Capítulo 8
Mi viejo apartamento fue testigo de la ira que me embargó desde el momento que vi a Theo por última vez en aquel granero. ¿Me fui de la fiesta luego de eso? Por supuesto que no, no iba a salir huyendo de ahí como una perra con la cola entre las patas. No cuando estaba ahí por la fiesta de mi mejor amiga, compartiendo su felicidad; las copas de champagne fueron mis mejores aliadas para tragarme el nudo horrible que ardía en mi garganta y cuando los recién casados se marcharon hacia su luna de miel, fue mi momento para correr a aquel lugar que había sido testigo de mis decepciones, años atrás.
Era un alivio que Dorothea lo mantuviese intacto pero, una vergüenza para mí, el destruir parte de ese lugar, tirando todo lo que estaba a mi alcance. Lloré, grité, sollozé, maldije y volví a hacer todo en el mismo orden varias veces; recordando cada maldita cosa y palabras que habían sucedido en aquel lugar, me permití sacar toda mi frustración y tristeza sabiendo que sería la última vez que derramaría lágrimas por un idiota que al parecer, no me amaba como tanto decía. No me importaban ya sus motivos para seguir con Rebecca, si no me quiso más, entonces yo no tenía porque sufrir por él; en un santiamén, acabó con lo poco de buena que me quedaba, lo que luchaba por quedarse solo para él y ahí, en mi apartamento, sola y entre tragos de vodka, me prometí, olvidarme del hombre que se convirtió en mi todo pero que por ninguna razón, me dejaría sin nada al perderlo.
Los días corrieron y como lo prometí a mi padre y Ryan, volví a la empresa, trabajando de la mano con mi hermana y enseñándole cada cosa sobre la empresa, hablaba con Darcy — quién se encontraba en su viaje de luna de miel — cada dos días y con su ayuda, llegó el nuevo editor a la empresa.
— Sé que me amarás más, cuando conozcas a Liam, es el mejor editor que podrás tener en tu vida — prometió antes que el famoso Liam, llegara a la empresa.
Con Theo me había encontrado algunas veces, todas fueron incómodas, lo saludaba con educación pero cuando él intentaba hablar más del saludo, lo cortaba de inmediato, solo me permitía hablar demás con él, cuando se trataba del trabajo y le enseñé como lo personal, no se mezclaba con lo laboral; me dolía pero no lo demostraba, ni lo demostraría.
— Anabelle, el señor Liam Foster, está aquí — anunció Leah un poco nerviosa.
— Al fin llega — suspiré apartando la mirada de mi laptop — hazlo pasar — pedí. Pasaron unos minutos y luego ella regresó, abriendo la puerta de mi oficina para nuestro futuro nuevo empleado.
Me puse de pie para darle la bienvenida a Liam pero en el momento en que lo vi, quise haber permanecido sentada y comprendí el nerviosismo de mi asistente. Mas de un metro ochenta de puro material de pecado, se paraba frente a mí, enfundado en un traje color azul marino, cabello ligeramente largo del frente y corto de los lados, arreglado en un desorden sexy, su barba perfectamente arreglada, su cuerpo era delgado pero juraba que bajo ese traje, encontraría los músculos más divinamente lamibles que podían existir, se encontraba sonriendome de lado y disfrutando de la reacción que había provocado en mí y de seguro provocaba en muchas más.
— Buenos días, señorita Bennett — y su voz, maldición, esa voz prometía muchos escalofríos al ser susurrada en el oído; ronca, sexy y varonil.
— Solo Anabelle — pedí tratando de recomponerme. El adonis frente a mí, fácilmente competía con la belleza de Theo y me afoteé mentalmente por estar pensando en él —. Tome asiento, señor Foster — invité señalando la silla frente a mi escritorio.
— Sólo Liam — devolvió mientras se acercaba —, es un gusto conocerla, al fin — dijo y estiró su brazo para saludarme, intenté tomar su mano y justo en esos momentos una corriente eléctrica nos atacó a ambos, el sonido como de chispas fue audible para los dos.
— ¡Wow! — exclamé y alejé mi mano de inmediato — Eso fue raro.
— Demasiado — respondió y sonrió — ¿Lo intentamos de nuevo? — pidió y extendió su mano de nuevo, la tomé y esa vez nada sucedió, solo el cosquilleo que sentí en mi mano al sostener la suya.
— También es un gusto conocerlo — pronuncié, su mirada hacia mi era intensa y lograba ponerme muy nerviosa.
— Me enviaron hacia acá desde recursos humanos al momento en que les mostré éste sobre — señaló el sobre blanco que ni siquiera había notado — viene sellado y la persona que me lo dio, dijo que me era prohibido abrirlo — recordé que Darcy había mencionado ese sobre — está dirigido a usted — lo tomé cuando me lo extendió y reconocí la letra de mi loca amiga.
— Tome asiento — invité amable, luego de que lo hiciera, me acomodé en mi silla y abrí el sobre.
Quiero vivir a través de ti ahora que soy una mujer casada. Dicen que el adonis frente a ti, da, las mejores folladas que puedan existir y que tiene una polla de ensueño. Compruébalo por mi ¿Por fis?
Pd: Sé que me amarás
Pd2: Te conseguí al mejor.
Una enorme sonrisa se formó en mi rostro, Darcy seguía siendo una perra, una a la que amaba con toda mi alma y a la que muchas veces quería matar... ¿Daba las mejores folladas? ¿Tenía un pene grande? ¡Dios! Era algo que no quería comprobar, bueno... creo que no quería comprobar. ¿Y vivir a través de mi? Definitivamente estaba loca.
— Según me dijeron, esa es mi recomendación para poder entrar a la empresa — interrumpió Liam y mi sonrisa creció — Por su reacción, debo creer que es una buena.
— Eso aún debo comprobarlo — pensé y no me percaté que lo hice en voz alta, me ruboricé al ver el rostro lleno de dudas de Liam — Digo... Si, es una buena recomendación, Liam — se alivió al escucharme — Bienvenido a Be&Le Magazine and Editorial Publishing.
— Gracias — respondió con entusiasmo — prometo no defraudarla, ni defraudar a la empresa.
— No me trates de usted — pedí atreviéndome a tutearlo — seremos un equipo y hay que entrar en confianza.
Me sonrió, lo hizo de una manera que llegó a estremecerme, como si le hubiese dicho que podía poseer mi alma y él, como un demonio, le encantó escuchar aquello. Hablamos un rato más y lo puse al día acerca de lo que se haría en la empresa; descubrí que Liam Foster, era un hombre apasionado con su trabajo, con buen sentido del humor y muy intimidante cuando quería, me hacía reír cuando quería y me ponía muy nerviosa con una simple palabra con doble sentido, pero sin duda alguna, sabía que con él, llegaríamos muy lejos en la empresa y tan pronto como los primeros ensayos del libro que llevaríamos al mercado llegaran, la empresa comenzaría a subir y esta vez, se mantendría en la cima.
Cuando hube tomado el suficiente valor, decidí que era momento de llevar a Liam a la oficina de Theo. Ya había ordenado que lo ficharan como parte de Be&Le así que su ingreso era oficial; caminamos hacia ahí en una conversación amena y me reí interiormente al ver como Leah se sonrojaba cuando vio de nuevo al espécimen que caminaba a mi lado, no la culpaba para nada, no después de mi reacción cuando lo vi por primera vez.
La asistente de Theo anunció nuestra llegada y pronto nos hizo pasar a aquella oficina, la cual en el pasado, me emocionaba visitar pero que en esos momentos, solo me provocaba un profundo nerviosismo.
— ¡Bel! — exclamó Theo cuando me vio, con un poco de entusiasmo.
— Theodore, buenos días — saludé y creo que la manera en la que le hablé, le provocó ciertos problemas estomacales — Siento mucho interrumpir pe...
— Sabes que nunca interrumpes — me cortó.
— Mira, él es Liam Foster — señalé al hombre a mi lado, creo que hasta ese momento se percató que iba acompañada y creo que no le agradó mi compañía — es el nuevo editor de la empresa, será el encargado del nuevo proyecto que tenemos — añadí — Liam, el es Theodore Lee, actual presidente de Be&Le — presenté. De manera educada, Liam se acercó a Theo y creo que ni en mis mejores sueños, pude haber tenido a dos hombres tan divinamente hermosos en la misma habitación. Theo en su vestimenta casual, lucía imponente y poderoso, Liam se veía de la misma manera, la diferencia era qué, al estrecharse las manos, el primero estaba tenso mientras que el segundo, estaba muy relajado.
— Es un gusto conocerlo, señor Lee.
— El tiempo dirá si opino lo mismo, al conocerlo a usted, señor Foster — no podía creer que él hubiese dicho eso, no y no. Muchas veces Theo mandaba a la mierda la educación que tenía y se comportaba como un estúpido adolescente, afortunadamente, Liam no tomó a mal sus palabras y simplemente sonrió — Y bueno Anabelle, por lo menos agradezco que hayas tenido la amabilidad de venir a presentarlo, ya que no se me tomó en cuenta para contratarlo — maldije interiormente y me obligué a sonreír amable, Liam no tenía porque presenciar una escena de idiotez, por parte del presidente y CEO de la empresa.
— Era mi deber contratarlo, señor Lee, ya sabe, quedamos que sería de esa manera — dije pero él sabía que había mucho de mis palabras que iban con burla.
— Señor Foster, podría esperar unos momentos afuera — pidió, Liam me miró pero luego asintió y comenzó a salir, podía discutir eso pero no era el momento — ¿Lo contrataste porque esta capacitado para el puesto o por su físico? — cuestionó con rabia cuando ya estábamos solos. Me debatí entre responder eso mandarlo a la mierda.
— ¿Qué demonios te sucede? — espeté — si piensas que lo contraté porque es increíblemente guapo, estas muy equivocado Theodore — abrió demás sus ojos al escucharme — Si no estuviese capacitado pero yo quisiera echarme un polvo con él, creeme, fácilmente le digo que el puesto en la empresa no puede ser suyo, pero que uno en mi cama, puedo cederselo con gusto — en cuestión de minutos lo tuve frente a mí, enfurecido hasta el punto que sus ojos pudieron volverse de color rojo, me tomó de la barbilla con fuerza pero sin llegar a dañarme.
— Te encanta provocarme ¿cierto? — susurró, pero claramente se escuchaba lleno ira — ¿Por qué él? ¿Por qué no una mujer? — me reí al escucharlo, definitivamente Theo se había vuelto loco.
— No sé por qué te molesta tanto que sea un hombre, trabajará conmigo, no con tu esposa — aclaré — cuidála a ella, no a mí — me solté de su agarre y lo enfrenté — el día de la boda de nuestros amigos, fui clara contigo.
— ¡Pero tu no me dejaste hablar a mi!
— ¡Las palabras sobraban Theo! ¡Tomaste tu jodida decisión y con dolor la acepté! — bufé — todo se acabó entre nosotros, ya no actúes como si fueses mi dueño. Sigue adelante con Rebecca y dejáme en paz — exigí y llevó sus manos a su cabeza, las presionó ahí y luego subió su rostro como viendo al techo aunque sus ojos estaban cerrados, estaba frustrado y jamás lo había visto de esa manera.
— Quieres que siga adelante ¿Así como tu lo estas haciendo? — sabía que esa pregunta era debido a mi actitud con él en los últimos días.
— Exactamente — murmuré, esto me dolía pero no se lo iba a demostrar. Cada vez que estaba cerca de él, solo quería mandar todo a la mierda y tirarme a sus brazos. Me llevaba toda mi fuerza de voluntad no hacerlo, pero me hice una promesa e iba a cumplirla. Comenzó a acercarse de nuevo a mi y sabía lo que quería, mas no lo obtendría — ¡No, Theo! — espeté pero me ignoró — ¡Detente! — grité con una voz que ni yo reconocí, era como una hiena, tratando de protegerme a toda costa y él lo captó, lo hizo porque se quedó congelado frente a mí, con su respiración acelerada y la incredulidad surcando su rostro — Ya no más Theodore Lee, lo nuestro caducó y ya sabes, lo que caduca, es algo echado a perder.
— Por favor Bel — suplicó — sabes que me amas como yo te amo a ti — asentí.
— Sí, te amo, pero también me amo, tengo dignidad y sé mi lugar — dije segura — y ese no es a tu lado.
Lo había dicho, al fin lo había hecho, era algo que llevaba en mi interior desde la boda, muchas cosas había querido decirle aquel día y éstas eran parte de esas cosas, sin embargo, ese día no pude hacerlo, si lo hacía me iba a derrumbar frente a él y no podía hacerlo, suficiente me había rebajado como para añadirle eso.
— Te has enamorado de Ryan ¿cierto?
— ¡Ya basta! — increpé — si estuviese enamorada de él, estaría con él y dejaría de perder el tiempo en discusiones estúpidas contigo. Escogiste a Rebecca, ahora agárrate bien las bolas y asume las consecuencias. Te di dos opciones, escogiste una y punto final a eso, yo ya lo acepté; de aquí en adelante tratáremos solo asuntos de trabajo ¡No-Más! — grité y vi como mis palabras lo destruyeron, pero no me importó, ya no me importaba nada. Comencé a darme la vuelta dispuesta a salir de esa oficina.
— Te amo Anabelle Bennett — susurró, sentí la sinceridad en sus palabras, el dolor en ellas y eso también me destrozó a mí.
— Yo también lo hacía — dije sin verlo, estaba mintiendo pero rogaba a Dios que pronto esas palabras se convirtieran en una verdad.
Salí de esa oficina a toda prisa, Liam estaba esperándome pero me fui directo a mi oficina. Theo había acabado con mi buen humor y comenzaba a dudar de que esto iba a funcionar, sabía como no mezclar lo laboral con lo sentimental, pero él, me la ponía muy difícil.
Afortunadamente, Liam no entró a mi oficina, sé que me siguió pero creo que mi cara le hizo saber que no era buen momento para hablar conmigo, era sabio y agradecía eso, no quería que mi mal humor, arruinara la relación de trabajo con él. Un rato después, mi puerta sonó con unos golpes suaves, invité a quién fuera a que pasara y me sorprendí al ver a Liam, llevaba una botella de whisky en una mano y dos vasos en la otra.
— ¿Me dejas pasar? — no respondí de inmediato, aun intentaba asimilar lo que estaba sucediendo — dicen que no hay nada mejor que un trago, para olvidar las penas.
— Necesito más que un trago — bufé.
— Bueno, podría solo servirme un trago para mí y dejarte la botella a ti — Sonreí al escucharlo y sentí que liberaba un poco de tensión.
— ¿Ves? Ahí está — dijo y lo miré con dudas, no sabía a qué se refería — la sonrisa Bennett — señaló y entendí a lo que se refería — es hermosa — esa declaración me hizo ruborizar y sonreí de nuevo, no para que volviese a decir lo mismo, lo hice porque no pude evitarlo.
— La botella es para mí — declaré y esa fue su invitación para entrar.
Él no se tomó solo un trago, lo invité a más y le di las gracias por el gesto que había tenido, él no tenía porque quedarse y lidiar con mis dramas pero lo hizo y de verdad lo agradecía. Entre pláticas y tragos, mi ira fue disminuyendo y pude olvidar lo que había sucedido con Theo. Liam logró eso, al hacerme reír con sus ocurrencias y contarme algunas anécdotas de sus trabajos pasados; casi me atraganto cuando me contó sobre su primer trabajo, había sido un stripper y deseé haber podido presenciar uno de shows, en el calor de los tragos y la confianza que ellos me daban, le confesé eso y entonces llegó su turno de sonrojarse y era lindo en él, solo había visto a un hombre sonrojarse pero no quería pensar en aquello, así que, rápidamente deseché aquellos pensamientos.
— ¿Tienes una historia con Theodore? — preguntó un rato después, lo hizo cuando consideró que no iba a matarlo por preguntar aquello, lo miré seria — aunque bueno, al verlos allá en la oficina, creo que esa es una preguntar estúpida — se respondió así mismo.
— ¿Tienes novia? — pregunté de pronto — o siendo tú, tan guapo creo que es una pregunta estúpida también — dije y río, pero esa sonrisa, no llegó a su rostro.
— El amor no se hizo para mí — declaró.
— Y eso lo dice, alguien a quién le han roto el corazón — afirmé — no te preocupes, sé de lo que hablas, lo he vivido de primera manos — confesé — tuve una historia con Theo, una que estoy intentando olvidar.
— Ya veo — murmuró — pero se nota que aun sientes algo por él y juzgando por como me habló, él también lo siente por ti.
— ¿Otro trago? — ofrecí queriendo ignorar lo que dijo y negó a ello — Es una larga historia.
— Pues bueno, creo que tendremos tiempo para que me la cuentes más adelante — dijo seguro pero no creí que lo lograra — ¿Sabes Bennett?
— ¿Por qué me llamas por mi apellido? — dije, ya que eso me intrigaba mucho.
— Me gusta — su respuesta fue así de simple — a parte de que es único, quiero que cuando alguien te llamen por tu apellido, te acuerdes de mí — lo miré asombrada pero no dije nada —. Volviendo al punto ¿Has escuchado eso que dicen de qué, sólo el que ha sido destruido, sabe como destruir? — asentí, ya lo había escuchado antes y sabía a donde quería llegar — Sé que tú, sabes como destruir — esta vez lo miré boquiabierta pero tenía razón, yo sabía como destruir, aprendí bien de mi pasado y creo que ya lo estaba poniendo en práctica con el hombre que me había terminado de destruir.
— ¿Y tú? — devolví.
— ¡Oh si! Sé como destruir, sé como jugar y me encanta ganar — confesó con orgullo.
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Adelanto el capítulo del lunes, ya que creo que no podré subir ese día.
Que lo disfruten 😉
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