CUATRO. secret
🌸 CAPITULO CUATRO
secret / secreto
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A LA MAÑANA SIGUIENTE DEL DÍA dónde Young Mi casi muere en manos de unos sucios acosadores, o dónde casi muere a manos de Ju Gyeong por atravesarse mientras huía. La pelinegra aún no podía procesar por lo que había pasado la noche anterior, de alguna manera esa experiencia le aumentó el ánimo de seguir con su plan que despertó con una sonrisa de oreja a oreja. Estaba emocionada y extasiada por algo, aunque esa experiencia la haya colocado en peligro, no podía borrar su sonrisa.
—Buenos días, querida familia -Ingresó al comedor saltando de un lado a otro llamando la atención de sus padres y su hermana menor.
—Buenos días, Young Mi -Su madre sonrió mirándola con una ceja levantada, examinando si había algo fuera de lo común en su hija mayor.
—Te veo muy feliz, hermana mayor -Han Dam halagó a Young Mi con intenciones de hacerla olvidar lo que había hecho.
—Sí lo estoy -Respondió y luego se acercó hacia Han Dam susurrándole algo que solo las dos podían escuchar–, pero eso no quita las ganas que tengo de estrangularte -Tomó distancia de su hermana dejándola congelada del miedo, pensaba en la manera de huir de Young Mi porque sabía que su amenaza era real–. Bueno, hay que desayunar.
—¿A dónde fuiste anoche? -Jung Kyung dejó de comer mirando a su hija mayor y ella detuvo sus movimientos. Su cabeza empezó a funcionar a mil por segundo intentando encontrar alguna excusa.
—Salí un rato. ¿Por qué? -Sus expresiones eran relajadas.
La familia Eun tiene una cierta habilidad para la observación e intuición, todos pueden adivinar lo que sucede con solo ver tu rostro, mirada o hasta el tono de tu voz. Son como una especie de detector de mentiras. Young Mi debía convencer a su padre pero seria difícil, aunque no imposible. Ella y su hermana menor han tenido que idear toda su vida las maneras de no ser descubiertas por su padre y lo han hecho con mucho éxito pero en el mínimo error ya sea pestañear dos veces o que la voz temblara, estaban muertas.
—¿Por qué no avisaste a Sung Hyun? Pudo haberte llevado.
—Fue una llamada de improviso. Sabes cómo es tener amigos -Encogió sus hombros restándole importancia.
—¿Amigos? -Seung Dam miró a su hija con curiosidad–. ¿Ya tienes amigos? -Young Mi asintió haciendo que la alegría de su madre aumente.
—Son dos chicas. Se llaman Soo Ah y Ju Gyeong, son muy bonitas y amables.
Ahora Seung Dam entendía la razón de la enorme alegría que su hija desprendía. Estaba dando grandes pasos en recuperar lo que era antes, hasta ella podía ver a su hija de hace dos años cuando estaban en Australia. Young Mi siempre había sido una chica alegre, soñadora, bromista y amable, era todo lo que su madre deseaba en una hija. Estaba muy feliz con ella y sobre su personalidad, no podía estar más orgullosa hasta ese sábado por la noche donde su hija cambió.
Lo que ocurrió ese día la había marcado y sus supuestos amigos no la ayudaron, hicieron todo lo contrario y la hundieron más. Seung Dam y Jung Kyung desconocían a su hija por completo, no sabían cómo recuperarla y ella tampoco quería dar de su parte para arreglarse a sí misma, porque se sentía culpable de toda esa miseria que la hacían vivir.
Ahora todo estaba cambiando. La alegría en la familia Eun estaba empezando a renacer de aquellas cenizas y eso no podía poner más feliz a Seung Dam, apreciar la sonrisa de sus hijas como antes y esperaba que sea así por un largo tiempo. No quería volver a vivir esos momentos oscuros llenos de angustia y desesperación.
Las hermanas Eun ya se encontraban en camino hacia la secundaria siendo llevadas por Sung Hyun por segunda vez. Young Mi buscaba en su teléfono información respecto al procedimiento de como poder sacar su licencia de conducir para hacerlo lo antes posible, quería tener más libertad de acuerdo a su movilización como antes. Han Dam mantenía su distancia con miedo, sabía que sería reprendida por su hermana en cualquier momento y sentía su conciencia carcomerla.
—¿No me dirás nada? -Han Dam le preguntó a su hermana mayor y ella ni siquiera la miró de reojo–. Estoy esperando que me digas algo.
Young Mi dejó de teclear en su teléfono para girarse con lentitud hacia su hermana menor, quién estaba un poco alterada con la respiración irregular y hasta parecía histérica por la culpa, había visto la herida que su hermana mayor se hizo estando en Itaewon pero ella nunca le respondió cuando le preguntó, estaba demasiado enojada con Han Dam como para siquiera dirigirle la palabra.
—Yo no tengo nada que decirte pero tú sí a mí. Lo mínimo que deberías decirme es un agradecimiento por qué no les dije a nuestros padres y convenci a Sung Hyun que no dijera sobre tu ausencia cuando llegamos a casa.
—¿No me gritarás por haberlo hecho?
—Las consecuencias de lo que te puede pasar son las mismas que me ocurrieron a mí. Si ese no es suficiente ejemplo para ti, no es mi problema -Encogió sus hombros regresando su atención al teléfono.
Han Dam supo que estaba mal y debía disculparse con su hermana. Tenía razón, lo que le pasó a ella debía servirle suficiente como escarmiento para que pensara más en las consecuencias de sus actos y no en sus amigas.
—Lo siento, Young Mi. Sé que estuve mal en hacer todo eso, no volverá a suceder.
La ignoró sin dejar de mirar su teléfono y teclear mientras Han Dam la miraba expectante esperando que le responda, hasta pensó que jamás iba a obtener el perdón de su hermana mayor. La desesperación la empezaba a consumir hasta que Young Mi empezó a mostrar una ligera sonrisa de burla y Han Dam asomó la cabeza viendo que su hermana mayor todo este tiempo había tenido la pantalla apagada.
—Debiste haber visto tu cara. Tuve que escribir en un teléfono con la pantalla apagada para que puedas disculparte y darte cuenta de lo tonta que fuiste.
—¡Ya! -Golpeó el hombro de su hermana en su molestia.
—¿Qué? Puedes tener un millón de trofeos en Matemáticas pero aún así sigues siendo una tonta -La despeinó y Han Dam quitó su mano de un solo golpe–. En serio espero que te sirva de lección. Casi muero mientras estaba ahí, pero tuve suerte de salir viva.
—¿Qué te pasó?
—Unos chicos me estuvieron acosando pero... -Young Mi detuvo su relato al recordar lo que había sucedido la noche anterior.
Todo lo vivido con Seo Jun la noche anterior se había repetido una y otra vez en la cabeza de Young Mi. Quisiera volver a verlo aunque sea una vez más para agradacerle por haberla salvado de esos chicos, no se veían como buenas personas y nadie sabe lo que pudieron haberle hecho si él no aparecía en ese preciso momento. Sobre todo, él se arriesgó para protegerla porque sabía que esos chicos lo estaban buscando por el dinero que les debía y aún así eso no lo detuvo para rescatar a Young Mi. La pelinegra aún tenía la ilusión de encontrarlo y darle las gracias por eso, fue bueno con ella.
—¿Pero? No me dejes con la intriga, Young Mi -Han Dam tiró del brazo de su hermana llamando su atención y ella reaccionó.
—Un chico me ayudó. Eso es todo -Acomodó la manga de su blazer.
—¿Un chico? -La expresión de Han Dam cambió por completa a una con picardía–. Y dime, ¿Era guapo?
—¿C-Cómo preguntas eso? ¿Qué te pasa? -Young Mi entró en nervios. Era verdad, Seo Jun le había parecido atractivo.
—Solo quiero saber -Encogió sus hombros con inocencia–. Solo dime, ¿Lo era?
Es así como transcurrió el resto del camino hacia la escuela Saebom, entre la insistencia de Han Dam por saber si el héroe de su hermana mayor había sido guapo mientras que Young Mi le decía que no preguntara cosas tontas. El auto se detuvo a las afueras de la escuela y ambas hermanas bajaron como siempre, no sin antes agradecer y desearle suerte a Sung Hyun en su día.
—¡Han Dam! -Las dos hermanas giraron ante el llamado.
Dos chicas sonrientes se acercaron casi corriendo hasta donde se encontraba la mencionada, parecían ser de la edad de Han Dam por lo que Young Mi supo que se trataba de sus recientes amigas. Ignoraron por completo a Young Mi y se llevaron a la menor dejándola en la calle. Soltó un bufido y continuó con su camino siendo totalmente diferente a ayer, ya no la miraban con curiosidad pero si habían algunos chicos que se codeaban entre sí mirándola y sonriendo, probablemente opinaban lo de todos: "Que bonita es la chica nueva. Debería invitarla a salir".
—¡Young Mi! -Soo Ah alcanzó a la mencionada acompañada de Ju Gyeong y una chica más–. Pensé que venías en auto.
—Le dije que me dejara afuera, sería demasiado modesto decirle que lo hiciera hasta la puerta -Miró a la chica pelinegra y Soo Ah se dió cuenta de eso.
—Oh, ella es Kang Soo Jin. La experta en matemáticas que te dije ayer.
—Hola -Soo Jin saludó. Ella también es muy bonita, denotaba elegancia.
—Soy Eun Young Mi -Sonrió.
—Sí, todos hablan sobre la chica nueva. No te preocupes, ya se olvidarán de eso dentro de poco -Sonrió. Parecía alguien amable.
—Young Mi -Ju Gyeong llamó a la chica en un pequeño murmuro que solo ella pudo escuchar–. Respecto a lo de ayer -Pausó unos segundos–, no le diré a nadie.
—Oh, no es necesario que lo hagas pero si quieres mantenerlo en secreto, está bien -Encogió sus hombros–. Pero te puedo decir que la próxima tengas más cuidado, me lastimé la rodilla.
Ju Gyeong miró las rodillas de su amiga viendo que efectivamente, su rodilla derecha se encontraba con un apósito cubriendo la herida.
—No lo sabía. Lo siento tanto, Young Mi -Estaba arrepentida y desesperada. El accidente en la moto había sido su culpa.
—No te preocupes demasiado, Ju Gyeong -Sonrió de oreja a oreja–. Solo fue una herida, estoy bien por completo. No te estreses.
—Dejame compensarlo. Eso fue mi culpa -Hizo un pequeño puchero. Realmente estaba muy arrepentida, dejando al descubierto el alma buena que tiene.
—Podrías solucionarlo con un yogurt de fresa -La chica asintió de acuerdo. Sería capaz de hasta comprarle toda la ropa que Young Mi quisiera con tal de demostrar lo arrepentida que estaba.
—Muévete -Escucharon detrás de ellas y giraron a ver de quién se trataba–. Dije que te muevas.
Ju Gyeong se hizo a un lado dejando que Su Ho pudiera pasar con total normalidad.
—¿Y a él que le pasa? -Young Mi lo miró con molestia. No le pareció correcta su actitud.
—No te sorprendas por eso. Su actitud es más fría que el iceberg que hundió al Titanic -Soo Ah bufó cruzandose de brazos. Las cuatro mirando el cuerpo de Su Ho seguir con su camino.
—Lee Su Ho, deberías hablar mejor -Soo Jin levantó un poco la voz para que el chico la escuché pero la ignoró.
Tae Hoon apareció al lado de Soo Ah sonriente y haciendo sonidos, la chica tomó del brazo a su novio alegrandose de su presencia. Ante los ojos de Young Mi, ambos son una bonita pareja pero en las interacciones que vió en su primer día, eran demasiado acaramelados y cursis, algo que a muchos les desagrada incluyendo a la mayor Eun.
De pronto se escuchó el fuerte sonido bastante familiar para Young Mi. Soo Jin se hizo a un lado y Young Mi tiró del brazo de Ju Gyeong antes que la motocicleta le hiciera algún daño cuando pasaba por su lado. Algunos que iban adelante también se abrieron paso para el vehículo de dos ruedas. Su Ho ni se inmutó cuando pasó por su lado demasiado cerca. Se detuvo varios metros adelante estacionándose.
A muchos les llamó la atención, tal parecía ser que esa moto no era común ver en la escuela.
El chico que llevaba el uniforme escolar y conducía la moto se quitó el casco negro revelando su rostro al mismo tiempo que se bajaba del vehículo. Ju Gyeong y Young Mi se sorprendieron a más no poder cuando vieron de quién se trataba.
—Él es... -Ju Gyeong se quedó en el aire sin quitarle la mirada de encima.
—Seo Jun -Completó Young Mi viendo cada movimiento que hacía el chico que la salvó anoche.
—¿Es de nuestra escuela? -Las dos chicas se miraron nerviosas.
—Han Seo Jun está de vuelta -Habló Soo Ah aferrada al brazo de su novio. Los cinco se detuvieron para ver al recién llegado.
—¿Por qué está aquí? -Soo Jin estaba de brazos cruzados.
—¿Han Seo Jun? -Ju Gyeong miró a Soo Ah esperando que le responda.
Por alguna razón, a Young Mi se le hizo demasiado conocido su nombre completo. Sentía que en algún lado lo había oído pero era casi imposible, ella recién había llegado de Australia y allá no conocía a nadie surcoreano, así que sería difícil saber de dónde venía ese nombre.
—Como el Triángulo de las Bermudas en el Atlántico y los agujeros negros en el universo -Soo Ah formó una pirámide con sus dedos explicándole a Ju Gyeong–, hay dos chicos encantadores en nuestro colegio. Si te enamoras de ellos, no habrá salida y nunca escaparás.
—Qué trágico -Young Mi revoloteó sus ojos.
A simple vista, Seo Jun parecía alguien duro y rebelde pero como la trató ayer, se notaba como un caballero que jamás te rompería el corazón. A menos que solo lo haga cuando quiere cortejar a una chica para que cayera en sus redes pero ayer no tenía ese tipo de intenciones con ella. ¿Entonces? ¿Era realmente cierto lo que se decía de él en la escuela? ¿O es falso toda la amabilidad de anoche?
—La elegancia y belleza fría, el dios Lee Su Ho. Y el caballo salvaje e indomable, dios Seo Jun.
—Dios Seo Jun -Young Mi se burló ganándose la atención de sus compañeras–. ¿No crees que exageras? Seo Jun parece rebelde pero no creo que sea indomable.
—¿Lo conoces? -Soo Ah alzó una ceja interrogante y la chica bajó la mirada nerviosa.
—No -Titubeó.
—Yo sé de lo que hablo. No te fijes en ninguno de los dos, jamás. A menos que quieras sufrir persiguiendo por un poco de su atención -Encogió sus hombros–. Ellos son los dos dioses de la escuela Saebom. Los dos mejores.
—Entonces, cariño, ¿Qué hay de mí? -Preguntó Tae Hoon.
—Nuestro Hoon, es el mejor para mí -Le respondió sonriente sosteniendose más de su brazo y colocando el dedo índice en su mejilla–. Olvídate de las tonterías principales, los odio a ambos.
—Casi vómito -Soo Jin se quejó mirando a Tae Hoon.
Siguieron con su camino mientras la cabeza de Young Mi no dejaba de dar vueltas. Era demasiado para que sea una coincidencia que él asistiera a la misma escuela que ella.
—¿Qué les pasa? ¿No se llevan bien? -Preguntó Ju Gyeong.
—Solían ser mejores amigos, pero de alguna forma se distanciaron.
—¿Sabes sobre eso? -Preguntó Young Mi.
—No, nadie lo sabe. Cuando se encuentran, el ambiente se pone tenso.
—Ya lo puedo sentir -Suspiró.
Entraron a su respectiva aula de clases viendo que algunos ya se encontraban en sus respectivos asiento. Young Mi miró a su compañero que se sentaba atrás, quién tenía su mirada fija en algún punto muerto del suelo estando pensativo mientras jugaba con el lápiz que llevaban en su mano. La pelinegra se acercó con lentitud sin dejar de mirarlo hasta sentarse en su lugar. Su rostro neutro le daba mucha inquietud a la chica, no podía ni imaginarse a él sonriendo.
Capaz ese tipo de cosas casi ni sucedía.
Pronto el profesor Han se hizo presente seguido de Seo Jun, haciendo que todos hicieran silencio.
—Hola -Saludó el profesor entrando al aula.
—Hola -Saludaron todos al mismo tiempo.
—Muy bien, Seo Jun ha regresado. Es bueno verlo, ¿Verdad?
—Sí -Todos respondieron.
—Demosle una ronda de aplausos.
Todos aplaudieron. Young Mi solo se dedicaba a observarlo, aún estando en uniforme escolar se veía igual de atractivo, un pensamiento que avergonzó tanto que sus mejillas se cubrieron de un ligero rosado por la vergüenza.
—Seo Jun, puedes sentarte al lado de Su Ho -Nadie habló, todo estuvo en silencio.
—¿Qué? -Seo Jun miró al profesor de inmediato. Chasqueó la lengua y arrastró sus pasos hasta colocarse frente a la mesa de Ju Gyeong y patearla–. Tú ve -Señaló el lugar con su cabeza.
—¿Yo? -Ju Gyeong se señaló.
—Este era originalmente mi lugar.
—Oh, Ju Gyeong tiene problemas de visión, por eso está sentada ahí -Habló el profesor Han llamando la atención del chico–. Tae Hoon. Nuestro guapo Tae Hoon, ¿Podrías cambiarte de asiento?
—¿Yo? -Se señaló y Seo Jun lo miró–. ¿En serio? Sí -Respondió lo último en inglés y algunos rieron. Se puso de pie agarrando sus pertenencias y caminó hacia el asiento libre–. ¡Hermanos! ¡Mis amigos! -Canturreó saltando de un lado a otro hasta sentarse al lado de Su Ho.
—Sí, Tae Hoon. ¡Bien hecho!
Seo Jun caminó hasta el asiento dónde había estado Tae Hoon, se quitó el maletín negro que atravesaba su cuerpo y lo dejó colgando en el respaldar de su silla. Miró a Ju Gyeong antes de colocar su cabeza entre sus brazos para poder dormir mientras el profesor hablaba.
Así que era de esos chicos que se la pasan durmiendo en clases. Young Mi sonrió de tan solo pensarlo, era un hecho porque iba de la mano con su aspecto rebelde. En ese instante un recuerdo fugaz se atravesó por su memoria.
Ella estaba en lo que parecía ser su aula de clases cuando era niña y a su lado estaba un niño que dormía plácidamente. Young Mi pintaba el arcoiris que había hecho con crayones y se sentía molesta por alguna razón, miró al niño durmiendo a su lado y tocó su hombro con fuerza para que se levante.
—¡Ya! Tienes que ayudarme con el dibujo -Reclamó y el niño se enderezó mirándola aún soñoliento.
—Puedes hacerlo tú sola, Young Mi. No me molestes -Gruñó.
¿Debía significar algo para ella? ¿Por qué necesariamente al ver a Seo Jun se acordó de ese niño? No recordaba casi nada de su infancia pero ese recuerdo había ocurrido mientras ella vivía en Seúl, lo que quiere decir que era cuando tenía ocho años o hasta menos. ¿Cómo era posible recordar eso después de diez años?
¿va bien hasta ahora? :)
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