Know Yourself

https://youtu.be/_K1PDsg0iDs

¿Quién es Hades para los otros Dioses?

Ares:-Ya veo- Ares bebió un poco de su tasa -Es fácil señalar su increíble destreza y su control total del bidente, pero no es esa su verdadera naturaleza--El es tanto el rey del Inframundo, cuyo nombre nunca es pronunciado en vano- La imagen de Hades con una sonrisa confiada aparece -Como...

¡El Dios en el que los Dioses confían mas!

Ares:-¿Te preguntas por qué?- Ares preguntó -Nosotros los dioses nos dimos cuenta durante el tiempo más peligroso de los cielos...La gigantomaquia...

[Palacio del Olimpo]

Las enfermeras iban a toda prisa llevando a un muy malherido Ares mientras cientos de heridos eran atendidos como podían.

Ares:-Deprisa... Por favor sanen mis heridas...- Ares tosió sangre -Necesito volver cuanto antes a la vanguardia, no aguantarán mucho solos-

Hace mucho tiempo, en el torneo para decidir al más fuerte del cosmos. La Titanomaquia

Zeus derrotó a su padre Cronos, y así se hizo con la soberanía completa del reino de los dioses griegos

Sin embargo, Gaia, la Tierra Primordial, incapaz de aceptar el resultado, guió a su propia estirpe, la raza más poderosa de los cielos, los gigantes, a una guerra sin cuartel.

Y POR LO TANTO

¡¡COMENZÓ LA GIGANTOMAQUIA!!

Aunque el reino griego estaba decidido a resistir hasta el final, ante el poder sobrecogedor de los gigantes, las probabilidades estaban en su contra.

Zeus:-Entonces, ¿Cuál es la situación actual?- El rey del Olimpo pregunto en una gran sala de conferencias dónde se pueden apreciar, gran cantidad de dioses importantes y ya conocidos

Hermes:-Todas las unidades olímpicas están en el frente- Hermes vistiendo un uniforme militar, , relató su informe -Pero el resultado, no es favorable-

Un dios de la guerra mal herido, tomó la palabra.

Ares:-Padre, su fuerza es inconmensurable, es solo cuestión de tiempo en que nos logren encontrar- Zeus se mantuvo impasible ante esto

Adamas:-Oh Mierda!~ Oh mierda!- Adamas canturreo -Que harás gran rey de los dioses Jaja- Su voz demostraba su diversión por el acto

Zeus:-Oh! Creo que es realmente obvio...- La voz de Zeus era espeluznante -No tenemos mayor opción que aniquilarlos con todo nuestro poder- Su cuerpo creció significativamente, mostrando sus altas ganas de batallar, y de inmediato ordenó que comenzarán los preparativos de la guerra

Zeus:-¡Hermes, envía el mensaje a todos los dioses griegos!

Hermes:-Como ordene, señor dijo el mensajero en una reverencia!

Zeus:-¡BIEN! ¡ME LARGO! gritó Zeus poniéndose de pie, ahora sólo cubierto por sus pantalones rotos, dado a que el resto de su elegante y militar vestimenta había sido destrozada por el poder de sus gigantescos músculos.

El dios empezó a mover sus brazos en círculos para calentarlos.

Zeus:-¡Ja, ja! ¡Ha pasado mucho tiempo desde que estuve en una pelea real e intensa! ¡Mis brazos gritan por una! Y con emoción, salió a grandes zancadas por la puerta, mientras Hermes lo seguía con la cabeza gacha en reverencia.

Adamas se guardó las manos en los bolsillos y se fue de allí con aire sombrío.

Adamas:-¡Tsk! estúpido Zeus idiota, siempre poniendo a prueba su suerte...

Los dioses comenzaron a moverse para prepararse para la batalla.

Incluyendo al rey del Helheim, que en su retirada, intercepto a uno de sus subordinados

Hades:-¿Qué sucede?- Preguntó al ver la agitación del dios menor

Dios menor:-Señor...- Se arrodilló frente a su rey -Traigo noticias desde el Helheim, Lord Hades, los Titanes comienzan a avanzar desde el Tártaro- Una muestra de sorpresa apareció en el rostro de Hades

Tártaro...

La prisión de los dioses, donde perdura la muerte y la oscuridad, situada dentro de las profundidades del Helheim.

En medio del caos por el ataque de los gigantes, los titanes, una vez subordinados de Crono, encarcelados en el Tártaro, vieron la oportunidad de escapar.

Y así, los cielos se enfrentaban a un movimiento en tenaza por sus dos enemigos más poderosos, lo que implicaba una aniquilación total de los dioses.

Dios extra:-Es solo cuestión de tiempo que nos invadan- El soldado vio al dios del Inframundo caminar con tranquilidad ante las noticias -¿Lord H-Hades?-

Poseidon:-¿Sucede algo?- Poseidon preguntó con una voz firme y directa

Hades:-No- El rey continúo su paso-...No sucede nada...-Hades salió del palacio de los dioses con paso resuelto, mientras Poseidón lo miraba con sospecha desde la distancia.

Y así... Después de una larga batalla

Se muestra a Zeus dirigiendo el ataque principal contra los gigantes peleando con todos ellos usando solo sus puños haciendo retroceder a varios muy malheridos mientras Adamas y Poseidon luchan a la lejanía.

Hermes ayudaba a un herido Ares a ponerse en pie en medio de mar de gigantescos cadáveres ensangrentados.

Hermes:-¿Te encuentras bien?

Ares:-Sí y ......Ganamos.

Zeus:--¡Ganamos!- Grito con ánimos el Rey del Olimpo

"LOS DIOSES GRIEGOS VENCIMOS EN LA GIGANTOMAQUIA"

En medio de los cadáveres, de los gritos y vítores de celebración y la alergia de la victoria, el siempre sereno Poseidón se percató de que algo no iba bien.

Volviéndose hacia un conjunto de tropas de uniforme negro, hizo una única pregunta:

Poseidon:-¿Qué ha sucedido con Hades?- Poseidon preguntó con cierta confusión por no ver a su hermano

De inmediato, todos los soldados se pusieron de rodillas y agacharon la cabeza mientras se volvían hacia el soberano de los océanos.

Soldados:--...L- Lord Hades...- El sirviente habló con pesar -Deseaba detener la invasión de los Titanes y fue solo al Helheim- Estás palabras sorprendieron en gran medida al dios de los mares

El normalmente insensible e inexpresivo rostro de Poseidón se tornó en preocupación pura al escuchar tales palabras sobre el paradero de su hermano mayor.

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Poseidón descendió al Tártaro, el reino de sombras y desolación, donde los más temidos titanes estaban confinados desde tiempos antiguos. Su corazón latía con furia y apremio, pues había oído que su hermano Hades, el dios del inframundo, había llegado solo para enfrentar una amenaza inminente: los titanes planeaban una insurrección que amenazaba con sacudir hasta los cimientos del Olimpo.

Al poner pie en la sombría entrada del Tártaro, Poseidón quedó atónito ante el espectáculo que se desplegaba ante él: un campo de batalla desolado, cubierto por los cuerpos de decenas de titanes derrotados, sus colosales figuras yacían inertes sobre la oscura roca, testigos mudos de una masacre reciente. En la penumbra, a lo lejos, Poseidón divisó a su hermano.

Hades estaba sentado al borde de una escalera de piedra, con la mirada fija en el abismo insondable que se extendía más allá.

Su figura, solemne e imponente, estaba cubierta de sangre; la suya y la de los titanes caídos. Sus manos descansaban en sus rodillas y sus hombros subían y bajaban lentamente, como si recuperara fuerzas de la misma oscuridad que lo rodeaba.

Y entonces, como un susurro que rompía el silencio, Hades comenzó a silbar. Una melodía triste, bellísima y etérea, que resonaba en el vacío, llenando el aire de una paz inquietante.

La canción se deslizó entre los cuerpos inertes, atravesó el corazón de Poseidón y se perdió en el eco de la oscuridad, como un lamento por aquellos que se habían atrevido a desafiar a los dioses.

Poseidon:-Hades- Hablo con rectitud.

Hades:-¿Poseidon?- Respondió. ¿Asumo que ganaron la guerra?

Poseidón le dedicó una fría e inexpresiva mirada mientras echaba un vistazo a la destrucción de los alrededores.

Poseidon:-Enviar a todos tus hombres a ayudarnos mientras tú te marchabas sin decirle a nadie... fuiste muy insensato. Poseidon recriminó

Hades:-Solamente hice lo correcto como Hermano Mayor, proteger a mis hermanos- Sus razones fueron claras

Poseidon:-Si, no obstante pudiste haber sido derrotado y...-

Hades:-No lo seré- Hades cortó el habla de Poseidon, y de forma tajante habló -Poseidon juro que yo no perderé ante nadie- -Porque soy su hermano mayor- Hades dejo caer su cuerpo en busca de descanso -De todas formas, tal vez fui un poco irresponsable-

Poseidon:-Hmm, no tendrás un "Gracias" de mi parte- Poseidon tendió la mano a Hades -Hermano- Por primera ocasión el rey de los mares sonrió sinceramente, sin ironía o irá, solamente una sonrisa sincera 

Hades:-Esta es la primera vez que tú Poseidon...- Hades sonrió aceptado el gesto -Me llamas hermano-

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Hades y Leonidas se miraban fijamente sin decir nada el próximo movimiento de Hades fue directo y letal:

El impacto del bidente contra el suelo no iba dirigido a Leónidas, sino al destino mismo.

El público enmudeció al ver cómo el dios del inframundo daba un giro inesperado, usando las decorativas hojas de su arma para desgarrar brutalmente su propio pecho.

La sangre divina brotó como un río oscuro y denso, empapando las manos del dios.

Ares:—¿Pero qué demonios? ¿Hades se ha vuelto loco?

Hades, con un semblante sereno pero lleno de melancolía contenida, observó aquella sangre como si fuese un recuerdo palpable. La arena entera parecía contener el aliento, mientras el rey del inframundo cerraba los ojos, perdido en el eco de los tiempos pasados.

Zeus:—No... no lo ha hecho respondió tranquilamente desde su trono.

Ares:—¿Qué?

Zeus:—Había olvidado que no conozco a un dios más confiable que él Para él, ningún sacrificio es demasiado pequeño si con ello obtiene la victoria. Así es el rey del inframundo, Hades.

Un suave silbido comenzó a llenar el aire.

Era un silbido melódico, lento, cargado de un significado profundo que resonó en cada rincón del coliseo. Los dioses en las gradas reconocieron aquella canción. Era la tonada que Poseidón, el dios de los mares, entonaba mientras se peinaba con calma antes de entrar en batalla. Una canción que simbolizaba no solo orgullo, sino también preparación para lo inevitable.

https://youtu.be/4QVvsjg2zfw

Con la sangre aún chorreando de su pecho, Hades llevó sus manos a su cabello, peinándolo hacia atrás con aquel líquido carmesí.

El contraste de su piel pálida y la sangre roja brillante acentuaba la solemne majestuosidad del dios de los muertos.

El público, tanto los humanos como los dioses, miraban sin comprender del todo lo que estaba ocurriendo, pero sabían que algo trascendental estaba por suceder.

El bidente de Hades comenzó a brillar con un aura oscura, profunda, casi tangible. La sangre divina que lo bañaba parecía cobrar vida, arrastrándose por las superficies del arma como si buscara un propósito.

Zeus:—La sangre de Hades, mejor conocida como "Icor de Plutón", es una sustancia especial.

Zeus:—Cualquier arma divina sobre la que se derrame su sangre, alberga la fuerza vital de Hades, y se vuelve incluso más poderosa.

Ares:—¡I-increíble, Hades! ¡¿No pueden vencerlo, cierto?! dijo emocionado.

Zeus:—Pero, naturalmente, sí su fuerza vital se drena completamente... morirá dijo sombríamente.

BAÑADO EN SANGRE, HADES TRAE LA RUINA

Entonces, algo increíble ocurrió.

Los horcones del bidente comenzaron a alargarse y cristalizarse, como si la sangre misma les otorgara una nueva forma y propósito. Las cuatro puntas se curvaron y entrelazaron entre sí como si fueran serpientes danzantes, fusionándose en un solo filo imponente y alargado.

Una intensa luz roja bañó el arma mientras su transformación culminaba.

Cuando la luminosidad se desvaneció, el público observó el nuevo bidente con asombro. Ya no era un arma decorativa, sino una punta única, alargada y firme, bañada en la sangre de su portador, irradiando un poder aterrador.

¡¡¡Icor Desmos: Cuarta lanza del destino ensangrentada!!!

Hades sostuvo el arma frente a sí, observándola con reverencia.

El dios del inframundo se permitió una leve sonrisa, más melancólica que triunfante.

Hades:—"Hermano..." murmuró, apenas audible, pero con suficiente peso como para ser sentido por todos los presentes. "A través de mí... seguirás luchando."

El público estalló en un clamor ensordecedor.

Los dioses, incluso los más altivos, mostraron un destello de respeto en sus rostros. Zeus, desde su posición en las gradas, dejó escapar un largo suspiro.

Zeus:—"Ese viejo idiota... incluso ahora, sigue aferrado a su familia."

Leónidas, al ver la transformación, no mostró miedo, sino una mezcla de admiración y desafío.

Leonidas:—"Entonces eso es todo lo que tienes, Hades." dijo con una sonrisa desafiante, mientras encendía otro habano con el brillo que emanaba de su arma. "Perfecto. Ahora estamos iguales."

Hades:—"No, humano..." dijo, su voz resonando con una gravedad aún más poderosa. "Ahora... estás ante la verdadera voluntad de un dios. Y no puedes superarla."

Hades apuntó su nuevo bidente al espartano.

Ambos combatientes se lanzaron al ataque.

El dios y el rey chocaron con una fuerza que hizo temblar los cimientos del coliseo, mientras la batalla alcanzaba un nuevo nivel de intensidad.

Leonidas piso con fuerza el suelo de la arena catapultase hacia arriba con un gran salto alzando el martillo por encima de su cabeza balanceándolo hacia abajo pero Hades flexiono las piernas agarrando su arma con las 2 manos.

El dios del inframundo lanzo una estocada mientras el aire era destruido con fuerza.

¡¡¡ICOR EOS: AMANECER GUIADO POR LA SANGRE!!!

El estruendo del impacto resonó en el coliseo entero.

Leonidas, tras su imponente salto y ataque, no había logrado superar la destreza y poder del dios del inframundo.

El martillo del espartano, aquella arma indomable que había resistido innumerables golpes y desafíos, ahora mostraba una fractura significativa en su estructura. Uno de los extremos estaba hecho añicos, dejando expuesto el núcleo interno del arma.

Y el impacto aun que incompleto fue lo suficiente como para mandar a volar al humano lejos quien se estrello con fuerza contra el muro a la par que la arena sentía la inmensa presión y múltiples escombros salian del suelo.

Hades, con su bidente bañado en sangre, se mantuvo firme.

La postura del dios era sólida, como si aquel enfrentamiento no lo hubiese perturbado en absoluto. Sin embargo, sus ojos reflejaban algo más profundo: respeto y determinación.

Hades:—"Un ataque desesperado y valiente... típico de un guerrero humano." Su voz resonó con calma, pero con un filo que cortaba como su propia arma.—"Pero desesperación no es suficiente para derrotar al rey del inframundo."

Leonidas se encontraba incrustado en el muro del coliseo, rodeado por fragmentos de roca y polvo.

El impacto lo había dejado sin aire por un momento, pero el guerrero espartano no mostró signos de rendirse.

Sus manos seguían aferradas al mango de su arma fracturada, y su cuerpo cubierto de heridas y sangre comenzaba a levantarse de entre los escombros.

Con un rugido de desafío, el espartano se puso de pie, tambaleándose levemente.

Apretó los dientes, levantó la mirada hacia Hades y escupió al suelo, dejando claro que aún no estaba acabado.

Leonidas:—"Es una buena arma, dios..." Leonidas observó los restos de su martillo con una mueca de orgullo. —"...pero necesitarás algo más que eso para matarme."

El público, tanto humano como divino, contenía el aliento.

A pesar de estar en desventaja, la voluntad de hierro del espartano seguía inspirando a todos los presentes. Incluso los dioses, desde las gradas, mostraban expresiones de respeto hacia la tenacidad del guerrero mortal.

Hades dio un paso adelante, la presión de su presencia aún aplastante. El bidente en su mano parecía pulsar con vida, irradiando una luz carmesí que oscurecía todo a su alrededor.

Hades:—"Tu terquedad, humano, es admirable..."Su voz era solemne, pero su tono estaba teñido de desafío.—"...pero incluso el acero más resistente se quiebra ante la voluntad de un dios."

Leonidas respondió con una carcajada áspera.

Leonidas:—"Eso es lo que todos ustedes dicen..."El espartano adoptó su postura de combate, alzando los restos de su martillo y escudo.—"...hasta que un humano les da una lección que nunca olvidan."

El intercambio de palabras terminó. Ambos combatientes sabían que no había tiempo para más.

La arena comenzó a estremecerse nuevamente, como si anticipara el choque final entre estas dos fuerzas imparables.

Con un grito de guerra que retumbó por todo el coliseo, Leonidas se lanzó una vez más al ataque. Hades, con su bidente listo, se preparó para recibirlo, la sangre de su hermano fluyendo como una promesa de victoria.

El enfrentamiento entre la indomable voluntad de un hombre y el inquebrantable poder de un dios estaba lejos de terminar.

-Con Raiden y Apolo-

Raiden permaneció inmóvil por un instante, sus ojos ensombrecidos por la sorpresa.

Las palabras de Apolo resonaron profundamente en su ser. No era el tono arrogante ni condescendiente que el dios había usado durante toda la batalla. Esta vez, había sinceridad. Había algo puro en su voz.

El luchador de sumo apretó los puños, y una mezcla de emociones cruzó su rostro: incredulidad, confusión, pero también... un atisbo de respeto.

Raiden:—"¿Hermoso...?" Raiden repitió la palabra con un gruñido, incrédulo al principio.

Apolo, casi de rodillas, jadeando por el esfuerzo, levantó la mirada hacia su oponente.

Apolo:—"Sí... hermoso."

El dios del sol se incorporó lentamente, tambaleándose, pero con una mirada de admiración genuina en sus ojos dorados.

Apolo:—"Tu fuerza, tu determinación, tu voluntad de darlo todo... no por ti, sino por aquellos que amas. Eso, Raiden, es lo más hermoso que he visto jamás."

El público quedó en completo silencio.

—¿Hermosa?

—Hmmm...

—Sólo está haciéndose el fuerte.

—Luego de ser destrozado de esa forma, yo no diría algo como eso...

—Se dejó golpear de frente como idiota, por eso ha acabado así...

—Quizás no reconoce su condición actual y no sabe lo que está diciendo.

Ares apretó los puños y gruñó furioso.

Ares:—Grrr... ¡Esa gentuza está diciendo tonterías!

Hermes trató de ocultar su sonrisa.

Hermes:—Parece que después de todo quieres a Apolo, ¿verdad?

Ares se sobresaltó.

Ares:—¡¡No, no, no es eso!!—aseguró—. Es sólo... que él siempre es consciente de sí mismo.

Zeus rió afablemente.

Zeus:—Eso es cierto. No hay nadie que conozca sus propias capacidades mejor que Apolo—afirmó—. Es el dios que se conoce a sí mismo.

Los mortales y los dioses, por igual, observaban esta escena inusual con los ojos fijos en la arena.

Raiden ladeó la cabeza, todavía perplejo, pero luego una pequeña sonrisa comenzó a formarse en su rostro.

Raiden:—"Hermoso, ¿eh?"

El humano se rió, una carcajada baja y ronca, mientras su cuerpo lleno de cicatrices y heridas temblaba por el esfuerzo.

Raiden:—"Tch, no sé si estoy para recibir cumplidos... y menos de alguien como tú."

Apolo dio un paso hacia adelante, su rostro mostrando una mezcla de cansancio y entusiasmo.

Apolo:—"No lo entiendes, ¿verdad? Mi vida ha sido una búsqueda constante de la perfección, de la belleza. Y nunca he encontrado algo tan puro y brillante como tu alma en este momento."

Raiden lo miró fijamente, su sonrisa desvaneciéndose mientras la sinceridad en las palabras de Apolo calaba en lo profundo.

Entonces, con voz baja pero firme, respondió:

Raiden:—"No lucho para ser hermoso, Apolo. Lucho porque así es como puedo proteger a los débiles. Lucho porque ellos necesitan a alguien que dé la cara."

El dios del sol asintió lentamente, sus ojos brillando con emoción.

Apolo:—"Exacto... y por eso eres hermoso. Porque luchas con todo, incluso cuando sabes que podrías caer. Esa es la verdadera belleza, Raiden."

Por primera vez, ambos combatientes compartieron un momento de entendimiento mutuo.

Sin embargo, ese breve respiro terminó cuando Raiden alzó sus puños una vez más, adoptando su postura de combate.

Raiden:—"Bueno, dios... si tanto amas mi fuerza, prepárate para recibirla de lleno."

Apolo sonrió, esta vez con una mezcla de agotamiento y determinación. Levantó sus guantes dorados, la luz que emitían volviéndose más tenue, pero todavía imponente.

Apolo:—"Entonces, muéstrame toda esa belleza... y deja que yo te muestre la mía."

Ambos combatientes avanzaron lentamente hacia el centro de la arena, listos para reanudar la batalla, pero ahora con un respeto profundo entre ellos.

Era más que una lucha por la victoria. Era un enfrentamiento de almas, de ideales y de la verdadera naturaleza de la humanidad y la divinidad.

El público, aún en silencio, esperó el impacto del próximo choque, consciente de que estaban presenciando algo mucho más grande que una simple batalla.

https://youtu.be/oSx97X4FJJA

Ambos guerreros se lanzaron de frente con una fuerza descomunal.

Apolo acumuló una inmensa cantidad de hilos luminosos en su puño derecho, haciéndolo crecer nuevamente hasta volverse un arma de puro poder divino.

Por su parte, Raiden flexionó sus músculos con tal intensidad que su brazo derecho creció grotescamente, convirtiéndose en una masa de pura fuerza bruta.

Cuando ambos ataques chocaron, el impacto generó una explosión cegadora de luz que iluminó todo el coliseo.

¡¡¡LIRA DE PHOEBUS: ARPA RESPLANDECIENTE!!!

¡¡¡HELIOS SUN STRIKE!!!

El suelo se quebró bajo ellos y el aire estalló en vientos huracanados que obligaron a los espectadores a cubrirse el rostro. La presión era tal que incluso los dioses en las gradas se levantaron de sus asientos, observando con fascinación y asombro.

Al disiparse la luz, Apolo se encontró mirando con sorpresa cómo los hilos que había acumulado en su puño fueron destrozados por la inmensa fuerza del ataque de Raiden.

Sin embargo, con una agilidad impresionante, el dios del sol reconstruyó los hilos casi al instante, cargando su brazo izquierdo para lanzar un furioso izquierdazo directo al torso de Raiden.

El impacto resonó como un trueno en el coliseo, haciendo que el humano retrocediera mientras un torrente de sangre salía de su boca. A pesar del dolor, Raiden no cedió.

Con una furia inquebrantable, el luchador de sumo se lanzó hacia adelante como un toro desbocado, tacleando al dios con tal fuerza que ambos fueron al suelo.

El cuerpo de Apolo chocó violentamente contra el suelo, haciendo que polvo y escombros volaran por los aires, pero el dios no perdió el tiempo. Con una increíble demostración de agilidad, dio un giro en el suelo y se puso de pie con gracia.

Desde su nueva posición, Apolo saltó con una velocidad impresionante y lanzó un brutal derechazo directo al rostro de Raiden.

El impacto fue devastador, haciendo que la cabeza del Rikishi girara hacia atrás, y por un momento pareció que el humano iba a caer. Pero, contra toda expectativa, Raiden flexionó su cuello hacia adelante y con un movimiento explosivo, lanzó un cabezazo directo al rostro del dios.

El sonido del impacto fue ensordecedor, como el estallido de un trueno en medio de una tormenta.

Apolo salió disparado hacia atrás, su cuerpo rebotando repetidamente contra el suelo, dejando profundas marcas y grietas en la arena con cada golpe. Finalmente, el dios logró detenerse cerca del borde del coliseo, donde se levantó lentamente, jadeando, pero con su característica sonrisa aún presente en el rostro.

Heindall, con el rostro lleno de emoción, narró el momento con su voz atronadora:

Heindall:—"¡Un intercambio de poder como nunca antes visto en el Valhalla! Raiden Tameemon, el gigante de Shinano, y Apolo, el radiante dios del sol, están demostrando por qué fueron elegidos para esta ronda doble del Ragnarok. ¡Qué batalla tan gloriosa!"

El público rugió con emoción, divididos entre el asombro por la resistencia sobrehumana del Rikishi y la elegante tenacidad del dios. Ambos combatientes se mantuvieron de pie, preparados para el siguiente movimiento en esta épica batalla.

Apolo, con una sonrisa resplandeciente y una confianza inquebrantable, se puso de pie nuevamente.

Su impecable juego de pies volvió a hacerse presente, moviéndose con una elegancia y velocidad abrumadoras, girando alrededor de Raiden como si bailara al ritmo de una melodía celestial.

El dios del sol atacaba desde todos los ángulos posibles, lanzando ráfagas de golpes veloces y precisos.

Raiden, sin embargo, permaneció firme.

El coloso humano alzó sus brazos frente a su cuerpo, acumulando su poder en ellos. Sus músculos crecieron grotescamente, formando un muro de carne que bloqueaba los ataques como si fueran meras gotas de agua cayendo sobre una roca.

¡¡¡MIYAMA: MONTAÑA PROFUNDA!!!

Los puños dorados de Apolo seguían golpeando sin cesar, cada impacto resonando como un martillo divino, pero Raiden resistía. Su respiración era pesada, pero su voluntad permanecía intacta.

Finalmente, tras recibir una última ráfaga de ataques, el luchador de sumo cayó de espaldas.

El público contuvo la respiración por un instante, pero algo extraño comenzó a suceder. Raiden apoyó firmemente sus palmas en el suelo para sostenerse y, al hacerlo, una intensa energía comenzó a acumularse en sus piernas.

Sus músculos crecieron de manera grotesca, las venas palpitaban bajo su piel, y el aire a su alrededor parecía vibrar con pura fuerza bruta.

Con un rugido gutural, Raiden impulsó sus piernas hacia adelante, dirigiendo una devastadora doble patada contra Apolo.

¡¡¡SHISHIMAI: DANZA DEL LEÓN!!!

El dios del sol, con una gracia incomparable, giró su cuerpo en el aire, esquivando el ataque por escasos centímetros. Aprovechando la posición vulnerable de su oponente, Apolo lanzó un veloz gancho directo a la espalda del humano.

El impacto resonó en todo el coliseo, haciendo que Raiden gruñera mientras caía al suelo, pero no por mucho tiempo.

Raiden rápidamente se puso de pie, sorprendiéndolo.

Apolo apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando el humano, con una fuerza descomunal, lanzó un brutal rodillazo que impactó en el abdomen del dios.

El aire salió de los pulmones de Apolo mientras su sonrisa titubeaba por un breve instante, pero Raiden no le dio respiro.

Lo que siguió fue una lluvia de ganchos brutales.

Cada golpe de Raiden retumbaba como un trueno en el coliseo, golpe tras golpe conectando en el cuerpo del dios del sol. Apolo, a pesar de su resistencia, comenzaba a tambalearse ante la imparable fuerza del humano.

Finalmente, Raiden flexionó sus piernas, acumulando toda su energía en un solo movimiento y lanzó un devastador uppercut.

El impacto fue tan fuerte que el cuerpo de Apolo fue lanzado hacia el cielo, sus ojos abiertos por la sorpresa mientras su figura dorada giraba en el aire. La gravedad lo trajo de vuelta a la arena, estrellándose con un estruendo que levantó polvo y escombros por todas partes.

Heindall, con su voz llena de emoción, narró con un fervor indescriptible:

Heindall:—"¡Raiden Tameemon ha dado un golpe digno de los dioses! ¡El inmortal luchador de sumo acaba de mandar al brillante Apolo al suelo con un uppercut que estremeció el mismísimo Valhalla!"

El público estalló en gritos, aplausos y vítores, mientras el polvo comenzaba a despejarse, revelando la figura de Apolo, que yacía en el suelo, respirando con dificultad, pero con su sonrisa radiante todavía en el rostro.

—¡¡Sigue así, Raiden!!—animó el público.

—No... no puedo creerlo...

—Nunca esperé ver... al señor Apolo de esa forma...

Raiden, de pie, miraba a su oponente con una mezcla de respeto y determinación, mientras la batalla continuaba en el coliseo eterno.

Apolo, yaciendo en el suelo mientras su pecho subía y bajaba de manera irregular, cerró los ojos por un instante.

Su mente, adolorida tanto por los golpes como por su orgullo, lo llevó a un recuerdo lejano de su pasado en Delfos.

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En aquella época, la luz del sol dorado bañaba las tierras de Grecia, pero había un rincón oscuro que pocos se atrevían a visitar: Delfos.

(GNÖTHI SEAUTÓN)

γνωθι σεαυτό

Know Yourself

"Conócete a ti mismo"

Estas son las palabras inscritas en el templo de Delfos dedicado a Apolo.

Se dice que los antiguos griegos lo interpretaron como si...

Apolo: "Ustedes, humildes humanos, sean conscientes de su posición, ¿entendido?"

El dios de la filosofía, el dios de la medicina, el dios del arco, el dios de la música, el dios de las profecías y el todopoderoso Apolo, venerado como el dios del sol, le enviará una advertencia a los tontos mortales...

"CONÓCETE A TI MISMO"

¿Pero esa fue realmente la voluntad divina de Apolo?

¡NO!

¡¡NO!!

¡¡¡NO!!!

¡Al contrario!

¡Es todo lo contrario!

HAY UNA HISTORIA REAL QUE LO RESPALDA.

Era un lugar de maravillas y misterios, donde las palabras del oráculo resonaban como la verdad absoluta. Allí, entre las montañas y los bosques, una figura aterradora acechaba: Pitón, un monstruo temido por todos.

ALDEA DE DELFOS

Pitón fue desterrado del cielo debido a su extraña apariencia. A menudo atacaba aldeas humanas.

Piton:—¡¡¡BUAJAJAJAJA!!! ¿TIENEN MIEDO DE MÍ? HUYAN, HUYAN. ¡¡TENGAN MÁS MIEDO!! ¡TÉMANME MÁS!

Pitón no era un simple monstruo.

Su cuerpo era inmenso, una serpiente humanoide con escamas negras como la noche y ojos de un amarillo opaco que destilaban tristeza y odio. Su rostro, cubierto por una máscara grotesca, ocultaba las cicatrices de un pasado lleno de rechazo y humillación. Siempre llevaba una capa oscura y pesada, adornada con púas que lo hacían parecer aún más aterrador. Bajo esa apariencia monstruosa, Pitón vivía una existencia solitaria, odiado por los humanos y despreciado por los dioses.

Los rumores decían que Pitón era un destructor, una bestia que arrasaba aldeas y devoraba a los incautos. Pero la verdad era diferente.

Angel:—¡¡Ha sido suficiente, monstruo!!—bramó un dios alado, a la cabeza de un ejército—. Te exterminaremos por orden del señor Ares.

No obstante, al poco tiempo y tras sólo unos golpes, la terrible Pitón había acabado con cada uno de sus incontables adversarios.

Piton:—¡¡BUAJAJAJAJAJA!! ¡¡ESTO ES LO MEJOR!! ¡¡¡DIOSES FANFARRONES QUE SÓLO APARENTAN!!!

Derrotaba a todos los dioses que iban a someterle y hacía alborotos sin que nadie pudiera detenerlo.

Al igual que las serpientes, él era odiado...

Pitón no era cruel por naturaleza. Su odio hacia los humanos y los dioses había nacido del desprecio que ambos mostraban hacia él. Siempre que intentaba acercarse, ya fuera para ayudar o buscar compañía, solo encontraba gritos de terror y lanzas dirigidas hacia su pecho.

Para protegerse de ese rechazo, Pitón decidió ocultar su rostro, usar esa máscara que sólo dejaba ver sus ojos hundidos y su boca, y encarnar el papel que los demás habían decidido para él: el de un monstruo.

HASTA QUE UN DÍA...

Un día, los gritos de terror de un asentamiento cercano llegaron hasta Delfos. Pitón, envuelto en su capa, avanzó hacia la aldea. Su intención no era otra que espantar a un grupo de invasores humanos que estaban saqueando el lugar, pero su presencia no fue recibida como un acto de heroísmo.

Los aldeanos, aterrorizados al verlo, gritaron con desesperación: "¡El monstruo ha venido a matarnos!"

Esas palabras resonaron profundamente en Pitón.

Miró sus propias manos, sus garras deformadas, y sintió el peso de todas las acusaciones. ¿Acaso era un monstruo simplemente porque así lo habían decidido? ¿Acaso no tenía derecho a ser algo más?

Pero antes de que pudiera reaccionar, la luz del sol se intensificó.

Desde el horizonte, una figura radiante descendió: Apolo, el dios del sol.

Apolo, joven y lleno de confianza, llegó con la determinación de derrotar a Pitón.

Apolo:—Así que tú derrotaste a los subordinados de mi dios amigo Ares...—murmuró—. ¿Eres Pitón?

...UN DIOS DESCENDIÓ.

Apolo:—Para cumplir las expectativa de mi dios amigo, yo mismo me encargaré—sonrió Apolo, con los brazos en jarras.

Para él, Pitón no era más que una abominación que debía ser eliminada para proteger a los humanos. Con su arco dorado y sus flechas que brillaban con la intensidad de mil soles, Apolo enfrentó a la criatura.

Apolo:—El sol sale sin que nadie se lo pida, ¿no es así?—sonrió Apolo—. Así que respondo a las expectativas de mis amigos sin que me lo pidan.

Piton:—¡¡PUES QUÉ BIEN!! NO ME AGRADA ESA ACTITUD—rugió—. ¡¡TE HARÉ TRIZAS!!

La batalla fue feroz.

Las flechas del dios volaron a través del aire, mientras Pitón intentaba defenderse con ataques brutales. Pero no fue el poder de Apolo lo que derrotó a Pitón, sino su habilidad para observar. Mientras luchaban, el dios del sol notó algo peculiar: el monstruo no atacaba a los humanos, sino que los protegía de los invasores.

Pitón, incluso en medio de su odio, estaba actuando como un guardián.

Entonces se hizo el silencio, y Apolo se alzó victorioso.

Finalmente, Apolo disparó una flecha que atravesó la capa de Pitón, rompiendo su máscara y revelando su rostro.

Lo que vio no fue un monstruo, sino una criatura llena de dolor y soledad. En ese momento, Apolo comprendió la verdad: Pitón no era un ser maligno, sino una víctima de las circunstancias.

El dios sol estalló en carcajadas.

Apolo:—¿Eso es todo?—preguntó—. Esta es mi victoria, entonces.

El monstruo luchó por levantarse, gimiendo y temblando.

Piton:—Uh... ugh... tú... maldito dios... t... te mataré...—No pienso ser derrotado por alguien como tú...—gruñó adolorido—. Yo... ¡¡TODAVÍA NO PIERDO!!

Apolo:—¡¡Muy bien!! ¡¡Entonces continuemos esto mañana!!

Apolo le miró con una mueca de desconcierto que rápidamente pasó a ser una radiante sonrisa.

Piton:—¿Ah?

El dios se echó sobre la guarida del monstruo y se puso cómodo.

Apolo:—Me quedaré con esta cama acolchonada. Tú vete a dormir a otra parte.

Piton:—¡¿Qué?!

Y entonces....

Al día siguiente también...

Y el siguiente a ese...

Así, día tras día, Pitón desafiaba a Apolo y era derrotado...

Hasta qué...Bajo una densa lluvia, con el cielo oscurecido por las negras nubes de tormenta, el monstruo miraba su mascara caída, arrancada de su rostro tras un puñetazo.

Piton:—Mierda...—siseó—. No puedo perder... todavía... Yo... ¡¡No puedo perder!! ¡¡No contra alguien como tú!!

Viendo la incansable lucha de la criatura por reincorporarse una vez más, la curiosidad invadió a Apolo.

Apolo:—¿Por qué te esfuerzas tanto?—preguntó.

El monstruo se las arregló para ponerse en pie.

Piton:—Yo... siempre he sido odiado... y perseguido sin razón...—consiguió decir—. Ya sea en el cielo o en la tierra... es lo mismo, sin importar a donde vaya...

Abrió las fauces y mostró su larga lengua bífida mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

Piton:—¡¡PORQUE NACÍ SIENDO UN MONSTRUO Y TENGO ESTE ASPECTO!!—bramó—. Es por eso... por eso... A diferencia de mí... eres elogiado por ser hermoso y admirado por ser tan confiable... como un dios omnipotente que nació teniéndolo todo desde el principio. ¡¡Por eso no puedo perder contra ti!! Se arrancó la capa que ocultaba su cuerpo de un tirón y alzó las garras, mostrándose amenazante.—¡¡NO QUIERO PERDER!! 

Apolo, con la mirada ensombrecida y empapado por la lluvia que caía del cielo, sonrió levemente.

Apolo:—Hermoso.

Piton:—¿Ah?

Apolo:—Eres hermoso. Eso fue lo que dije. El dios extendió ambos brazos y alzó la cabeza.

Pitón se sintió indignado.

Piton:—¿Hermoso? ¿Yo? ¡¡No me jodas, deja de burlarte de mí!!

Apolo se mostró confundido.

Apolo:—No estoy bromeando—prometió—. Estoy hablando en serio.

Piton:—Esta horrible apariencia... ¡¿Qué tiene de hermoso este aspecto tan atroz?!

Apolo:—¿Apariencia?—repitió el dios sol—. No me importa que apariencia tengas. La belleza está en quien eres ahora. Te enfrentas a ti mismo, y luchas con tu alma ardiendo... todo eso te hace hermoso.

Piton:—Tú... no sabes nada sobre mí...

Apolo mostró las manos en gesto apaciguador antes de sonreír y posar llamativo.

Apolo:—Si lo sé—aseguró—. Porque yo soy como tú.

¿FUE APOLO UN BRILLANTE DIOS TODOPODEROSO TODO EL TIEMPO?

NO

.

.

"Conócete a ti mismo."

Esa fue la frase que Apolo grabó en el templo de Delfos, no como un recordatorio de su arrogancia, sino como un mensaje para todos.

Un mensaje que recordara que el verdadero enemigo no siempre es el que está frente a nosotros, sino los prejuicios y el odio que cargamos dentro.

Para Apolo, aquel encuentro con Pitón fue una lección que nunca olvidaría: cada ser tiene su propia historia, y sólo al entender esa historia podemos comprender quiénes somos realmente.

Entre los dioses griegos, Apolo fue reconocido como un dios ordinario.

Sin embargo...

Dios de la filosofía, dios de la poesía, dios de la medicina, dios del arco, dios de las profecías, dios del boxeo... Apolo no había nacido con todas esas habilidades...

TODAS LAS ADQUIRIÓ...

¡¡Con sangre y un gran esfuerzo!!

Y el dios ordinario que no tenía nada, figura entre los doce dioses del Olimpo. Con el tiempo, incluso fue alabado como el dios del sol: el resplandeciente Apolo.

La luz rompió la oscuridad y los rayos de sol bañaron la tierra mientras taladraban a travez de las nubes de tormenta.

Piton:—¿Tú y yo... somos iguales...?—murmuró Pitón.

Apolo:—Una persona sin belleza es alguien que se conforma con el presente y deja de avanzar. Una persona que descansa cómodamente en su felicidad y buena fortuna. Porque quien se conoce a sí mismo, sabe que eso no es suficiente. Quien se conoce a sí mismo sabe que aún es débil. Quien se conoce a sí mismo no teme cambiar.

Apolo sonrió de oreja a oreja y señaló a su interlocutor con un dedo.

Apolo:—Quien se conozca a sí mismo debería estar orgulloso de su belleza.

Pitón abrió los ojos de par en par, como si de alguna clase de iluminación se tratase, y bajó la mirada, llorando lleno de vergüenza y arrepentimiento.

Apolo:—Ya he tenido suficiente de estas vacaciones, me voy a casa—decidió—. Gracias por tu agradable cama.

Pitón, ardiendo en determinación, llenó de aire sus pulmones antes de exhalar un poderoso grito:

Piton:—Yo... yo... ¡NO VOY A PERDER! ¡NO VOY A VOLVER A PERDER!

El dios sol se volvió para mirarle y le sonrió mientras extendía el puño para darle ánimos.

Apolo:—Alright!! ¡¡Eso es la beauty!!

Con una gran sonrisa, Pitón le devolvió el gesto, sin saber que aquel intercambió había sido observado por los humanos que habitaban en esa zona.

Desde entonces, Pitón ha dejado de atacar las aldeas humanas. Permaneció en la tierra de Delfos, construyó un templo en honor a Apolo y comenzó a protegerlo.

Y en el templo, él talló estás palabras...

(GNÖTHI SEAUTÓN)

γνωθι σεαυτό

Know Yourself

"Conócete a ti mismo"

.

.

.

Volviendo al presente, Apolo abrió los ojos.

Su respiración se estabilizó, y una sonrisa genuina, aunque cansada, apareció en su rostro. Miró a Raiden con nuevos ojos, reconociendo la fuerza y la belleza de su espíritu.

El dios del sol se puso de pie una vez más, con su puño brillando intensamente.

Apolo:—"Hermoso. Eres hermoso porque, como Pitón, luchas contra todo, incluso contra el mundo entero, por proteger lo que amas."

Zeus:—Sólo conociéndote a ti mismo podrás superarte—sonrió Zeus—. Él es capaz de mejorar continuamente. Es por eso que Apolo es fuerte.

El dios sol le sonrió a su oponente, posando bajo la luz celestial, sonriendo de oreja a oreja y mostrando orgullosamente el terrible estado de su rostro.

Apolo:—Para ser más bello que ayer, y aún más hermoso que ahora... ¡¡Haré arder mi alma!!

Raiden le miró a los ojos, sonrió ladino y se sobó la cabeza resignado.

Raiden:—Heh... los tipos como tú son una verdadera molestia.

El sol ardió con mas intensidad estaba claro que lo siguiente seria Simplemente lo ultimo de este combate


FIN QUE LES PARECIO?

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