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Recogiendo todos y cada uno de los pedazos de vidrio tirados en diferentes partes del suelo dentro del departamento, me puedo percatar que una gran mayoría de ellos contienen sangre mía, pues al caminar gran parte del tiempo descalzo y sobre los mismos, un sin fin de heridas se fueron produciendo en las plantas de mis pies, mismas que a pesar de sangrar no dolían.
—Esto es un gran desastre —susurro para mi mismo, mientras contemplo un par de las marcas de mis pies con claros rastros de sangre seca.
Dirigiéndome tranquilamente hasta la cocina del departamento, una delicada y fina caricia se va introduciendo por la parte baja de mi espalda, y me recuerda mucho a aquella misma sensación que sentía en el pasado al ver a Jin llegar las primeras veces del trabajo.
Ignorando todo sentimiento y sensación de pronto instalada en mi persona, me encamino al cuarto de la lavandería, dispuesto a limpiar y recoger cada cosa que he tirado en el suelo durante casi un mes.
Sonreír nostálgicamente al adentrarme a la lavandería es algo por completo inevitable para mí, puesto que lo primero que veo son los detergentes perfectamente acomodados en el par de repisas arriba del apagador que Jin había colocado en Año Nuevo.
—¿Todavía no has lavado la ropa? —inquiere risueño una voz detrás de mí, una que a pesar de que me es muy familiar, me hace creer que todo a mi alrededor no es más que un sueño frío y cruel.
Sintiendo mi cuerpo pesado, y rehusando mi persona totalmente a no mirar al hombre de hombros anchos detrás de mí, tomó uno de los detergentes con olor a lavanda y comienzo a preparar todo para lavar, muy consciente de que me estoy comportando como un adulto muy tonto e infatil.
Vibrando perdidamente al sentir un par de manos rodear mi cintura angosta y muy bien cuidada, al mismo tiempo en que mi persona es girada muy suavemente, mis ojos y labios se mantienen cerrados, no queriendo comprobar aquello que muy seguramente es un sueño de mi mente cansada y agobiada.
—¿Entonces no me vas a mirar a los ojos bonito? —pregunta sensualmente el hombre frente a mí, recordándome que soy inmune a todos sus encantos, o al menos lo era, pues me encuentro un tanto molesto a lo que por un mes nos atormentó a ambos por desconfianza y falta de comunicación, porque qué más podría ser ello que enfrentamos.
—No te quiero ver —confesé, formando instantáneamente un leve puchero que no tarda nada en adornar mi rostro fino y encantar a su persona cruel.
—Lo sé. Sé que en este momento exacto soy la última persona a la que tú quisieras ver, sin embargo, he venido para agradecerte por todo el apoyo que le has estado brindando a mi hermano, inclusive si eso implica haberte enfrentado a tu familia.
—Yo siempre hubiera hecho lo que fuese por tí, por defender las injurias que mi familia le llegara a hacer a la tuya, pero al parecer siempre falle en demostrarlo, en hacerte saber que me podías contar todo lo que quisieras porque a fin de cuentas lo afrontaríamos juntos, porque de eso iban las relaciones.
—Taehyungie, todo lo hiciste perfecto. Siempre supe que ante pondrías nuestra relación; no obstante. yo jamás quise que te enfrentarás a tu familia porque sé mejor que nadie de lo que ellos son capaces con tal de defender y cuidar a su pequeño tesoro que estaba lejos de ser un bebé al que tuvieran que cuidar toda la vida, al punto de no dejarlo hacer su vida como él más quisiera. Tú hermano Jimin vino conmigo, me contó todo lo que tus padres estaban haciendo para separarnos, y yo aunque quise luchar contra eso, ellos me demostraron que podrían ser más crueles; la prueba de ello es que metieron a Seokjun a la cárcel, inculpando su persona de algo que él jamás haría, amenazandome con agraviar todavía más las cosas entre todo eso que sucedía.
—Hubiéramos seguido siendo un equipo.
Con palabras frías y algo distantes, mi corazón poco a poco se va rompiendo por lo cruel e infantil que me estoy comportando con Jin.
—Perdoname amor, por favor. Siempre quise cuidarte y mi miedo porque te lastimarán, también terminó por lastimarte de forma insensible.
Animándome por primera vez a abrir los ojos y mirar a Jin, una dulce sonrisa ilumina no solo mi rostro sino también el suyo, de una forma que me asegura que todo va a estar mejor de ahora en más.
—Tienes que jurarme que nada de lo que pase de ahora en adelante entre nosotros, me lo vas a ocultar, porque por algo somos pareja, se supone que debemos de tenernos la confianza necesaria para decirnos aquello que esté mal, sobre todo si es injuria de parte de mi familia.
Sonriendo con ternura y asintiendo con alegría, Jin me abraza y aprieta entre sus fuertes brazos, del mismo modo en que sus labios van lentamente uniéndose a los míos cálidos.
—No sabes cuanto te extrañe, mi pequeño Taehyungie —murmura Jin, creyendo que ya lo he perdonado del todo y que no me vengaré de él.
—No creo que me hayas extrañado tanto como yo te extrañe a ti, pero y aún con cada bonita palabra que me digas, no te perdonaré. Tendrás que reconquistarme y hacerme recobrar la confianza en tí —comento de manera burlona, dejando lo mejor para el final—. Ah, y a partir de ahora, tú, dormirás en el sofá. Espero que tengas muy buenas noches amor mío.
[...]
Aquí el final de ésta historia medio angst. Espero que les haya gustado, tengan un buen inicio de semana mañana. ♡
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