⎯⎯⎯⎯ ꒷꩜໋᪶˒꒰❛ Segunda parte.❜𖦹̫ꪳ𝆃

— Después de tantos meses, había olvidado la forma en la que Venti se emborracha.— Comentó Ganyu desde su asiento, observando a su cuñado echado sobre la barra de la taberna de Diluc, con una copa de vino medio vacía en su mano derecha.

— Ya, y parece que ahora es más débil frente al alcohol. Redujo tanto su consumo que a la segunda copa ya lo tienes borracho.— Le dijo Xiao, sin despegar su vista de Venti. Ganyu se giró para observarlo y sonrió.

— Y pensar que hace unos años iba de discoteca en discoteca cada cierto tiempo y bebía hasta no poder más.— La nostalgia pareció apoderarse del ambiente. El de mechas verdes se giró para ver a su hermana, quien ahora miraba en silencio el vaso entre sus manos.

— Dejó de hacerlo aquella noche en la que lo drogaron. También dejó de hablarle a esos “amigos” suyos. Quise indagar en su antigua relación, pero Venti se negó y jamás habló sobre ello.— Le contó él, también observando su vaso. Entonces lo alzó y bebió un poco.— Algún día me gustaría saber más. Él se veía realmente incómodo con ellos e igualmente seguía siguiéndolos a todos lados.

— Probablemente lo manipulaban.— Opinó la joven de cabello azul, alzando su mirada para ver a Xiao a los ojos.— Venti siempre fue una persona libre, dudo que se quedara allí por gusto. Tal vez habría algún conflicto interno que lo mantenía encadenado a ese grupo.

— ¡Xiao, no te lo vas a creer!— Y el rey de Roma vino a interrumpir la conversación antes de que el ambiente comenzara a empeorar, sentándose sobre las piernas de su pareja sin ni siquiera preguntar.— ¡Keqing me dijo algo que podría interesarte! Pero no podemos mientras esté Ganyu delante, ella no puede saberlo.— Observó con recelo a su cuñada, apoyando su mano derecha sobre el pecho de Xiao, quien dejó escapar un suspiro.

— Creo que va siendo hora de volver a casa.— El de ojos ámbar buscó la mirada de su hermana, en busca de su aprobación. Esta asintió en silencio y se puso en pie.

— Keqing y yo os acompañaremos hasta la salida.— Avisó, yendo a buscar a su pareja. Mientras tanto, el joven de trenzas, ya levantado, le insistía a su novio para que lo cargara.

— Venti, aún no puedo. Recuerda que me lesioné el tobillo recientemente y aún no está sanado del todo.— Se negó Xiao, agachándose ligeramente y obligando a Venti a pasar su brazo izquierdo tras su cuello.— Lo único que puedo hacer es echarte una mano, ¿está bien?— Con su mano izquierda agarró la del contrario y con la derecha lo agarró de la cintura para atraerlo a él. Una gran sonrisa cruzó por el rostro de su amado, quien cerró los ojos y habló.

— Por esta vez lo dejaré pasar, pero más te vale poder cargarme a la próxima. Me trae recuerdos.— Su novio sonrió.

— Lo tendré en cuenta.— Respondió, plantando un beso en su cabeza.— Ahora, vamos. Ganyu y Keqing ya se adelantaron.— Ambos observaron la entrada, allí donde las dos se encontraban de pie, esperándolos.— ¡Hasta luego, Diluc! ¡Suerte con los otros!

— ¡Suerte la que vosotros tenéis de poder iros!— Ganyu soltó una risita nerviosa, acompañada de una sonrisa por parte de Xiao.

— ¡Hasta luego, Diluc!— Se despidió esta vez Ganyu, tomando la mano de Keqing y entrelazando sus dedos.

Los cuatro salieron juntos del recinto y hablaron un poco antes de irse por caminos diferentes.

La tenue luz de la luna los acompañaba durante su trayecto, siendo completamente inútil gracias a las farolas que iluminaban su camino.

Xiao caminaba con cuidado mientras sujetaba a su novio, quien no dejaba de parlotear sobre cualquier cosa que se le cruzara por la cabeza. Aquello hacía feliz al de ojos ámbar, quien amaba escuchar a su novio hablar de las cosas que le gustaban.

A veces se preguntaba qué había hecho para merecerlo. ¿En qué momento habían acabado así? ¿Cómo Venti había logrado amarlo?

Ellos eran como el día y la noche: Venti amaba la música y vivir rodeado de personas, él prefería el silencio y vivir en tranquilidad.

Venti era adorado por la gente, siempre llamando la atención por su carismática y amable personalidad, mientras que él no era importante para otros, su personalidad alejaba a las personas.

Venti amaba salir y pasarlo bien, él simplemente prefería permanecer en su hogar.

Eran dos polos opuestos que por obra del destino habían acabado juntos. Descubrieron cosas nuevas, entre ellas, a amar. Avanzaron lentamente y con cuidado, viviendo nuevas experiencias, pasando por situaciones que tiempo antes les parecían inimaginables y, simplemente siguieron creciendo, madurando y obteniendo cosas nuevas el uno del otro.

— Xiao.— Lo llamó de repente, sacándolo de su ensimismamiento.

— ¿Qué sucede?— Preguntó, deteniéndose a mitad del camino. Entonces Venti se giró y acercó su rostro a los del contrario.

— Esta noche no nos hemos besado ni una sola vez.— Se quejó.— Quiero besarte.

— Pues aquí estoy. No hacía falta que avisaras.— Aclaró, pegando sus labios a los de su pareja.

— Está bien, a la próxima no avisaré.— Susurró antes de unir finalmente sus labios en un suave beso, el cual ambos buscaron profundizar al unir sus cuerpos. Xiao atrajo a su pareja a él con la mano con la que sujetaba su cadera, mientras que Venti enredaba sus dedos en el salvaje cabello de su novio y con su mano libre sujetaba su hombro izquierdo.

En ese instante simplemente eran ellos y su propio mundo, aquel que habían creado juntos.

A Xiao no le importó acabar con el sabor del vino que Venti había estado tomando hacía unos minutos en su boca, al igual que a Venti no le importó dejarlo. De todos modos, ¿qué importaba? Mientras pudieran entregarle al otro aquellas muestras de afecto que tanto amaban, lo demás no eran nada más que pequeñeces.

La falta de aire los forzó a alejarse, dejando en ambos el ansia de continuar con el beso. Mas, antes de que Venti se abalanzara nuevamente sobre los labios ajenos, Xiao se adelantó y sugirió seguir caminando.

— Me gustaría llegar ya a casa. Allí podremos seguir besándonos.— Su novio se quejó, mas no se opuso. Sabía que lo mejor era llegar de una buena vez.

El silencio reinó nuevamente, mientras ambos simplemente caminaban enfrascados en sus propios pensamientos.

Llevaban mucho tiempo conociéndose. Todo empezó como una simple e inocente amistad que Venti insistió en crear (pues Xiao era muy tímido y siempre que el contrario le hablaba encontraba una excusa para huir), y floreció hasta llegar a ser lo que era hoy en día.

El amor había surgido con el pasar de los años y se intensificó hasta el punto en el que ambos no necesitaron de una declaración para saber lo que el otro sentía. Simplemente sucedió una noche, poco después de aquel pequeño incidente en la discoteca, tras una agotadora pero divertida cita, mientras paseaban tranquilamente por el puerto.

Con los nervios a flor de pie, ambos decidieron en silencio ponerle fin a la velada besándose. Con sus manos unidas y sus dedos entrelazados, ambos se besaron por primera vez. Fue un beso casto y suave, también bastante inexperto, teniendo en cuenta que ninguno había besado a alguien antes.

Esa misma noche hicieron oficial su relación, con nerviosismo, pero lograron dar el paso.

Entonces el tiempo siguió avanzando. Les trajo alegrías, tristezas, desgracias, sorpresas, disgustos, celos y muchas cosas más.

Pudieron vivir en persona aquello que apenas habían tenido la oportunidad de experimentar: el amor. Aquel que el mundo les había arrebatado al inicio de sus vidas, y que luego les devolvió amablemente al regalarles al otro.

Y ahora estaban ahí, simplemente disfrutando de poder vivir aquella vida que llevaban tanto tiempo anhelando.

Una vez llegaron a su hogar, Xiao llevó a Venti al baño y le pidió que por favor llenara la bañera sin armar un escándalo. El joven de ojos verdes simplemente asintió y prometió no hacer nada que no debiera.

Mientras tanto, el de ojos ámbar aprovechó y se puso una sudadera para calentar su cuerpo mientras esperaba a que se llenara la bañera (ya que en el exterior había pasado bastante frío y aún no se le quitaba), encargándose de paso de preparar la ropa de ambos, la cual dejó sobre la cama de su habitación. Tras eso, regresó al baño y se acercó a Venti mientras recogía su cabello en una coleta, viendo cómo observaba en silencio la bañera llenándose lentamente de agua.

— Deja que te quite las trenzas.— Le pidió, poniéndose de rodillas a su lado. Su pareja lo observó en silencio y le dejó hacer lo que había pedido.— Hoy bebiste mucho.

— No pude controlarme. Hacía meses que no bebía una mísera gota de alcohol.— Se defendió Venti, cruzándose de brazos. Xiao rio.

— Lo sé, no te preocupes. No te estoy culpando ni nada por el estilo.— Dijo, pasando a quitarle la otra trenza.— Solo quería recordarte que mañana te levantarás con una resaca horrible y que olvidarás la mitad de nuestras conversaciones.

— Bueno, al menos te tengo a ti para recordarlas.— Se encogió de hombros.

— Si la cabeza te funciona lo suficientemente bien como para recopilar información.— Se burló el de ojos ámbar.

— Qué gracioso.— Dijo irónicamente su novio.

— ¿Yo? Siempre.

Al terminar de deshacer sus trenzas, el de ojos ámbar se despojó de sus prendas y las arrojó a un lado, dejando únicamente su ropa interior. Tras eso, ayudó a Venti a quitarse su ropa.

— El agua ya está.— Avisó tras unos minutos en silencio. Entonces también se quitó su ropa interior, siendo imitado por Venti.

Ambos entraron en la bañera y se acomodaron. El de mechas celestes aprovechó para arrimarse a su novio, quien no se opuso a su cercanía. Al contrario: simplemente lo acercó con cuidado, decidiendo guardar cierta distancia.

Tomaron las cosas con calma, tardando un largo rato en bañarse. Al terminar, ambos se vistieron rápidamente y regresaron al baño, donde Xiao secó el cabello de su novio, aprovechando al final para besar su cabeza.

— Ve a la cama, en cuanto recoja todo iré contigo.— Venti asintió y se puso en pie. Antes de marcharse plantó un rápido beso en los labios de su novio, quien se limitó a sonreír.

Cuando terminó con su trabajo fue a su habitación, encontrándose con las luces apagadas y divisando un bulto acurrucado bajo las sábanas.

— Xiaaaaao, ven yaaaaaa.— Se quejó el de mayor edad, saliendo de entre las sábanas.

— Sí, ya voy.— Dio un rodeo a la cama y se tumbó rápidamente, dejando que Venti se abrazara a él.

El silencio reinó durante unos segundos, hasta que el de mechas celestes decidió hablar.— Oye.

— ¿Sí?

— Si algún día llegáramos a casarnos, me gustaría que fuera en la taberna de Diluc.

— En tus sueños.— Venti soltó una risilla y alzó su mirada.

— Solo bromeaba. Simplemente quería sacar el tema. ¿A ti dónde te gustaría que fuera?— Preguntó, conectando su mirada con la de Xiao.  Este pareció pensarlo.

— La verdad es que nunca lo había pensado, y así de golpe no se me ocurre nada.— Respondió.— Lo único que sé es que le prohibiría a Diluc que te diera alcohol.

— ¡Oye! ¡Pero prometimos que me dejarías beber en ocasiones especiales!— Se quejó su novio.

— Esa sería la única excepción.— Hizo una corta pausa, disfrutando en silencio de las expresiones del contrario.— ¿Y a ti dónde te gustaría que fuera?— Quiso saber Xiao.— Esta vez sin bromas.— Pidió.

— Pues... Ya sabes que me gusta mucho la naturaleza. No estaría mal algún sitio en un bosque.— Su pareja hizo una mueca.

— Odio los bichos.— Le recordó.

— ¿Y a mí qué? Yo solo respondía a tu pregunta.— Dijo, apoyándose sobre el pecho de su novio y cerrando sus ojos.— De todos modos, algo así debe decidirse cuando se planea hacer.

— Ya sé, ya sé.— Respondió, bajando su mirada. Como era obvio, lo que encontró fue la cabellera despeinada de Venti.— Oye, aún sigue en pie lo de besarse.— Quiso cambiar de tema. Ya hablarían sobre bodas cuando llegara el momento.

— ¡Oh, es cierto! ¡Era eso por lo que tenía tantas ganas de que llegaras!— Exclamó mientras alzaba su mirada, dejando en claro que lo había olvidado. Xiao rio.

— Así que lo habías olvidado. Y yo que empezaba a pensar que no parecías tan borracho como creía.— Comentó, plantando un beso sobre su frente. Venti frunció el ceño.

— ¡No estoy tan borracho!

— Claro, seguro que no.— Y siguió repartiendo besos por todo su rostro.

— Hmpf.— Venti decidió no quejarse, sabiendo que su novio probablemente volvería a burlarse de él.

Xiao siguió con su trabajo hasta llegar a los labios del contrario, donde con su mirada buscó la contraria en busca de aprobación. El de ojos verdes no dudó ni un instante en corresponder, acercándose cada vez más al cuerpo del contrario.

Tras una corta batalla ambos se separaron y se miraron a los ojos, antes de echarse a reír.

— Parecía que te ibas a quedar dormido mientras me besabas. ¿Estás seguro de que no quieres dormir ya?— Se burló el de mechas verdes, ganándose un pequeño golpe por parte de su novio.

— ¡Me da igual! ¡Quiero que sigamos besándonos!— Insistió Venti.

— Pues está bien, sigamos.— Aceptó sin dudar el de ojos ámbar.— Pero no más besos con lengua.

— Está bien.— Accedió, acercándose al rostro del contrario para empezar a repartir besos por su rostro, tal y como él había hecho anteriormente.

— Venti.— Lo llamó.

— ¿Hm?— El susodicho se separó del rostro del contrario para poder verlo a los ojos.

— Te amo.— Desvió su mirada avergonzado.

— ¡Ehe! ¡Es la primera vez que lo dices sin que yo haya tenido que decirlo antes!— Mencionó, avergonzado a Xiao aún más.— ¡Yo también te amo!— Y se volvió a lanzar sobre él.

No pudo estar besándolo por mucho tiempo más, pues el sueño finalmente comenzaba a ganarle. Cuando Venti dejó de besarlo, ambos se acomodaron en la cama, quedando Xiao boca arriba con el contrario tumbado sobre él.

— Buenas noches, Venti.— Susurró el de mechas verdes sin despegar su vista del techo.

— Buenas noches, Xiao.







¡Muy buenas! Espero que hayáis disfrutado leyendo esta historia <3

La verdad es que el XiaoVen es mi comfort shipp y tenía muchas ganas de escribir algo sobre ellos, y como curiosamente estos últimos días ando inspirada aproveché la situación para escribir.

En un principio esto iba a ser un one-shot, pues esta historia nació de unos dibujos que hice recientemente, pero tuve una idea distinta que decidí usar como primera parte para luego introducir esta, lo que había planeado al inicio.


Por cierto, los dibujos son estos.

Este es de cuando están saliendo de la taberna, que no dibujé un fondo porque se me dan mal xd

Aquí es cuando le quita las trenzas antes de meterse en la bañera.

Y aquí el final.

Bueno, eso fue todo.
¡Hasta la próxima! <3

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