Extra III - Alfa Zafiro

Desde joven, YoonGi no se veía a sí mismo liderando una manada. Siempre pensó que su hermano mayor se haría del puesto y él sería el hijo rebelde, buscapleitos de la familia. No obstante, no contó con que se encontraría con JiMin, su omega, su pareja destinada. A decir verdad, toda esa historia que vivió con el chico de ojos zafiro, le hizo replantearse su vida. Ese año que estuvo a prueba para ascender y volver a reencontrarse con JiMin, se quedó pensando en el futuro.

¿Se volvería el alfa que tanto se negó a ser?

Y es que detestaba el negocio de su familia, detestaba la opulencia y las amistades por conveniencia. Detestaba esa vida artificial que podía llegar a ser asfixiante y que creyó carecía de cualquier emoción. Como siempre, estaba equivocado. Cuando quedó en el puesto de NamJoon en la empresa y tuvo bajo su liderazgo a muchos trabajadores, se percató que sí podía ser un líder. Aunque muchos le temían por su carácter, YoonGi recibía mucho apoyo. A pesar de malos tratos y burlas que vivió en los primeros meses, después de hacerse respetar mediante su trabajo —y algunas peleas por ahí—, muchos le seguían y confiaban en él.

Le hubiese gustado despedirse adecuadamente de todos con los que convivió durante ese año, pero JiMin era y siempre sería primero. Eso le quedó bastante claro cuando volvió a verlo, tan elegante y hermoso como lo recordaba. Haciendo un recuento de su vida con JiMin luego de haberse unido podía enumerar los siguientes hechos:

· Calificó como alfa después de los tres meses de prueba.

· Nacimiento de su hijo MinYong.

· Proponerle matrimonio a JiMi.

· Boda con su omega.

· Nacen sus gemelos.

· Habiéndose cumplido cinco años asciende como alfa líder.

Durante sus cinco años de estancia ahí, además de adaptarse al acento manejado en Busan, aprendió el negocio de la familia, se volvió un gran apoyo para su suegro y se ganó el respeto de muchos que no aceptaban que el hijo problemático de los Aulladores estaba liderándolos. JiMin era muy querido entre su gente, eso le quedó claro a YoonGi pues a cualquier lugar al que iba, JiMin recibía regalos, elogios y sonrisas. YoonGi siempre se mantuvo alejado, admirando el cariño con que bañaban a su pareja. Siempre a su lado, acompañándolo.

Al volverse el alfa dominante, era obligatoria su asistencia en la Gran Reunión. Siendo su primer año no llevaron a su pequeño MinYong pues sólo podían presentarlo ante la sociedad tras pasar por su primer cambio. Se sintió extraño estar entre tanta gente desconocida y que debía fingir que recordaba. JiMin le había ayudado a reconocer algunos alfa y qué hacía su familia; era como un apuntador, pues conocía a la mayoría. YoonGi se sentía abrumado de recibir tanta atención pues era reconocido por su gran labor en aumentar y potenciar la empresa de telecomunicaciones que tenía a su cargo, además de abrir una fundación para jóvenes músicos que quisieran estudiar o financiarse para poder sacar un EP, sencillo o álbum. Fue algo bastante innovador entre la sociedad que recibió muchos elogios por su trabajo.

Todo parecía marearlo y sólo JiMin le hacía saber que no estaba solo. Su lazo se había fortalecido y le era grato saber que, con sólo un toque o mirada, su omega lograba calmarlo. Y pensar que seis años atrás no quería tenerlo por pareja.

—¿Qué sucede, YoonGi? —llamó por lo bajo JiMin, quien le miraba con cierta confusión. Durante la velada, su alfa había estado tenso y estresado, por lo que había estado tratando de calmarlo, sin embargo, en un instante sus emociones cambiaron y se volvieron cariñosas y hasta nostálgicas. Eso le preocupó.

—Sólo recordé que hace unos seis años te quise mandar al demonio —replicó YoonGi con una sonrisa amarga, tomándole fuerte de las manos y mirándole con un poco de culpa. JiMin no pudo evitar acercarse y acariciar la mejilla ajena, sonriéndole dulcemente.

—Y ahora estamos casados y con tres hermosos hijos —consoló con ternura JiMin—. Éramos jóvenes, YoonGi, no tiene sentido que te culpes a estas alturas.

—No es culpa, es... No sé... Siento mucha felicidad de estar aquí, de tenerte a mi lado y estar unido a ti. —YoonGi lo miró a los ojos con un brillo sin igual. Sus orbes eran oscuros, sin embargo, en ese momento parecían piedras preciosas. JiMin se sintió tan sobrecogido por el amor que destilaban de su mirar, que no pudo evitar darle un beso casto en sus labios, separándose cuando sintió que iban a profundizar.

—Estamos en la Gran Reunión, Gi-nie —reprendió JiMin con una sonrisa traviesa.

YoonGi negó con la cabeza, resignándose a que debía de comportarse.

Siguieron saludando y conversando con algunas familias más, haciéndose de contactos para futuros proyectos. TaeHyung ese año no se presentó pues se encontraba fuera del país, llevando el entrenamiento de la manada Fuego a Europa. JungKook le siguió pues resultó ser que él era el entrenador de la nueva élite de rastreo. TaeHyung enseñaba tácticas y formaciones, compartiendo la basta experiencia que había adquirido gracias a su padre ChanYeol. JiMin estaba muy feliz por su amigo que había llegado tan lejos y que nunca abandonaría a su pequeña Nana, que se había llevado para que pudiera continuar sus estudios en el extranjero.

Todo estaba bien en el evento, sin embargo, arribó la última pareja que no se había presentado en la velada: NamJoon y HoSeok, la pareja dominante de Aulladores. YoonGi se había rehusado a siquiera saber de su hermano, pues no quería vincular a su bastardo hermano con su querido JiMin. Cuando todos los demás invitados notaron que, después de tantos años, se volverían a ver los hermanos problemáticos de los Aulladores, hicieron un camino que conectaba ambas parejas, mirando pasar a un orgulloso NamJoon, que llevaba de la mano a un preñado HoSeok.

YoonGi tan sólo los miró, con expresión dura y colocando a JiMin un poco atrás de él, como si quisiera protegerlo de algo. Todo quedó en silencio cuando NamJoon quedó frente a su hermano menor, mirándolo con el ceño fruncido y posiblemente confundido. HoSeok estaba sorprendido de ver a la pareja, admirando cómo JiMin se encontraba radiante y YoonGi parecía ser alguien protector de su familia, colocando a su omega atrás de él, alejándolo instintivamente de su hermano mayor.

Ambos hermanos no se quitaban la mirada y parecían reacios a hablar, si no es porque HoSeok decidió romper el incómodo silencio, sonriendo amable, mirando a JiMin.

—Tiempo sin vernos, JiMin-ah —habló calmo HoSeok, acaparando la atención del aludido, quien le miró un poco desconcertado al inicio, pero después animándose a seguir el plan de su viejo conocido.

—Seis años, si no mal recuerdo —respondió tranquilo JiMin, transmitiendo paz a su pareja, saliendo de su protección para quedar a su lado y enganchar su mano en el brazo ajeno.

—Sí —rio HoSeok, acariciando su abdomen de ya unos cinco meses de gestación—, seis años justos. ¿No es así, Joon-ie? ¿Por qué no saludas?

NamJoon intercaló su mirada entre HoSeok, JiMin y al final YoonGi, que seguía serio, con aquella aura dominante que ahora se veía potenciada al tener una familia.

—Hola —saludó sin muchas ceremonias, NamJoon, sonriendo afable ha JiMin para después observar a YoonGi y ofrecerle la mano a su hermano menor.

YoonGi seguía teniendo cierto resentimiento hacia su hermano mayor, no obstante, debía admitir que habían pasado varios años y gracias a su mierda pudo encontrarse con JiMin. Quizás era momento de hacer una tregua.

—Hola —respondió brusco YoonGi, estrechando con fuerza la mano de su hermano y retirándola rápidamente, pues quería evitar el contacto físico. Cuando su mirada se fijó en el resto de los invitados que estaban expectantes a lo que sucedería, supo que estaban siendo el centro de atención—. Es una tregua. Vuelvan a sus asuntos.

Ante tal comentario todo volvió a la normalidad y dejaron de mirarles. JiMin le codeó un tanto molesto por su comentario, y para evitar que le dijera algo, le besó la frente, calmando a su omega. Tal muestra de cariño no pasó desapercibida por su hermano mayor que no estaba seguro del comportamiento de su hermano.

Al parecer, YoonGi, se ha convertido en una buena pareja —habló en su mente HoSeok, mirando a la pareja susurrarse algo al oído.

Es raro verlo así de afectivo —replicó no muy convencido NamJoon.

YoonGi sabía que su hermano tenía sus dudas y quería dejar todo por la paz, pues no quería que el embarazo de HoSeok tuviera complicaciones por alguna pelea que pudieran tener. Así que se giró, mirando a su hermano con resolución.

—Mira, quiero estar en esta mierda tranquilamente, así que, si dejarás de mirarme como un retrasado, creo que ayudaría. —NamJoon lo miró sorprendido para después sonreír.

—¿Acaso no quieres que JiMin-ie presencie una pelea de hermanos?

YoonGi se molestó por la forma tan cariñosa con la que NamJoon llamó a JiMin, por lo que se plantó frente al mayor.

—De una vez te aclaro que no vuelvas a llamar así a JiMin, ¿entiendes, bastardo? —Ambos omegas estaban preocupándose por la tensión que se estaba percibiendo en el ambiente—. Y, en segundo lugar, si no quiero tener una discusión fraternal con el estúpido de mi hermano, es porque yo sí pienso en el cachorro que HoSeok está esperando. Y si eres el alfa tan respetable y responsable que medio mundo me ha estado diciendo que eres, entonces preocúpate por tu pareja, imbécil.

Dicho aquello, YoonGi tomó de la mano a JiMin y se alejó del lugar, caminando directo a los balcones que había fuera de los baños; el lugar donde fue un hijo de puta con JiMin. Al llegar ahí, soltó la suave mano de su omega y se recargó en el barandal, respirando el aire fresco de la noche. Las pequeñas manos de su pareja acariciaron su espalda y su aroma se volvió intenso, siendo el último recurso que JiMin usaba para tranquilizarlo y que era tan efectivo como sus besos. Al haberse tranquilizado, miró el cielo, pensando en su vida.

—Lamento lo de allá adentro —se disculpó YoonGi, mirando por sobre su hombro a su omega, quien sonrió y asintió.

—No te preocupes, ahora entiendo por qué lo odias y no me dejaste invitarlo a casa nunca. Es un estúpido —dijo suave JiMin, haciendo reír a su pareja.

—Lo es —afirmó ya más tranquilo, rodeando con su brazo derecho los hombros estrechos de su pareja—. Te seré sincero, creo que TaeHyung hubiera sido una buena compañía esta noche.

—¡Wow! ¿Quién eres y dónde esta mi YoonGi que odia a TaeHyung?

El pelinegro no pudo evitar soltar una carcajada, sabiendo que estaba haciendo la revelación del siglo.

—Sólo no le digas —pidió YoonGi.

—¡¿Por qué?! Esto es sorprendente, JungKook y yo ya nos habíamos rendido a que ustedes jamás se llevarían bien.

—Amor...

—Se lo diré cuando sean las vacaciones de verano de los niños —continuó JiMin.

—Min-ie...

—Es más, ¿por qué esperar tanto? Le voy a enviar un mensaje. —Tan pronto lo dijo, sacó su móvil y empezó a redactar un mensaje. YoonGi resopló rendido, viendo a su omega teclear con rapidez la revelación milenaria.

—¿Qué haré contigo? —dijo lastimero cuando vio que presionó el botón de enviar.

—Amarme, no tienes otra opción.

YoonGi rio por lo bajo sin decir nada sino simplemente estrechar el abrazo con su omega. Ambos miraban el cielo oscuro con luna llena. Ambos disfrutando de su vida como pareja...

—YoonGi —llamó JiMin—, no te arrepientes, ¿verdad?

—¿De qué?

—¿De haber dejado tu vida aquí, tu familia... sólo para pertenecer a otra e incluso volverte el alfa dominante sabiendo que tenías todo en contra? —inquirió JiMin, girando su cabeza para verlo. YoonGi hizo contacto visual con su omega, viendo esos hermosos zafiros centellar.

—No —respondió sin miramientos—. Aquí no tenía un lugar, JiMin-ie. Todos o la mayoría me detestan por todas las mierdas que hice siendo más joven. Mi hermano y yo nunca nos hemos llevado bien y después de lo ocurrido con HoSeok, ha sido más difícil. No es que me interese iniciar una relación fraternal con él, porque en realidad no espero nada de él. Mis padres quizás son lo único que pudo haberme atado aquí, pero no fueron suficiente. Nada puede ser más importante que tú y mis hijos, Min-ie. Ustedes son mi familia y mi hogar, no planeo irme, eso tenlo por seguro.

JiMin lo miró boquiabierto, con los ojos acuosos y dibujando una de esas sonrisas dulces que tanto amaba YoonGi.

—Este lado tuyo... Me sorprende que los empleados no me crean cuando les digo que eres cariñoso —comentó JiMin, riendo un poco—. Me he enterado de algunas cosillas, YoonGi-ah.

El aludido se encogió de hombros, sonriendo autosuficiente.

—Sólo contigo puedo ser así, el resto me importa una mierda. —YoonGi soltó una carcajada al recordar algo—. Aunque, tú no te quedas atrás, después de lo que hiciste con Jackson hace seis años, nadie quiere hacerte enfadar.

—Eso explica por qué todos se portan tan gentiles —concluyó el omega, para después asentir—. Me gusta. Pueden pensar que te domino.

YoonGi enarcó las cejas completamente sorprendido de lo dicho por su pareja, riendo a carcajadas.

—Sí, tanto me dominas que tenemos ya tres hijos. Sigue soñando, lindo.

—Una cosa es lo que ocurre en la cama y otra muy diferente es que te puedo patear el trasero —aseveró JiMin, cruzándose de brazos a la altura de su pecho.

—No pienso negar eso.

Ambos se miraron sonrientes y unieron sus labios, sintiendo el amor fluir en ellos. Un amor maduro y que sólo una pareja destinada podía percibir.

—Te amo —dijeron al unísono al romper el beso.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top