo tomo desprevenido, pero aún cuando sangraba de los puntos donde estos estaban conectados intento levantarse para ir a donde Harry.

—¿Qué estas haciendo? estas lastimandote Draco.

William intentaba sujetarle los brazos para detener el sangrado, pero temía infundir demasiada fuerza y terminar lastimando el cuerpo aún débil de Draco.

—¡No! Ustedes no comprenden. Harry, debo ir con Harry. —la voz y acciones de Draco perdieron fuerza y sonaron más adormiladas, su cuerpo inconsciente cayo en los brazos de Narcissa que se acerco para ayudar al castaño.

—Es muy útil que ahora sí podamos usar nuestra magia en él. —espeto Severus guardando su varita después de haberse mantenido callado y al margen de la situación.

—Ciertamente. —acordó William con un suspiro cansado, tallando sus ojos en un gesto agotado.

—¿A dónde vas Severus?

—Iré a traer la pócima rehabilitante de magia. —Antes de abrir la puerta volteo ligeramente su cabeza para mirar a los demás —Ustedes miraron la urgencia que Draco tenia por ir con Potter, y por más que me disguste, si evitamos que vaya solo lograremos que nos odie por el resto de su vida.

Y sin más salió a toda prisa por las pócimas necesarias para su ahijado.

—¿Esta usted de acuerdo con ello, Narcissa? Draco acaba de regresar hace no mucho, ahora mismo su vida correrá más peligro allá que aquí.

La mano de Narcissa acariciaba constantemente el cabello rubio de su retoño como era costumbre, mirándolo aún con vestigios de llanto en sus ojos azules —Si es que ir con el niño Potter es tan importante para mi dragón, entonces lo es para mí.

Sabiendo que no era quien para emitir quejas sin importar que tan preocupado estaba, lo único que le quedo a William era aceptar lo que la progenitora de su paciente decía —...De acuerdo, en ese caso le aplicare un hechizo regenerativo en sus heridas, en su pecho lo haré una vez tenga su magia restaurada.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top