𓏲 ֗ ⁺ 1O ִֶָ
↷✦; s e n t i m i e n t o s q u e
o c u l t a m o s ❞
Según Minho, hay diferentes tipos de situaciones incomodas en la vida: las agradables y la que no. Sonará tonto, pero algunas situaciones incomodas a veces son buscadas, como esas en las que te declaras y quedas unos segundos o minutos esperando que la otra persona responda, con todos los sentimientos amontonados en la boca del estomago y los ojos desviándose a todas partes, casi tanto como la mente y la imaginación en ese momento. Luego, está la incomodidad, cuando no quieres estar ahí y esperas que todo lo que está pasando sea una puta pesadilla. Por eso, si Minho tuviese que ejemplificar la ultima, recordaría a Han sentado al otro lado de la mesa, con un vaso de agua en la mano y mirándolo fijamente.
Exactamente, su situación actual.
Ninguno decía mucho. Bah, ninguno decía nada. Se miraban a los ojos esperando que uno de los dos sacara el tema no deseado o al menos divagara, pero no, ambos estaban allí sentados, bebiendo agua del grifo (que siempre ha tenido sabor a tierra) y tamborileando los dedos contra la mesa y los pies contra el suelo, respectivamente.
Si sus yo de hacía varios años los vieran, se preguntarían por qué el silencio, puesto que Minho y Han nunca habían sido los más callados estando juntos: siempre gritando, riendo y haciendo bullicio en general. Pero ya no tenían dieciséis años ni la amistad que juraban inquebrantable.
― ¿Por qué? ―preguntó Minho. Y la pregunta podría referirse a una cosa o muchas cosas, eran tan ambigua que podría ser ¿Por qué me dejaste? ¿Por qué él? ¿Por qué vuelves? O ¿Por qué ahora?
Sin embargo, cuando Jisung respondió, no supo cual de todas contestar. Así que abrió la boca y la cerró casi inmediatamente. Pero no quería hacer eso; no podía llegar a la casa de Lee Know (ya no podía decir la casa de ellos) y simplemente sentarse a mirarlo esperando poder explicar todo con su silencio. El pelimorado no lo merecía y mucho menos él quería ser esa clase de persona.
―Porque te he visto en la Universidad varias veces. Solo quería saber... ―lo observó, Minho con una expresión que intentaba ser indiferente pero que poco y nada se la creía Jisung.
La pregunta quedó sin terminar.
―Conseguí un empleo ―dijo Minho, y planeaba sonar más duro, más enojado y recalcar a través de su voz que preferiría no ver el rostro del rubio por al menos diez años. Pero no podía, porque Lee siempre había sido un libro abierto y las emociones se le veían fácilmente en la cara, al igual que las mentiras―. Me llamaron por el anuncio de chofer. Trabajo para un chico que estudia en la parte de Medicina de la universidad.
Quería decir más. Oh, definitivamente quería hacerlo. Quería contarle acerca de lo aterrado que estaba cuando fue a presentarse, o sobre como al principio Bangchan le cayó mal. Capaz le podría decir sobre como descubrió que el castaño disfrutaba de ese compilado de música vieja que tenía en un CD, o sobre los problemas en que se habían metido bajo influencia de drogas (y bajo la mala influencia de ellos mismos, para qué mentir). Le gustaría poder decirle con una sonrisita de tonto que anoche se habían besado, y que no estaba seguro de si le gustaba o solo le atraía, pedirle a Han un consejo.
Pero no, porque las cosas no eran como antes. Y de cierta forma se sentía tonto, porque parecía el mismo niño que no podía pasar una semana lejos de su mejor amigo y que en cuanto se reencontraban le contaba hasta qué cosa había comido al mediodía.
Pero no eran niños. Y aun así estaba luchando contra sus propios impulsos porque Jisung y él no han hablado por casi un mes y en su interior quiere preguntar tantas cosas: ¿has terminado ese libro que te tenía tan ensimismado? ¿Estás cómodo allá donde vives ahora? ¿Viste el ultimo capitulo de esa serie que solíamos mirar juntos? ¿También extrañas hablar hasta tarde de cualquier cosa?
Suspiró. ¿Por qué era todo tan complicado?
―Es eso entonces... Me alegro que hayas encontrado un empleo ¿Es fijo? ―quizás no era el único que necesitaba solo hablar un poco.
―Mmm, no exactamente. Es solo hasta que termine el año académico. Luego de eso veré que hacer...
Minho se dio cuenta que no había pensado realmente en aquello. Estaría solo un mes más siendo el chofer de Chan. ¿Después de eso qué pasaría? ¿Seguirían saliendo a tontear por la ciudad? ¿Hablarían? ¿Tendría que borrar su número? No le importaba realmente el trabajo, podría conseguir otro, pero...
―Creo que deberías irte ―murmuró Han de pronto. El pelimorado lo miró con una ceja levantada―. De Pacific Beach ―aclaró.
― ¿Tanto así odias mi presencia? ―dijo Minho, y a pesar de que hubo un tono de broma, Han le frunció el ceño, porque una nota de enojo y resentimiento se había escuchado en la voz del otro.
―No es por eso, hablo de que no te gusta la ciudad realmente. Nunca te ha gustado, te quedaste porque yo quería quedarme aquí.
Las palabras tocaron hondo en Minho, la verdad en ellas golpeando como si Han mismo se hubiese parado a darle una bofetada. Sí, se había quedado porque Jisung quería, él odiaba ese lugar, pero no tenía que decírselo y demostrar que siempre había sido su maldito perro.
― ¿Y tú que sabes? Quizás sí me gusta ―era una estupidez, pero quería contradecirlo. Su orgullo dolía.
Han había estado en todo momento tratando de ser correcto y amable. Quizás por la culpa o porque sentía pena por Minho, pero ahora eso mismo no importaba mucho, soltó una risa que fue casi burlona.
― ¿En serio? ¿A quién tratas de engañar, Minho? Te conozco mejor que nadie, sé que odias todo aquí. Las calles, las casas y la gente.
―O quizás solo te odio a ti ―dijo de pronto. Han se tiró hacia atrás en su silla, sintiendo las palabras como un puñetazo directo al centro de su cara―. Créeme, si me voy de este maldito lugar será por la misma razón que vine: tú.
Jisung tragó saliva, su nuez en la garganta subiendo y bajando. Si hubiese sido otro momento, si siguiesen siendo novios, Minho pensaría en lo atractivo que se le ve ese gesto, se acercaría, se besarían y la discusión quedaría zanjada. Nunca habían sabido arreglar sus problemas, de todos modos.
Sin embargo, en ese mismo momento, con los puños apretados y las palabras, insultos y reclamos comenzando a acumularse en su garganta para ser gritados, solo sentía ganas de tomarlo del cuello y estrangularlo. Preguntarle una y otra vez que carajo había salido mal. Quería acercarse y abrazarlo con la esperanza de que se quebrara entre sus brazos, demostrando todas esas emociones que simplemente no sabía que estaba conteniendo.
Pero solo escupió lo ultimo dicho con odio y se tiró hacia atrás él también.
―Podrías hacer algo por ti mismo, para variar ―y ahí estaba, el golpe devuelto. Han no es de los que se quedan callados, sería un milagro que aceptara las palabras y agachara la cabeza como un buen niño, aceptando la culpa que sabe que tiene.
No, Han Jisung siempre había sido como un perro por más que tratara a Minho de uno, Han era uno perro que ladraba y mordía, nada de quedarse quieto. Olfatea el aire y si lo miras a los ojos lo toma como señal para atacar. Ahora Minho lo había insultado, le había ladrado y con una mierda si Lee Know esperaba que no le gruña en respuesta.
―Ahora mismo podría partirte la cara y créeme que no estaría más dispuesto si quisiera.
Minho tampoco había sido muy sumiso nunca. Reservado quizás, más contenido. Pero nunca alguien que se dejase morder fácilmente.
Quizás una de las razones por las cuales siempre había habido tanta química entre ellos, por lo cual les era imposible no empezar peleando y luego metiéndose las manos entre la ropa, besándose, mordiéndose y gruñendo y jadeando. Todo a la vez.
Pero dos perros de malas pulgas nunca eran buenos para estar juntos. A la larga acabarían mordiendo demasiado fuerte y ya no podrían lamerse para curarse. Los perros necesitaban un dueño que los calmara, que les dijera cuando era suficiente de gruñir, y uno de esos dos perros ya había encontrado al suyo, lamentablemente.
―Si eso te hace feliz, adelante, párteme la cara y desfigúrame si quieres, pero sabes que no solucionará nada ―lo miró largamente y luego suspiró―. No es para fastidiarte Minho, solo creo que te he arrastrado toda tu vida conmigo. Y ahora deberías buscar tu propio camino.
Y era verdad, siempre lo había seguido como si tuviese una correa. En cada locura, en cada idea descabellada, en cada viaje que quisiera. Se quedaron en ese lugar a pesar de que a Know el constante aroma a playa y el viento fuerte le fastidiaban. Había dejado que lo encadenaran al suelo de una casa y se había portado como un buen chucho para complacer a Han.
Ahora le habían sacado la correa y se sentía tan, pero tan perdido.
―Quizás me gusta ser arrastrado ―dijo. Y la voz no debería salirle tan dolida, tan desesperada. Lo miró y sus ojos gritaban "Han, por favor", pero el rubio solo pudo observarlo para apartar la mirada luego. Como quien ve un perro abandonado en la calle y le da pena pero sabe que no puede quedárselo porque no podrá cuidarlo―. Quizás me gusta tener puesta una correa y quedarme en una ciudad que odio solo para complacerte.
―...pero yo ya no quiero hacerlo, Lee Know.
Lee Know. Nada de Minho, nada de bromas. Estaba poniendo distancia y eso dolía.
―Sé que puedes perdonarme, te conozco y tienes el maldito corazón más puro que conozco. Pero yo no puedo perdonarme, es imposible. Te engañé, Minho ―dijo, y ahora la culpa se veía por completo en su rostro. No parecía a punto de llorar, eso no. Jamás. Pero quería hacerlo y eso ambos lo sabían. Lee se levantó de su asiento, lentamente, y con las piernas temblando se acercó al asiento del otro para agacharse y quedar a su altura, tratando de hacer una cara medianamente simpática, que dijese "vamos a poder superarlo"―. Y lo lamento, Minho, pero volvería a hacerlo. Si es con él, lo haría mil veces o más.
Quizás el dolor fue hasta palpable en su cara, no que no fuese posible, como ya está dicho, Minho siempre había sido un libro abierto. Fue un sentimiento repentino, un reflejo quizás, porque de pronto su expresión se volvió casi curiosa.
―Lo amas ―dijo, no fue una pregunta, solo una afirmación. Y la vez un balde de agua fría cayendo sobre su cabeza, empapándolo y haciéndolo abrir los ojos de pronto―. Te has enamorado de él.
Y debería doler más la realización, congelarlo. Pero ese balde de agua fría había caído como si estuviese en el desierto del Sahara, sediento de respuestas a incógnitas en su mente. El agua fue simplemente un alivio.
―Sí... Hasta a mi me sorprende pensarlo, sinceramente ―trató de sonreír un poco, quitar un poco de tensión al ambiente.
Para su sorpresa, lo logró.
―Bueno... sí, pensé que solo te estabas revolcando con él... No imaginaré que te gustara tanto.
―No, yo... tengo sentimientos por él. Bastante fuertes ―dijo con duda, mirando cada reacción en Minho, esperando ver en qué momento la información sería demasiada y poder parar antes de herirlo más. Pero no, Know prácticamente exigía detalles con los ojos, profundidad, que fuese sincero y explicase mejor―. Me había comenzado a gustar desde antes de acostarme con él o siquiera besarlo. Cuando... la vez que nos viste... Yo... ―tomó aire―. No era un revolcón.
―Estaban haciendo el amor, ¿no?
Han enrojeció, y a Minho eso le pareció algo extremadamente raro. Jisung no suele sonrojarse, ni mucho menos hacer ese gesto como si fuese un niño al quien le han dicho que le gusta tal persona. Y lo supo, supo que eso era. Y, por extraño que parezca, fue un alivio. Suspiró y con el aire que salía de sus pulmones salieron muchas otras cosas, ese sentimiento de que le estaban apretando demasiado fuerte el corazón comenzando a desparecer un poco.
―No sé por qué te sorprende, cuando me fui de aquí te lo dije...
―Lo hiciste, pero no te creí del todo... Pensé que te ibas por un revolcón de una noche. Imaginé... que eso querías, estar con diferentes tipos cada noche. Yo... me enojé mucho por eso. Es decir, entendí que tuvieses un desliz, por eso te perdoné al principio pero cuando dijiste que te ibas...
―Por dios, Minho. No te dejaría por una cosa de una noche. Y menos para irme a acostarme con el primero que se me cruce. Tú... Yo te quiero, ¿sabes? Aun lo hago, no es como antes, por supuesto que no... Pero no te haría algo así jamás, tú me importas.
Y desapareció. Todo ese enojo, esa frustración, el dolor y la tristeza. Por un momento pensó que ese era el efecto que Han siempre había tenido en él: hacerlo olvidar de todo con solo dos palabras, lograr que lo perdonara y tenerlo comiendo de su mano nuevamente. Pero no era eso, porque de pronto no sentía ánimos de querer besarlo o volver a estar juntos de esa manera. Quería abrazarlo y preguntarle tantas nuevas cosas, nuevas dudas en su mente.
Súbitamente se sentía libre de tanto.
Otro suspiró sorprendido y se dejó caer en el suelo, Han observándolo confundido.
―Todo este tiempo estuve enojado por esa mierda, pensando que te habías aburrido de mi y que... bueno, que ya no te importaba.
―Siempre has sido medio imbécil, pero aun así me sorprendes cada vez ―Minho soltó una risa. El aire un poco más liviano, entraba y salía fácilmente de sus pulmones―. Te he extrañado, ¿sabes? A pesar de todo, eres mi mejor amigo y yo... a veces necesito hablar con alguien. No es lo mismo con Bin, él es mi novio ―allí otra vez ese sonrojo que le causaba cierta gracia a Lee Know― y me gusta pasar tiempo con él. Pero hay cosas que solo puedo hablar contigo, como por ejemplo de esa serie de mierda que veíamos...
―See, vi el final, vaya mierda.
No dijo nada de lo anterior, podría hacerlo pero ambos se pondrían sentimentales y, sinceramente, no era el estilo de ellos. Prefirió dejar por zanjada esa parte, no diría "yo también te extrañé," pero se notaba en cada una de las palabras que utilizaba mientras hablaban de ese programa, como si fuese lo más importante en el momento.
( ★ )
Al final se volvieron las siete de la tarde, hablando de todo y de nada. En ningún momento dijo algo sobre Bangchan, pero se moría por hacerlo, simplemente... le daba vergüenza. Le parecía algo muy nuevo y temía sonar como un adolescente enamorado.
Además, está bien que habían solucionado varios de sus problemas pero... la situación seguía siendo algo extraña. Tardaría en acostumbrarse. Bueno, si se supone que tiene que acostumbrarse.
―Y esto... ―miró a Han, quien tomaba una cerveza junto con Minho, aun con una sonrisa en la cara por alguna idiotez que acababan de decir―. ¿Tu novio sabe que estás aquí? ―le resultaba extraño decir eso, tu novio, sin que el titulo le perteneciese. No mentiría, aun causaba una pequeña punzada de celos, pero no era tan dolorosa.
El rubio lo miró, su cabello un poco largo levemente recogido porque, maldita sea, era casi verano y en California sí que hacía calor para sus ondas de rockero. Unas marcas apenas visibles en el cuello de su camiseta, de color violáceo y que Minho prefirió no mirar mucho.
―Sep... En cierta manera, me impulsó a que viniese a hablar contigo ―contestó, y ambos intercambiaron una mirada ante lo extraño que era eso, terminando en una risa―. Es bastante peculiar, lo viste apenas un par de veces pero...
No es celoso, pensó Minho. O al menos no posesivo.
―Era extraño, sí. Tenía un no-se-qué que me causaba curiosidad, para serte sincero ―y no mentía, cuando lo vio, algo en él quiso sentarse a hablar con el azulado y averiguar quién era realmente.
―Una vez que lo conoces descubres que ―hizo una pausa y rió―, que es aun más extraño de lo que crees. Pero, es buena persona, aprendes a entenderlo y... mierda, voy a parar, es tan extraño que diga estas cosas.
―Sí, lo es ―también rió y bebió su propia cerveza―. Es raro verte enamorado pero, no sé, te queda bien. Luces feliz, que se yo...
Han lo miró y sonrió con afecto. Lee desvió un poco la mirada, porque a pesar de todo lo anterior su estomago aun revoloteaba un poco ante la vista.
No todas las mariposas habían querido irse.
―Minho ―llamó Jisung, y el pelimorado tuvo que mirarlo a la cara―, yo estaba enamorado de ti, ¿de acuerdo? Que ahora ame a alguien más no significa que tú no...
―Sí, sí, entiendo. Tranquilo ―dijo rápidamente, necesitaba pararlo, antes de volver a caer.
―No, necesito que me escuches ―aseveró, y lo observó directo a los ojos, viendo a través de él, como si pudiese leer su mente―. Aún te amo, necesito que sepas eso ―y ahí la mirada sorprendida del de ojos verdes tuvo su completa atención―. Es imposible que no lo haga, nos conocemos desde hace más de una década y estuvimos juntos por siete años, por supuesto que aún te amo. Los primeros días luego de que me fui despertaba y me cuestionaba el volver aquí contigo, que quizás lo que había hecho era una estupidez y que solo estaba confundido... Pero, entonces, veía a Bin y me daba cuenta de que no. Cada día que pasaba, me sentía menos enamorado de ti y más de él... Yo-
― ¿Por qué me dices esto? ―le cortó Minho de pronto. Sus palabras dolían, estaba tirando sal a la herida― ¿A qué quieres llegar?
―A que por más enamorado que haya estado de ti, o que incluso aún lo esté... de él lo estoy más. Le di una oportunidad, me enamoré de él y cada día mis sentimientos de ese tipo por ti desaparecen más y más. No es fácil pero-
― ¡Claro que no es fácil! ¡¿Crees que no lo he intentado?! ¡Te amé demasiado! ¡Joder! ¡Aun te amo tanto! ¡Estás aquí frente a mí, sonriendo y hablándome y de pronto olvido que ya no estamos juntos! Yo... no puedo... ―su voz se fue haciendo más alta con cada palabra y de pronto bajó, como una montaña rusa. Como su corazón lo hacía, como sus sentimientos, como su cuerpo entero mientras volvía a caer arrodillado.
Han se levantó de donde estaba y a paso tranquilo se acercó a Minho. Pasó un brazo por encima del pelimorado y lo atrajo a su pecho, en un abrazo que obviamente ambos necesitaban.
―Déjame ir, Minho. Enamórate otra vez, ama a alguien más de lo que me amaste a mí. Vete de esta ciudad y acuéstate con mil personas o solo con una por el resto de tu vida. Olvídame si quieres. Solo debes dejar de tener miedo... Arriésgate.
No quiero olvidarte.
Han Jisung se había ido un mes antes, y Minho había sido un perro al que de pronto dejaban de cadena. No sabía a dónde ir, solo sabía que su collar tenía una placa con un nombre escrito, con un dueño, y él simplemente necesitaba volver con él. Ahora, él había vuelto y se encargaba de quitarle el collar, lo soltaba completamente y daba permiso de que alguien más pusiera su nombre en su cuello.
Pero Minho simplemente no sabía si ese alguien sería un buen dueño... o si siquiera lo quería como perro. No estaba seguro de si no era solo un perro al que acariciaba de vez en cuando... ¡A la mierda con las metáforas de perro! Minho no estaba seguro de si Chan querría estar con él realmente, no comprendía que pasaba por la mente del otro.
―Yo... conocí a alguien. Es decir, no desde hace mucho, bueno sí, pero no-
―Sí, sí... me lo imaginaba ―dijo Han, con una pequeña sonrisa en el rostro. Se dejó caer junto a su amigo, aun con el brazo sobre su cuerpo y haciendo círculos con la mano sobre la espalda del otro―. Tienes... no lo sé, esa mirada.
― ¿Mirada? ―preguntó, levantando la vista. Su rostro lloroso provocando un apretón en el pecho del rubio.
―Sí, ya sabes... No te ves tan devastado como esperaba ―el otro frunció el ceño―. Disculpa.
Minho suspiró.
―No... supongo que tienes razón... ―se apoyó contra el de ojos oscuros. No podía evitarlo, necesitaba esa cercanía.
Estuvieron en silencio un momento, simplemente mirando el suelo.
― ¿Cómo es él? ¿O ella?
―Él ―aclaró―. Es... bueno, no sabría describirlo. Es alguien extraño, bastante hijo de puta con la gente pero... no lo sé, me siento cómodo. Siento que me entiende, que no me juzga. Paso buenos momentos con él, a pesar de la situación ―su mente inmediatamente fue hacia la peripecia con las drogas y la cárcel―. No lo sé, creo que es un buen amigo.
El rubio sonrió un poco luego de haber escuchado al otro relatar su relación con ese "alguien" que había conocido.
― ¿Amigo? ―una nota de incredulidad muy presente en su voz. Lee Know lo miró y asintió. Pero luego rodó los ojos y suspiró derrotado.
―Puede que nos hayamos besado ayer... ―Han sonrió triunfante, un "me lo suponía" silencioso―. Y... nos acostamos-
― ¡Oh, vaya! ¡Sí que es un buen amigo! ―rió fuertemente, Minho no pudiendo evitar el gesto, aunque bastante más bajo que el otro.
Know se arrepintió ante el pensamiento, pero parte de él desearía que el rubio se molestase aunque fuese un poco, que demostrara celos. Algo que le indicase que esos siete años habían contado.
―Fue antes de que realmente nos conociésemos. Él estaba borracho como una cuba, no recuerda nada.
―Pero se besaron ayer, ¿no? Imagino que estaban-
― ¿Sobrios? Sí. Aun así, no lo sé...
El de ojos oscuros se incorporó. Suspirando y con una sonrisa amable que pocas veces Minho había visto en su rostro.
Has cambiado, pensó en decirle. Pero se silenció, imaginó que el otro ya lo sabía.
―Minho, deja de ser tan cagón ―claro, sus palabras no eran lo más amable que había, pero entendía que trataba de ayudar―. En verdad, solo escúchate: todo inseguro y teniendo miedo de ir al frente de quien te gusta y decírselo.
―No me hagas sonar como a un niño, por favor ―se quejó.
―Oh, definitivamente no. De niño al menos eras capaz de acercarte a la niña que te parecía linda y pedirle un beso. ¿Dónde quedó ese mocoso desubicado, Minho? ―Lee Know sonrió con vergüenza. Bien, de niño solía ser bastante más dado a sincerarse de esa manera. A pesar de estar más rojo que un tomate, se acercaba a quien fuese objeto de su atracción y se lo decía, así de simple― ¿Dónde está el chico que me dijo que le gustaba mientras tartamudeaba? "M-Me g-gustas H-Han" ―imitó burlón, ganándose un empujón de parte del otro, que todo rojo reía un poco.
― ¡No te burles! ―el rubio devolvió el golpe riendo, y aun burlándose.
―Me es físicamente imposible no hacerlo, Lee.
Duraron un momento peleando de manos como dos chiquillos hasta que se cansaron, aun sonriendo un poco. Volvieron a quedarse sentados uno al lado del otro, mirándose las manos.
―No pienses mal, me pone un poco ―hubo una pausa, en la cual el rubio se rascaba la nuca incomodo― celoso que tengas a alguien más que yo que te haga enrojar y ponerte así de nervioso solo de nombrarlo pero... estoy feliz. Sé que estarás bien.
El pelimorado giró a mirarlo un poco sorprendido, recibiendo una sonrisa tímida, como de disculpas.
―Jisung... ―le dijo por su nombre, recibiendo una risita por parte del otro.
―Solía odiar que me llamaras así, ¿recuerdas? Changbin siempre me llama por mi nombre, ahora, me gusta como suena, ya no tengo problemas con ello... ―sonrió un poco más, mirando directo al frente―. Me burlé de ti y te reíste, eso también es nuevo. Imagino... que tú también encontraste a alguien que te está cambiando. Y sé que solía pensar que quien nos tratase de cambiar no nos merecía, pero ahora pienso que no es tan malo cuando esas cosas van para mejor...
El de cabello morado lo escuchó atentamente, mirándolo sorprendido ante la demostración de madurez en sus palabras.
―Jisung... ―volvió a llamarlo, el rubio lo observó―. Quiero que sepas que quizás siempre te ame. Pero... le daré una oportunidad a él. Quizás... quizás esto sea bueno para mí.
El rubio sonrió, casi enternecido.
―Lo será, te lo aseguro... Y, ya te lo dije, yo aún te amo. A Binnie lo amo más y eso me hace creer que tú a esa persona la amarás más que a mí. Tal vez es solo que ahora es muy pronto para decirlo.
―...está bien ―dijo, no del todo convencido. Miles de dudas en su mente.
―Dime, ayer lo besaste... ¿Qué sentiste?
―Fue... fue extraño ―los ojos oscuros del otro lo escudriñaron, pidiendo que fuese más especifico, más abierto con respecto a sus sentimientos. Lee, entonces, tomó una gran bocanada de aire―. Sentí, no lo sé, el corazón me latía como loco y a la vez estaba tan relajado. Cuando al fin nos besamos es como si todo se detuviese, dejé de escuchar cualquier otra cosa... Es como si por un momento me hubiese desconectado del mundo y eso... eso me gustó.
Entonces Han movió su rostro rápidamente, ambas manos del rubio tomándolo por el cuello. Luego estampó sus labios contra los de Minho, se inclinó hacia el pelimorado que con los ojos abiertos entraba lentamente en pánico. Jisung movió la boca contra la del otro y cuando no recibió respuesta, se apartó con una pequeña sonrisa y un sonrojo culpable en las mejillas.
― ¿Qué sentiste? ―dijo entonces, volviendo a sentarse en su lugar anterior.
―... ¿Qué? ―el de ojos avellana tenía un rostro que reflejaba horror y contrariedad. Le sacó una risa seca al rubio― ¿Por qué- Tu nov- ¿Qué? ―el de rubio rodó los ojos.
―Dime que sentiste, Minho ―el otro parecía demasiado sorprendido aun para responder algo coherente―. ¿Se detuvo el tiempo? ¿Te desconectaste de pronto? ―el de cabello morado solo atinó a negar― ¿O todo te pareció demasiado brusco? ¿Se llenó tu mente de cosas de pronto? ―el pelimorado pareció entender todo de pronto y asintió, todo pareciendo más claro ahora. Una realización― Entonces... sí, estarás bien.
Jisung se levantó, una sonrisa nostálgica en su rostro. Se inclinó un poco para mirar a Minho que seguía en el suelo, la confusión aun presente en su cara llena de pecas que jamás se irían. El rubio no pudo evitarlo y sonrió un poco más.
―Te lo repito, no temas a enamorarte de él. Todo estará bien, yo sé que sí. A pesar de todo... soy tu mejor amigo, si algo pasa solo necesitas mandarme un mensaje con el numero de nivel de pánico ―el pelirrojo rió un poco― y yo estaré para ti.
Levantó el rostro, observó a Han y le sonrió.
―Gracias... yo creo que aun no... es decir, eres mi mejor amigo pero yo-
―Entiendo, cuando creas estar listo, háblame ―le sonrió con cariño―. Es hora de que me vaya.
― ¿Quieres que te lleve? ―ofreció. El rubio volteó a mirarlo con un gesto burlón y levemente irritado.
― ¿Qué? ¿Ahora soy una dama a la que escoltar? Vine en la moto, idiota.
El de cabello morado rió ante eso, algunas cosas quizás no habían cambiado...
―Bien, bien.
―Tranquilo, sé el camino hacia fuera ―Minho lo entendió, no quería acompañarlo a la puerta y saludarlo, sería tan raro, incomodo... triste incluso―. Nos vemos, Lee Know ―dio unos pasos antes de voltear―. Lo decía en serio, vete de esta ciudad. Quema la casa si quieres, mea el patio y grítale a la vecina de enfrente que desde hace años sabemos que es cornuda.
―Si le digo eso ultimo no tendría exactamente la suerte de mi lado al recibir una respuesta ―dijo, sonriendo mientras se cruzaba de brazos. El rubio rió―. Nos vemos, Han.
Una sonrisa de parte del otro y comenzó a caminar. No tardó en escuchar el ruido de la puerta cerrarse y luego, la moto arrancar e irse.
Dejó salir todo el aire que no sabía que estaba reteniendo, y de pronto... de pronto se sintió libre.
( ★ )
estamos cerca del final :((
me va a doler mucho dejar
ir otra adaptación, pero como
dicen: "todo lo bueno tiene un
final" así que ni modo, gracias
como siempre por leer, votar
y comentar se les quiere <3
pd: estuve editando el diseño
de todos los capítulos, creo
que ahora se ven mejor¿
atte: minnie ♡
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top