Capítulo 17
Ir al apartamento de Liam, no era una opción, así qué, sin pensarlo tanto, nos escapamos de la fiesta tan pronto como pudimos y nos fuimos a mi apartamento; Leanne estaba dormida y me estuve un rato con ella, para luego volver a mi habitación, donde un desesperado Terence me esperaba, seguía con su gracioso disfraz y sus palabras vulgares me dieron la bienvenida a mi cama en cuanto estuve ahí.
Era la primera que estábamos en mi apartamento y no me puse a pensar en nada más, que no fuese disfrutar sus polvos mágicos — como lo había denominado él —, y vaya que eran mágicos e interminables. Me había hecho volar con cada orgasmo que me daba o provocaba y cuando al fin decidimos dormir, eran las cinco de la mañana y estaba más agotada que nunca en mi vida.
Pero segura estaba que en cuanto me rendí entre sus brazos y nos quedamos profundamente dormidos, una enorme sonrisa atravesaba nuestros rostros y ese había sido mi mejor regalo de cumpleaños en mucho tiempo. Mi mente estaba en blanco, no pensaba en nada malo y después de muchas noches o madrugadas, dormí cálidamente y muy a gusto, no porque mi cama era suave y estaba agotada, sino porque la persona a mi lado, me transmitía paz y tranquilidad, la calidez que su cuerpo emanaba, me hacía sentir plena y feliz y aunque jamás lo aceptara en voz alta, poco a poco iba queriendo un poco más, de todo lo que ambos nos negábamos.
La razón era sencilla.
Ambos habíamos sido lastimados y yo ya tenía suficiente drama en mi vida, como para agregarle más; hasta el momento, los dos estábamos bien con lo que nos dábamos, no pedíamos más, no nos quejábamos porque era poco, simplemente era perfecto tal cual y ambos estábamos bien así. Las horas pasaron y creo que ningunos de los dos se había movido en horas, de la posición en la que nos habíamos quedado después de nuestro último polvo; mi cabeza estaba sobre el brazo de Liam, nuestras piernas seguían enroscadas y la sábana luchaba por aferrarse a nuestros cuerpos desnudos, él emanba un olor delicioso que me hacía querer seguir en aquella posición, pero éramos de carne y hueso y temía que su brazo comenzara a ponerse azul, por la falta de una buena fluidez de sangre. Me moví de manera sigilosa y salí de su lado, lo escuché protestar al hacer aquello, pero su sueño era fuerte, así qué, aproveché para ir al baño y luego de hacer mis necesidades, tomar una ducha y lavar mis dientes, me fui en busca de mi hija con tan solo una playera grande como vestimenta y dejé a mi bello durmiente, disfrutando de un rato mas en la cama.
— ¿Tuviste una buena fiesta, mi niña? — preguntó Dorothea cuando la vi en el pasillo, saliendo de la habitación de mi hija. Me sentí como una adolescente pillada y sabía que me había sonrojado de la vergüenza, cuando ella se rió de mi reacción.
— Ya sabes como es Darcy — dije tratando de evadirla.
— Lo sé, pero ese muchacho en tu recámara es peor que ella — señaló detrás de mi con una sonrisa burlona — mira que son las cuatro de la tarde y apenas te levantas, Darcy jamás te hizo despertar a esta hora — me guiñó un ojo y luego se dio la vuelta para marcharse, quise decirle algo, pero no pude. No me sentía avergonzada porque ella supiese que había alguien en mi recámara, me sentía avergonzada por mi actitud tan descarada y sobretodo porque eso, me hacía sentir mas viva que nunca.
¿Eso estaba mal?
No lo creía, no podía estar mal algo me hacía sentir viva, yo, ya era mayor y sabía tomar mis decisiones y enfrentar las consecuencias de lo que había decidido mal.
Me metí a la recámara de mi hija y me estuve con ella por un buen rato, Liam se nos unió, vistiendo solo el pantalon de su disfraz y dejando su torso desnudo, debo admitir que tuve que disimular un fuerte suspiro al verlo de aquella manera y dejé mis locas hormonas de lado, para concentrarme en jugar con mi pequeña. Liam tenía un carisma nato con los niños y me admiraba la manera en la que mi hija lo aceptaba como si lo conociese desde hace mucho tiempo.
Cuando el tiempo transcurrió lo suficiente, como para que nuestros estómagos rugieran por la falta de comida, fuimos hasta la cocina y dejamos que Dorothea descansara y se fuera de paseo con una vieja amiga, decidimos cocinar y con Liam nos turnábamos para que la comida no se quemara, mientras ambos seguíamos jugando con Leanne.
El timbre sonó y me fui a abrir la puerta, mi corazón se aceleró cuando encontré a Theo, vestido de manera informal y con una sudadera con capucha que cubría su cabeza, miraba con intesidad mis piernas desnudas, su barba había crecido un poco mas y eso le daba un toque de chico peligroso que en otros tiempos, me hubiese vuelto mas loca.
— ¡Theo! — dije casi chillando y con mucha sorpresa. Lo vi tensarse cuando miró a mis espaldas, Liam había llegado con mi hija en brazos.
— Por la manera a la que estoy acostumbrado a que grites mi nombre, me sorprende el tono con el que acabas de decirlo — se mofó y supe de inmediato sus intenciones.
Me quedé estupefacta por su actitud, él podía ser el hombre mas serio y respetable del mundo, pero cuando era atacado por los celos, se convertía en un adolescente hormonado, con urgencia de marcar su territorio.
— Es bueno verte Theodore — saludó Liam, ignorando la estupidez que había dicho el adolescente frente a mi.
— Es una lástima que no pueda decir lo mismo — respondió él sin ocultar su descontento.
Me hice a un lado y con mi mano lo invité a pasar, lo hizo de inmediato y se fue hacia Liam para tomar a Leanne en sus brazos, di gracias que no la haya arrebatado de los brazos de Liam como un animal, miré al chico de ojos marrones pidiéndole una disculpa y él solo se limitó a sonreirme para que me sintiera tranquila. No sabía si Liam sentía celos de Theo, o no los sentía o los sabía disimular a la perfección, pero en ningún momento veía molestia en él cuando estábamos los tres en el mismo lugar.
— Estábamos preparando la cena, puedes quedarte a comer si quieres — lo invitó y casi lo asesino con la mirada cuando hizo aquello.
— ¿Vives aquí? — le preguntó Theo con su voz ronca y demostrando la molestia que sentía.
— Me quedé aquí anoche y pues, ya nos levantamos muy tarde y decidí cenar aquí, con las chicas. Me iré luego de eso — le informó como si hablara con un viejo amigo — me quedara esta noche, pero no traje ropa, así que nena, tendrás que usar las sábanas esta noche — dijo hacia mi con diversión y no supe si me reí o chillé después de escuchar aquello.
— Podemos ir a la recámara de Leanne, si quieres — dije hacia Theo, temiendo que tirara a mi hija al suelo y se fuese en contra de Liam.
Theo asintió y comenzó a ir hacia la recámara, Liam me sonrió con suficiencia cuando casi lo asesino con la mirada, caminé detrás de Theo y cuando pasé por el lado de Liam, me tomó del brazo e hizo que mi pecho, se presionara al suyo, envolvió mi cintura con uno de sus brazos y me observó con diversión.
— Te esperaré en la cocina, serviré la cena para los tres si así lo quieres — susurró cerca de mis labios. Él sabía el efecto que tenía en mi, sobre todo cuando con un simple roce de labios, me hacía desearlo como una estúpida adolescente.
— ¿A qué juegas? — lo cuestioné intentando recomponerme. Contuve la respiración cuando su mano bajó a mi cadera y casi rozó mis pompas.
— A nada, simplemente quiero hacer sentir a Theo en confianza — dijo pero la burla era evidente.
— Eres peligroso — susurré y puse mis manos en su pecho desnudo para separarme de él. Antes de lograrlo, tomó mi barbilla y unió su boca a la mía.
No fue un beso como los que él sabía darme, presionó su boca a la mía con fuerza y mordió mi labio inferior para luego dejarme ir; sus ojos se volvieron mas oscuros y su sonrisa era casi siniestra pero sexy, me dejó ir y mis piernas temblaron por la manera en la que me había hecho sentir en esos momentos. No era el tierno Liam, era mas bien como un chico engreído y demasiado confiado en si mismo, como si él supiese que el trabajo que había hecho durante mucho tiempo, era demasiado perfecto y no tenía ninguna duda a equivocarse, su exceso de confianza, lograba intimidarme hasta la médula. Di la vuelta y caminé hacia la recámara, pero sentía como su mirada me quemaba.
Encontré a Theo jugando con nuestra hija, ella se reía de las tontas caras que él le hacía, debía admitir que era mi debilidad verlos de aquella manera, en mi móvil aun guardaba las fotos que les había tomado antes. Mi hija no lo veía casi nada, pero cuando lo hacía, respondía a él como si pasara cada día a su lado, comenzaba a creer en lo que Dorothea me había dicho antes.
La sangre llama.
Y al ver aquello, sabía que esa hermosa vieja tenía toda la razón; por las venas de Leanne, corría la sangre de Theo y cuando estaban juntos, esos genes se compaginaban a la perfección, saltaban de felicidad y se respondían de manera mutua.
— Es peligroso que te dejes ver — hablé luego de un rato de verlos jugar.
— Ver a mi hija vale todo el peligro del mundo — respondió seguro, me miró con sus ojos verde-amarillos casi en llamas —. Regresé por ti, pero obviamente también por ella — ignoré el revoloteo de mi tonto corazón. Ya no sentía lo mismo por Theo, pero aun sentía y eso hacía que mis emociones se volvieran locas.
— Es peligroso — le recordé.
— ¿¡A caso te importa!? — mis ojos se abrieron demás al escucharlo hablarme de aquella manera.
— ¡Claro que me importa, idiota! — dije en un susurro matador, no quería que mi hija nos escuchara gritar o discutir y rió con burla ante mi respuesta y eso solo me descontrolaba un poco más.
— No mientas Bel, lo mejor para ti hubiese sido que en verdad muriera después de haber sido apuñalado por Nicholas — espetó tratando de controlarse, puso a nuestra hija en su cuna y mi mano picaba por hacer un fuerte contacto en su mejilla después de decir semejante estupidez.
— Con los años te vuelves mas inmaduro e idiota — dije entre dientes, quedamos frente a frente y supe lo mucho que nos costaba a ambos controlarnos — lo mejor para mi hubiese sido que no fueras tan cobarde y te decidieras por mí, solo por mí — odiaba seguir reclamando pero entre nosotros habían muchas cosas por decir y aclarar.
— ¿A si? Para mi hubiese sido mejor que no huyeras, que no me ocultaras que ibas a darme una hija, que me dejaras estar a tu lado ¡Que me hubieses dejado decidir a mi desde un principio! — soltó y tragué con dificultad al escuchar aquello — No te das cuenta que todo esto también es tu culpa, no me permitiste verte después de saber que vivías, me hundí Anabelle, me hundí al saberte viva y no tener idea de dónde estabas, usé a Becca en un momento de desesperación y eso me llevó a embazarla, a atarme a ella.
— ¡Lo hice por tu hijo! — intenté defenderme.
— ¡No! Lo hiciste por egoísta, era mi decisión, no la tuya y decidiste por mí, te fuiste creyendo que era lo mejor, huíste de mí por miedo a que me quedara a tu lado por obligación, cuando todo lo que yo deseaba era estar a tu lado porque te amaba ¡Te amo maldita sea! — mi corazón latía desbocado al escuchar todo lo que salía de su boca y me dolía porque en parte tenía razón y no iba a negarlo —. Reclamas que yo esté con Becca por una promesa y no contigo, pero ¿qué pasa con las promesas que tu me hiciste y no cumpliste por egoísta? Desde el momento que Becca volvió, jamás dudé en lo que quería y era estar a tu lado, ella lo supo, se lo dije yo mismo — cada palabra que estaba soltando solo habría una herida mas profunda en mi interior —. Cuando llegaste aquella noche al apartamento, el día que Nicholas te atacó, nos encontraste en una situación que no era para nada lo que pensaste pero no me dejaste explicarte, creiste lo quisiste creer Bel.
<<Ella me besó, intentó seducirme y demostrarme que aun éramos los mismos cuando estábamos juntos, pero se equivocó, en esos momentos yo solo pensaba en ti, solo en ti y se lo hice saber; ella lo aceptó y luego aparaeciste tu y creíste lo que no era, te fuiste, ese hijo de puta te encontró y cuando creí que te había asesinado, quise morirme, no solo porque te había perdido, sino por lo que tu pensaste que yo había hecho. Luego me entero que estás viva, mi corazón volvió a latir por ti y me niegas la oportunidad de verte; Becca y mi hijo se fueron a vivir conmigo por seguridad y no me dejaste explicarlo, desapareciste de mi vista cuando yo mas necesitaba tenerte, te busqué ¡Maldita sea que te busqué! Y me dolió que no me dejaste encontrarte, me acosté con Becca en un momento de desesperación y cuando creí que no volverías, decidí recompensar mi error con ella, luego apareces y me entero que tienes una hija, creí que era de Ryan y me volví loco pero aun así, yo te quería conmigo. Becca quedó embarazada y descubrimos su enfermedad, luego descubro que tu hija es mía y me entero que te alejaste de mí porque decidiste que era lo mejor para mí y mi hijo ¡Lo decidiste tú, por mí! ¡No yo! Y me culpas por todo cuando ambos somos culpables. Sí, fui un cobarde por mis decisiones pero tú también por huir. Rompí mi promesa con Becca por ti y si tomé la decisión de fingir mi muerte, fue para protegerte a ti y mi hija pero te es mas fácil culparme y no ver que todo, tiene un solo motivo>>
Su respiración era agitada después de decir todo aquello y la mía se había perdido después de escucharlo. Jamás él me reclamó por mis decisiones, incluso no me culpó como creí que lo haría por haberle ocultado lo de nuestra hija, se guardó todo y cuando vino a decirme cada cosa, me quedé sin palabras, simplemente lo veía sin saber que decirle; durante todo el tiempo sin él, me dediqué a culparlo a creerlo un cobarde por alejarse de mí pero... Yo también era culpable y desde hace mucho pensé en eso, estaba consciente de cuánto él me buscó y cómo yo me escondí para que no me encontrara, incluso me molesté con Darcy cuando lo defendía, pero ella había vivido de cerca su reacción al no tenerme, yo en cambio solo me centré en lo que quería creer y le exigí cosas cuando él mas comprometido estaba con una mujer que lo único que hizo, fue aprovechar la oportunidad que yo misma le dejé en bandeja de plata, porque esa era la única verdad.
Fue mi decisión alejarme de Theo, no suya y al hacerlo, le entregué a Becca la oportunidad de acercarse a él y recuperarlo y ella fue muy inteligente al aprovecharla y aunque ella no se lo haya buscado ni haya querido tal cosa, su enfermedad le había jugado a favor y al conocer el corazón de Theo, sabía que no era capaz de dejarla, no porque la amaba mas de como decía amarme a mí, si no porque yo misma lo comprometí con ella y hasta ese momento me daba cuenta del error tan grande que había cometido al alejarme de él.
Fui yo la que huí de él, fui yo la que tuvo miedo de que él estuviese conmigo por obligación, fui yo y sólo yo la creyó que su amor por mi era tan poco y no se decidiría por mí, jamás tomé en cuenta su opinión y esa había sido la peor cagada de mi vida.
— Me es difícil y muy doloroso saber que ahora estas con él — señaló hacia la puerta y supe que lo hacía para señalar a Liam, que estaba en la cocina — ver la confianza que él tiene al saber que está haciendo muy bien su trabajo, es lo más difícil Bel, porque me doy cuenta que yo no te perdí cuando decidiste alejarte de mi, lo estoy haciendo ahora, que veo ese brillo instalado en tus ojos, cada vez que estas con él.
Una lágrima recorrió mi mejilla sin que pudiese detenerla, aun estaba sin palabras y es que... ¿Qué iba a decir en realidad? Si aceptaba cada cosa que Theo había dicho, yo aceptaba mi mas grande error. Mi verdad era que siempre tuve miedo a amarlo y fui una maldita insegura cuando Rebecca volvió.
De nada me había servido ser independiente y convertirme en una mujer fría después de tantas decepciones, si al primer obstáculo que tuve, huí como una cobarde y no me importó el dolor del hombre que había amado con locura. La verdad era esa, sencilla y dolorosa, abandoné al hombre que amaba por mi maldita inseguridad y cuando me di cuenta de todo, entendí que no había sido su culpa estar en la situación que estábamos, había sido mía también y tenía que enfrentarlo.
— ¿Lo amas? — preguntó con su voz temblorosa y mi corazón se encogió al ver el miedo en sus ojos por la respuesta que yo podía darle.
— Si dejo todo atrás, si te lo pido ahora mismo ¿Dejarías a Becca por mi? — pregunté en un intento por evadir aquella pregunta que él me había hecho.
— Pídemelo — dijo seguro y mi corazón se detuvo.
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