TRES. night

🌸 CAPITULO TRES
night   / noche
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LA ÚLTIMA CLASE EN LA SECUNDARIA Saebom había culminado, es así como todos los estudiantes ya abandonaban sus salones de clases y salían de la escuela. Young-mi se encontraba siendo acompañada por Soo-ah y Ju-gyeong, quiénes se habían convertido en sus nuevas amigas. Fueron las primeras en acercarse a hablarle y para ella fue muy importante. Además, son muy amables con ella.

—Podrías ser nuestra tutora de Inglés -Sugirió Ju-gyeong–, y nosotras te ayudaríamos con Matemáticas.

—Nosotras no directamente -Soo-ah interrumpió–. Soo-jin es la segunda mejor en nuestra clase, así que ella podría ayudarnos de verdad.

—¿Soo-jin? -Preguntó Young-mi.

—Kang Soo-jin es nuestra amiga. Hoy no vino porque estaba un poco enferma pero mañana vendrá. Le agradarás mucho -Aseguró Soo-ah aferrándose al brazo de la más alta.

—Sí, es muy inteligente para los números -Apoyó Ju-gyeong.

Las tres tomaban el camino hacia la salida de la escuela donde ya desde lejos se podía ver el auto negro que Sung-hyun conducía y donde este tenía su espalda apoyada mirando atentamente hacia la puerta principal en espera de que salga la Eun mayor.

—¿Tienes chófer? Eso debe ser fantástico -Soo-ah aplaudió emocionada.

—Es el mejor amigo de mi padre y trabaja para él. Le ha pedido llevarme y recogerme de la escuela -Gruñó–. Aún tengo que sacar mi licencia de conducir, es por eso que lo hace.

—No sabía que tenías tanto dinero, Young-mi -Habló Ju-gyeong.

—No es algo de lo que me guste alardear -Chasqueó su lengua restándole importancia y llegaron a estar frente a Sung-hyun, quién hizo una reverencia hacia la chica–. Él es Sung-hyun.

—Mucho gusto -Las dos chicas hicieron una reverencia hacia el hombre mayor.

—Nos tenemos que ir, Young-mi -Habló Soo-ah aferrándose al brazo de Ju-gyeong.

—Está bien. Adiós -Young-mi movió su mano de un lado a otro viendo como sus nuevas amigas se iban.

Sung-hyun le abrió la puerta trasera del auto a Young-mi para que pudiese ingresar. Dejó su mochila en el suelo y Sung-hyun se adentró por el lado del piloto, iniciando así su camino con dirección a casa.

—¿Dónde está mi hermana? -Young-mi le preguntó al hombre que conducía.

—Tuve que recogerla temprano. Se sentía un poco enferma.

Young-mi esperaba que su hermana no se encuentre muy mal. Antes de que se separaran en la sala de profesores se notaba muy bien y en el receso no pudo verla.

Los minutos pasaron con rapidez cuando ya el auto se encontraba ingresando a la residencia Eun cuando las puertas del portón negro se abrieron a la par. Siguió el camino de cemento con dirección hacia la nueva casa. El auto se estacionó en frente de la puerta principal, Sung-hyun bajó con rapidez como es costumbre y le abrió la puerta a Young-mi.

Al abrir la puerta principal de su casa, Young-mi se dirigió hacia la sala en busca de su madre para darle aviso que ya había llegado. Pasó por la sala viendo que ahí no estaba, tampoco en la cocina. Se giró de vuelta por dónde vino pero fue sorprendida por Sung-hyun, quién se acercó con lentitud.

—Sung-hyun -Lo llamó y él se giró hacia la chica–. ¿Mi mamá aún no llega? Pensé que ya estaría de vuelta del hospital.

—No, señorita Eun. Su madre se encuentra en la empresa, me dijo que se quedaría hasta tarde con su padre ahí.

Young-mi asintió y quiso seguir con su camino fuera de la cocina pero el sonido de una llamada entrante la hizo detenerse. En la pantalla de su teléfono se iluminaba el nombre de su hermana con las opciones de contestarle o ignorarla, deslizó su dedo en el icono verde y colocó el aparato en su oreja.

—¿Qué sucede, Han-dam?

—¿Me harías un favor? -Utilizó su típico tono de voz inocente cuando quiere convencer a alguien.

—No lo sé, ¿qué quieres?

—Quiero que me cubras.

—¿Dónde estás, Han-dam? -Preguntó preocupada por el bienestar de su hermana y el saber que no se encontraba en casa–. Se supone que ya estabas en casa.

—Sí, eso -Carraspea antes de seguir hablando. Young-mi abandona la cocina a paso apresurado hacia la sala donde había dejado su bolso escolar–. Recibí la llamada de unas amigas y me invitaron a comer.

—Te voy a matar, ¿dónde estás? -El blazer escolar fue reemplazado por una campera negra que había guardado en su bolso.

—En un restaurante de pollo frito. Creo que queda en un lugar llamado Tawon -Una voz de fondo la corrigió–. Ah, se llama Itaewon.

—Mandame tu ubicación exacta por mensaje. Estoy yendo para allá.

Colgó sin esperar la respuesta de su hermana. Agarró su billetera junto a las llaves de la casa, así salió apresurada en busca de su hermana menor. No podía conducir alguno de los autos que estaban en el garaje ni pedirle a Sung-hyun que la lleve porque el hombre le era fiel a Jung-kyung, le diría que su hija había salido sin permiso, por lo que la última y única opción de la chica era ir en taxi.

Al salir de su casa a escondidas esperando que Sung-hyun no la viera, tuvo que caminar gran parte del vecindario para encontrar la calle más cercana donde transiten taxis y procurando no perderse ya que era la primera vez que salía al vecindario sola. Detuvo a un taxi luego de varios minutos caminando, al subirse le indicó a dónde debía ir. El sonido de un mensaje la hizo darse cuenta que su hermana ya le había mandado su ubicación exacta.

—No pensaba que los estudiantes tuvieran una vida nocturna tan activa un día de semana -Habló el conductor del taxi llamando la atención de Young-mi.

—¿Disculpe? -Preguntó confundida.

—¿No se dirige a Itaewon? Seguro estará con sus amigas. Tenga mucho cuidado porque ahí va todo tipo de personas.

Young-mi entendió al tipo de lugar que su hermana menor había ido y eso incrementó las ganas que tenía de estrangularla por sus malas decisiones. Podría ser alguien inteligente pero aún así se deja influenciar mucho por sus amigas, eso la preocupaba porque no quería que su hermana menor cometa los mismos errores que ella. No quería verla destruida como ella estuvo en algún momento del pasado.

El taxi llegó al lugar varios minutos despues. Young-mi le entregó el dinero enfocada en las luces neones que brillaban a lo largo de la calle. Habían demasiados establecimientos de comida, bares y clubs nocturnos. A pesar de ser un día de semana habían muchas personas caminando por ahí llenando los locales por completo.

Descendió del vehículo viendo todo el tumulto de gente y se adentró con el teléfono en su mano siguiendo la ubicación donde su hermana se encontraba. Chocó y se disculpó con varias personas mientras estaba concentrada en su teléfono. Había todo tipo de personas caminando por ahí, hasta ya podía identificar a algunos borrachos fuera de los bares y clubes. Diferentes tipos de música sonaban por todos lados haciendo evidencia que habían fiestas a esas horas prematuras de la noche y varios recuerdos llegaron a la memoria de Young-mi.

Esos recuerdos de cuando salía con sus amigas los fines de semana. Aunque también tuvo recuerdos de esa noche donde su vida cambió por completo. Agitó su cabeza eliminando esos malos momentos y se volvió a enfocar en encontrar a su hermana menor.

Llegó al supuesto punto donde estaba Han-dam, se trataba de un pequeño establecimiento de comida. Entró al lugar en busca de su hermana con la mirada porque el lugar no era grande, así que no hacía falta hacer una gran búsqueda pero no la encontró por ninguna parte. Su teléfono volvió a vibrar debido a un mensaje entrante.

HAN-DAM

Logré conseguir un taxi y estoy de regreso a casa.
No te preocupes.

—Maldita mocosa -Murmuró entre dientes y salió del lugar dando grandes zancadas. Definitivamente la iba a matar.

Caminaba de regreso por dónde había llegado pensando en las maneras que podría matar a Han-dam por hacerla ir a un lugar tan peligroso y sobre todo, preocuparla a sobre manera. Sus pensamientos la mantenían distraída que no se dió cuenta cuando chocó contra una persona haciéndola caer al suelo por el impacto.

—Fijate por dónde caminas -Era un hombre en definitiva. Young-mi se puso de pie a como pudo por el dolor.

—Lo siento -Miró al chico mayor que ella, hizo una rápida reverencia y quiso salir de ahí pero otros chicos se lo impidieron.

—Oye, pero mira que belleza nos encontramos -Dijo otro chico. Eran alrededor de cinco que la rodeaban y sonreían divertidos.

—¿Qué te parece si la pasamos bien un rato? -Habló otro chico y Young-mi miraba a todos lados tratando de encontrar la manera de huir.

—No, no quiero. Déjenme ir -Los miró con seriedad y los chicos no se movieron, hasta les resultó gracioso verla de esa manera tan demandante.

—¿Es enserio? ¿Nos quiere dar órdenes una niña? -Rió uno.

—Eres una mocosa maleducada -Dijo el chico que había chocado con Young-mi.

Mientras Young-mi retrocedía intentando alejarse de los chicos que la acosaban, terminó chocando contra el cuerpo de alguien y se asustó de solo pensar que se trataba de una sexta persona para dejarla sin salida pero sus dudas fueron dispersadas cuando escuchó su voz.

—Déjala en paz, Sung-yong.

—Miren quién apareció -Dijo uno de los chicos.

—Es un gusto volver a verte, Seo-jun -Habló el tal Sung-yong, quién era el líder del grupo y chocó con Young-mi.

—No diría lo mismo de ti. ¿Ahora te dedicas a acosar chicas?

—Es mucho mejor que deberle a la gente. ¿No crees? -Atacó con soberbia.

Seo-jun rió sin nada de gracia aguantando las ganas de golpear al chico. Necesitaba huir pero tampoco podía dejar a la inocente chica con ellos, así que la agarró de la muñeca en un rápido movimiento y la obligó a correr hacia un callejón oscuro mientras el grupo se daba media vuelta para subirse en sus motocicletas para perseguirlos.

Él se detuvo frente a su motocicleta que estaba estacionada, se colocó su casco negro con rayas amarillas con rapidez mientras Young-mi miraba por el callejón vigilando que los chicos no los persiguieran. Seo-jun se subió al vehículo de dos ruedas y la encendió haciendo que el motor rugiera y Young-mi girara la cabeza hacia su dirección.

—Súbete

—¿Qué? -Lo miró alarmada.

—¡Súbete!

Young-mi volvió a girar hacia el callejón viendo que varias motos se acercaban a donde ellos se encontraban para atraparlos. La chica no tuvo otra opción que subirse a la moto del desconocido aferrándose con fuerza a su cintura. El chico dió a andar la moto saliendo del callejón a toda velocidad dando por iniciada una persecución entre Sung-yong junto a su grupo y Seo-jun acompañado de una desconocida que se negaba a abrir los ojos.

La moto salió del pequeño barrio ingresando a una de las calles principales que era poco transitada por autos en ese momento volviendo más libre el desplazamiento de las cuatro motocicletas. Seo-jun había tomado la delantera pero no faltaba mucho para que los otros lo alcancen, así que aceleró lo más que pudo. Young-mi se aferraba más al cuerpo del chico con los ojos cerrados mientras en su cabeza se regañaba por haberle hecho caso a un desconocido.

Seo-jun siguió manejando hasta ingresar a una calle con la intención de perderlos. En ese estrecho camino se encontró a un hombre que transportaba cajas en una carretilla pero el chico logró esquivarlo a penas aunque las cajas igual terminaron en el suelo por el susto que se dió el hombre mientras Sung-yong gritaba el nombre del chico que perseguía.

Paró unos segundos viendo que el grupo tenía dificultades para pasar por las cajas en el suelo y continuó con su camino girando a la izquierda que era la única salida disponible porque lo demás estaba cerrado. Se escondió detrás de un enorme camión que se encontraba estacionado a la izquierda del camino. La luz del lugar apenas alumbraba que sería fácil esconderse ahí por unos segundos intentando despistarlos. Bajó la intensidad de sus las luces haciéndole una seña de silencio a Young-mi para que se mantuviera callada y no los descubrieran.

Las tres motocicletas pasaron a toda velocidad por el lado de Seo-jun y Young-mi pero no lograron verlos. El chico retrocedió y retornó por dónde había llegado pero cuando estaba a punto de girar hacia la derecha, una persona se atravesó corriendo. Por suerte, Seo-jun pudo reaccionar a tiempo y giró el volante del vehículo pero aún así perdió el equilibrio haciendo que la moto se deslizara en el suelo y las dos personas que iban encima terminaran en el suelo.

Seo-jun había reaccionado antes del accidente pasando un brazo por la cintura de la chica atrayendolo a su cuerpo y así los dos rodaran por el suelo abrazados para que no le ocurriera mucho daño a ella al no llevar casco de por medio. Los dos terminaron en el suelo sumando a la chica que se atravesó y cayó por el miedo de ser atropellada. Se puso de pie viendo a los otros dos en el suelo, así que se acercó para ver si estaban muy heridos.

—Disculpen, ¿se encuentran bien?

Young-mi intentaba reincorporarse soltando algunos quejidos de dolor mientras Seo-jun ya estaba sentado gruñendo un poco por la caída.

—¿Qué debo hacer? -La chica se acercó aún más. Seo-jun se sacó el casco teniendo una respira acelerada–. ¿No están heridos?

La pelinegra logró sentarse en el suelo viendo más de cerca la herida que tenía en su rodilla y algunos pequeños cortes en sus manos. Cuando alzó la cabeza para ver a la persona que se había atravesado y reclamarle, las dos se quedaron congeladas mirándose con sorpresa.

—¿Young-mi?

—¿Ju-gyeong?

La atención fue dirigida ahora a los estruendosos sonidos de las motocicletas, por lo que Seo-jun y Young-mi sabían de quienes se trataban y como pensaban, el grupo apareció mirando a todos lados en busca de ellos. Se pusieron de pie con rapidez y en el transcurso de la huida, Seo-jun terminó entregándole su casco a Ju-gyeong antes de huir junto a su acompañante dejando a la chica confundida por toda la repentina escena.

Los malos se bajaron de sus motocicletas cuando la pareja ingresó a una calle estrecha dónde no podían ingresar sus motos, por lo que debían perseguirlos a pie. Seo-jun y Young-mi corrían por su vida lo más rápido que podían, subieron unas escaleras dónde el grupo intentaba tomar ventaja para atraparlos. Al terminar las escaleras, los dos se separaron yendo Seo-jun por el lado izquierdo y Young-mi a la derecha. Tres hombres fueron detrás del chico y dos detrás de la chica.

Young-mi botó una torre de cajas que se encontraba cerca para así no darles tanta ventaja pero aún así eso no parecía detenerlos, por lo que ella debía seguir corriendo hasta lograr perderlos de vista. Giró hacia la izquierda viendo a lo lejos a Seo-jun que había saltado las escaleras intentando escapar de los otros tres que lo perseguían. Se detuvo cuando vió que la chica corría hacia él siendo perseguida por los otros dos chicos restantes así que ambos estaban sin salida.

La pelinegra llegó a colocarse al lado de Seo-jun y él la hizo a un lado colocándola detrás de su gran cuerpo para que no le pudieran hacer nada. Retrocedieron hasta casi dar contra una pared de metal siendo aprisionados por los cinco chicos que estaban más relajados viendo que no tenían escapatoria.

—Oye, Han Seo-jun -Sung-yong le sonrió apareciendo frente al mencionado–. Kim Cho-rong había dicho que te habías ido a estudiar al extranjero. Pensabas que nos íbamos a creer eso.

—Lo siento, bastardo -Respondió sonriente con prepotencia.

—Oh, este lunático -Sung-yong se acercó hacia el chico dándole un golpe en su abdomen quitándole el aire.

—¡Oye! No lo golpees -Young-mi se quiso acercar pero Seo-jun se lo impidió alzando su brazo a como pudo.

—¿Y qué piensas hacer al respecto? ¿Golpearme? -Se burló haciendo que sus otros amigos rieran.

—Lo puedo considerar hacer. No me retes -Le gruñó con molestia. El chico la miró de pies a cabeza sin mucha importancia y luego miró a Seo-jun.

—Oye, cuando pienso en cómo por tu culpa... -Volvió a golpear a Seo-jun haciendo que esta vez cayera al suelo–. No me queda dinero, solo...

Young-mi retuvo las ganas de acercarse y golpear a Sung-yong. No podía hacer eso porque luego los otro cuarto se irían contra ella y la dejaría en una gran desventaja, por lo que solo le quedaba rogar para que se detuvieran o que Seo-jun tuviera fuerzas para defenderse.

—Oye -Lo tomó de la chaqueta y lo hizo ponerse de pie–. No saliste ese día para traicionarnos intencionalmente, ¿no? -Seo-jun soltó una pequeña risa divertido–. ¿Pensaste que no haríamos nada si nos ignorabas y nos evitabas?

Quiso golpearlo en el rostro pero Seo-jun lo esquivó con rapidez haciendo que Sung-yong se molestara un poco más.

—No me golpees la cara -Seo-jun acomodó su chaqueta negra con normalidad. Sung-yong miró sin poder creer lo que el chico le había dicho.

—Sí, lo esquivaste. Muy bien, ahora estás muerto -Colocó una mano en su hombro y alzó su puño dispuesto a golpearlo en el rostro pero se escucharon sirenas de policía cerca.

—Oye, la policía está aquí -Le dijo uno de sus compañeros por lo que Sung-yong se alejó con lentitud para no ser arrestado.

—Nos encontraremos de nuevo, Han Seo-jun.

El grupo salió corriendo dejando a Seo-jun y Young-mi ahí, quiénes ya se encontraban más aliviados al estar fuera de peligro. La chica sentía que el alma se le devolvía al cuerpo. No había sentido ese tipo de adrenalina durante mucho tiempo pero al igual sintió miedo que esos chicos pudieran hacerle algo, se veían muy malos.

—¿Estás bien? -Seo-jun le preguntó a la chica que se encontraba apoyada contra la pared más cercana, necesitaba recuperar el aire.

—Sí -Logró decir a penas–. Sólo me hice una herida en la rodilla, pero no es problema -Sonrió de lado–. Me tengo que ir. Ya he pasado por suficientes problemas hoy.

—Está bien, vete. Trata de no meterte en más problemas.

—Ya -Chasqueó la lengua con diversión–. Como si no te hubieran golpeado por deberles dinero.

Young-mi le sonrió al chico antes de darse media vuelta y regresar por el mismo camino donde había huido de los chicos hace rato atrás mientras que Seo-jun la miraba irse sonriendo un poco. Ambos se habían agradado por alguna razón desconocida que ellos no entendían, solo era un sentimiento presente dentro de ellos.

Hasta ese momento no sabían lo que verdaderamente eran en el pasado y lo que serían en el futuro.

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