UNO. comeback
🌸 CAPITULO UNO
comeback / regreso
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EL REGRESO DE YOUNG-MI A SEÚL es un cambio necesario para su familia, en especial para ella. Un lugar donde poder iniciar desde cero era lo que ella necesitaba con urgencia, así que su padre no tuvo otra mejor idea que regresar a su país natal con la excusa de poder dirigir más de cerca la empresa cuando en realidad quería aliviar tensiones de su familia.
Estaban frente a la enorme casa que fue comprada para pasar su estadía indefinida desde ese momento. Young-mi se encontraba con todas sus maletas analizando su nueva casa con toques sofisticados y modernos, casi igual a la casa donde vivía antes. Gran parte de sus recuerdos se remontaban a su vida en Australia, ha estado ahí desde sus ocho años de vida por lo que el único lugar que conoce es ese y todo lo referente a Corea sería nuevo para ella, algo a lo que debe acostumbrarse si quiere el tan aclamado cambio en su vida.
El sentimiento de positivismo y emoción rondaba en cada integrante de la familia Eun, por lo que la menor se acercó a su hermana dando saltos de felicidad.
—¿Qué te parece? Estuve horas ayudando a papá a elegir -Cruzó sus brazos con la mirada puesta en la casa como hacia su hermana.
—No está nada mal. Me gusta mucho -Ambas sonrieron y el señor Eun Jung-kyung apareció sonriente llamando su atención.
—Deberían ver el interior, es mucho más sorprendente -Animó a sus hijas, en especial a Young-mi que estaba con las emociones por los suelos y eso lo había notado.
Antes que Young-mi abriera la boca para negarse, su hermana menor la tomó de la mano arrastrándola hacia el interior de la casa para que puedan explorar un poco. Cómo su padre había dicho, el interior de la casa era mucho más sorprendente y ya emocionaba a la menor el hecho de vivir allí. Han-dam y Young-mi no podían quitar sus ojos de cada cosa brillante que formaba parte de la decoración, hasta el suelo estaba tan limpio que podían ver su reflejo en él.
Siguieron caminando encontrándose con los sofás más grandes y suaves que hayan apreciado en sus vidas, candelabros en cada habitación y la enorme escalera que las dirigía hacia el piso superior dónde de seguro se encontrarían las habitaciones. Se miraron cómplices y corrieron escaleras arriba para poder ver las habitaciones, así iniciando una pelea sobre quién escogería la habitación más grande pero por suerte todas las habitaciones tienen el mismo tamaño, solo discutieron sobre quién debería tener la habitación con balcón hacia el patio trasero.
Young-mi terminó ganando esa habitación debido a un soborno que le hizo a su hermana, es así como podrá obtener unos grandiosos atardeceres desde su cama con solo girar su cabeza a ver por el balcón. No importa el soborno que le haya dado a su hermana, esa experiencia no se lo iba a quitar nadie.
Cuando Young-mi aún no nacía, Sung-hyun era el fiel amigo de Eun Jung-kyung y ayudaba en todo lo que sea necesario. Luego cuando los años pasaron y Jung-kyung asumió el cargo de CEO en la empresa, nombró a su fiel amigo como su ayudante familiar y secretario general en todo lo que respecta a su vida privada, es así como Sung-hyun pasó a ser parte de la familia de inmediato. Se encarga de ayudar a todos los integrantes de la familia en lo que sea necesario, llevarlos a dónde deseen mientras esté desocupado pero su prioridad siempre sería el señor Eun.
Aún así en esa ocasión, se había encargado de llevar las maletas de cada integrante de la familia a sus respectivas habitaciones. Young-mi siempre lo ayudaba cuando podía para que así no se le haga tan complicado el trabajo, es por eso que lo encontró a la mitad de las escaleras luchando con las enormes maletas de Han-dam y lo ayudó antes que se cayera.
—No es necesario, señorita Young-mi -El hombre se negó pero la nombrada insistía.
—Sí, es necesario. Déjame ayudarte a llevar solo esta maleta -Young-mi logró quitárselo de la mano y le sonrió victoriosa antes de terminar de subir las escaleras con la maleta en mano.
Caminó por el pasillo arrastrando la maleta de ruedas con Sung-hyun siguiéndola llevando la maleta faltante. Young-mi se detuvo frente a la habitación de su hermana menor y tocó la puerta ligeramente siendo abierta unos cortos segundos después dejando ver el interior de la misma. Era casi parecida al de ella solo que en vez de un balcón, tenía grandes ventanas con vista hacia el jardín delantero.
—¿Cuántas tiendas de diseñador tienes aquí? -Le extendió la maleta que sostenía en su mano.
—Muy graciosa -Lo recibió y luego miró a Sung-hyun detrás de Young-mi, este sostenía la otra maleta y la mayor se hizo a un lado para recibirla
—Salí en el preciso momento antes que Sung-hyun rodara por las escaleras. No podía cargar con todas las rocas que tienes ahí -Señaló la maleta que el hombre le entregó a Han-dam.
—Lo siento, Sung-hyun -Hizo una reverencia en modo de disculpa.
—No, señorita Han-dam -Dijo nervioso negando por la situación. No suele ser común que un superior se disculpe con su trabajador–. No es necesario que haga eso. Es mi trabajo.
—Tu trabajo es ayudar a mi padre, no cargar maletas -Young-mi miró a su hermana refiriéndose a ella y está chasqueó la lengua–. Ya te puedes ir, Sung-hyun. Seguro mi padre debe estar esperándote.
—Disculpen -Hizo una reverencia y se fue por dónde había llegado dejando a las hermanas de pie viéndolo desaparecer escaleras abajo.
Han-dam miró con molestia a su hermana y le pellizcó su brazo izquierdo causando que Young-mi se quejara de dolor alejándose de ella tocando la zona afectada.
—¿Qué te pasa? -Se quejó teniendo una mano sobre la zona afectada.
—¿Qué te pasa a ti? ¿Por qué me avergüenzas?
—Pudiste causar un accidente, tonta -Golpeó la cabeza de Han-dam con sus dedos–. Yo me deshice de toda mi ropa para que no sea tan pesada pero tú te trajiste todo. Eres una irresponsable, Han-dam.
—No podía simplemente regalar toda esa ropa, todo es de marca. ¿Cómo te atreves a decirme que bote mi ropa de Louis Vuitton? ¿A caso estás demente? -Agarró de los hombros a Young-mi y la agitó unas cuantas veces.
—¿Qué está pasando aquí? -La voz de su madre retumbó por el pasillo. Han-dam soltó de inmediato a su hermana y ambas aparentaron que todo estaba bien sonriendo de manera angelical mientras su madre se acercaba a ambas a paso firme–. ¿Estaban discutiendo?
—No -Respondieron al mismo tiempo sin borrar sus sonrisas pero su madre cruzó sus brazos alzando sus cejas sin creerles.
—¿Creen que estoy loca? Sé que estaban discutiendo. Así que ya saben lo que deben hacer -Young-mi y Han-dam se miraron rindiéndose a fingir que nada sucedió–. No llevan ni dos horas aquí y ya están peleando. Por Dios...
Fue cuestión de minutos para que las hermanas estuvieran en la sala principal de la casa frente al televisor que reproducía la película que han visto más de doce veces. El método de reconciliación que utilizaba Seung-dam con sus hijas era sentarlas en el mismo lugar y hacerlas ver las películas de Los Pitufos, de esa manera terminarían riéndose y relajando el ambiente entre ellas. Ha funcionado en muchas ocasiones, así que seguiría funcionando en esa ocasión.
—Esto es tan molesto -Han-dam gruñó cruzada de brazos mirando la película–. Ya no somos unas niñas.
—Aún sigo queriendo un gato como Azrael -Young-mi ignoró la queja de su hermana mientras mantenía la atención puesta en la película que había visto un centenar de veces pero jamás se cansaría de hacerlo–. Le volveré a insistir a papá para que me deje adoptar uno.
—Lo llamaría Simba.
—¿Qué tontería es esa? -Young-mi rió y Han-dam la miró en reproche–. ¿Le vas a poner a un felino el nombre de un león? Para eso mejor ponle Ratatouille.
Las dos terminaron riendo dejando de lado la pelea que habían tenido antes y recuperando la serenidad. Seung-dam se acercó a la sala viendo como sus hijas reían y bromeaban entre ellas mientras la película seguía reproduciéndose de fondo. Sonrió por el éxito de su método para que sus hijas dejaran sus diferencias de lado, no decidió interrumpir así que se fue por dónde vino dejándolas solas.
La noche ya había llegado y las empleadas del hogar se encargaron de ordenar la mesa mientras que su cocinera de confianza había vuelto a trabajar para ellos y les estaba cocinando la cena. Jung-kyung y Seung-dam estaban ya sentados alrededor de la mesa mientras sus hijas se tomaban su tiempo. Ingresaron riendo al comedor demostrando su felicidad y que todo estaba bien entre ellas, se sentaron en sus respectivos lugares bajo la atenta mirada de sus padres.
—Están muy sonrientes -Jung-kyung miró a sus hijas con emoción.
—Sí, estábamos hablando sobre adoptar un gato -La sonrisa del hombre se deshizo cuando su hija mayor habló.
—¿Un gato?
—Sí, ¿por qué no? Siempre he querido tener una mascota y me haría muy feliz tenerla ahora.
Hizo su mejor rostro para convencer a su padre de tener una mascota. Siempre le había hecho ilusión tener un perro o gato, necesitaba de la constante compañía de alguien aunque sea un animal que no le pueda aconsejar sobre nada pero al menos la ayudaría a entretenerse en algo cuando estuviera en casa. Tener una mascota sería parte escencial para su recuperación absoluta.
—Lo pensaré -Fue lo único que respondió el hombre luego de unos segundos–. Depende de tus calificaciones en los exámenes finales.
—¿Qué? -Han-dam y Young-mi preguntaron al mismo tiempo totalmente confundidas.
—¿No dijeron que íbamos a tomarnos el resto del año y recuperarlo el año que viene? -Preguntó la menor sin dejar de mirar a su padre.
—Bueno, su madre y yo hemos decidido que sigan con sus clases aquí -Respondió el hombre.
—Es el penúltimo año escolar de Young-mi, no podemos dejar que pierda tiempo. Podría perjudicarle si quiere ingresar a una buena universidad y sus calificaciones en Australia no eran las mejores -Añadió Seung-dam.
—Sabes la razón...
—Es por eso mismo que no debemos perder el tiempo -La interrumpió–. Hacerte regresar a la escuela te ayudaría y recuperas el ritmo.
—¿Y yo que tengo que ver? -Han-dam se cruzó de brazos y su madre la miró con seriedad.
—Si va una, van las dos. Ese es mi punto final -Su padre las señaló respectivamente y Han Dam asintió resignada–. He encontrado un lugar perfecto para las dos, sé que les gustará mucho. Es una escuela pública pero vale la pena.
—Seguro que si lo vale -Han Dan comentó con ironía ignorando la mala mirada de su padre–. ¿Ahora podemos comer? Muero de hambre.
Varios platos estaban puestos sobre la mesa a disposición de la familia para que cada quien se sirviera lo que deseara y cuánto deseara. Todos se sirvieron lo que querían y empezaron a comer con rapidez, no habían almorzado y la comida de avión no era particularmente la favorita de nadie a pesar de haber viajado en primera clase.
—Esto es delicioso -Dijo Han-dam con la boca llena y su madre la miró en desaprobación mientras Young-mi reía por lo bajo.
—Mañana iré al hospital -Seung-dam le habló a su esposo al lado–. ¿Necesitas que esté en la empresa temprano?
—¿Irás a visitar a Mi-hyang?
Ese nombre le parecía conocido a Young-mi pero no recordaba de dónde con exactitud, así que solo permaneció en silencio escuchando la conversación entre sus padres hasta que algo le resulte más familiar con exactitud.
—Sí, es lo primero que deseo hacer aquí. No quiero perder el tiempo más con eso. Además, quiero asegurarme que el proceso de su transplante sea el correcto.
—¿Alguien que conocemos está enfermo? -Han-dam se atrevió a preguntar.
—No la recuerdas porque eras muy pequeña para ese entonces -Respondió y luego miró a su hija mayor–. Young-mi podría tener recuerdos más concretos sobre ella. Ha sido mi amiga de toda la vida, hacíamos todo juntas y su hijo era el mejor amigo de Young-mi cuando era pequeña, ¿te acuerdas?
Young-mi se esforzó por hacer memoria sobre eso pero lo único que obtuvo fueron pequeños fragmentos de ella acompañada de un niño, ambos riendo en un cumpleaños pero eso era todo. Así como vino el recuerdo, se fue.
—No mucho. Fue hace muchos años.
—Entiendo, tenías solo ocho años cuando nos fuimos -Desvió la mirada y sonrió–. Algún día después de la escuela podríamos ir a visitarla. Le gustaría ver lo grandes que están -Miró a sus dos hijas y ellas asintieron. Al menos Young-mi sentía un poco de curiosidad por conocer a la mujer.
Ese pequeño recuerdo que había obtenido de su memoria dónde ella estaba jugando con el niño en un enorme patio entre globos, invitados y pasteles de cumpleaños, eso le había traído un sentimiento como si estuviera extrañando a alguien. Era la inexplicable necesidad de buscar a ese niño, que en sus recuerdos había quedado como su mejor amigo.
ofrezco mis disculpas si este
primer capítulo no es bueno:(
Recuerden que los capítulos no
están editados así que encontrarán errores.
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