OCHO. dinner

🌸     CAPITULO OCHO
dinner /   cena
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LA HISTORIA ERA UNA DE LAS tantas materias que todos los estudiantes odian en el mundo, de eso no se salva Young Mi. Sostenía su cabeza con una mano apoyada sobre la mesa en su intento casi fallido de no quedarse dormida por completo pero no daba efecto, su sueño era más fuerte y su cabeza se inclinaba hacia a un lado con frecuencia y luego despertaba cuando estaba a punto de caerse.

Algunos de sus compañeros estaban en la misma situación, y otros vivían durmiendo como Seojun, aunque en realidad él era el único que hacía eso con cualquier clase. Young Mi no estaba acostumbrada a dormir en las clases, le parecía una falta de respeto pero específicamente ese tema de historia estaba para morirse de aburrimiento.

Todos despertaron alarmados cuando se escuchó el sonido de una silla siendo arrastrada de improviso. Ju Gyeong se había puesto de pie en plena explicación que daba el profesor dejando a confundidos y curiosos a todos.

—¿Cuál es el problema? -Preguntó el profesor.

—Ow... Profesor, ¿Puedo ir al baño? -Ju Gyeong colocó sus mano sobre su abdomen doblándose como si le causara algún tipo de dolor estomacal.

—Ve -Ju Gyeong ya estaba saliendo del aula cuando el profesor le dió el permiso.

Cuando la chica salió corriendo del aula, todos empezaron a reír burlándose y Young Mi los miró confundida. ¿Por qué se reían? ¿A caso no era normal ir al baño para hacer esa segunda necesidad?

—Si actúas así durante el periodo Joseon, no estarías escuchando la palabra "dama". Pero está bien ahora mismo. Yo también necesito ir al baño -Agarró sus libros–. Los veré la próxima clase, chicos.

—Qué idiota -Young Mi gruñó cerrando su libreta de apuntes mirando por dónde el profesor se había ido–. No estarías escuchando la palabra "dama" -Lo imitó con exageración–. ¿Qué idiotez es esa? ¿Así se dice llamar profesor?

—¿Estabas hablando sola?

Young Mi dió un gran salto de su silla terminando apoyada contra la pared y su mano sobre su pecho sintiendo sus latidos golpeando contra sus costillas fuertemente. Había sido un horrible susto que le dió.

—Maldición -Se quejó–. ¿A caso estás loco, Seo Jun? Casi me matas de un infarto.

—Tú eres la que estaba hablando sola, loca -La miró como tal, una loca. Young Mi recobró sus latidos normales y miró mal al chico.

—¿Qué haces aquí? ¿No se supone que estabas en tu quinto sueño del día? -Sonrió burlona y el chico rodó los ojos.

—Vine hasta aquí para recordarte que me debes una compensación por salvarte la noche que nos conocimos. ¿O a caso ya lo olvidaste?

—Ah, eso -Le restó importancia–. ¿No te fue suficiente con haberte dado las gracias? ¿Por qué eres tan ambicioso?

—Las gracias serán sinceras cuando me invites a comer.

—¿Perdiste la cabeza? ¿Por qué te tengo que invitar a comer? Eres tú el hombre en esta situación -Lo señaló a él y luego a ella–, debes ser caballero e invitarme a comer. Fui la víctima de todo eso al final.

—¡Ya! -Alzó un poco la voz y la miró intentando ser serio para persuadirla–. Huía de ellos y me detuve a ayudarte. Además mi motocicleta salió lastimada porque tu amiga se atravesó en medio del camino. Y también me golpearon, por si lo olvidas.

—Esos golpes te lo merecías por deberle a la gente -Lo señaló–. ¡De eso no tengo la culpa! Tampoco lo de Ju Gyeong. Y si tanto te afecta, pídele a ella que te pague el mantenimiento porque yo no lo haré -Cruzó sus brazos.

—¿Por qué eres tan malagradecida? ¿No tienes modales?

—Si acepto darte de comer, ¿Dejarías de molestar? -Preguntó con un fingido fastidio y el chico cambió su expresión a una infantil sonriendo y asintió dos veces intentando parecer alguien inofensivo–. Está bien. Lo haré pero solo será una vez, nada más.

—Lo entiendo.

Seo Jun despeinó a Young Mi antes de regresar a su asiento feliz porque había logrado su cometido: Invitarla a comer, aunque no de esa manera directa pero comerían juntos. Desde que se encontraron en Itaewon, el sentimiento de conocerla no desaparecía y hasta tuvo un corto recuerdo sobre una niña de cabello largo, negro como el carbón y una sonrisa tan angelical. ¿Por qué tendría ese recuerdo tan de repente? ¿Y por qué cuando ella apareció en su vida? No podía ser la misma niña que conocía en su infancia, ella no iba a regresar.

La única manera de que puedan pasar tiempo a solas fuera de la escuela, era haciendo que ella acceda a invitarle una cena por agradecimiento de haberla salvado. No se atrevía a pedirle ir a cenar directamente, sentía una gran inseguridad que era muy raro en él, pero tratándose de esa chica nueva era casi inevitable por alguna razón. Logró persuadirla y así poder llegar a una respuesta. Aunque ella realmente no fue convencida, también quería respuestas porque le estaba ocurriendo lo mismo que a él.

Young Mi se puso de pie estirando sus extremidades luego de haber salido de su corto sueño, estaba sedienta así que iría a conseguir alguna bebida para calmarla. Pasó por el lugar de Seo Jun, quién estaba recostado sobre su mesa durmiendo como es costumbre. La chica sonrió cuando una idea macabra se le vino a la cabeza pero de esa manera cobraría parte de su venganza por ser tan ambicioso al insistirle que le compre comida.

Colocó sus rodillas sobre el suelo y desató los cordones de las zapatillas de Seo Jun con cuidado para que no se despierte. Las amarró a una de las patas de la mesa y sonrió al hacer su pequeña gran travesura. La chica lo despeinó con fuerza haciendo que él se despertara casi de inmediato viendo a la chica, quién estaba sonriendo de oreja a oreja por lo que hizo.

—Idiota -Sacó su lengua antes de salir corriendo del aula, Seo Jun quiso seguirla para vengarse pero no pudo al estar amarrado a la mesa.

—¡EUN YOUNG MI! -Vociferó. Los estudiantes que pasaban por el pasillo miraron a la mencionada que corría riéndose como una maniática.

Ya tenía su bebida de naranja sobre sus manos dándole grandes sorbos dejándose deleitar de ese fresco sabor. Regresaba a su aula de clases cuando alguien apareció tomándola de la hombro, ella quiso reclamarle a la otra persona pero se tranquilizó al darse cuenta de quién era.

—¿Qué sucede? -Volvió a darle otro sorbo a su bebida.

—Mira -Le extendió un pequeño folleto que decía sobre un concurso de talentos–. ¿No crees que deberías participar?

¿Volver a cantar? ¿Estaba preparada para eso? Posiblemente el cantar no había terminado como un trauma para ella pero fue el inicio de uno, sería un poco complicado aceptarlo pero ella adora cantar, lo hacía todo el tiempo aunque nunca quiso decirle a su padre que lo quería reforzar con profesores. Pensaba que él estaría en desacuerdo, tenía miedo que ese fuera el caso.

—No lo sé, Han Dam -Respondió no muy segura–. Sabes...

—¿Qué prometimos? -La interrumpió–. Prometimos que el pasado ya no nos detendría para seguir con nuestro camino. Volver a cantar es un paso importante para ti, y lo sabes -Su dedo índice terminó en el medio de su pecho–. Conseguiste a grandes amigos y estás más alegre que nunca. Puede complementar esa alegría con lo que más te gusta hacer, Young Mi. Piénsalo.

Su hermana le sonrió antes de seguir por el pasillo de vuelta a la sección donde pertenece.

Young Mi volvió a mirar el papel que sostenía en su mano y releía el título haciendo que pequeños recuerdos de ella cantando sobre un escenario escolar llegaran a su mente. Si tan solo no hubiera sido débil y negado a la petición de su padre, las cosas serían otras pero nunca hubiera llegado a Seúl, conocido a sus actuales amigos y seguiría rodeada de esas malas personas. Al menos esos sucesos atroces dieron grandes frutos luego de un tiempo.

Tiene que analizar con cuidado si deberia dar la audición o no.

Caminaba por el pasillo estando cerca de su aula de clases hasta que alguien la despeinó a sus espaldas. Estaba tan sumergida en sus pensamientos que eso la hizo reaccionar de pronto lanzando un golpe al aire al girar y dándole en el hombro a Seo Jun, quién la miró sorprendido tocando su zona afectada.

—¿Me querías matar?

—Si tan solo fuera así de fácil -Young Mi se burló–. ¿Te hice daño?

—¿Cómo tú podrías hacerme daño? -Se burló con altanería y Young Mi revoloteó sus ojos al ser testigo una vez más de su ego–. Pero das buenos golpes. ¿A caso peleas?

—Tomé clases de Jiu-Jitsu cuando tenía doce años. Luego me salí porque mis compañeros dijeron que eso era para hombres -Encogió sus hombros.

—Les hubieras pateado el trasero a todos esos niños tontos.

—Lo hice -Ambos sonrieron y Seo Jun miró lo que ella sostenía en su mano. Fue rápido y se lo quitó–. ¿Qué haces?

—¿Piensas participar del concurso de talentos? -Ignoró su pregunta revisando el papel.

—No -Respondió casi de inmediato y él alzó una ceja interrogante–. No lo sé. Mi hermana me lo dió hace un momento, quiere que participe.

—No pensé que cantaras.

—No conoces nada de mí, Han Seo Jun -Sonrió de lado–. Dejé de cantar hace casi un año.

—¿Por qué?

No le iba a decir, no era el momento y ni siquiera sabía si él sería alguien bueno para su vida. A penas lo iba conociendo.

—Porque me aburrí -Se excusó con lo primero que cruzó por su cabeza–. Eso es todo. Aún creo que estoy un poco oxidada, no creo que participe...

—Hazlo -La interrumpió. Young Mi miró al chico, quien ahora sí parecía muy serio al respecto–. Si tienes la habilidad de cantar, nunca lo escondas. Aprovecha lo que tienes, no sabes cuándo puedes llegar a perder esa oportunidad.

Estaba muy serio y sus palabras sonaron firmes, como si supiera de lo que realmente estaba hablando. ¿En serio lo sabía? Era notorio que hablaba desde su experiencia y la curiosidad de Young Mi despertó por unos segundos.

Seo Jun se dió cuenta sobre la seriedad de sus palabras y quiso relajar el ambiente aunque no fuera posible para él. Sonrió de lado intentando parecer calmado pero Young Mi identificó una mueca, no estaba tan cómodo luego de haber hablado.

—Me tengo que ir. Nos vemos luego -El chico siguió con su camino viéndose un poco más afectado. Young Mi aún trataba de procesarlo, pensando en qué pudo haberle ocurrido a Seo Jun.

Al día siguiente, Young Mi llegó a la escuela repasando la tabla periódica ya que aún era un poco complicado adaptarse al idioma a pesar que había vivido sus primeros años de vida ahí, algunas cosas le resultaba difícil de aprender por lo que solo tiene que practicar. Había ignorado a su hermana durante el trayecto a la escuela porque estaba concentrada en su cuaderno de notas que no le importaba nada más, aunque eso molestó un poco a la Eun mayor que necesitaba su ayuda para escoger ropa nueva.

—Fosforo, flúor, mercurio y mag... ¡Diablos! -Cerró su cuaderno con fuerza dándose por vencida-. Suficiente química por hoy.

Young Mi siguió caminando hacia el edificio principal pero se dió cuenta de la presencia de Ju Gyeong, quién se acercó corriendo a un grupo de chicos que pronto los reconoció como los amigos de Seo Jun y él también le estaba ahí.

—Seguro Seo Jun debe estar molestándola por la motocicleta. Agh, ese pequeño idiota -Gruñó Young Mi acercándose hacia ellos para poner a Seo Jun en su lugar. No dejaría que intimidara a su amiga.

Ju Gyeong dejó algo dentro del bolsillo de Seo Jun antes de salir corriendo mientras los amigos de él empezaban a molestarlo.

—¡Una carta de confesión!

—¡Han Seo Jun!

Young Mi redujo la velocidad de sus pasos con la intención de escuchar un poco más de cerca lo que ellos estaban diciendo. Una parte de ella gritaba que solamente se estaba acercando para escuchar lo que hablaban de Ju Gyeong pero realmente lo hacía para asegurarse que esa carta no sea una confesión, aunque no tenía mucho sentido que sea así.

Seo Jun dobló la hoja con rapidez mientras sus amigos estiraban sus cuellos asomándose para leer lo que estaba escrito.

—Oye, ¿Qué escribió? Déjame leer esa carta de confesión -Pidió Cho Rong.

—Oye, ¿Qué hay aquí para leer? Es obvio -Seo Jun guardó la carta dentro de su blazer evitando que alguien se lo quite. No parecía tan feliz, por lo que no se trataba de una carta de confesión.

—¿Por qué? Nunca he recibido una desde que nací. Déjame verla aunque sea una sola vez.

—Olvídalo

—¡Enséñame la carta de confesión! -Seo Jun miró a su amigo antes de seguir con su camino–. ¡Léela! -Todos vociferaron al mismo tiempo mientras seguían al chico que los ignoraba.

Young Mi supo que no se trataba de una carta de confesión y eso la hizo sentir más aliviada de alguna extraña manera.

—¿Por qué me siento así? Es ridículo -Se regañó a sí misma antes de continuar su camino.

Llegó al salón de clases viendo que Ju Gyeong ya se encontraba en su sitio de siempre, al verla la saludó y fue correspondida de la misma manera con una gran sonrisa. Hizo camino hacia su asiento delante de Su Ho, quién mantenía su expresión neutral como siempre y Young Mi decidió pasar de él sentándose donde corresponde.

Aún tenía mucho por aprender, así que decidió sacar sus apuntes y los que Soo Jin le había prestado hace algunos días atrás para empezar. Estaba concentrada escribiendo todo mientras tarareaba una canción aleatoria que había escuchado en la radio una de las veces que Sung Hyun la llevaba, hasta que su paz se vió interrumpida cuando una gran mano fue puesta sobre el cuaderno de apuntes impidiéndole que siguiera escribiendo.

Young Mi suspiró dándose cuenta de quién era.

—¿Tú de nuevo? -Alzó la cabeza mirando a Seo Jun.

—Nunca te cansarás de verme -Le guiñó un ojo y Young Mi se cruzó de brazos.

—Ya lo estoy empezando a hacer y créeme que es demasiado irritante. ¿Qué quieres?

—¿Ya tienes pensado qué me invitarás a comer?

—No, últimamente estoy muy ocupada así que no creo poder invitarte a comer. Es una pena -Fingió un puchero y Seo Jun la miró mal.

—Te podría ayudar.

—Oh, claro. Lo dice el chico que se la pasa durmiendo en todas las clases, me sirve mucho tu ayuda pero me veo en la obligación de negarme. Lo siento -Su tono de voz fue muy dramático que Seo Jun evitó sonreír. Seo Jun le quitó los apuntes que tenía–. ¡Oye!

El chico pasaba las páginas repasando su mirada con rapidez lo que Young Mi había estado escribiendo.

—¿Tienes problemas con el idioma? Te puedo ayudar.

—No lo necesito -Le arrebató la libreta que tenía en su mano.

—Piénsalo un momento. Yo recibo comida gratis y tú aprendes el idioma gratis -Se puso tan feliz como si hubiera descubierto la cura para alguna enfermedad–. Ganamos los dos.

Young Mi le hizo caso, al final si tenía razón porque ambos ganarían algo.

—Está bien -Asintió–. ¿Puedes hoy? Necesito aprenderme la tabla periódica para la próxima clase.

—No hay problema, Eun Young Mi -Seo Jun sonrió triunfal antes de abandonar el lugar de Young Mi dirigiendose a su lugar.

Su Ho había escuchado todo al estar detrás del asiento de la pelinegra y le parecía extraño que Seo Jun se acercara a una chica así de repente, nunca lo había hecho antes pero al parecer eso cambió desde la llegada de Young Mi. Aún así no le debía importar, su amistad terminó hace mucho tiempo y Seo Jun dejó muy en claro su posición entre ambos, por lo que ambos se deben mantener al margen sobre la vida personal del otro.

Aún así, se le hizo raro que Seo Jun deslumbrara tanta felicidad frente a la chica nueva y de alguna manera le generó curiosidad saber la relación que ambos llevaban, sobre todo que intenciones ella tenía con su amigo.

Young Mi y sus amigas se pusieron de pie saliendo del salón de clases, evitando a Tae Hoon y su amigo que ensayaban para el concurso de talentos que se daría dentro de poco. Ella aún estaba en indecisión al respecto, quería hacerlo pero tiene mucho miedo de pararse sobre un escenario y que las cosas no salgan bien.

—¿Qué pasa con eso? ¿Por qué tu novio no está comiendo nuevamente? -Soo Jin le preguntó a Soo Ah mientras entrelazaban sus brazos.

—Ah. Él está practicando para una audición, se dará un espectáculo en el festival. Sólo están seleccionando cinco grupos porque hay demasiados solicitantes.

—¿Alguna de ustedes participará? -Young Mi preguntó de pronto llamando la atención de sus dos amigas, porque Ju Gyeong estaba pérdida en sus pensamientos.

—No, no tenemos suficiente talento para participar -Soo Ah encogió sus hombros–. ¿Y tú?

—No sé -Respondió con sinceridad–. Tengo pánico escénico.

—Oye, Ju Gyeong. Te ves sin vida. ¿Sucedió algo? -Soo Ah miró a la mencionada con curiosidad y las tres centraron su mirada en ella.

—Oh, no. No pasa nada.

Young Mi sabía que Ju Gyeong estaba mintiendo. Al ser una persona que con frecuencia mentía sobre su estado anímico, ya podía reconocer cuando alguien más mentía al respecto y se estaba empezando a preocupar por ella, así que le preguntaría luego sobre eso porque podría estar pasando por un momento complicado y no quería que alguien sufra en silencio como alguna vez ella lo hizo. Ju Gyeong era una buena amiga, no quería dejarla sola.

—Ella debe estar hambrienta -Dijo Soo Ah.

—Espera. Tengo que ir a un lugar -Ju Gyeong avisó a sus amigas antes de salir corriendo por el la opuesto.

—¡Ju Gyeong! -Llamó Young Mi.

—¿Qué sucede con el almuerzo? -Preguntó Soo Ah viendo a su amiga correr con mucha prisa.

—Ella está un poco rara últimamente. ¿No lo crees? -Soo Jin se puso al lado de Young Mi y ambas cruzaron sus brazos sincronizadas.

—Sí, está demasiado rara -Suspiró la otra pelinegra a su lado.

¿Seo Jun y Su Ho tendrían que ver en algo? Young Mi siente mucha curiosidad por saber lo que le ocurre a su amiga y si eso involucraba a Seo Jun.

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