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Me la estaba pasando mal cuando empecé este fanfic hace meses así que decidí volverlo problema de ustedes

Dueles es una canción que me encanta, y, como en el momento de escucharla le tenia mucho asco a Genshin por prácticas que han tomado y que me hicieron abandonar el juego (las cuales aún desapruebo), decidí que quizás podría liberar eso escribiendo.

Sigo sin volver a Genshin, Sumeru me decepcionó demasiado, cosa que me hace dudar que vuelva alguna vez al juego.

Aún así, aprecio mucho las experiencias que tuve y que el juego me hiciera cercano a algunos de mis amigos actuales.

Además, Xiao es de los favoritos y quería escribir algo a parte del fanfic XiaoVen que hice hace tiempo. Incluso si solo se me ocurrió hacer angst.

Perdón, Xiao, hoy te tocó sufrir a ti.

Por cierto, esto no tiene lector beta para corregir, ahí perdonen si tuve un error _:('ཀ'」 ∠):

Aún no se podía creer que esto de verdad hubiera pasado.

Lo que tenía con Aether era celestial. Su luz lo trajo de vuelta a la vida cuando antes no era más que un hombre muerto caminando. Le dio una nueva razón para seguir luchando y le ayudó a sobrellevar el dolor del karma que lo atormentaba. Si Aether le hubiera pedido morir por él, lo habría hecho sin dudar. Habría hecho lo que fuera por aquel chico, era su felicidad después de todo.

Y no se podía creer que hubiera pensado que eso era mutuo.

Aether, su paraíso, su luz, su todo... lo dejó.

Se reencontró con su hermana y se marcharon de Teyvat. A veces se preguntaba dónde estarían ellos dos. Quizás habrían conocido gente más interesante. O más estables mentalmente que él.

Paimon y él intentaron ser fuertes el día de la despedida. Aún así, Paimon lloró, y Xiao no pudo evitar que ese pequeño tono de tristeza en su voz se notara. Aether lo notó. Y Xiao sabe que Aether lo notó.

El viajero pasó más tiempo a su lado luego de todas las demás despedidas. El rubio lo abrazó como si quisiera fusionarse con él para así no tener que decir adiós. No funcionó.

Ahora... el recuerdo de aquel viajero le hace sombra al corazón. El mundo se veía más gris. Las aves no parecían cantar con la misma pasión que antes. Y hasta el tofu de almendras era distinto a cuando era Aether quien lo hacía para él.

Y hoy, se cumple un mes desde que su querido viajero se fue.

¿Estaría Aether sufriendo como el? ¿Habría renunciado a quererlo? No lo sabía.

Solo sabía que todo esto le dolía. Y dolía mucho.

Aún así, no podía dejar que eso irrumpiera con su misión: cuidar a Liyue.

Mientras aún tuviera eso en lo que enfocarse, todo iría bien. Podría sobrellevar esto. O al menos, ignorar el problema un poco más de tiempo.

Sus batallas contra los enemigos que acechaban a la región eran menores a cuando Aether estaba ahí. Quizás el viajero hizo algo que eliminase algunos monstruos (o quizás los regreso a lo que sea que fueran antes). Era casi como un regalo, para que dejase de sobreexigirse tanto. Incluso ahora que no estaba a su lado, Aether parecía seguir ayudándolo.

Ah, estaba otra vez pensando en él.

Ya ni matando seres malignos era capaz de olvidarse de su viajero. Esto estaba entorpeciendo su misión, ya que los monstruos eran más capaces de atacar mientras estaba en su estado de vulnerabilidad.

Y si bien es verdad que los golpes en la piel tampoco iban a durar tanto, el daño a su orgullo ahí iba a quedar.

El dolor físico era algo a lo que se acostumbró, el peso del karma que llevaba lo tenía más que acostumbrado. Por otra parte, el dolor emocional le era más difícil de ignorar.

Su solución ante aquello siempre fue sencilla: aislarse de todos. Así no recordaría lo que era no sufrir mentalmente, y eventualmente se acostumbraría a aquello. La llegada del viajero a su vida acabó por alterar su vida por completo, pues cuando el sentimiento se intensificaba, Aether era su solución. Su sola presencia le traía comfort y seguridad, parecía que a su lado no existiera ningún problema. ¿Que quizás no era lo más saludable? A lo mejor es verdad. Pero en aquel momento le pareció la mejor solución, era la que menos dolía, así que jamás se planteó demasiado qué tanto iba a doler el quedarse sin su pareja. Supo que pasaría en algún momento, pero no quiso indagar tanto en cuánto iba a dolerle. O quizás fue Aether el que no lo quiso dejar sufrir por aquello, distrayéndole de la idea de decir adiós, pues él también sufriría al tener el pensamiento de la despedida en mente.

Ahora es cuando se arrepentía de no haberse preparado para este momento. Después de todo, ya estaba roto, Aether ya había partido su corazón en dos. Y no conocía alguna reparación para aquello.

Los primeros rayos del sol empezaron a colarse entre las hojas de los árboles. Xiao miró la zona. No había nada más de lo que encargarse. Podía irse.

El mundo estaba bastante silencioso a aquellas horas de la madrugada. Era normal. Eso daba paso a poder pensar. Cosa que, en un ser tan deprimido como Xiao, quizás no era muy bueno.

Esto lo dejaba volverse a hundir en todas las pérdidas que había experimentado a lo largo de su existencia. Como cada cosa se fue acumulando, aplastando de forma lenta y dolorosa su corazón. Hasta que al final, perder a Aether fue lo último que necesitaba para quebrarse.

Se sentía destruido. Sin reparación. Había experimentado la felicidad, la pérdida, la esperanza de volver a ser feliz, y el volver a sentir ese dolor emocional que ahora lo ahogaba con fuerza, como aquel que se hundía con un ancla al mar. Sin luchar. Pues sabía que era una guerra perdida.

¿Tendría que pasar por esto alguna otra vez? ¿Sería siquiera capaz de llegar a eso? ¿De olvidar a Aether y a aquellos que se fueron de esta vida?

Lo dudaba.

Suspiró, sentándose en unas rocas.

Se sentía cansado. No a nivel físico. Era más un cansancio mental, quizás su alma estaba en ese mismo estado. No era algo que pudiera arreglar durmiendo (principalmente por nunca necesitarlo, según él). Se tendría que acostumbrar a esto, o esperar a que el sentimiento se fuera solo.

Cerró los ojos. Dándose a sí mismo una oportunidad de descansar un poco. Incluso si no era dormir en sí, era algo que quizás lo ayudaría a sentirse mejor. Aunque, esto lo dejaba vulnerable.

No tan vulnerable como cuando se relajaba con Aether y sentía que todo iba a estar- Basta.

No quería dejar ese pensamiento continuar y descarrilar a cosas más dolorosas. Ya suficiente dolor sentía en ese momento.

Xiao quería ser menos egoísta. Quería ser el amante capaz de decir «Ve a ser libre y a ser feliz» sin arrepentirse de sus palabras. Y a su vez, quería ser el amante que dijera «¡No! ¡No te vayas! ¡Prometo que seré tu todo, pero quédate!» sin miedo al rechazo. Pero no era nada de eso. Solo era el amante cobarde, que se resguardaba en un exterior serio y poco sociable. El amante que no pudo decir nada, incluso cuando supo que eso sería peor que decir una estupidez.

Ya daba lo mismo.

Tendría que aprender a dejar ir. Volver a Aether un extraño en su mente, y dejar el dolor ir.

Pero ya iba un mes, y aún no podía dejar ir.

Ya iba un mes, y aún le dolía.

Cómo dolía...

Ok no me mires así

Yo sé que quizás no sea el mejor escribiendo esto ya que me acostumbré demasiado a darle finales más optimistas a mis historias

Tenme paciencia

DUDO hacer otro fanfic pronto ya que mi motivación va como una montaña rusa ( ;∀;)

Peroperoperopero

Eso no significa que no vuelva a publicar algún día

Recen para que encuentre inspiración pronto, incluso si es para algo corto

Y ps

Que les pareció? Esto tuvo sentido?

Espero les gustase ╰(*'︶'*)╯♡

Bai bai !!

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