Duele el amor sin ti
Por: Tabris-XX
Aclaraciones:
- Este fanfic es mi aporte para el Fanzine de songfics «Que siga la fiesta: songfics 2000's pop tour».
Cancion elegida: «Duele el amor» de Aleks Syntek y Ana Torroja (2003).
¡Muchas gracias a los organizadores de este fanzine!
- Historia focalizada en Kaworu Nagisa. Eventos ubicados previos a la película «Evangelion 3.0 You Can (Not) Redo», aunque también se mencionan algunos elementos de otros medios KawoShin oficiales.
- Siempre me gustó esta hermosa colaboración de Aleks Syntek y Ana Torroja. Definitivamente es una canción muy KawoShin que expresa perfectamente los sentimientos de Kaworu esperando por Shinji esos 14 años en el limbo. Sin dudas, Kaworu extrañó demasiado a Shinji y lo tuvo siempre en su corazón, él fue la persona que más lo amó y lo aguardó todo ese tiempo.
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«Duele el amor sin ti, duele hasta matar...»
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Como cada noche, un joven albino que vestía uniforme escolar llegaba al mismo lugar en medio de las ruinas del cuartel general. Una vez ahí, se recostaba en el frío piso agrietado colocando sus manos detrás de su cabeza para así acomodarse y pasar la noche entera contemplando con detenimiento el inmenso cielo.
Las estrellas parecían resplandecer mucho más vistas desde ese sitio alejado, como si de un espectáculo romántico de sin igual belleza se tratase. Y él, un solitario espectador, no hacía más que anhelar una sola presencia.
El par de bellos y tristes ojos carmín buscaban con ansias un destello en particular en el infinito firmamento, una sola señal bastaría para dar sosiego a su abatido corazón.
Contemplar el cielo y esperar un indicio de su amado, de esa manera se resumía la rutina que Kaworu Nagisa había adoptado y cumplido religiosamente día a día, mes a mes, año a año. El tiempo pesaba cada vez más pero el dolor de la añoranza seguía ahí.
Kaworu nunca sabía cuando sucedería, así que intentaba parpadear lo menos posible. El brillo fugaz que el chico tanto deseaba ver duraba tan solo un segundo, a veces incluso menos, pero bastaba para hacerle saber que su persona más amada aún se encontraba ahí, vagando en el cielo como una estrella fugaz que en ocasiones lo visitaba y lo hacía sonreír con nostalgia cuando le pedía el mismo deseo.
—Solo quiero volver a verte una vez más, Shinji Ikari.
El mundo nunca volvió a ser el mismo y Kaworu tampoco, desde que perdió a Shinji todo dejó de tener sentido, se sentía sin rumbo y fuera de lugar. Porque él más que nadie quiso salvarlo y traerlo de regreso, protegerlo, permanecer a su lado y hacerlo feliz a toda costa.
Tanto esfuerzo fue en vano.
El corazón de Nagisa quedó hecho pedazos y nunca más dejó de doler desde entonces.
Había pasado tanto tiempo desde aquellos desafortunados eventos que provocaron caos, destrucción y muerte en proporciones apocalípticas. Las heridas no cicatrizaban y todo parecía indicar que las secuelas serían permanentes.
—Te echo tanto de menos, si solo supieras cuánto lo hago.
Ikari pareció escuchar esas palabras y no demoró en manifestarse como diciendo «sigo aquí y también te extraño, Kaworu» cuando un efímero haz de luz parpadeó justo frente a la atónita mirada rojiza.
El joven albino se incorporó con rapidez al tiempo que un par de lágrimas surcaron sus ojos, una inmensa emoción se apoderó de todo su ser cuando tuvo la certeza de que su amado, después de mucho, por fin lo visitó esa noche.
El brillo que Nagisa alcanzó a visualizar se produjo por un roce entre la atmósfera y el gigantesco contenedor cruciforme que orbitaba la Tierra, dentro del cual se encontraba el Evangelion Unidad 01 sellada con Shinji Ikari en su interior pero la ubicación variaba de manera constante.
—Esta vez nuestro encuentro se ha demorado un poco más de lo previsto pero estoy feliz de saber que aún me recuerdas, Shinji. Sigues siendo un ser noble y digno de empatía, tú nunca cambias, ¿cierto?
Entre suspiros y conversaciones sin retorno, Kaworu reflexionaba bastante acerca de su vida vacía en ese lugar y de lo injusto que el mundo había sido con Shinji, a pesar de lo ocurrido por intentar mantenerse fiel a sus más profundos sentimientos de amistad y lealtad.
—He permanecido en este mundo mucho más tiempo que mis antecesores y todavía no nos hemos reunido, puedo sentir esa carencia, ese vacío que nada es capaz de llenar. La vida sin Shinji es como una noche oscura y sin estrellas. Y aunque sé que volveremos a vernos tarde o temprano, me siento más impaciente que nunca.
Hasta hacía unos años, Kaworu poco y nada entendía sobre los sentimientos humanos pero su nueva existencia y su intrínseca conexión con Shinji Ikari lo habían llevado a desarrollar muchos de ellos y se sentía fascinado. A pesar de que en su memoria traía los recuerdos de sus predecesores, podía entender su propia vulnerabilidad y fragilidad, después de todo, sus destinos siempre estarían ligados.
En esas últimas semanas, Kaworu se enteró sobre el plan de Wille para recuperar el contenedor, apoderarse de la Unidad 01 y al presunto piloto atrapado allí, si es que aún quedaba algo de él. Y, aunque Nerv -o más bien Gendo Ikari- no se quedaría con los brazos cruzados, el chico albino solo pensaba en su próximo reencuentro con Shinji. A él en realidad no le importaba quién llevara a cabo una misión de esas, solo quería que trajeran de regreso a su amado.
Pese a que la decisión de Kaworu al aceptar formar parte de Nerv podría ser cuestionable ante los ojos de cualquiera, él tenía razones muy poderosas, ya que simplemente jamás estaría de lado de aquellos que habían denigrado y difamado tanto a Shinji ante los Lilim todos esos años. Porque Nagisa sabía muy bien que ciertos miembros de Wille se habían encargado con creces de llevar adelante una suerte de campaña de odio en contra de Ikari entre la población civil, lo cual para él era algo bajo e inaceptable.
—Ojalá y los Lilim que quedan puedan entenderlo. Definitivamente Shinji no merece el desprecio de aquellos que un día consideró sus amigos, él va a necesitar explicaciones y también esperanza, esa misma esperanza de nuestro próximo encuentro que deseo conservar más que nunca.
Luego de unas horas y tras haber conseguido esa cita tan especial con Shinji bajo el cobijo de las estrellas, Kaworu decidió regresar a la sede central. Al llegar ahí, se sentó al piano y observó por un rato ese árbol que él mismo había plantado y cuidado en todos esos años.
—Catorce años sin ti, cinco mil ciento diez días terrestres, tal vez un poco más o un poco menos, pero el tiempo parece haberse detenido para mí.
Los dedos de Kaworu se posicionaron en las teclas del piano y antes de empezar a tocar, una leve sonrisa se dibujó en su rostro.
—Gracias por hacerme compañía esta noche, Shinji. Déjame deleitarte con , no sé en dónde la escuché alguna vez, quizás en un pasado lejano o en otra vida, solo sé que me recuerda a ti y que no te aparto de mis pensamientos.
Nagisa cerró los ojos y comenzó a tocar el piano como una serenata para el chico que tanto amaba, a través de esa dulce melodía dejó salir gran parte de su dolor y antes de concluirla volvió la vista hacia el cielo.
—Confío que esta vez podremos tocar juntos el dueto que prometimos. Vuelve pronto, Shinji. Yo estaré esperando por ti justo aquí.
FIN
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