𓏲 ֗ ⁺ O6 ִֶָ

⚠︎ Mención de drogas y los efectos que esta puede llegar a provoca al ser consumida ⚠︎


↷✦; m a r i a  j u a n a ❞

Se encontraban en Trader Joe's, sentados uno frente al otro y esperando a que sus comidas llegaran. Ninguno había almorzado, por lo que a las 3:32 de un día Martes, recibían una hamburguesa con extra queso y papas Bangchan y unas costillas de cerdo igualmente con papas (Minho).

No decían nada, solo se miraban el uno al otro con rostros aburridos, más perdidos en sus propios pensamientos que en su alrededor. La comida llegó y fue lo único que los sacó de sus pensamientos, sus estómagos estaban rugiendo, eran las 3:40 de la tarde, después de todo.

Entonces, el celular de Bangchan sonó, el estribillo de Pigskin repitiéndose en bucle hasta que la llamada acabó, el nombre de Jeongin apareciendo entonces en "llamadas perdidas." Bangchan en ningún momento había levantado la vista, más concentrado en degustar su hamburguesa, chorreando kétchup por la comisura de los labios.

Lee Know decidió no decir nada. No entendía bien para qué le había dicho Chan que fuese a buscarlo, pero, nuevamente, se encontró sorprendido de que esto no le molestaba. Tomó la una costilla de cerdo directamente con la mano, manchando sus dedos con la salsa.

—¿Has fumado marihuana? —fue la súbita pregunta de Bangchan.

Minho tosió, atragantándose. Miró al castaño, éste le devolvía la mirada con total tranquilidad, contrastando con el pánico visible en ojos del pelivioleta.

—¿A qué viene eso? —preguntó escandalizó— ¡N-No! Claro que no.

—Entonces sí —dijo el otro, tomando su cerveza (suerte que en ese lugar se permitía el alcohol) y bebiéndola sereno. Lee Know lo miró nervioso, sin negar absolutamente nada esta vez— ¿Quieres un poco?

—¿Qu-

—Marihuana, genio.

Ambos se quedaron en silencio por un momento, solo mirándose el uno al otro. Los dos con gesto interrogante, tratando de ver a través de los ojos del otro.

—¿Es alguna clase de prueba? —preguntó el de cabello violenta finalmente.

Bangchan lo observó un momento antes de sonreír divertido, haciendo notar a Minho que el otro había estado serio hasta el momento.

—Claro, mi hermano está esperando con una cámara detrás de ese florero de alla —apuntó hacia algo tras Lee Know, haciendo que este girase para ver.

El gesto nervioso del pecoso cambió del espantado que tenía segundos antes a uno irritado al ver un cactus de no mas de treinta centimetros de alto en una esquina del restaurante. ¿Quién mierda ponia un cactus en un lugar así de todos modos?

Volvió la mirada a su compañero, bufando y rodando los ojos. El otro murmuro algo que sonó a "igual te hice mirar" y siguió comiendo su hamburguesa.

De pronto, el teléfono de Lee Know vibró. Limpiándose los dedos con el mantel de la mesa (ganándose una mirada reprobatoria de una de las meseras que pasaba en ese momento) tomó su celular y vio el nombre de remitente antes de contestar.

Llamada entrante de Hijo de Puta (Han)...

Chasqueó la lengua y oprimió el botón de ignorar llamada sin pensarlo dos veces, dejando el aparato sobre la mesa con un poco más de fuerza de la necesaria (la mesera básicamente clavándole espadas en la espalda con los ojos).

Bangchan lo observó, terminó su hamburguesa, se pasó la lengua por los dientes para sacar cualquier resto de comida que pudiese haber quedado en ellos y se inclinó un poco hacia su miserable compañero antes de hablar.

—¿Entonces sí?

Entonces sí. Han conoció a este tipo en la universidad, Changbin, y pues... no sé, a mi me parecieron buenos amigos al principio. Digo, peleaban un poco así que no imaginé que realmente pudiese pasar algo... —contaba Minho a Bangchan, ambos apoyados contra la pared del patio trasero de la casa del segundo— Y bueno... este... wow, esta cosa esta buena... ¿Qué decía?

—¡Que no podías pasar las puertas por los cuernos! —dijo entre carcajadas histéricas Christopher, prácticamente llorando de la risa.

Ambos con los Cannabis en mano, fumando tranquilamente y hablando como si se conociesen desde hace más que solo dos semanas.

—Ah, sí... Y bueno, entonces un día yo... ¿Cómo fue? Ah, sí, sí... fui a la universidad a buscar a Jisung y entonces.... Yo no sabía dónde estaba él así que pregunté y... emm... me dijeron que estaba en el cuarto que tenía Changbin en la universidad... y yo... —su voz se volvía cada vez más pausada a causa de la marihuana— entré a su cuarto y ellos... -soltó una risa— se estaban dando con todo, ¿sabes? Me enojé bastante... ¿Me enojé? Ah, sí, me enoje... Pero perdoné a Han...

—Y entonces te abandonó... —dijo Bangchan, sin aguantarse la risa, en el estado drogado en que estaba encontraba todo extremadamente divertido. —Jeongin y yo follábamos, ¿sabías? —contó él, estando un poco más lucido que el otro—, pero no éramos novios, no... éramos... ¿follamigos? ¿Así se dice? —miró confundido al chico recostado junto a él.

—Sí... sí, creo... —dijo— ¿Y qué pasó?

—Creo que se aburrió... bah, siempre se aburría y es gracioso porque él sí que era aburrido —rieron, no sabiendo realmente la razón— Y se fue con... este... ¿Beomgyu? Sí, así se llamaba... Igual yo también me había acostado con Beomgyu, para ser justos... —rió— Ah, pero yo quería a Jeongin... —hizo un puchero exagerado— Hijo de puta —volvió a reír.

—Tenemos los corazones rotos... —realizó Minho, con gesto abatido, dejando caer la cabeza en el hombro de su compañero como si buscase consuelo.

—Sí, pero tú también tienes cuernos —se burló, carcajeándose de tal manera que la cabeza de Lee Know se golpeó contra el hombro del otro por la manera en que éste se sacudía.

—Agh, imbécil, quiero partirte la cara... —la risa del de cabello castaño disminuyó un poco, mirando al de pecas que se había vuelto a apoyar contra la pared.

Súbitamente la mejilla derecha de Lee fue impactada por un puño, cortesía de Bangchan. El pelimorado cayó por el impulso, dejando al de ojos café descostillándose de la risa, sentado junto a él.

—¡Yo también quería hacerlo!

Ante aquello, el pelimorado se levantó como pudo, dejando tirado la marihuana que había estado fumando, y golpeó igualmente al de cabello castaño. Lo tomó con la guardia baja, de manera que el turno de caer fue esta vez de Bangchan. No parando ahí, el pelirrojo se agachó sobre el otro, comenzando a golpearlo incluso mientras éste estaba en el suelo.

Sin embargo, sin quedarse atrás, Bang respondió a los golpes. Y de un momento a otro se encontraban rodando por el césped del patio trasero del castaño, golpeándose, pellizcándose e incluso mordiendo. En fin, comportándose como críos. Completamente drogados.

Luego de unos dos minutos de esa manera, se cansaron. Yacieron uno junto al otro, sucios y exhaustos. Sus respiraciones tratando de acompasarse nuevamente.

—Te odio... —murmuró Minho, cerrando los ojos, dispuesto a quedarse dormido en el patio trasero de su contratista.

Escuchó al otro levantarse y el sonido de la puerta de atrás abrirse, seguido por sonidos de alguien chocándose contra los muebles de la casa. Lo ignoró, no teniendo ni idea de que mierda hacia Beyond pero sin preocuparse realmente. Probablemente se durmió un par de minutos, porque cuando despertó tenía a Bangchan encima mostrándole una bolsa con algo dentro.

—¿Quieres un poco? —ofreció.

Tuvo el impulso de sentarse, pero el hombre sentado sobre él se lo impidió, sin parecer notar este hecho (o simplemente no dándole importancia).

—¿Qué es? —preguntó, volviendo a tirarse sobre la hierba.

—Oh, mira que bien enseñado está el niño: preguntar qué droga es antes de consumirla —ironizó.

Know rodó los ojos como pudo, su cuerpo apenas obedeciéndolo a hacer cualquier cosa.

—Vete al infierno.

—De ahí vengo, je... —se bajó de sobre las piernas de Minho y posó la bolsita (que ahora que el otro miraba tenía polvo dentro) frente a sus ojos— Es Mescalina. Se saca del peyote, un cactus. Funciona como el LSD, pero no es realmente adictivo...

—¿Droga que no es adictiva? —preguntó Minho sentándose— ¿Cuál es el truco? —miró la bolsa con curiosidad— ¿Y qué? ¿Solo lo aspiro?

—Ajá... —vio el gesto indeciso del otro— Oh, vamos Minho, ¿Qué es lo peor que puede pasar?

Estaban caminando por la Avenida Garnet. El sol estaba muy brillante incluso a esas horas del día, casi las 6, ¡el día era muy bonito! Sobre todo con esos colores que todo el mundo vestía, pensó Minho, estaban de todos los colores.

¿Cómo hacían para que su ropa cambiase de color de un segundo a otro? No sabía, le preguntaría luego a la pantera parlante que caminaba junto a él. Por el momento estaba más concentrado en mirarse la mano, estaba verde... ¡Que cool!

Comenzaron a correr, la pantera y él, riéndose de algo. Hasta que llegaron a un 7Eleven un poco raro... ¿Por qué había un Donkey Kong en la entrada? De repente empezó a tirar barriles así que Minho saltó para esquivarlos mientras la pantera al lado de él se reía todavía más.

Entraron a la tienda después de vencer al Gorila, y cuando llegaron música de Britney Spears empezó a sonar estridentemente sobre sus oídos. Lee Know se reía, porque esas canciones eran pegadizas. La pantera negra también se reía y estaba cantando.

Entonces Minho vio algo genial: ¡Naves espaciales! Sin pensarlo se subió a una y empezó a manejarla. El despegue fue un poco complicado, porque los motores estaban dañados y fallaban al tomar impulso, por lo que él manualmente tenía que hacer fuerza para enviar poder al cohete, esto lográndose si agitaba los pies como si estuviese en una bicicleta.

La pantera le dijo que sería divertido robar la tienda y llevarse los diamantes y perlas del lugar, "¡cómo si fuésemos piratas!" dijo feliz, y el pelimorado pensó que sí, que sería divertido. Así que le dijo que se subiese al cohete para tirar misiles desde ahí a los elfos del 7Eleven (porque sí, había elfos verdes)

—Tuvimos sexo —dijo la pantera riéndose. Pero Know no entendió nada, y además... ¿no era ilegal algo así?

Se olvidó cuando los misiles chocaron contra el primer elfo justo en la cara. ¡Los estaban derrotando! Pero entonces uno de los elfos agarró un zapato y empezó hablar con unos policías. Minho sabía que tenía que escapar así que la le dijo a la pantera, y éste le respondió que se fuesen por la puerta antes de que el campo de fuerza se activase.

Sin embargo no llegaron y cuando tocaron la puerta, el campo de fuerza los electrocutó y cayeron, inconscientes.

Lee Know despertó con dolor de cabeza, de cuerpo y hasta podría decirse que de alma. El estomago lo tenía revuelto, y su cerebro estaba enviándoles pinchazos por todo el cuerpo. No tardó en notar que había dormido en el suelo.

Y que estaba en una celda.

—¿Ah? —dijo, viéndose encerrado entre barrotes con un espacio de separación de no más de dos metros treinta— ¿Qué carajo?

Un ronquido tras su espalda le indicó que no se encontraba solo. Detrás de él Bangchan se encontraba despatarrado en una camilla desplegable, con una mano sobre los ojos y completamente dormido. Roncaba bastante fuerte.

Se levantó del suelo y se acercó para sacudir un poco a su -ahora- compañero de celda.

—Mmmm, ¿qué? —murmuró, poniendo el brazo izquierdo también sobre su cara— No jodas Felix, cinco minutos más...

—No soy tu hermano, despierta pedazo de imbécil, estamos en la maldita prisión —Minho ya estaba fuera de sus cabales, no entendía nada y para colmo el otro dormía tranquilamente.

Esto logró que los parpados de Bangchan se levantasen de golpe. El tipo en cuestión movió los ojos nerviosamente de un lado a otro, tratando de ubicarse en su estado post-colocado. De un segundo a otro se impulsó hacia arriba para acabar sentado, mirando hacia el frente, luego atrás, y finalmente a Lee Know (que no tenía expresión de "feliz cumpleaños" exactamente)

—¿Otra vez?

Esto solo logró que el de pecas se dejara caer junto a la camilla, agotado. No podía creerlo, ¿Cómo es que había sido tan estúpido? Se nota que no había aprendido nada en la vida: cuando te ofrecen una droga que no conoces, no simplemente la aceptas, pensó para sí.

Entonces un guardia se acercó a la celda (ésta estaba frente a otra, que se encontraba vacía, por lo cual no podía ver nada más), tocó los barrotes negros con su porra para llamar su atención y con gesto ceñudo dijo:

—Tienen derecho a una llamada —bufó, mirando a ambos reclusos—, para pagar su fianza.

Chan y Minho se miraron entre sí, la pregunta implícita en el aire: ¿a quien mierda llamaban?

—No conozco a nadie... —confesó Lee Know. Era triste, sí, pero en California no tenía amigos. Siempre había tenido solo a Jisung.

—Pero yo... agh... —Christopher supo que tendría que hacerlo, y comerse todo un regaño, probablemente. Se preguntó si sería tan malo pasar un rato más en esa celda...Agitó la cabeza, no podía ser tan cobarde—. Yo llamaré... —avisó al guardia, este solo lo observó con gesto cansado/irritado y desbloqueó la puerta con para dejarlo salir.

—Solo puedes llamar tres veces —dijo mientras lo guiaba a un teléfono de línea que se encontraba al fondo del pasillo lleno de celdas.

—Sí, ya sé cómo funciona... —comentó, sin darle mucho interés.

—See, recordamos tu rostro —esto solo sacó una sonrisa al castaño, mientras que Minho solo se veía un poco más histérico.

El de ojos café tomó el teléfono y marcó el número. Pitó dos veces antes de ser atendido, cuando escuchó que era descolgado del otro lado de la línea, tomó una gran bocanada de aire, rezando atodos sus dioses porque no fuese su hermano el que contestase.

—¿Sí? —preguntó Hyunjin al otro lado de la llamada.

El de cabello castaño dejó sacar todo el aire retenido.

—Ah, Hyunjin, eres tú... —sonrió un poco, pero no con alivio puesto que tampoco es como que toda la situación fuese a darle gracia al coreano.

—¿Bangchan? ¿Qué es este número? ¿Pasó algo? —preguntó extrañado.

—Bueno, verás... —hizo un sonido incómodo con la boca— ¿podrías venir a buscarme?... Buscarnos, más bien.

El de cabello negro frunció un poco el ceño, no que el otro fuese a verlo, pero el silencio dio a Bangchan varias ideas de que podría estar pasando.

—... ¿Dónde estás? —preguntó.

—En la cárcel.

—Dame una razón, solo una, Bangchan, por la cual no deba dejarte acá pudriéndote y lamentándote el resto de tu vida —dijo Hwang, enfurecido.

—¿Sí sabes que no es así como funciona, no? —comentó tranquilo, aunque muy aterrado por dentro.

Se encontraban los cuatro en la celda: Hyunjin, Bangchan, Minho (que parecía no saber donde esconderse) y el oficial. Chan y Minho se encontraban sentados en la camilla uno al lado del otro, con la cabeza un poco gacha, como niños que saben que rompieron el jarrón favorito de su madre o como perros que destrozaron los zapatos nuevos de su amo.

—Repítame otra vez oficial, por favor, como es que acabaron aquí.

El oficial suspiró cansado, pensando que si no había bastado con las dos veces anteriores que lo había hecho, pero pareciendo acostumbrado a esta clase de situaciones.

—Recibimos una llamada del 7Eleven de la Avenida Garnet, avisándonos que dos... —miró al castaño y pelimorado con gesto irritado—... personas se habían metido a la tienda, subido a un carrito de compras y chocado las góndolas. Además de que les tiraron papel higiénico a los vendedores de turno, exigiendo todo el dinero de las cajas.

—¿Y en qué estado estaban cuando llegaron? —preguntó Hyunjin, no sacando en ningún momento la mirada fulminante de encima de ambos muchachos.

—Completamente drogados... —suspiró—... cantando canciones de Britney Spears. Bangchan asintió con resignación, como pensando "seee, yo hice eso..."— tienen suerte de haber utilizado drogas "naturales", de otro modo no sería tan fácil dejarlos salir.

—Si es que pago la fianza, claro.

El oficial pareció de pronto incomodo, no sintiéndose augusto entre esas tres personas (mucho menos junto al coreano que parecía a punto de explotar en cualquier momento)

—Dejaré la puerta de la celda abierta, vaya a mi escritorio en la entrada cualquier cosa... —y se retiró del lugar.

Chan suspiró entonces, enfrentando a su cuñado.

—Mira, Hyunjin, lo siento...

—Oh, claro que lo sientes. Y tienes suerte de que no le haya dicho a tu hermano, o lo sentirías aún más.

El de cabello castaño cerró la boca ante eso, sintiéndose extrañamente avergonzado de su comportamiento.

—Yo... también lo lamento —dijo entonces el pelimorado, hablando por primera vez desde que el otro había llegado.

El mayor lo observó, entre enojado e incrédulo.

—Me lo esperaba de él, pero de ti... No te conozco, Minho, pero no imaginé que fueses a seguirlo en sus idioteces.

—Yo tampoco... —murmuró más para sí que para el otro, igualmente fue escuchado por ambos.

Hubo un silencio, duró un rato. Mientras el enojo de Hwang iba cesando y el dolor de cabeza-estomago-cuerpo de los otros dos aumentaba.

—Tengo fotos... —comenzó bajito Bangchan, se aclaró la garganta—... de cuando Felix tenía siete años, y lo vestían de marinerito... Si nos sacas de aquí podría dártelas —hizo una sonrisa, tratando de que su cuñado aunque fuese rodara los ojos.

Así fue, Hyunjin bufó, con una media sonrisa. Desistiendo de su intento de hacer entrar al hermano de su esposo.

—Suena interesante, pero sé que podrías hacer algo mucho mejor... —le siguió el juego. Luego podría regañarlo.

—Tengo los videos de año nuevo... —dijo como quien no quiere la cosa.

—¿Y?...

—...De cuando Felix quedó más borracho que una cuba y se puso a cantar los villancicos.

Hyunjin soltó una risa ante eso, recordando ese día. Él había estado también un poco más tomado de la cuenta, por lo cual no se le había pasado por la cabeza guardar todo en video. Por suerte, su cuñado le había encontrado la utilidad y decidió mantenerlo oculto hasta el momento de sacarlo a la luz en algún intercambio/extorsión. Por ejemplo ahora.

—Bien, bien... —suspiró, para luego volver su mirada al pelimorado— ¿Y por él? Eso compra tu libertad, pero la de tu chofer...

Chan observó a Minho también, que tenía una tonalidad de rojo nunca antes vista en él.

—Nah, a él lo dejamos.

Entonces el pelimorado bufó, fulminándolo con la mirada, mientras Bang sonreía divertido con la situación. Como si no se encontrasen en medio de la prisión.

—En realidad, Minho, no sé si puedas seguir siendo el chofer de Bangchan —dijo Hyunjin, torciendo la boca en una mueca incómoda. Diciéndose que igualmente era lo mejor por hacer— Lo lamento, pero luego de esto...

—Oye, pero yo le dije de hacerlo... —habló el castaño entonces, pareciendo un poco desorientado— No lo despidas, no es para tanto.

—Lol, hace exactamente treinta minutos habías dicho que deberían dejarme aquí —recordó Minho.

—Tú cállate —le frunció el ceño.

El pelimorado levantó las manos en señal de paz, sin esconder una pequeña sonrisa. No que no tuviese miedo de llegar a ser despedido, igualmente.

Hyunjin los observó, paseando sus ojos por ambos. Entonces suspiró y caminó hacia la puerta de la celda.

—Bien, vengan, voy a sacarlos de aquí.

El coreano salió, dejando la puerta de la celda abierta para que ambos lo siguiesen. Los dos muchachos se miraron entonces entre ellos, Christopher sonrió y el otro (aunque aun un poco molesto) lo imitó. Parecían niños que se habían salvado de un reproche.

Aunque, básicamente, así era.

—¿Van a despedirme?

—Nah —dijo el castaño mientras caminaban uno junto al otro— Bah, no voy a dejar que lo hagan.

Llegaron a donde Hyunjin se encontraba, frente al oficial que antes estaba con ellos. Otro oficial se acercó a darles sus pertenencias: billeteras, celulares y llaves del auto.

—La próxima vez, átense si van a fumar... —dijo el policía.

—No habrá próxima vez, señor —dijo Minho, dando su mejor sonrisa de "todo fue un malentendido"

—Habla por ti... —dijo Bang, guardando su iPhone en el bolsillo trasero de sus pantalones. Su estomago hizo un ruido extraño de pronto, y sumado al dolor de cabeza que sentía, sabía que su humor iba a decaer en cuestión de minutos.

Hyunjin le dio un ligero golpe en la parte de atrás de la cabeza.

—Oye, me duele.

—Sí, es la idea —rodó los ojos.

Lee Know sonrió ante aquello, siendo captado en ese momento por los ojos de Hyunjin. Se miraron por un momento hasta que Chan, sin notar nada, se frotó la cara y preguntó:

—¿Nos vamos ya? —por toda respuesta Hwang comenzó a caminar hacia la salida del lugar, dando un asentimiento de cabeza por saludo hacia los oficiales.

Los otros dos, una vez más, lo siguieron.

Bangchan se encontraba tirado en su cama, con un trapo húmedo sobre la frente para tratar de bajar la fiebre. No podía tomar ninguna aspirina de todos modos, así que solo quedaba esto. Sonidos de vomito se escuchaban desde el baño, Minho encerrado en éste. Estuvo así por al menos cinco minutos, mientras Chan se dedicaba a observar el techo de su habitación.

La puerta del dormitorio se abrió e ingresó un pelimorado con cara de pocos amigos.

—¡Me podrías haber dicho cuales eran los malditos efectos secundarios! -le arrojó lo primero que encontró en su camino a la cara. Resultando ser un par de medias envueltas entre sí.

—Era droga, deberías habértelo esperado...

—¡Pero al menos advertirme de la diarrea! —gritó.

Esto, por alguna razón, causó gracia a Bang, quien aun con todo el dolor que sentía (desde los mechones más largos de su cabello hasta la punta de sus pies), rió. Sintió algo caer junto a él; Lee Know cerró los ojos, dispuesto a dormir en la cama del otro. Ésta, de todos modos, era lo suficientemente grande para ellos dos.

—Desde ya te advierto que no me iré hasta que los efectos se hayan pasado... ¿Cuánto tardará eso? —preguntó.

—De seis a nueve horas.

—Pues hasta mañana entonces —dijo, acomodándose mejor y comenzando a dejarse llevar por brazos de Morfeo.

—¿Qué? ¿Tendré que aguantarte roncando al lado mío, contaminando mi baño y quejándote?

—Es lo menor que puedes hacer... —bostezó, quedándose dormido lentamente—. Por suerte no me despidieron, si así fuese, te haría pasar peor...

—Jo, ya te dije que no dejaría que te echaran. Necesito un chofer, la verdad.

—Chan, dilo correctamente, es: "te necesito, la verdad."

El castaño se vio sorprendido ante este cambio de posiciones en su propio juego. Pero entonces sonrió, extendió una mano y golpeó a Minho en el hombro, escuchando la risa adormilada de éste. Luego cerró sus ojos y se durmió también, olvidando por un rato que le dolía todo.

(  ★  )

ea, volví de la muerte.
solo voy a decir que las
actualizaciones de drive
van a volver poquito a
poquito, así que estén
atentos ;)

nos vemos en el
próximo capítulo <3

atte: minnie ♡

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