Epílogo/Capítulo 6 (Parte 2)

Posteriormente a que la conexión se hiciera, todos se enteraron que ya eran pareja. Los padres de ambos estaban sorprendidos y a la vez alegres. El caso de TaeHyung fue muy aparte, pues no aceptaba que su amigo se hubiese unido con aquel bastardo; afortunadamente, JungKook estaba ahí para castigar a su alfa y así los berrinches que profería su pareja, no siguieran.

Se suponía que el mayor era TaeHyung, ¿no?

Los días de la Gran Reunión pasaron y fueron los más especiales para JiMin. YoonGi, a pesar de su carácter tan bien conocido, le trataba con delicadeza, demostrando que le aceptaba y estaba contento con lo que había sucedido. En cuanto a su salud, al parecer los temblores ya no estaban, aunque la taquicardia parecía seguir. Ya era el último día de la Gran Reunión y los alfas líderes de las Cinco Céntricas llamaron a YoonGi y a JiMin.

La joven pareja no sabía exactamente qué esperar de semejante solicitud. El pelinegro tenía una ligera idea y los nervios amenazaban con aparecer, sin embargo, sólo era cuestión de ver a su pareja de hermosa sonrisa y ojos hipnotizantes, para calmarse. Mientras tanto, JiMin seguía dándole vueltas al pensamiento de lo que sería su manada. No había pensado qué sucedería después de unirse con YoonGi y por un lado no se arrepentía, pero por el otro temía por su familia y manada.

—¿Te preocupa tu manada? —cuestionó YoonGi abrazando por la espalda a su desnuda pareja, besando su nuca.

¿Cuántas veces había caído ante los encantos de su adorable pareja y hacerlo suyo en aquella cama que pronto se amoldaría a sus cuerpos?

—Sí —respondió sincero, suspirando ante las caricias delicadas.

—Dentro de poco debemos ir con ellos —recordó el pelinegro estrechando con mayor fuerza al menor.

—Lo sé —replicó con una ligera sonrisa en sus labios.

Esa sensación de aceptación de recibir gestos llenos de ternura, estaban embriagándolo de una felicidad y un placer hermoso. Hubo ocasiones en las que se imaginó cómo sería YoonGi siendo cariñoso, y ahí estaba, viviéndolo en carne propia.

—Vamos —sentenció suave YoonGi, separándose del menor e ir por sus ropas regadas en el piso.

JiMin se giró para admirar la parsimonia con la que mayor se colocaba cada una de sus prendas. ¿Se había apresurado? ¿Debió dejar pasar el tiempo y permitirse conocer? ¿Se estaba arrepintiendo? ¿No había esperado por ese día en el cual YoonGi llegara victorioso de haber concretado una condición impuesta por sus familias? YoonGi le había dicho que lo había hecho, ¿no?

—¿JiMin? —llamó preocupado YoonGi al ver al menor con unas cuantas lágrimas en sus ojos —. ¿Te lastimé? ¿Estás bien?

El de cabellos rosas, sin más terminó de acercar al preocupado alfa y así besarlo con intensidad, sintiendo su pecho cálido. Sí, había estado bien, había esperado lo suficiente, habían pasado por un momento difícil y, aunque separados, lograron superarlo.

—Te amo —confesó por enésima vez el menor, luego de aquel beso arrebatador.

—Lo sé —respondió quedo YoonGi, sintiéndose mal al no decir lo que su pareja esperaba.

—Vamos —anunció JiMin, separándose del otro con una sonrisa débil en sus labios y dirigirse a su armario para tomar prendas limpias y así marcharse al baño y cambiarse.

YoonGi resopló, pasándose las palmas por su rostro completamente frustrado de sí mismo al no responder a ese "Te amo" sincero y que le llenaba por completo. Se lo había dicho cuando se unieron, pero después le costaba trabajo pronunciarlo. En silencio terminó de vestirse y después acomodar un poco la cama, distrayéndose de esa agobiante sensación de molestia.

JiMin salió completamente vestido, deslumbrando a su pareja por su porte y belleza. Como siempre. Sus orbes se encontraron y una tensión se instauró entre ellos, sabiendo que era por esa frase tan pequeña, tan sencilla y a la vez tan difícil de expresar.

—JiMin —llamó YoonGi, acercándose al otro con cautela —. Perdón —dijo estando cerca y habiéndole tomado la mano.

Ese "Perdón" le resultó tan honesto y con un significado tan profundo que no pudo evitar apretar un poco el agarre, entendiendo lo difícil que le resultaba a YoonGi decirlo; aunque se lo había confesado esa noche en la que se unieron y eso le bastaba al menor, a pesar de que deseaba escucharlo con mayor frecuencia.

—Descuida, entiendo —respondió afable, con ternura y cariño abrasador.

El pelinegro sintió un gran alivio y sonrió de medio lado, tirando de la mano del de cabellos rosas y salir de la habitación. Caminaron por los pasillos de la casa, dirigiéndose al estudio del padre de JiMin, donde se encontraban todos los alfas de las Cinco Céntricas.

Un poco cohibido, JiMin se apegó a su pareja quien mantuvo su expresión seria, fría y segura. YoonGi le transmitió al menor un poco de tranquilidad, intentando calmarlo.

—Buenas noches —saludó el líder de la manada de la Noche, que tenía por nombre JongDae, recibiendo una inclinación como muestra de respeto para después, con un gesto de mano, pedir que todos los ahí presentes se sentaran en las sillas que había en aquella mesa cuadrada de madera fina.

—El motivo de esta reunión es por ustedes —habló nuevamente el líder, sonriendo con aires de amabilidad —. Joven pareja proveniente de tan poderosas y respetadas manadas. JiMin y YoonGi, un gusto tenerles aquí.

Los nombrados inclinaron la cabeza, viendo a los ojos al líder.

—Mis más sinceras felicitaciones, en estos tiempos es más difícil hallar la pareja destinada; son afortunados, jovencitos —se sinceró JongDae, mirándoles con alegría.

—Gracias —respondieron al unísono.

—Bien —añadió el líder —, el motivo es para determinar si habrá fusión de manadas, traspaso de poder o disolución.

JiMin fue el más sorprendido de aquello, pues se iba a discutir lo que tanto temía. Con discreción miró a su padre quien mantenía el semblante serio sin mostrar sus emociones.

—¿Propuestas? —solicitó JongDae, mirando a todos los presentes y deteniéndose en la joven pareja —. ¿Muchachos?

JiMin miraba con fijeza la mesa, viendo su reflejo tratando de buscar una solución, pero, por los nervios, no la encontraba. Una mano cálida, firme y segura se posó en su muslo izquierdo atrayendo su atención y dirigir su mirar a YoonGi, quien le miraba impasible. ¿Qué haría el mayor?

—Traspaso de poder —respondió YoonGi, mirando fijamente al líder, quien sonrió cual guasón—. Eso propongo.

—Oh, vaya —exclamó quedo el líder, recostando la espalda en el asiento —. Me encantaría escuchar sus razones, joven YoonGi, segundo hijo de los Aulladores.

El pelinegro tomó aire, apretando un poco más el muslo de su pareja. Lo que estaba proponiendo sumaría un gran peso sobre sus hombros, pero no quería que su lindo JiMin se viera triste. Algo que realmente detestaba.

—Los Zafiro no poseen un hijo alfa que pueda suceder al líder, y en los Aulladores... NamJoon parece buen candidato —dijo sincero, siendo conciso en lo que quería decir.

—¿Me está diciendo que planea sacrificar su nombramiento de pertenencia para ponerse aprueba en una manada ajena? —inquirió curioso el líder.

—Sí, eso quiero —afirmó YoonGi, dejando perplejos a su padre y a JiMin.

—Interesante —reconoció JongDae —. Demasiado arriesgado y más en estos tiempos. Un alfa nato y con fuerte apego a su nombramiento de pertenencia habría elegido la disolución de la manada de su pareja o quizás la fusión, aunque es muy poco eficiente. Debe amar demasiado a su omega, joven YoonGi.

Todos los presentes miraban con asombro al pelinegro quien parecía muy decidido en lo que decía. JiMin miraba intercaladamente entre el padre de YoonGi y el propio, buscando una negativa o algo, pero les encontró sonrientes; uno de alivio y empatía mientras el otro lo hacía con orgullo.

YoonGi estaba haciendo ese sacrificio por él.

—Debe saber los riesgos que puede correr, joven Yoongi —continuó el líder —. Estará a prueba por un periodo de tres meses, ahí le evaluaremos como alfa. Sabe la sanción y el trágico final que puede haber si no se desenvuelve adecuadamente.

El pelinegro no titubeó y simplemente con voz cansada afirmó que sabía en lo que se estaba metiendo, pero lo haría, por JiMin más que nada.

—Bien, ¿alguna objeción?

Nadie levantó la mano.

—En ese caso, líder Zafiro, le quiero felicitar, la Gran Reunión ha sido agradable. Gracias.

Todos se inclinaron ante el padre de JiMin y el menor no pudo sentirse más feliz por su progenitor.

¿Así de fácil había sucedido todo?

--------------------------------

—YoonGi —llamó tímido JiMin.

Había terminado la reunión y los invitados disfrutaban del día antes de su partida por la noche. YoonGi y JiMin se encontraban a las orillas del bosque, observando el asado que se estaba realizando en el jardín trasero de la casa de los Zafiro. No habían hablado sobre lo ocurrido durante la reunión, simplemente salieron y se dedicaron a caminar por los pasillos, mientras el menor le hablaba sobre la historia de algunos retratos familiares. Fue la comida y después se dedicaron a ver una película, posponiendo una plática importante. Dieron las seis de la tarde y decidieron salir a tomar aire. Permanecieron callados, observando el ocaso.

—Lo hago por ti, Min-nie —confesó YoonGi sin ver el rostro sorprendido del menor.

—¿De qué estás hablando?

—El traspaso de poder es lo más conveniente en tu situación... en nuestra situación —dijo calmo, siendo honesto y sintiendo un ligero temor a que JiMin se enfadara.

El menor suspiró, procesando lo dicho y razonando lo que había ocurrido. Si bien, se sentía agradecido con él pues había pensado en su bienestar, sin embargo, temía lo que pudiera suceder cuando entrara en vigor los meses de prueba.

—Es demasiado —respondió JiMin de forma queda, atrayendo la mirada molesta del otro.

—¿Demasiado? ¿Estás bromeando? Porque son muy malas tus bromas.

—No, estoy diciendo lo que pienso.

—JiMin —repuso serio, estremeciendo con su mirada penetrante al menor —, esto no es nada comparado a este maldito año que pasó. ¿Sabes lo que pasé sin ti, viviendo de fotos y de informes tuyos, no pudiendo ir a buscarte para pedirte perdón cuando caí en cuenta que te necesitaba? No, esto no es demasiado, porque te tengo aquí, eres mío y estamos unidos. Así que deja de compadecerte de más y mejor piensa dónde me vas a meter porque me mudaré aquí, eso seguro.

El menor había quedado sin aliento, viendo fijamente aquellos pozos que adoraba contemplar. Quizás estaba exagerando al preocuparse de más. ¿Acaso estaba dudando de YoonGi?

—¿Confías en mí? —inquirió el pelinegro, tomando de la mano a un dudoso omega.

¿Por qué estaba dudando en responder? ¿Por qué?

—Ah... YoonGi...

Sin más, el mayor estampó sus labios con los suyos, demandando un beso necesitado y con sabor amargo por el dolor de no tener la entera confianza de JiMin. Sí, a YoonGi le dolía al ver esa duda en su pareja, a pesar de estar unidos, de compartir un lazo importante.

—Por favor, confía en mí, Min-nie —suplicó el mayor al deshacer el beso y juntar sus frentes.

—Lo haré —aseguró el menor, convenciéndose que debía alejar las dudas, los miedos y permitir que esa conexión hermosa fluyera entre ellos.

—Bien.

Al separarse, miraron las estrellas tildar en el cielo oscuro. JiMin se esforzaría por su lazo, por YoonGi.

—Ammm... YoonGi.

—¿Mmmh?

—¿Cómo que viviendo de fotos e informes míos?

El pelinegro le devolvió la mirada, topándose con orbes curiosos y en los que se reflejaban algunos destellos de las estrellas.

—Cada principio de mes recibía una caja con fotos e informes de tu salud, de cómo ibas evolucionando.

—¿Quién te las mandó?

—No lo sé, nunca había remitente.

—Qué extraño.

—Lo es, pero agradezco a aquella persona porque sin eso muy probablemente no estaría aquí.

—¿Ah?

—Me habría rendido —confesó, abrazando al menor y dejándose caer en el césped.

—¿Por qué?

—Supongo porque caería en la idea de que habrías encontrado a alguien más, olvidándote de quien te hirió profundamente, pero recibir aquello simplemente alimentaba mis esperanzas de volver a verte y seguir con la condición. ¿Sabes? Cada mañana veía la foto que más me gustaba de ese mes y decía "Deséame suerte", yendo a trabajar pensando en ti.

JiMin se ruborizó completamente pues no era normal escuchar hablar de esa manera y con tanta soltura al mayor.

—¿Por qué estás rojo? ¿Tienes fiebre?

El menor negó y simplemente se cubrió el rostro con sus manos.

—Esto es tan vergonzoso.

—Vergonzoso.

—Escucharte decir todo... todo eso...

—Es lo que ocasionas, Min-nie.

—¡Agh! Cállate.

--------------------------

Habiéndose ido el último invitado, los Aulladores y Zafiro se encontraban en la sala, discutiendo sobre cómo sería el traspaso de poder.

—Durante los tres meses, estarás yendo de misión en misión hasta que tengas todos los requisitos que debes tener como alfa para dominar mi manada —explicó el padre de JiMin con semblante serio —. El traspaso de poder será hasta haber cumplido cinco años como segundo al mando, claro si pasaste la prueba. Te daremos una habitación y...

—Dormirás con mi hijo —intervino la madre de JiMin, desconcertando a todos.

—Eh... querida...

—Va contra las reglas, amiga —replicó la madre de YoonGi.

—No me interesa, ya están unidos, separarlos a tan temprana edad de realizarse la unión, sólo traerá problemas... para ambos.

Era verdad, los primeros seis meses de una pareja ya unida eran cruciales, se establecían vínculos afectivos propios de la pareja, lenguaje corporal único, formas de tratarse, además de reforzar la confianza y la unión a los seis meses. Todo un proceso de aceptación total.

Dicho aquello, nadie objetó y se zanjó esa parte de la conversación.

—Bien —habló nuevamente el padre de JiMin —, aquí está la Carta de Negación.

Una hoja con el ícono de las Cinco Céntricas como fondo de agua, fue extendida hacia los padres de YoonGi quienes tragaron grueso pues con esa carta se negaban a su hijo y su pertenencia a la manada. La madre del pelinegro miró a su hijo con ojos acuosos.

Iba a ser doloroso.

—Les dejaremos un momento —anunció el alfa Zafiro, tomando de la mano a su pareja y llamando con un gesto a su hijo quien estrechó la mano de YoonGi y se retiró.

Estando solos los Aulladores, hubo una ligera tensión de saber lo que pasaría al firmar.

—¿Estás seguro, bebé? —inquirió la madre de YoonGi.

El pelinegro le miró por largos segundos para después sonreír.

—Veanle el lado amable, ya no seré su dolor de cabeza —bromeó para aligerar un poco el ambiente.

—¡Oh, mi vida!

Sin más, la mujer se levantó de su lugar y fue a abrazar a su hijo, sollozando y llenando de besos el rostro del otro que le permitió hacerlo porque sabía sería la última muestra de afecto que tendría en un buen tiempo por parte de su madre.

—Esto es demasiado, hijo —intervino su padre, mirándole con deje de tristeza.

YoonGi rodó los ojos.

—No es nada —respondió con deje de fastidio —. JiMin me dijo lo mismo y créanme que esto en verdad no será nada comparado al año que pasé sin él. No se preocupen, estaré bien.

Su padre sonrió orgulloso y alegre.

—Además —añadió —, sé que NamJoon liderará los Aulladores mejor a si yo lo hiciera —reconoció, sorprendiendo a sus padres.

—Hijo —exclamó la mujer, parpadeando constantemente desconcertada.

—Ha sido un honor ser tu padre, estoy orgulloso de ti —confesó su padre provocando que tragara grueso y su rostro se descompusiera por breves instantes —. Confiaré que honrarás a tu pareja, a su manada y te volverás digno alfa de Zafiro.

Sin decir algo más, su padre trazó su firma en aquel documento. Su madre, regalándole una deslumbrante sonrisa, firmó de igual forma. Cuando el papel quedó con aquellos trazos tan conocidos, la familia se fundió en un abrazo que tocó lo más hondo en YoonGi.

Su lobo aullaba de felicidad porque había sido reconocido su esfuerzo, había recuperado a su pareja y se había unido a ella. Por primera vez en años, se sentía completo.

---------------------

CINCO AÑOS DESPUÉS

—¡Ugh! Está muy apretada, amor —se quejó YoonGi, contagiándose de la risilla traviesa de su adorable JiMin.

El tiempo pasó volando. Fueron los tres meses de prueba más extenuantes de su vida y los más confortantes por tener ahí a su JiMin. Ese muchacho que se había vuelto más y más hermoso conforme el tiempo transcurría. El tinte rosado se había caído con el tiempo y ese plateado encantador adornaba su cabeza. Sus ojos azules como el zafiro mismo seguían hipnotizándolo, calmándolo y recordándole a quién le pertenecía.

Fueron meses para poder llenar aquellos requisitos para ser considerado un alfa propio para la manada Zafiro. El día que le anunciaron su completo éxito en los meses de prueba, recibió una noticia que por poco y le causa un desmayo.

Iba a ser papá.

No se lo creyó cuando JiMin se lo dijo al llegar a casa. Pensó que era una broma, de esas que el menor se encarga de tornarlas todo menos graciosas, adquiriendo un rubor encantador en sus mejillas rellenitas por la vergüenza.

Fue hasta que sintió el vientre abultado de su pareja, ese aroma dulzón que despedía y el sentimiento de saber que había un pequeñín formándose en el interior del chico que amaba.

El tiempo siguió. Hubo peleas, llantos, enojos, regaños, felicidad, sonrisas... Hasta que nació el primogénito. Un lindo varón que por nombre le pusieron MinYong. El chiquillo nació con los ojos como su padre y el cabello castaño. Fiesta hubo, manadas reunidas y viejos amigos y conocidos asistieron.

Para YoonGi fue duro comenzar la crianza de su hijo. A veces se sentía muy estricto con él por lo que se volvía más blando siendo regañado por su pareja. Batallaron para ser buenos padres y no cometer errores graves. Gracias a la madre de JiMin, no estuvieron tan solos y perdidos en cuanto al cuidado. Lo cierto es que a YoonGi le hacía feliz volver a casa luego de un día de trabajo y encontrarse con su pareja y su pequeño. Sólo con verles él podía asegurar que su esfuerzo valía la pena.

¿Así se siente ser padre?

—Eres un exagerado, Gi-nie —sentenció juguetón JiMin, plantando un beso en los labios a su ya esposo desde hace tres años.

De sólo recordar cómo fue que le pidió matrimonio, se muere de risa. Nunca había visto a YoonGi completamente empapado de champaña y con expresión de sorpresa. Desde ahí tomó nota de nunca dejar que el mayor abriera una botella de alcohol: todo termina empapado.

—Claro, como tú no llevas corbata —ironizó YoonGi, sonriendo divertido al ver la expresión de "Sí, ajá" del menor.

—Bueno, resulta que yo no soy alfa —atacó el menor, alejándose hacia la cuna de uno de los gemelos que había comenzado a llorar.

—¿Qué insinúas?

—¡Papi! ¡Papi! —gritó un inquieto MinYong que había entrado a la habitación de sus padres vistiendo un traje beige, como el de JiMin.

—¿Qué ocurre, campeón? —inquirió paternal YoonGi, tomando en brazos a su hijo de ya casi seis años.

—¡Min-ssi! —gritó la madre de JiMin.

—¡Abu me quiere poner una corona de flores y yo no quiero! —dramatizó el chiquillo, abrazándose al cuello de su papá.

—¿Qué tiene tu madre con las coronas de flores? —preguntó intrigado YoonGi a JiMin, quien tenía cargando a Gemelo 1 (le resultaba más fácil recordarlos así a sus nombres, ya que siempre se revolvía) quien bebía energéticamente del biberón que le había preparado.

—Ni yo sé, tengo traumas con esas cosas gracias a ella —respondió JiMin, haciendo reír a su pareja.

—¡Aquí estás, bebé!

—¡Wuaaa! ¡Abuela! ¡No! ¡Papi, no dejes que me ponga la corona!

YoonGi rio divertido por la situación, pues la mujer se frustraba al no poder poner su preciada corona, pues el chiquillo se removía con agilidad.

—¡Vamos, bebé, deja que te la ponga!

—¡No!

—¡MinYong! —reprendió JiMin al ver que su hijo le había sacado la lengua a su abuela —. ¡No le saques la lengua a tu abu, respeta o te castigo!

—No, papi.

YoonGi no podía creer la facilidad con la que JiMin podía doblegar incluso a sus hijos. Siendo amoroso y tierno para después convertirse en alguien estricto. Toda una aventura.

—Yah, hijo —habló la mujer, dejando en paz al pequeño MinYong que se había recostado en el hombro de YoonGi —. A veces creo que eres más duro que tu padre o yo.

—¡Ya llegué! ¡¿Me extrañaron?!

—¡Tío, TaeTae!

YoonGi rodó los ojos para poner en el suelo a su hijo y así ver cómo su pequeño corría hasta los brazos de un ahora rubio alfa de Fuego. Tras TaeHyung se asomó un JungKook con una pequeña en brazos llamada NaNa, su primogénita y por meses mayor que MinYong.

—Buenos días —saludó educado JungKook, colocando a la nena en el suelo quien se abrazó a su pierna con timidez.

—¡Hola, pequeña NaNa! —saludó alegre la madre de JiMin.

—¡NaNa! —gritó eufórico MinYong estrechando a la chiquilla quien se ruborizó.

—No sé, JiMin-ah, pero creo que debo ponerle un ojo encima a tu hijo, me preocupa la confianza con la que abraza a NaNa-ssi —dijo TaeHyung viendo fijamente la escena de los dos infantes. NaNa se dejaba arrastrar por el menor que reía alegre mientras le tomaba de las manos y giraba con ella.

JiMin le lanzó el biberón ya vacío que había dejado Gemelo 1.

—¡No seas cabezota!

—¡Estoy velando por mi hija!

—¡Wow! ¡Kookie! —exclamó asombrada la madre de JiMin, atrayendo las miradas de todos —. ¡Sí que te has ejercitado! ¡Mira esos bíceps! ¡Ya me imagino cómo debes tener el abdomen!

El menor se ruborizó completamente, desviando la mirada avergonzado.

—Ahora puedo estar seguro que si haces enfadar a JungKook, te partirá la cara sin problema —comentó YoonGi, sonriendo ladino a un TaeHyung molesto.

La relación entre YoonGi y TaeHyung había mejorado de cierta manera. Al menos no se habían molido a golpes.

—Creo que debes tomar en serio mi consejo de ejercitarte, TaeTae —añadió JiMin, palmeando la espalda de Gemelo 1.

—Sí, sí, ya cállense —refunfuñó el rubio acercándose a su pareja, plantándole un casto beso.

—¡Iugh! —exclamaron los niños haciendo reír a los mayores.

—¿A qué hora es la ceremonia, señora? —preguntó JungKook, siendo abrazado de la cintura por su alfa.

—En diez minutos —respondió amable —. Será mejor que bajemos para alcanzar un buen lugar. ¿Vienen? —inquirió la mujer hacia YoonGi y JiMin.

—En unos minutos bajamos, debemos alistar a los gemelos —respondió el omega, colocando a Gemelo 1 en la cuna tras haber eructado.

—De acuerdo —dijo sonriente la mujer —. Vamos, niños.

—Nos vemos abajo, tortolos —anunció TaeHyung, saliendo con su pareja.

Al fin solos... técnicamente.

—¿Me ayudas a cambiar a JinHyu? —pidió JiMin mientras colocaba el trajecito a Gemelo 1.

—¿Cambiar a Gemelo 2? Por supuesto.

—YoonGi...

—Ya sé, tienen nombre, pero aún me revuelvo.

—No tienes remedio.

En silencio terminaron de colocar los trajecitos, les pusieron loción de bebé y un poco de crema en el rostro. Ambos chiquillos estaban ya despiertos, balbuceando y haciendo bombitas con su saliva.

—Son tan lindos —comentó JiMin, besando la cabeza de ambos chiquillos aún recostados.

—¿Has pensado en tener una niña? —inquirió YoonGi, tomando en brazos a Gemelo 2.

—¿Planeas que te de hijos hasta que tengamos una niña? —preguntó divertido el menor, tomando a Gemelo 1.

—No suena mal —replicó YoonGi con voz sugerente.

Cuando tuvieron acomodados ambos niños se pudieron mirar a los ojos, sintiendo esa descarga en su espina a causa de la conexión que habían reforzado con el tiempo.

—Eres todo un pervertido, YoonGi —dijo sonriente JiMin, deslumbrando a su pareja e hipnotizándole con sus ojos malditamente azules.

—Pero soy tuyo.

El mayor se acercó un paso.

—¿Mi pervertido?

YoonGi asintió.

—Tuyo.

Un beso cargado de sentimiento fue el que iniciaron. Ese día era el tan esperado traspaso de poder, momento importante en sus vidas.

—Te amo —confesó YoonGi, desarmando a JiMin, quien le miró con ese hermoso brillo en sus ojos. Ah, cómo amaba verlos brillantes como piedras preciosas.

—Te amo —respondió quedo el menor, robándole una sonrisa a su pareja.

Y pensar que dudé amarte.

F I N

-----------------------------

Hasta aquí esta historia :'3 

En verdad, gracias por el amor que le han dado, los votos y los comentarios tan hermosos (algunos random xD) y que respondo lo mejor que puedo.

Estoy sin net (otra vez), mi modem se jodió por lo que hoy apenas me pude escapar de casa para venir al cyber y publicar este cap :'3

este ha sido el final a este mini-fic ^^

Espero les haya gustado y estén al pendiente de mis próximos proyectos OwO

Cuídense mucho~

Ali les quiere~

Ali terminó una historia~

AliPon fuera~*~*

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top