cuatro (1.2)
—Me sorprende lo imbécil que se está comportando Agust justo ahora.
Una risa escapó de los labios de Owen y tuvo que cubrirse la boca con una de sus manos para no llamar la atención de los dos chicos sentados un poco más allá. Él y Jackson observaban a escondidas desde la puerta del gimnasio, Hoseok y Yoongi estaban sentados en la banca en la que normalmente el equipo de básquetbol se sentaba.
—¿Él no es así?
—¿Tímido? —preguntó Jackson y Owen asintió— Para nada. Un montón de estupideces salen de su boca la mayor parte del tiempo, pero ahora...
Le lanzó una mirada a su compañero de equipo y negó, una suave sonrisa amistosa curvó sus labios. Era increíble el cambio que había tenido Agust los últimos años, y él se lo atribuía solo a Hoseok.
—¿Realmente le gusta?
—¿Hoseok? Uff, lo único que hace es hablar de él.
Owen sonrió.
—Yo estaba muy asustado... —le confesó—. Al inicio pensábamos que él era un viejo de cuarenta años, divorciado y que vivía con sus padres. Después cuando Hobi me contó que le gustaba este chico por internet, me daba miedo que él no sintiera lo mismo y que todo esto fuera un juego.
—Siempre está esa posibilidad —Jackson estuvo de acuerdo—. Pero te puedo asegurar que Agust no es así. Si hay algo que él odia es que jueguen con los sentimientos de las personas, muchas veces es brutalmente honesto y si no siente algo, no lo diría simplemente para hacer sentir bien al otro. Si Agust le dijo a Hoseok que le gustaba, es verdad.
—¿Entonces porque nunca se habían juntado? No vivimos muy lejos...
El basquetbolista asintió —Lo sé y le propuse varias veces que fuéramos a Toledo, pero él es tan vergonzoso, chico. Cuando le nombraba Hoseok y juntarse en la misma oración parecía semejante imbécil. Y ahora míralos, te apuesto diez dólares a que Agust no puede decir una oración sin tartamudear.
—Hoy estuviste fantástico.
Los hombros de Yoongi se encogieron y una sonrisa adornó su rostro, sus mejillas rosadas delataban lo avergonzado que se sentía. Normalmente no le importaba mucho recibir aquellos comentarios de otras personas, pero que Hoseok se lo estuviera diciendo tenía un efecto e impacto totalmente distinto. Lo hacía especial.
—¿Eso crees?
—Sí, estoy muy orgulloso de ti, Yoongi.
El corazón del rubio revoloteó.
—Muchas gracias por haber venido.
—¿No estás enfadado?
—¿Qué? Por supuesto que no, Hobi. ¿Por qué estaría enfadado?
Hoseok se encogió de hombros. Estaba tan nervioso que no sabía cómo acomodarse, así que, cambió de posición otra vez, subiendo ambas piernas cruzadas sobre la banca, optando la misma posición del otro.
—Yo sabía que este partido era importante para ti y pensé que venir aquí podría ser un poco molesto para ti porque... —sacudió la cabeza, soltando una suave risa—. Olvídalo, suena tan tonto una vez sale de mi boca.
—No sigas pensando en eso, ¿está bien? Estoy muy feliz de que estés aquí, de verdad.
Hoseok sonrió de manera extensa, sus labios crearon una forma de corazón muy bonita. Ahora que lo tenía frente a él, Yoongi podía percibir aquella bonita vibra que desprendía de él. Hobi podía estar en silencio, pero aun así él sentía la calidez que transmitía su mirada.
—¿Quieres ir a dar un paseo? —propuso Yoongi, colocándose de pie. Hoseok copió su acción y asintió— Está bien, espérame diez minutos. Iré a bañarme y vuelvo, ¿vale?
—Sí, no hay problema.
Yoongi le dio una última sonrisa antes de emprender su trote hasta los camarines. Una vez ahí, soltó un suspiro y se quedó de pie, observando a la nada. Todavía no podía asimilar el hecho de que Hoseok estuviera ahí y aunque su corazón siguiera latiendo con fuerza y rapidez, él seguía sin poder convencerse de que todo eso que estaba viviendo era mucho más que uno de sus sueños.
Se quitó el conjunto deportivo que traía puesto y lo lanzó al gran cesto de ropa sucia donde estaban los demás. Sacó una toalla de su casillero y mientras el agua de la ducha se calentaba, se quitó también la primera capa que utilizaba para jugar. Se bañó con rapidez, tratando de respetar el tiempo que él mismo había establecido y cuando terminó, la toalla cayó de sus manos más de una vez por culpa de los nervios.
Cinco minutos después, estaba mirándose en el espejo, tratando de ordenar un poco los mechones húmedos de su cabello rubio. Se fijó en su reflejo, sus mejillas seguían con un tenue tono rosa, sus ojos brillantes de la emoción.
—Por favor, no lo arruines —le pidió a su reflejo—. Sé amable con él y disfruta de su vibra tan bonita. Él se lo merece y tú también.
Se aplicó un poco de perfume y volvió al gimnasio, encontrándose con Hoseok acompañado de Jackson y otro chico quien él supuso era Owen.
—Ya estoy listo —anunció, su mirada se posó en el chico de cabello cobrizo—. Eres Owen, ¿verdad?
El aludido asintió —Es bueno conocer finalmente al famoso DTown.
Una sonrisa gomosa asaltó los labios del rubio.
—Digo lo mismo, Hobi me ha hablado mucho sobre ti.
Después de esa corta pero simpática presentación, los chicos discutieron qué harían el resto de la tarde. Hoseok y Owen tenían que estar en el terminal de buses a las seis y media porque el autobús que los llevaría de vuelta a Toledo salía a las seis cuarenta y cinco, así que, les quedaba un poco más de tres horas. Por ende, Jackson propuso que fueran a almorzar y todos estuvieron de acuerdo.
Jack fue a tomar una rápida ducha y diez minutos después, estuvo de regreso. Les indicó a los chicos que lo siguieran porque irían en su coche. Una vez llegaron, le dijo a Owen que se sentara en el asiento del copiloto para que así Agust y Hoseok pudieran ir juntos en la parte de atrás.
—¿Por qué sonríes? —Yoongi le preguntó a Hoseok cuando lo vio mordiendo sus labios para ocultar una sonrisa.
—Por nada en especial, solo estoy feliz de estar aquí. Jamás me imaginé que finalmente podríamos vernos. Bueno, sí quería hacerlo, pero las cosas no se daban. Además... —sacudió la cabeza— olvídalo.
—Oh, vamos, ¿qué ibas a decir?
—Algo sin importancia. —indicó.
Hobi se encontró con la mirada de Jackson en el espejo retrovisor.
—Puedes decir todo lo que quieras, chico. Nada de lo que digas saldrá de este coche.
Jung Hoseok compartió una mirada con su amigo, el chico estaba sentado con medio cuerpo girado en su dirección.
—¿Entonces? —insistió Yoongi.
—Es que... no puedo creer estar aquí porque al inicio me caías mal.
El rubio lo miró con una expresión asombrada en el rostro y las risas de Jackson y Owen retumbaron dentro del coche.
—¿De verdad?
—O sea, no me caías mal, pero... —se rio— eras un poquito odioso.
—¿Odioso? Yo no soy odioso —reclamó Yoongi.
—Sí lo eres, chico —señaló Jackson, sin dejar de reírse del comentario que había hecho Hoseok—. Y deberías agradecerle a Hoseok por ser honesto.
—Pues... si yo soy odioso, tú eres pésimo jugando. —como un crío, Yoongi cruzó los brazos sobre su pecho.
—Lo sé —Hobi estuvo de acuerdo—. Y entiendo que te enfadaras conmigo al inicio cuando hacía que el equipo perdiera. Yo realmente apestaba jugando eso.
—¿Entonces para qué ingresabas?
Tres pares de ojos se posaron sobre Yoongi y él no supo darse cuenta qué fue lo que dijo para que los demás lo miraran como si le hubiera salido una segunda cabeza.
—Tú sí que eres tremendo imbécil, Agust. —Jackson se burló, negando con la cabeza sin apartar la mirada del camino.
—¡Oye! —el rubio se inclinó hacia adelante y le dio un amistoso golpe en el hombro— No me avergüences.
—¿Ya lo ven? Además de odioso es llorica.
Eventualmente, llegaron al centro de la ciudad. Los cuatro chicos descendieron del coche y Hoseok observó todo a su alrededor, sintiéndose un poco más cómodo. Al parecer, el ambiente deplorable en Detroit estaba solo en los alrededores, porque el centro de la ciudad intentaba con todas sus fuerzas mantenerse en pie.
Ingresaron a un pequeño restaurante de comida china que pertenecía a un amigo de la familia de Jackson. El lugar era bastante modesto, de espacio reducido, pero muy pintoresco. Se sentaron en una de las mesas del centro y mientras Hoseok observaba los cuadros que colgaban en la pared con curiosidad, Yoongi lo observaba a él. Le era sumamente difícil dejar de mirarlo.
Jackson hizo un movimiento de cabeza, diciéndole a Owen de esa manera que lo acompañara. Conocía bastante a Agust y por la forma en la que se estaba comportando, le demostraba que estaba más que encantado con la visita de Hoseok.
—Es un lindo lugar, ¿verdad? —murmuró Hoseok, volviendo la vista al chico sentado frente a él.
Yoongi se mordió el labio inferior y sin apartar la mirada de él, asintió.
—Sí, es muy bonito.
Hobi apretó los labios para esconder una sonrisa, pero fue en vano. Estaba tan nervioso que apenas podía conectar dos ideas coherentes. Si antes, por un segundo, había pensado en que todo lo que Yoongi le hacía sentir a través de una computadora era una especie de ilusión, ese día lo había confirmado. Realmente le gustaba. Y era justo como se lo imaginaba.
—¿De verdad yo te parecía odioso al inicio?
Las cejas de Hoseok saltaron hacia arriba y una risa brotó de sus labios al escuchar lo que Yoongi le acababa de preguntar.
—¿Has estado pensando en eso todo este tiempo? —le preguntó y el rubio asintió en respuesta— Por supuesto que no. Quiero decir, al inicio sí fuiste pesado, pero era entendible, yo era pésimo jugando. Y todavía lo soy, lo admito.
—¿Entonces por qué ingresabas al juego?
Jung Hoseok le sostuvo la mirada. Por un momento creyó que Yoongi estaba bromeando, pero en sus ojos no veía más que una confusión abrumadora. ¿Realmente él no se había dado cuenta? ¿Tendría que explicárselo? Decir todo lo que quería a través de una pantalla era mucho más fácil, ya que, no podría ver la expresión en respuesta de Yoongi y él tampoco podría ver el intenso sonrojo que subía hasta cubrir su rostro por completo.
—Quería conocerte —respondió con simpleza, encogiéndose de hombros—. Quería saber quién me había lanzado de una patada en el trasero fuera del juego la primera vez.
Yoongi rio, su cabeza se inclinó levemente hacia atrás. Hoseok se dio cuenta que cuando Yoongi reía, sus hombros temblaban de manera suave. Min Yoongi recordaba exactamente qué había ocurrido ese día. Le había cabreado que por culpa de ese chico desconocido habían perdido dos partidas, pero sin duda, había disfrutado mucho al echarlo de allí, imaginándose qué Hoseok podría estar reclamando en su contra.
—Lo siento por eso —se disculpó, la sonrisa no abandonaba sus labios—, pero odio perder y no me gusta que las cosas no resulten como quiero.
—Oh, vaya, bueno, lo siento mucho —se disculpó el contrario, medio en broma medio en serio.
No pudieron seguir conversando mucho más sobre eso puesto que Jackson y Owen volvieron a la mesa cargando cada uno una bandeja llena de comida. Jackson había pedido uno de los platillos más consumidos allí y se sentaron a disfrutar de aquél delicioso almuerzo entre pláticas entretenidas y sueños temerosos para el futuro.
Para mala suerte de la pareja, el poco tiempo que les quedaba juntos pasó demasiado rápido para su gusto y no pudieron disfrutar tanto como esperaban. Jackson los acompañó al terminal de buses y después de despedirse de ellos, se subió otra vez al coche. Owen se despidió de Yoongi y subió al bus que ya estaba esperando a los pasajeros, queriendo darle un poco de tiempo a solas a su amigo. Quiso mirar a través del cristal, de verdad lo deseaba, pero decidió no hacerlo porque ellos podrían darse cuenta y entonces no sabría dónde meterse.
Hoseok soltó un suspiro profundo, casi como si estuviera lanzando su alma fuera de su cuerpo a través de esa simple acción. Su labio interior se curvó en un puchero cuando vio la expresión triste en el rostro de Yoongi. Lo que menos quería ahora era volver a casa, no después de haberlo conocido al fin después de tantos años, sin embargo, sus padres sabían que regresaría a eso de las ocho de la noche y lo último que quería era preocuparlos.
—No quiero que te vayas... —murmuró el deportista, jugueteando con sus dedos para concentrarse en otra cosa y no en la tristeza que apretaba su corazón en ese instante—. Esperamos mucho para este momento...
Hoseok alzó la mano y acarició con cariño el cabello rubio del chico frente a él.
—Puedo venir el fin de semana siguiente, ¿está bien? Así como tú puedes ir también. No estés triste, Yoongi, por favor.
El muchacho asintió —Tienes razón. La próxima vez iré a verte yo, ¿está bien? Me gustaría que fuéramos al cine y viéramos una película de terror.
Hoseok rio.
—¿Por qué me quieres hacer sufrir de esa manera? ¡Sabes que no me gustan!
—Me lo prometiste, ¿ya lo olvidaste?
—Por supuesto que no.
—Y también quiero que vayamos a ese castillo que me comentaste la otra vez... —bromeó, sabiendo que probablemente Hoseok se negaría— ¿Me llevarías?
Hobi quería negarse, pero ¿cómo hacerlo si se lo estaba pidiendo el chico que le gustaba?
—Donde quieras.
La sorpresa hizo que las orejas de Yoongi se sonrojaran. Ante aquella acción involuntaria, Hoseok llevó la mano derecha a una de las orejas de Yoongi para tocarla, no obstante, no se esperaba que el chico ladeara la cabeza, entregándose a su toque. ¿Por qué de pronto quería acortar la distancia que los separaba y besarlo? ¿Estaría bien si lo hiciera?
—Te quiero mucho, Hobi.
—Me gustas, Yoongi.
Se quedaron mirando y soltaron una risa a la par, observándose con ojos brillantes.
—Realmente me gustas, Yoongi —confesó Hoseok. Estaba siendo completamente honesto— y me encantaría que pudiéramos seguir hablando y conociéndonos. ¿Qué opinas? Podemos intentar algo si quieres.
—Sí quiero —se apresuró en decir y quiso golpearse porque los nervios lo hacían comportarse como un imbécil—. Es decir, yo quiero si tú quieres.
—Por supuesto que quiero, por eso te estoy diciendo.
En ese momento, el chofer del autobús encendió el motor, avisando de esa manera que en pocos minutos partiría con destino a Toledo. Ambos chicos se fundieron en un fuerte abrazo, transmitiéndose de esa manera todo lo que no habían podido decirse en tan poco tiempo.
En contra de su voluntad, se separaron y luego de una última mirada, Hoseok giró para subirse al bus y cuando estaba a punto de poner un pie en el primer escalón, su cuerpo fue girado levemente hacia atrás y los labios de Yoongi se estrellaron contra los suyos, sus manos apretaron suavemente las mejillas del castaño.
—Que tengas buen viaje, Hobi.
Si llegaste hasta aquí, me gustaría agradecerte infinitamente por darle una oportunidad a esta pequeña historia ♥ la cual va dedicada a todas esas personas que han conocido grandes amistades por internet y que por temas de distancia no pueden llevar a cabo tan anhelado encuentro ♥♥
P.D.: Yoonseok mis papis jaja ♥♥
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